LA SAGRADA BIBLIA
Traducción directa de los originales por
Mons. Juan Straubinger
Con todas sus notas completas según la fiel versión original
Rev. 9

Índice

PRÓLOGO
ANTIGUO TESTAMENTO
EL PENTATEUCO
Génesis · Éxodo · Levítico · Números · Deutoronomio
LIBROS HISTÓRICOS
Josué · Jueces · Rut · I Reyes (1 Samuel) · II Reyes (2 Samuel) · III Reyes (1 Reyes) · IV Reyes (2 Reyes) · I Paralipómenos (1 Crónicas) · II Paralipómenos (2 Crónicas) · Esdras · Nehemías · Tobías · Judit · Ester · 1 Macabeos · 2 Macabeos
LIBROS POÉTICOS Y SAPIENCIALES
Job · Salmos · Proverbios · Eclesiastés · Cantar de los Cantares · Sabiduría · Eclesiástico
LIBROS PROFÉTICOS
Isaías · Jeremías · Lamentaciones · Baruc · Ezequiel · Daniel · Oseas · Joel · Amós · Abdías · Jonás · Miqueas · Nahúm · Habacuc · Sofonías · Ageo · Zacarías · Malaquías
NUEVO TESTAMENTO
SANTOS EVANGELIOS
Mateo · Marcos · Lucas · Juan
HECHOS DE LOS APÓSTOLES
EPÍSTOLAS PAULINAS
Romanos · 1 Corintios · 2 Corintios · Gálatas · Efesios · Filipenses · Colosenses · 1 Tesalonicenses · 2 Tesalonicenses · 1 Timoteo · 2 Timoteo · Tito · Filemón · Hebreos
EPÍSTOLAS CATÓLICAS
Carta de Santiago · Cartas de San Pedro · 1 Pedro · 2 Pedro · Cartas de San Juan · 1 Juan · 2 Juan · 3 Juan · Judas
APOCALIPSIS
I

No sin cierta inquietud presenta el autor una nueva versión de la Biblia, y en vez de congratularse por ello se siente más bien obligado a justificar el esfuerzo intentado, que muchos consideraban imposible.

Casi al acaso comenzó esta edición. Después de haber publicado los cinco tomos de la Biblia Vulgata, el que esto escribe pensaba descansar de sus tareas de publicista. Fue entonces cuando una gran editorial argentina, deseando mostrar su adhesión al IV Congreso Eucarístico Nacional, quiso ofrecer al público una traducción directa de los Evangelios según el texto original griego.

Rechazada la demanda por creerla superior a sus fuerzas, hubo al fin de acceder ante la insistencia de los editores.

En septiembre de 1944, prologada por Su Em. el Cardenal Santiago L. Copello, vio la luz la 1ª traducción argentina de los Evangelios. Víctor Rebuffo iluminó el texto con 186 xilografías.

El Cardenal Primado, en una emotiva ceremonia, bendijo el 4 de octubre del mismo año la edición que se presentaba en tres tipos distintos, a los que se sumaba un ejemplar único impreso en pergamino, destinado a S. S. Pío XII.

Muy pronto la Pía Sociedad de San Pablo, en sano afán de difundir la palabra de Dios, hizo varias ediciones populares del mismo texto, las que pasaron el medio millón de ejemplares vendidos en toda América. Chile y Venezuela encargaron y obtuvieron una edición propia. El grano de mostaza crecía.

El éxito logrado por la bendición de Dios, impulsaba al autor y a los editores a proseguir la obra emprendida. En el año 1945 se puso en venta una lujosa edición de los Hechos de los Apóstoles. Dos años más tarde le siguieron, en dos tomos, las Cartas de San Pablo. Ambos libros tuvieron también sus ediciones populares.

En el año 1948, la casa editora Desclée, de Brouwer y Cía, publicaba la traducción íntegra del Nuevo Testamento.

Esta edición, aparte de la más favorable acogida, le valió al traductor el título de Doctor honoris causa, conferido por la Facultad Teológica de la Universidad de Munich (Alemania).

Quedaba concluida así, la primera parte de la obra emprendida. Maduraba entretanto la segunda, a saber, la traducción del Antiguo Testamento según el texto hebreo. Fueron primicias de este trabajo, los Salmos publicados en 1949 por la misma casa editora Desclée, de Brouwer y Cía.

Llega ahora el momento de entregar al público esta flamante traducción del Antiguo Testamento. De este modo la nueva versión se presenta en cuatro tomos, a los que se agregará un quinto, conteniendo una Concordancia actualmente en preparación, y un sexto comprendiendo un Atlas Bíblico.

Tal es, en brevísimos rasgos, el origen y el desarrollo de esta traducción. Siete años de ímproba labor, llenadas todas las horas con persistente trabajo. Siete años son pocos si se considera la magnitud de la obra. Pero son muchos para quien tiene que realizarla.

II
CARACTERÍSTICAS DE LA NUEVA VERSIÓN

1) Si no andamos equivocados, es esta la primera versión católica americana, hecha sobre los textos primitivos. Hasta el presente, dentro del campo católico, América no ha conocido la impresión de una Biblia traducida a base del texto original. Verdad es que los católicos de Estados Unidos han comenzado a traducirla y es de esperar que en pocos años poseerán su traducción de la Biblia, mas el caso es que apenas se encuentran en los comienzos.

En Sudamérica el panorama bíblico presenta un aspecto desconocido quizá por los escrituristas europeos y por muchos de los mismos autores americanos. Nos referimos a la Biblia castellana, traducida por el Pbro. Guillermo Jünemann, sacerdote de la Arquidiócesis de Concepción (Chile). Jünemann, excelente conocedor de la lengua griega y formado en la escuela de San Crisóstomo, cuyos escritos eran su lectura predilecta, pudo atreverse a traducir toda la Sagrada Escritura del griego, tomando para el Antiguo Testamento el texto de los Setenta. Apareció el Nuevo Testamento en 1928 en Concepción de Chile; la versión del Antiguo Testamento, en cambio, quedó sin publicar. Consérvase en 32 cuadernos y espera a un editor benévolo que la edite para honor de Dios y en memoria de Jünemann (muerto en 1938), que merece tal monumento, siendo como es el primer traductor de la Biblia en la América católica. Sin embargo, siendo su versión la de los Setenta, podemos decir que la presente es la primera completa hecha entre los católicos americanos sobre el texto hebreo del Antiguo Testamento.

2) La segunda característica de esta traducción consiste en haber sido realizada por un solo traductor, el cual es, simultáneamente, su único comentador.

Las versiones modernas españolas, francesas, italianas, alemanas, y también la norteamericana que se está preparando, son el resultado de un trabajo realizado en común por varios autores. A nuestro modesto parecer, es conveniente que se trabaje así. Verter toda la Biblia en un idioma moderno, y comentarla al mismo tiempo, significa un esfuerzo tan grande que nos permitimos, habiendo escarmentado en cabeza propia, aconsejar a los demás no seguir nuestro ejemplo.

Los que están al tanto de la vida intelectual de este continente saben perfectamente cuán difícil sería reunir un núcleo de traductores de la Biblia. Con todo, quisiéramos evitar a otros lo que hemos sufrido en estos últimos años, cuando temíamos nos acaeciese lo que a Jünemann. La mano bondadosa de Dios ha bendecido la obra, dándonos las fuerzas físicas e intelectuales necesarias para llevar a buen término la tarea comenzada.

3) La tercera característica consiste en las notas, que, a la vez, revisten el carácter de comentarios o pequeños artículos. No nos toca a nosotros hablar de su valor —juzguen de ellas los críticos—, pero sí del método adoptado en la explicación del texto sagrado.

Atribuyese no sin razón a nuestra época, una fecundísima restauración de los estudios bíblicos, que es semejante a una primavera floreciente, a la que ha de seguir una rica cosecha de frutos espirituales.

Presenciamos, en verdad, una primavera bíblica. Los Sumos Pontífices, desde León XIII, no se han cansado de recomendar al pueblo cristiano la lectura de la Biblia.

El Papa Pío X dice al respecto: “Queriendo renovarlo todo en Jesucristo, nada deseamos más que el acostumbrarse nuestros hijos a tener la Sagrada Escritura para la lección cotidiana. Por ella se puede conocer mejor el modo de renovar todas las cosas en Jesucristo.” Benedicto XV alaba de modo especial a los que se dedican al apostolado bíblico y dice que “este apostolado ha sido por cierto singularmente fecundo para la Iglesia de Dios, puesto que así un gran número de almas se acercan desde entonces a esta mesa de doctrina celestial que Nuestro Señor ha hecho poner para el universo cristiano, por medio de sus profetas, apóstoles y doctores”. La encíclica Divino Afflante Spiritu de Pío XII, es el coronamiento de los esfuerzos pontificios que tienden a hacer de la Biblia la lectura cotidiana de los fieles. “Favorezcan, dice el Papa a los Prelados, y presten su auxilio a todas aquellas pías asociaciones que tengan por fin editar y difundir entre los fieles, ejemplares impresos de las Sagradas Escrituras, principalmente de los Evangelios, y procurar con todo empeño que en las familias cristianas se tenga ordenada y santamente cotidiana lectura de ellas.”

Por todo esto se ve que los Sumos Pontífices desean que la Biblia llegue al pueblo, y no solamente a los sacerdotes y laicos cultos. Síguese de esto la inmensa responsabilidad de los comentaristas, sobre quienes pesa la divina misión de explicar al pueblo la palabra que tiene el poder de salvar las almas (Sant., 1, 21; cf. Rom., 1, 16). No negamos la necesidad de la crítica textual, ni tampoco el valor de las notas filológicas, históricas, geográficas, arqueológicas, y gracias a Dios tenemos ese aparato científico en muchas ediciones; mas no olvidemos que en las publicaciones bíblicas que se dirigen al pueblo, no debe faltar el método patrístico, que ante todo busca en la Escritura las verdades doctrinales y las enseñanzas prácticas para llevar una vida de más en más cristiana.

En la revista “Cultura Bíblica” (febrero de 1950, n° 69, págs. 34-35) encontramos algunas observaciones tomadas de un artículo de la revista “Civiltà Cattolica” que enfocan acertadamente la dificultad que hoy día se presenta al exégeta católico. El articulista cita las palabras de von Dobschütz, quien dice que la Biblia no es una colección de documentos importantes para la historia o la lengua; es un producto de la piedad religiosa, por lo cual solo un hombre piadoso puede explicar bien este libro; “será buena únicamente aquella exégesis que avive la caridad y sentido religioso, que enfervorice la piedad, embebida en el afecto piadoso del autor, que se transfunde a los lectores”. Se sobreentiende la inspiración de la Biblia.

A más de sumamente sencillo, nuestro método no es nada nuevo.

Teniendo en cuenta el ambiente en que vivimos y para el cual escribimos, damos preferencia a la explicación práctica, destacando las ideas fundamentales de la Biblia y mostrando su aplicación en la vida.

Sobre todo hemos procurado mostrar la armonía que existe entre los dos Testamentos y la coincidencia de los pasajes paralelos, a fin de que el lector tenga siempre a la vista la unidad viva de las Escrituras, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, pudiendo así deleitarse con las luces que el Nuevo Testamento arroja sobre el Antiguo.

Este método no excluye las notas científicas y técnicas, porque la interpretación práctica solo tiene valor cuando se funda sobre una ciencia exegética precisa.

No fue posible comentar detalladamente todos los libros. Esto hubiese exigido algunos tomos más de los que el editor había proyectado. Por eso nos hemos concentrado especialmente sobre el Génesis, los Salmos, el Cantar de los Cantares y los Profetas, vale decir, sobre aquellos libros que oponen más problemas o son de especial importancia para la vida religiosa.

III

La versión misma no pretende hacer competencia a ninguna de las que hasta ahora han sido hechas sobre los textos originales. Al contrario, reconocemos los valores tanto de la traducción de Nácar-Colunga, como de la de Bover-Cantera, teniendo ambas sus particularidades bien definidas. En muchísimos pasajes los hemos consultado, así como también hemos acudido a otras traducciones en lenguas modernas. Confesamos, agradecidos, que nos han prestado grandes servicios.

En un solo punto esta versión difiere esencialmente de las demás, y es en los libros deutero-canónicos, es decir, en aquellos libros que no están en la Biblia hebrea. Nácar-Colunga y Bover-Cantera los traducen del texto griego actual, que no siempre es el mejor, mientras esta versión los presenta en la versión de la Vulgata, cosa que hemos indicado en la introducción respectiva de cada libro deuterocanónico.

No poca dificultad ofrecen al traductor los nombres propios. Bover-Cantera los transcribe en exacta fonética hebrea y con el acento que tienen en el hebreo, en tanto que Nácar-Colunga y otros se toman la libertad de adaptarlos a la Vulgata o a una ortografía moderna.

Nosotros no hemos seguido estrictamente ninguno de estos dos sistemas. Hemos hecho una distinción entre los nombres propios muy conocidos, usados ya como los modernos, y los otros que no han sido asimilados. Los de la primera categoría van con la forma que recibieran en la Vulgata: por ejemplo, Eva, Abel, Sara, Rebeca, Elías, Eliseo. Los de la segunda, en cambio, llevan el acento hebreo, aunque en parte han sido asimilados a la Vulgata.

IV

Mucho más podríamos decir sobre nuestra nueva versión, pero no queremos adelantarnos a la crítica.

Sea cual fuere el juicio que nuestro trabajo merezca, queremos, en todo caso, rogar a los críticos tengan en cuenta las enormes dificultades que se presentan a quien intenta traducir solo la Biblia, con los pocos recursos científicos de que dispone Sudamérica, los cuales, a lo menos en lo que hace a las ciencias bíblicas, son muy inferiores a los que tienen a mano los traductores europeos.

Damos gracias al Padre de las luces (Sant. 1, 17) por habernos concedido la inmensa satisfacción espiritual de terminar en avanzada edad la obra más importante que pensar se pueda.

Que el mensaje celestial de la divina Escritura, inspirada por el Espíritu Santo, ilumine a todos los de buena voluntad. Es antorcha para nuestros pies y luz para nuestra senda (Sal. 118, 105); es palabra viva y eficaz, más penetrante que una espada de dos filos (Hebr. 4, 12); es fuente de sabiduría (Eclo. 1, 5); semilla que, sembrada en buena tierra, da frutos, al ciento por uno (Mat. 13, 23). Pero esta Palabra es, al mismo tiempo, fuego que quema, martillo que tritura la roca (Jer. 23, 29).

De la disposición espiritual del lector depende el fruto de la lectura de la Biblia. ¿Será fruto del Espíritu Santo, luz y vida? ¿O será fuego y martillo? Rogamos a Dios que para todos sea luz y antorcha y que no haya ninguno que no experimente “el consuelo de las Escrituras” (Rom., 15, 4).

Agradecemos a todos los que nos han ayudado directa o indirectamente, en especial a la casa en donde se hizo esta traducción: el Seminario Arquidiocesano San José de La Plata, y al señor Pbro. Juan Carlos Ruta, a cuyo cargo estuvo la corrección de las pruebas.

Sit laus Deo!

J. STRAUBINGER.

ANTIGUO TESTAMENTO

EL PENTATEUCO

INTRODUCCIÓN

El Pentateuco, o, según lo llaman los judíos, el Libro de la Ley (Torah), encabeza los 73 libros de la Biblia, y constituye la magnífica puerta de la Revelación divina. Los nombres de los cinco libros del Pentateuco son: el Génesis, el Éxodo, el Levítico, los Números, el Deuteronomio, y su fin general es: exponer cómo Dios escogió para sí al pueblo de Israel y lo formó para la venida de Jesucristo; de modo que en realidad es Jesucristo quien aparece a través de los misteriosos destinos del pueblo escogido.

Génesis significa “generación” u origen. El nombre nos indica que este primer libro de la Revelación contiene los misterios de la prehistoria y los comienzos del Reino de Dios sobre la tierra. Describe, en particular, la creación del universo y del hombre, la caída de los primeros padres, la corrupción general, la historia de Noé y el diluvio. Luego el autor sagrado narra la confusión de las lenguas en la torre de Babel, la separación de Abrahán de su pueblo y la historia de este patriarca y de sus descendientes: Isaac, Jacob, José, para terminar con la bendición de Jacob, su muerte y la de su hijo José. En esta sucesión de acontecimientos históricos van intercaladas las grandes promesas mesiánicas con que Dios despertaba la esperanza de los patriarcas, depositarios de la Revelación primitiva.

Éxodo, es decir, “salida”, se llama al segundo libro, porque en él se narra la historia de la liberación del pueblo israelita y su salida de Egipto. Entre el Génesis y el Éxodo median varios siglos, es decir, el tiempo durante el cual los hijos de Jacob estuvieron en el país de los Faraones. El autor sagrado describe en este libro la opresión de los israelitas; luego pasa a narrar la historia del nacimiento de Moisés, su salvamento de las aguas del Nilo, su huída al desierto y la aparición de Dios en la zarza. Refiere después, en la segunda parte, la liberación misma, las entrevistas de Moisés con el Faraón, el castigo de las diez plagas, el paso del Mar Rojo, la promulgación de la Ley de Dios en el Sinaí, la construcción del Tabernáculo, la institución del sacerdocio de la Ley Antigua y otros preceptos relacionados con el culto y el sacerdocio.

Levítico es el nombre del tercer libro del Pentateuco. Derívase de Leví, padre de la tribu sacerdotal. Trata primeramente de los sacrificios, luego relata las disposiciones acerca del Sumo Sacerdote y los sacerdotes, el culto y los objetos sagrados. Con el capítulo 11 empiezan los preceptos relativos a las purificaciones, a los cuales se agregan instrucciones sobre el día de la Expiación, otras acerca de los sacrificios, algunas prohibiciones, los impedimentos matrimoniales, los castigos de ciertos pecados y las disposiciones sobre las fiestas. En el último capítulo habla el autor sagrado de los votos y diezmos.

El cuarto libro se llama Números, porque en su primer capítulo refiere el censo llevado a cabo después de concluida la legislación sinaítica y antes de la salida del monte de Dios. A continuación se proclaman algunas leyes, especialmente acerca de los nazareos, y disposiciones sobre la formación del campamento y el orden de las marchas. Casi todos los acontecimientos referidos en los Números sucedieron en el último año del viaje, mientras se pasan por alto casi todos los sucesos de los treinta y ocho años precedentes. Descuellan algunos por su carácter extraordinario; por ejemplo, los vaticinios de Balaam. Al final se añade el catálogo de las estaciones durante la marcha a través del desierto, y se dan a conocer varios preceptos sobre la ocupación de la tierra de promisión.

El Deuteronomio es, como expresa su nombre, “la segunda Ley”, una recapitulación, explicación y ampliación de la Ley de Moisés. El gran profeta, antes de reunirse con sus padres, desarrolla en la campiña de Moab en varios discursos la historia del pueblo escogido inculcándole los divinos mandamientos. En el primero (1 - 4, 43) echa una mirada retrospectiva sobre los acontecimientos en el desierto, agregando alguna exhortaciones prácticas y las más magníficas enseñanzas. En el segundo discurso (4, 44 - 11, 32) y en la parte legislativa (caps. 12-26), el legislador del pueblo de Dios repasa las leyes anteriores, haciendo las exhortaciones necesarias para su cumplimiento, y añadiendo numerosos preceptos complementarios. Los dos últimos discursos (caps. 27-30) tienen por objeto renovar la Alianza con Dios, lo que, según las disposiciones de Moisés, ha de realizarse luego de entrar el pueblo en el país de Canaán. Los capítulos 31-34 contienen el nombramiento de Josué como sucesor de Moisés, el cántico profético de este, su bendición, y una breve noticia sobre su muerte. El Deuteronomio es, según dice San Jerónimo, “la prefiguración de la ley evangélica” (Carta a Paulino).

El autor del Pentateuco es Moisés, profeta y organizador del pueblo de Israel, que vivió en el siglo XV o XIII antes de Jesucristo. No solamente la tradición judía sino también la cristiana ha sostenido siempre el origen mosaico del Pentateuco. El mismo Jesús habla del “Libro de Moisés” (Marc. 12, 26), de la “Ley de Moisés” (Lucas, 24, 44), atribuye a Moisés los preceptos del Pentateuco (cf. Mateo, 8, 4; Marc., 1, 44; 7, 10; 10, 5; Lucas, 5, 14; 20, 28; Juan, 7, 19), y dice en Juan, 5, 45: “Vuestro acusador es Moisés, en quien habéis puesto vuestra esperanza. Si creyeseis a Moisés, me creeríais también a Mí, pues de mí escribió él.”

Fundada en estos argumentos, la Pontificia Comisión Bíblica el 27 de junio de 1906 ha determinado, con toda su autoridad, la integridad y genuinidad de los Libros de Moisés, admitiendo, sin embargo, la posibilidad de que Moisés se haya servido de fuentes existentes, y la otra, de que el Pentateuco en el decurso de los siglos haya experimentado ciertas variaciones como, por ejemplo: adiciones accidentales después de la muerte de Moisés, ora hechas por un autor inspirado, ora introducidas en el texto a modo de glosas y comentarios, sustitución de palabras y formas arcaicas; variantes debidas a los copistas, etc.

La misma Pontifica Comisión Bíblica ha inculcado, el 30 de junio de 1909, el carácter histórico de los primeros tres capítulos del Génesis, estableciendo que los sistemas inventados para excluir de estos el sentido literal, no descansan en fundamentos sólidos.

Todos los ataques de la crítica moderna contra la autenticidad y el carácter histórico de los libros de Moisés han fracasado, especialmente los intentos de atribuir el Pentateuco a tres o cuatro autores distintos (Elohista, Jahvista, Código sacerdotal, Deuteronomio) y las teorías de la escuela evolucionista de Wellhausen, que en el Pentateuco no ve más que un reflejo de ideas y mitologías babilónicas, egipcias, etc. Una comparación exacta de los relatos bíblicos con los extrabíblicos demuestra, muy al contrario, la superioridad absoluta de aquellos sobre estos que, en general, no son sino pobres y desfigurados restos de la Revelación primitiva.

Las fechas que los críticos asignan a los diversos autores por ellos inventados se basan únicamente en suposiciones. Según ellos, en la historia del texto del Pentateuco hubo “no solo infinidad de elaboraciones, refundiciones y redacciones, sino también invenciones a sabiendas, retoques, correcciones y adiciones tendenciosas, interpolaciones, falsificaciones literarias y piadosos embustes del género más sospechoso. Los críticos moderados hacen esfuerzos convulsivos para salir del dilema: unos dicen que no hay derecho a aplicar a los tiempos antiguos los conceptos actuales de la propiedad y actividad literaria; otros opinan que el fin santifica los medios, y declaran que la alternativa de obra de Moisés u obra de un “falsario”, carece de sentido, o hablan con énfasis de la profundidad de la sabiduría divina, cuyos caminos no nos es dado conocer sino admirar; mas con estas escapatorias no logran poner en claro cómo una mala compilación, así elaborada por los hombres, pudo llegar a los honores de Libro sagrado” (Schuster-Holzammer).

Han, pues, de rechazarse todas las teorías que niegan el origen mosaico y carácter histórico del Pentateuco, no solo porque están en pugna con las reglas de una sana crítica, sino también porque niegan la inspiración divina de la Escritura.

GÉNESIS

# · 1 · 2 · 3 · 4 · 5 · 6 · 7 · 8 · 9 · 10 · 11 · 12 · 13 · 14 · 15 · 16 · 17 · 18 · 19 · 20 · 21 · 22 · 23 · 24 · 25 · 26 · 27 · 28 · 29 · 30 · 31 · 32 · 33 · 34 · 35 · 36 · 37 · 38 · 39 · 40 · 41 · 42 · 43 · 44 · 45 · 46 · 47 · 48 · 49 · 50
I. DESDE LA CREACIÓN DEL MUNDO HASTA EL DILUVIO
GÉNESIS 1
Creación del cielo y de la tierra.

1[1]Al principio creó Dios el cielo y la tierra. 2[2]La tierra era confusión y caos, y tinieblas cubrían la faz del abismo, mas el Espíritu de Dios se movía sobre las aguas.

3[3]Y dijo Dios: “Haya luz”; y hubo luz. 4[4]Vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. 5[5]Llamó Dios a la luz día, y a las tinieblas llamó noche. Y hubo tarde y hubo mañana: primer día.

6[6]Después dijo Dios: “Haya un firmamento en medio de las aguas que separe unas aguas de otras”. 7[7]E hizo Dios el firmamento, y separó las aguas que estaban bajo el firmamento de las aguas que estaban sobre el firmamento. Y así fue. 8Llamó Dios al firmamento cielo; y hubo tarde y hubo mañana: día segundo.

9[8]Y dijo Dios: “Júntense en un lugar las aguas que quedan bajo el cielo y aparezca lo seco”. 10Llamó Dios a lo seco tierra, y a la reunión de las aguas llamó mares. Y vio Dios que estaba bien. 11[9]Después dijo Dios: “Brote la tierra hierba verde, plantas que den semilla, árboles frutales que produzcan fruto según su especie y cuya semilla esté en ellos sobre la tierra”. Y así fue. 12Brotó, pues, la tierra hierba verde, plantas que tenían en sí semilla según su especie, y árboles que producían frutos y cuya semilla se hallaba en ellos según su especie. Y vio Dios que estaba bien. 13Y hubo tarde y hubo mañana: día tercero.

14[10]Luego dijo Dios: “Haya lumbreras en el firmamento del cielo, que separen el día de la noche y sirvan de señales y (marquen) las estaciones, días y años. 15Sirvan también de lumbreras en el firmamento del cielo para alumbrar la tierra”. Y así fue. 16Hizo, pues, Dios las dos grandes lumbreras: la lumbrera mayor para presidir el día, y la lumbrera menor para presidir la noche, y las estrellas. 17Púsolas Dios en el firmamento del cielo para alumbrar la tierra, 18para regir el día y la noche y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que estaba bien. 19Y hubo tarde y hubo mañana: día cuarto.

20[11]Después dijo Dios: “Pululen las aguas multitud de seres vivientes; y vuelen aves sobre la tierra debajo del firmamento del cielo”. 21Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todos los seres vivientes que marchan arrastrándose, de los cuales hierven las aguas, según su especie; y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que estaba bien. 22[12]Y Dios los bendijo, diciendo: “Sed fecundos y multiplicaos y henchid las aguas en los mares; y multiplíquense las aves sobre la tierra”. 23Y hubo tarde y hubo mañana: día quinto.

24[13]Luego Dios dijo: “Produzca la tierra seres vivientes según su especie: animales domésticos, reptiles, bestias salvajes, según su especie”. Y así fue. 25Hizo, pues, Dios las bestias salvajes según su especie, y los animales domésticos según su especie, y todo reptil de la tierra según su especie. Y vio Dios que estaba bien.

La creación del hombre.

26[14]Después dijo Dios: “Hagamos al hombre a imagen nuestra, según nuestra semejanza; y domine sobre los peces del mar y las aves del cielo, sobre las bestias domésticas, y sobre toda la tierra y todo reptil que se mueve sobre la tierra”.

27[15]Y creó Dios al hombre a imagen suya;

a imagen de Dios lo creó;

varón y mujer los creó.

28[16]Los bendijo Dios; y les dijo Dios: “Sed fecundos y multiplicaos, y henchid la tierra y sometedla; y dominad sobre los peces del mar y las aves del cielo, y sobre todos los animales que se mueven sobre la tierra”. 29Después dijo Dios: “He aquí que Yo os doy toda planta portadora de semilla sobre la superficie de toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto de árbol con semilla, para que os sirvan de alimento. 30Y a todos los animales de la tierra, y a todas las aves del cielo, y a todo lo que se mueve sobre la tierra, que tiene en sí aliento de vida, les doy para alimento toda hierba verde”. Y así fue. 31[17]Vio Dios todo cuanto había hecho; y he aquí que estaba muy bien. Y hubo tarde y hubo mañana: día sexto.

GÉNESIS 2
Dios santifica el sábado

1[18]Fueron, pues, acabados el cielo y la tierra con todo el ornato de ellos. 2[19]El día séptimo terminó Dios la obra que había hecho; y descansó en el día séptimo de toda la obra que había hecho. 3Y bendijo Dios el séptimo día y lo santificó; porque en él descansó Dios de toda su obra que en la creación había realizado.

El paraíso

4[20]Esta es la historia de la creación del cielo y de la tierra.

El día en que Yahvé Dios creó la tierra y el cielo, 5no había aún en la tierra arbusto campestre alguno; y ninguna planta del campo había germinado todavía, pues Yahvé Dios no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre que labrase el suelo; 6[21]pero brotaba una fuente de la tierra, que regaba toda la superficie de la tierra. 7[22]Y formó Yahvé Dios al hombre (del) polvo de la tierra e insufló en sus narices aliento de vida, de modo que el hombre vino a ser alma viviente.

8[23]Y plantó Yahvé Dios un jardín en Edén, al oriente, donde colocó al hombre que había formado. 9[24]Yahvé Dios hizo brotar de la tierra toda clase de árboles de hermoso aspecto y (de frutos) buenos para comer, y en el medio del jardín el árbol de la vida, y el árbol del conocimiento del bien y del mal.

10De Edén salía un río que regaba el jardín; y desde allí se dividía y se formaban de él cuatro brazos. 11[25]El nombre del primero es Fisón, el cual rodea toda la tierra de Havilá, donde está el oro. 12[26]El oro de aquella tierra es fino. Allí se encuentra también el bedelio y la piedra de ónice. 13[27]El nombre del segundo río es Gihón, que circunda toda la tierra de Cus. 14El tercer río se llama Tigris, el cual corre al oriente de Asir. Y el cuarto río es el Éufrates.

15[28]Tomó, pues, Yahvé Dios al hombre y lo llevó al jardín de Edén, para que lo labrara y lo cuidase. 16[29]Y mandó Yahvé Dios al hombre, diciendo: “De cualquier árbol del jardín puedes comer, 17mas del árbol del conocimiento del bien y del mal, no comerás; porque el día en que comieres de él, morirás sin remedio”.

Creación de la mujer

18[30]Entonces dijo Yahvé Dios: “No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda semejante a él”. 19Formados, pues, de la tierra todos los animales del campo y todas las aves del cielo, los hizo Yahvé Dios desfilar ante el hombre para ver cómo los llamaba, y para que el nombre de todos los seres vivientes fuese aquel que les pusiera el hombre. 20Así, pues, el hombre puso nombres a todos los animales domésticos, y a las aves del cielo, y a todas las bestias del campo; mas para el hombre no encontró una ayuda semejante a él. 21[31]Entonces Yahvé Dios hizo caer un profundo sueño sobre el hombre, el cual se durmió; y le quitó una de las costillas y cerró con carne el lugar de la misma. 22[32]De la costilla que Yahvé Dios había tomado del hombre, formó una mujer y la condujo ante el hombre. 23[33]Y dijo el hombre:

“Esta vez sí es hueso de mis huesos

y carne de mi carne;

esta será llamada varona,

porque del varón ha sido tomada”.

24[34]Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se adherirá a su mujer, y vendrán a ser una sola carne. 25[35]Estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, mas no se avergonzaban.

GÉNESIS 3
Tentación y caída

1[36]La serpiente, que era el más astuto de todos los animales del campo que Yahvé Dios había hecho, dijo a la mujer: “¿Cómo es que Dios ha mandado “No comáis de ningún árbol del jardín”?” 2[37]Respondió la mujer a la Serpiente: “Podemos comer del fruto de los árboles del jardín; 3mas del fruto del árbol que está en medio del jardín, ha dicho Dios: “No comáis de él, ni lo toquéis, no sea que muráis”. 4[38]Replicó la serpiente a la mujer: “De ninguna manera moriréis; 5pues bien sabe Dios que el día en que comiereis de él, se os abrirán los ojos y seréis como Dios, conocedores del bien y del mal”.

6[39]Y como viese la mujer que el árbol era bueno para comida y una delicia para los ojos, y que el árbol era apetecible para alcanzar sabiduría, tomó de su fruto y comió y dio también a su marido (que estaba) con ella, y él comió también. 7[40]Efectivamente se les abrieron a entrambos los ojos, y se dieron cuenta de que estaba desnudos; por lo cual cosieron hojas de higuera y se hicieron delantales.

Castigo del pecado y promesa del Redentor

8Cuando oyeron el rumor de Yahvé Dios que se paseaba en el jardín al tiempo de la brisa del día, Adán y su mujer se ocultaron de la vista de Yahvé Dios por entre los árboles del jardín.

9[41]Yahvé Dios llamó a Adán y le dijo: “¿Dónde estás?” 10[42]Este contestó: “Oí tu paso por el jardín y tuve miedo, porque estoy desnudo; por eso me escondí”. 11[43]Mas Él dijo: “¿Quién te ha dicho que estás desnudo? ¿Has comido acaso del árbol del cual te prohibí comer?” 12Respondió Adán: “La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y comí.” 13Dijo luego Yahvé Dios a la mujer: “¿Qué es lo que has hecho?” Y contestó la mujer: “La serpiente me engañó, y comí.”

14[44]Entonces dijo Yahvé Dios a la serpiente:

“Por haber hecho esto, serás maldita

como ninguna otra bestia doméstica o salvaje.

Sobre tu vientre caminarás,

y polvo comerás todos los días de tu vida.

15[45]Y pondré enemistad entre ti y la mujer,

y entre tu linaje y su linaje:

este te aplastará la cabeza,

y tú le aplastarás el calcañar.”

16[46]Después dijo a la mujer:

“Multiplicaré tus dolores

y tus preñeces;

con dolor darás hijos a luz;

te sentirás atraída por tu marido,

pero él te dominará.”

17A Adán le dijo:

“Por haber escuchado la voz de tu mujer y comido del árbol del que Yo te había prohibido comer,

será maldita la tierra por tu causa;

con doloroso trabajo te alimentarás de ella

todos los días de tu vida;

18te producirá espinas y abrojos,

y comerás de las hierbas del campo.

19[47]Con el sudor de tu rostro comerás el pan,

hasta que vuelvas a la tierra;

pues de ella fuiste tomado.

Polvo eres y al polvo volverás.”

Destierro del paraíso

20[48]Adán puso a su mujer el nombre de Eva, por ser ella la madre de todos los vivientes.

21E hizo Yahvé Dios para Adán y su mujer túnicas de pieles y los vistió. 22[49]Y dijo Yahvé Dios: “He aquí que el hombre ha venido a ser como uno de nosotros, conocedor del bien y del mal; ahora, pues, no vaya a extender su mano para que tome todavía del árbol de la vida, y comiendo (de él) viva para siempre.”

23Después Yahvé Dios lo expulsó del jardín de Edén, para que labrase la tierra de donde había sido tomado. 24[50]Y habiendo expulsado a Adán puso delante del jardín de Edén querubines, y la fulgurante espada que se agitaba, a fin de guardar el camino del árbol de la vida.

GÉNESIS 4
El sacrificio de Caín y Abel

1[51]Conoció Adán a Eva, su mujer, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: “He adquirido un varón con el favor de Yahvé.” 2Otra vez dio a luz (y tuvo) a Abel, su hermano. Fue Abel pastor de ovejas y Caín labrador. 3[52]Pasado algún tiempo, presentó Caín a Yahvé una ofrenda de los frutos de la tierra. 4Y también Abel ofreció de los primogénitos de su rebaño, y de la grasa de los mismos. Yahvé miró a Abel y su ofrenda; 5pero no miró a Caín y su ofrenda, por lo cual se irritó Caín en gran manera, y decayó su semblante.

6Entonces dijo Yahvé a Caín: “¿Por qué andas irritado, y por qué ha decaído tu semblante? 7[53]¿No es cierto que si obras bien, podrás alzarlo? Mas si no obras bien, está asechando a la puerta el pecado que desea dominarte; pero tú debes dominarle a él.” 8[54]Dijo después Caín a su hermano Abel: “Vamos al campo.” Y cuando estuvieron en el campo, se levantó Caín contra su hermano Abel y lo mató.

Castigo de Caín

9[55]Preguntó Yahvé a Caín: “¿Dónde está Abel, tu hermano?” Contestó: “No sé. ¿Soy acaso el guarda de mi hermano?” 10[56]Y dijo (Yahvé): “¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano está clamando a Mí desde la tierra. 11[57]Por eso andarás maldito, lejos de esta tierra que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. 12Cuando labres la tierra, ella no te dará más su fruto; fugitivo y errante vivirás sobre la tierra.” 13[58]Entonces dijo Caín a Yahvé: “Mi culpa es demasiado grande para soportarla. 14He aquí que hoy me echas de esta tierra y he de esconderme de tu presencia; andaré fugitivo y errante por la tierra, y cualquiera que me encuentre me matará.” 15[59]Yahvé le respondió: “Pues por eso, cualquiera que matare a Caín, lo pagará siete veces.” Y puso Yahvé una señal a Caín para que no lo matara quien lo hallase. 16[60]Salió entonces Caín de la presencia de Yahvé y habitó en el país de Nod, al oriente de Edén.

Descendientes de Caín

17[61]Conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc. Y edificando por entonces una ciudad, le dio el nombre de su hijo, Enoc. 18A Enoc le nació Irad, e Irad engendró a Mehuyael. Mehuyael engendró a Metusael, y Metusael engendró a Lamec. 19Lamec tomó para sí dos mujeres; el nombre de la una era Adá, y el nombre de la otra Sillá. 20Adá dio a luz a Jabal, el cual vino a ser padre de los que habitan en tiendas y crían ganado. 21El nombre de su hermano era Jubal, el cual vino a ser padre de todos los que tocan la cítara y la flauta. 22También Sillá dio a luz; a Tubalcaín, forjador de toda herramienta de cobre y hierro. Hermana de Tubalcaín fue Naamá.

23[62]Y dijo Lamec a sus mujeres:

“Adá y Sillá, escuchad mi voz;

yo maté a un hombre que me hirió,

y a un joven por una contusión que recibí.

24Caín será vengado siete veces,

mas Lamec lo será setenta veces siete.”

Set y Enós

25[63]Conoció Adán de nuevo a su mujer; y ella dio a luz un hijo, al cual puso por nombre Set; porque (dijo ella) “Dios me ha dado otro hijo en lugar de Abel, a quien mató Caín”. 26[64]También a Set le nació un hijo, a quien llamó Enós. En aquel tiempo se comenzó a invocar el nombre de Yahvé.

GÉNESIS 5
El linaje de Set

1[65]Este es el libro de los descendientes de Adán. El día en que Dios creó a Adán, lo hizo a imagen de Dios. 2Los creó varón y mujer y los bendijo: y los llamó “hombre” en el día de su creación. 3Tenía Adán ciento treinta años cuando engendró un hijo a su semejanza, según su imagen, al cual puso por nombre Set. 4Fueron los días de Adán, después de engendrar a Set, ochocientos años, y engendró hijos e hijas. 5[66]Y fueron todos los días que vivió Adán novecientos treinta años, y murió.

6Set tenía ciento cinco años cuando engendró a Enós. 7Y vivió Set, después de engendrar a Enós, ochocientos siete años, y engendró hijos e hijas. 8Y fueron todos los días de Set novecientos doce años, y murió.

9Enós tenía noventa años cuando engendró a Cainán. 10Vivió Enós, después de engendrar a Cainán, ochocientos quince años, y engendró hijos e hijas. 11Y fueron todos los días de Enós novecientos cinco años, y murió.

12Cainán tenía setenta años cuando engendró a Mahalalel. 13Vivió Cainán, después de haber engendrado a Mahalalel, ochocientos cuarenta años, y engendró hijos e hijas. 14Y fueron todos los días de Cainán novecientos diez años, y murió.

15Mahalalel tenía sesenta y cinco años, cuando engendró a Yared. 16Vivió Mahalalel, después de engendrar a Yared, ochocientos treinta años, y engendró hijos e hijas. 17Y fueron todos los días de Mahalalel ochocientos noventa y cinco años, y murió.

18Yared tenía ciento sesenta y dos años cuando engendró a Enoc. 19Vivió Yared, después de engendrar a Enoc, ochocientos años y engendró hijos e hijas. 20Y fueron todos los días de Yared novecientos sesenta y dos años, y murió.

21Enoc tenía sesenta y cinco años cuando engendró a Matusalén. 22Anduvo Enoc con Dios, (viviendo) después de engendrar a Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e hijas. 23Y fueron todos los días de Enoc trescientos sesenta y cinco años. 24[67]Enoc anduvo con Dios, y desapareció porque Dios se lo llevó.

25Matusalén tenía ciento ochenta y siete años cuando engendró a Lamec. 26Vivió Matusalén, después de engendrar a Lamec, setecientos ochenta y dos años, y engendró hijos e hijas. 27Y fueron todos los días de Matusalén novecientos sesenta y nueve años, y murió.

28Lamec tenía ciento ochenta y dos años, cuando engendró un hijo, 29[68]al cual puso por nombre Noé, diciendo: Este nos consolará de nuestras fatigas y del trabajo de nuestras manos, causado por la tierra que maldijo Yahvé. 30Vivió Lamec, después de engendrar a Noé, quinientos noventa y cinco años, y engendró hijos e hijas. 31Y fueron todos los días de Lamec setecientos setenta y siete años, y murió.

32Noé tenía quinientos años, cuando engendró a Sem, Cam y Jafet.

II. DESDE EL DILUVIO HASTA ABRAHAM
GÉNESIS 6
Corrupción del género humano

1Cuando los hombres comenzaron a multiplicarse sobre la tierra y les nacieron hijas, 2[69]y vieron los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron de entre todas ellas por mujeres las que les agradaron. 3Entonces dijo Yahvé: “No permanecerá para siempre mi espíritu en el hombre, a causa de su delito; no es más que carne, y serán sus días ciento veinte años.” 4[70]En aquellos días había gigantes en la tierra, y también después, cuando los hijos de Dios se llegaron a las hijas de los hombres y ellas les dieron hijos. Estos son los héroes, los varones famosos de la antigüedad.

5Viendo, pues, Yahvé que era grande la maldad del hombre sobre la tierra, y que todos los pensamientos de su corazón se dirigían únicamente al mal, todos los días, 6[71]Yahvé se arrepintió de haber hecho al hombre en la tierra, y se dolió en su corazón. 7Y dijo Yahvé: “Exterminaré de sobre la faz de la tierra al hombre que he creado, desde el hombre hasta las bestias, hasta los reptiles, y hasta las aves del cielo, porque me arrepiento de haberlo hecho.” 8Mas Noé halló gracia a los ojos de Yahvé.

El patriarca Noé

9[72]He aquí la historia de Noé. Noé fue varón justo y perfecto entre los hombres de su tiempo, pues anduvo con Dios. 10Y engendró Noé tres hijos: Sem, Cam y Jafet. 11La tierra estaba entonces corrompida delante de Dios, y llena de violencia. 12Miró, pues, Dios la tierra, y he aquí que estaba depravada, porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra.

Construcción del arca

13Dijo entonces Dios a Noé: “He decidido el fin de toda carne; porque la tierra está colmada de violencia por culpa de ellos; por eso he aquí que voy a exterminarlos juntamente con la tierra. 14Hazte un arca de maderas resinosas, la cual dividirás en compartimientos y calafatearás por dentro y por fuera con betún. 15[73]La fabricarás de esta manera: trescientos codos será la longitud del arca, cincuenta codos su anchura, y treinta codos su altura. 16[74]Harás en el arca una abertura para la luz, la cual dispondrás arriba, a un codo del techo. La puerta del arca pondrás en uno de sus costados, y harás un piso primero, un segundo y un tercero.

17Pues he aquí que voy a traer un diluvio de aguas sobre la tierra, para exterminar toda carne que tiene en sí aliento de vida bajo el cielo. Todo lo que existe en la tierra, perecerá. 18[75]Pero contigo estableceré mi pacto: Entrarás en el arca tú, y tus hijos, y tu mujer, y las mujeres de tus hijos contigo. 19Y de todos los animales de toda carne, de toda clase (de ellos), introducirás parejas en el arca para que tengan vida contigo; serán macho y hembra; 20[76]de las aves según su especie, de las bestias según su especie, de todos los reptiles de la tierra según su especie. Dos de cada clase vendrán a ti, para que les conserves la vida. 21Provéete de todo alimento que se come, acópiate provisiones para que os sirvan de comida a ti y a ellos.” 22Noé hizo conforme a cuanto Dios le había mandado. Así se hizo.

GÉNESIS 7
Noé entra en el arca

1Y dijo Yahvé a Noé: “Entra en el arca, tú y toda tu casa, porque a ti te he visto justo delante de Mí en medio de esta generación. 2De todos los animales puros te elegirás siete parejas, machos con sus hembras; y de todos los animales que no son puros, dos parejas, machos con sus hembras. 3Asimismo de las aves del cielo siete parejas, machos y hembras para que se conserve su descendencia sobre la faz de toda la tierra. 4Porque de aquí a siete días haré llover sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches y exterminaré de la tierra todo ser viviente que he hecho.” 5[77]E hizo Noé conforme a cuanto Yahvé le había mandado.

El diluvio

6[78]Tenía Noé seiscientos años cuando el diluvio de aguas vino sobre la tierra.

7Entró Noé en el arca, y con él sus hijos, y su mujer, y las mujeres de sus hijos, para salvarse de las aguas del diluvio. 8De los animales puros, y de las aves, y de todo lo que se arrastra sobre la tierra, 9llegaron a Noé al arca, parejas, machos y hembras, como Dios había ordenado a Noé. 10Y al cabo de siete días las aguas del diluvio vinieron sobre la tierra.

11[79]El año seiscientos de la vida de Noé, el mes segundo, el día diez y siete del mes, en ese día prorrumpieron todas las fuentes del grande abismo, y se abrieron las cataratas del cielo. 12Y estuvo lloviendo sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches. 13En aquel mismo día entró Noé en el arca, con Sem, Cam y Jafet, hijos de Noé, y con ellos la mujer de Noé, y las tres mujeres de sus hijos; 14ellos, con todos los animales, según su especie, y todas las bestias domésticas según su especie, y todos los reptiles que se arrastran sobre la tierra, según su especie, y todas las aves según su especie, todo pájaro, todo volátil. 15Se llegaron a Noé, al arca, de dos en dos, de toda carne en que hay aliento de vida 16Y los que habían venido, machos y hembras de toda carne, entraron como Dios había mandado. Y tras él cerró Yahvé la puerta.

Los efectos del diluvio

17El diluvio duró cuarenta días sobre la tierra. Y crecieron las aguas y levantaron el arca, la cual se alzó sobre la tierra. 18Y se aumentaron las aguas y crecieron muchísimo sobre la tierra, mientras el arca flotaba sobre las aguas. 19Tan desmesuradamente crecieron las aguas sobre la tierra, que quedaron cubiertos todos los montes más altos que había bajo el cielo entero. 20Quince codos se alzaron sobre ellos las aguas y fueron así cubiertos los montes.

21[80]Entonces murió toda carne que se movía sobre la tierra; aves y ganados y fieras y todo reptil que se arrastraba sobre la tierra, y todos los hombres. 22Todos los seres que en sus narices tenían soplo de vida, de cuantos hay en la tierra firme, perecieron. 23[81]Así fue exterminado todo ser viviente que había sobre la faz de la tierra, desde el hombre hasta la bestia, hasta los reptiles y hasta las aves del cielo. Fueron exterminados de la tierra, y quedaron solamente Noé y los que con él estaban en el arca. 24Por espacio de ciento cincuenta días se alzaron las aguas sobre la tierra.

GÉNESIS 8
Retroceden las aguas

1Acordose Dios de Noé y de todas las fieras y de todas las bestias que con él estaban en el arca; e hizo Dios pasar un viento sobre la tierra, y bajaron las aguas. 2Entonces se cerraron las fuentes del abismo y las cataratas del cielo, y se detuvo la lluvia del cielo. 3Poco a poco retrocedieron las aguas de sobre la tierra; y cuando al cabo de ciento cincuenta días las aguas empezaron a menguar, 4[82]reposó el arca sobre los montes de Ararat, en el mes séptimo, el día diecisiete del mes. 5Las aguas siguieron decreciendo paulatinamente hasta el mes décimo, y el día primero del décimo mes aparecieron las cumbres de los montes.

6Pasados cuarenta días, abrió Noé la ventana que había hecho en el arca, 7[83]y soltó un cuervo, el cual yendo salía y retornaba hasta que se secaron las aguas sobre la tierra. 8Después soltó Noé una paloma, para ver si se habían retirado ya las aguas de la superficie terrestre. 9Mas como la paloma no hallase donde poner la planta de su pie, tornó hacia él, al arca, porque había todavía agua sobre toda la tierra; y alargando él su mano, la asió y la metió consigo en el arca. 10Esperó otros siete días y soltó de nuevo la paloma fuera del arca. 11[84]La paloma volvió a él al atardecer, y he aquí que traía en su pico hoja verde de olivo, por donde conoció Noé que las aguas se habían retirado de la tierra. 12Esperó todavía otros siete días y soltó la paloma, la cual no volvió más a él.

Noé sale del arca

13El año seiscientos uno, el día primero del primer mes, ya no había aguas sobre la tierra, y abriendo Noé la cubierta del arca miró y vio que estaba seca la superficie del suelo. 14En el mes segundo, a los veintisiete días del mes, quedó seca la tierra. 15Habló entonces Dios a Noé, y dijo: 16“Sal del arca, tú, y contigo tu mujer, tus hijos y las mujeres de tus hijos. 17Y sacarás contigo todos los animales de toda carne que te acompaña, aves, bestias y todos los reptiles que se arrastran en el suelo; pululen sobre la tierra y sean fecundos y se multipliquen sobre la tierra.” 18Salió, pues, Noé, y con él sus hijos, su mujer y las mujeres de sus hijos. 19Salieron también del arca, según sus especies, todos los animales, todos los reptiles y todas las aves, todo cuanto se mueve sobre la tierra.

Sacrificio de Noé

20Después erigió Noé un altar a Yahvé, y tomando de todos los animales puros, y de todas las aves puras, ofreció holocaustos en el altar. 21[85]Al aspirar Yahvé el agradable olor dijo en su corazón: “No volveré a maldecir la tierra por causa del hombre, porque los deseos del corazón humano son malos desde su niñez, ni volveré a exterminar a todos los seres vivientes, como he hecho. 22Mientras dure la tierra, no cesarán (de sucederse) sementera y siega, frío y calor, verano e invierno, día y noche.

GÉNESIS 9
Dios bendice a Noé

1Y bendijo Dios a Noé y a sus hijos, y les dijo: “Creced y multiplicaos y llenad la tierra. 2Tengan miedo y tiemblen ante vosotros todos los animales de la tierra, y todas las aves del cielo y todo lo que se arrastra sobre el suelo, y todos los peces del mar. En vuestra mano están puestos. 3[86]Todo lo que se mueve y tiene vida, os servirá de alimento. Como ya la hierba verde, así os lo entrego todo. 4[87]Pero no comeréis la carne con su vida, es decir, con su sangre. 5[88]Pues, en verdad, Yo pediré cuenta de vuestra sangre, para (protección) de vuestra vida; de mano de todo ser viviente la demandaré. De mano del hombre, de mano de su propio hermano, demandaré la vida del hombre.

6Cualquiera que derramare sangre humana,

por mano de hombre será derramada su sangre;

porque a imagen de Dios

hizo Él al hombre.

7Vosotros, pues, creced y multiplicaos; dilataos sobre la tierra y aumentaos en ella.”

Alianza de Dios con Noé

8Dijo Dios a Noé, y a sus hijos juntamente con él: 9“He aquí que Yo establezco mi pacto con vosotros, y con vuestra descendencia después de vosotros; 10y con todo ser viviente que esté entre vosotros, aves, bestias domésticas y salvajes de la tierra que hay entre vosotros, con todo lo que sale del arca, hasta el último animal de la tierra. 11Hago mi pacto con vosotros: No será exterminada ya toda carne con aguas de diluvio, ni habrá más diluvio para destruir la tierra.” 12Y dijo Dios: “Esta es la señal del pacto que por generaciones perpetuas establezco entre Mí y vosotros y todo ser viviente que se halla entre vosotros: 13[89]Pondré mi arco en las nubes, que servirá de señal del pacto entre Mí y la tierra. 14Cuando Yo cubriere la tierra con nubes y apareciere el arco entre las nubes, 15me acordaré de mi pacto que hay entre Mí y vosotros y todo ser viviente de toda carne; y las aguas no volverán más a formar un diluvio para exterminar toda carne. 16Pues cuando aparezca el arco en las nubes, Yo lo miraré, para acordarme del pacto perpetuo entre Dios y todo ser viviente, de toda carne que existe sobre la tierra.” 17Dijo, pues, Dios a Noé: “Esta es la señal del pacto que he establecido entre Mí y toda carne sobre la tierra.”

Los hijos de Noé

18Los hijos de Noé, que salieron del arca, eran Sem, Cam y Jafet. Cam es el padre de Canaán. 19Estos tres son los hijos de Noé, y por ellos ha sido poblada toda la tierra. 20Noé comenzó a cultivar la tierra y plantó una viña. 21[90]Mas bebiendo del vino se embriagó, y se quedó desnudo en medio de su tienda. 22Vio Cam, padre de Canaán, la desnudez de su padre, y fue a decirlo a sus dos hermanos (que estaban) afuera. 23Entonces Sem y Jafet tomaron entrambos el manto (de Noé), se lo echaron sobre los hombros, y yendo hacia atrás cubrieron la desnudez de su padre. Tenían vuelto el rostro de modo que no vieron la desnudez de su padre. 24Cuando despertó Noé de su vino y supo lo que había hecho con él su hijo menor, 25[91]dijo:

“Maldito sea Canaán;

esclavo de esclavos será para sus hermanos.”

26[92]Y agregó:

“Bendito sea Yahvé, el Dios de Sem;

y sea Canaán su esclavo.

27Dilate Dios a Jafet,

que habitará en las tiendas de Sem;

y sea Canaán su esclavo.”

28Vivió Noé, después del diluvio, trescientos cincuenta años. 29Y fueron todos los días de Noé novecientos cincuenta años, y murió.

GÉNESIS 10
Los pueblos descendientes de Noé

1[93]Estos son los descendientes de los hijos de Noé: Sem, Cam y Jafet, a quienes después del diluvio nacieron estos hijos:

2[94]Hijos de Jafet: Gómer, Magog, Madai, Javán, Tubal, Mósoc y Tirás. 3[95]Hijos de Gómer: Asquenaz, Rifat, Togormá. 4[96]Hijos de Javán: Elisá, Tarsis, Kitim y Dodanim. 5Estos se propagaron sobre las islas de las gentes y en sus tierras, según sus lenguas y sus tribus y sus naciones.

6[97]Hijos de Cam: Cus, Misraim, Put y Canán. 7[98]Hijos de Cus: Sabá, Havilá, Sabtá, Ragmá y Sabtecá. Hijos de Ragmá: Sabá y Dedán. 8Cus engendró Nimrod, el cual fue el primero que se hizo poderoso en la tierra. 9[99]Fue él un gran cazador delante de Yahvé; por lo cual suele decir: “Gran cazador delante de Yahvé, como Nimrod”.10[100]Reinó primero en Babel, Erec, Acad y Calné, en la tierra de Sinear. 11De aquella tierra salió para Asur y edificó Nínive, Rehobot-Ir, Calah, 12[101]y Resen, entre Nínive y Calah; aquella es la gran ciudad. 13[102]Misraim engendró a los de Ludim, los Anamim, los Lahabim, los Naftuhim, 14[103]los Patrusim, los Casluhim, de donde salieron los Filisteos y los Caftoreos. 15[104]Canaán engendró a Sidón, su primogénito, y a Het, 16[105]y también al Jebuseo, al Amorreo, al Gergeseo, 17al Heveo, al Araceo, al Sineo, 18al Arvadeo, al Samareo y al Hamateo. Después se dispersaron las tribus de los cananeos. 19El territorio de los cananeos se extendió desde Sidón, en dirección a Gerar, hasta Gaza; y en dirección a Sodoma, Gomorra, Adamá y Seboím, hasta Lesa. 20Estos son los hijos de Cam, según sus familias y según sus lenguas, en sus territorios y según sus naciones.

21Nacieron hijos también a Sem, padre de todos los hijos de Éber y hermano mayor de Jafet. 22[106]Hijos de Sem: Elam, Asur, Arfaxad, Lud y Aram. 23[107]Hijos de Aram: Us, Hul, Géter y Mas. 24Arfaxad engendró a Sálah, y Sálah engendró a Éber. 25[108]A Éber le nacieron dos hijos: el nombre de uno fue Fáleg, porque en sus días fue dividida la tierra. Su hermano se llamaba Joctán. 26Joctán engendró a Almodad, a Sálef, a Hazarmávet, a Járah, 27a Hadoram, a Uzal, a Diklá, 28a Obal, a Abomael, a Sabá, 29[109]a Ofir, a Havilá y a Jobab. Todos estos fueron hijos de Joctán. 30Su territorio se extendió desde Mesá, en dirección a Sefar, al monte del Oriente.

31Estos son los hijos de Sem, según sus tribus y lenguas, en sus territorios y según sus naciones.

32[110]Estas son las tribus de los hijos de Noé, según su origen y sus naciones; y de ellas se propagaron los pueblos en la tierra después del diluvio.

GÉNESIS 11
La torre de Babel

1Tenía la tierra entera una misma lengua y las mismas palabras. 2[111]Mas cuando (los hombres) emigrando desde el Oriente hallaron una llanura en la tierra de Sinear, donde se establecieron, 3[112]se dijeron unos a otros: “Vamos, fabriquemos ladrillos, y cozámoslos bien.” Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el betún les sirvió de argamasa. 4[113]Y dijeron, pues: “Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cumbre llegue hasta el cielo; hagámonos un monumento para que no nos dispersemos sobre la superficie de toda la tierra.”

5[114]Pero Yahvé descendió a ver la ciudad y la torre que estaban construyendo los hijos de los hombres. 6Y dijo Yahvé: “He aquí que son un solo pueblo y tienen todos una misma lengua. ¡Y esto es solo el comienzo de sus obras! Ahora, nada les impedirá realizar sus propósitos. 7[115]Ea, pues, descendamos, y confundamos allí mismo su lengua, de modo que no entienda uno el habla del otro.” 8Así los dispersó Yahvé de allí por la superficie de toda la tierra; y cesaron de edificar la ciudad. 9[116]Por tanto se le dio el nombre de Babel; porque allí confundió Yahvé la lengua de toda la tierra; y de allí los dispersó Yahvé sobre la faz de todo el orbe.

Descendientes de Sem hasta Abraham

10[117]Estos son los descendientes de Sem. Sem tenía cien años cuando engendró a Arfaxad, dos años después del diluvio. 11Vivió Sem, después de haber engendrado a Arfaxad, quinientos años; y engendró hijos e hijas.

12Arfaxad tenía treinta y cinco cuando engendró a Sálah. 13Y vivió Arfaxad, después de haber engendrado a Sálah, cuatrocientos tres años; y engendró hijos e hijas. 14Sálah tenía treinta años cuando engendró a Éber. 15Y vivió Sálah, después de haber engendrado a Éber, cuatrocientos tres años; y engendró hijos e hijas. 16Éber tenía treinta y cuatro años cuando engendró a Fáleg. 17Y vivió Éber, después de engendrar a Fáleg, cuatrocientos treinta años; y engendró hijos e hijas. 18Fáleg tenía treinta años cuando engendró a Reú. 19Y vivió Fáleg, después de haber engendrado a Reú, doscientos nueve años; y engendró hijos e hijas. 20Reú tenía treinta y dos años cuando engendró a Sarug. 21Y vivió Reú, después de haber engendrado a Sarug, doscientos siete años; y engendró hijos e hijas. 22Sarog tenía treinta años cuando engendró a Nacor. 23Y vivió Sarug, después de haber engendrado a Nacor, doscientos años y engendró hijos e hijas. 24Nacor tenía veinte y nueve años cuando engendró a Táreh. 25Y vivió Nacor, después de haber engendrado a Táreh, ciento diez y nueve años; y engendró hijos e hijas. 26Táreh tenía setenta años cuando engendró a Abram, a Nacor y a Aram.

III. HISTORIA DE ABRAHÁN
La familia de Abrahán

27Estos son los descendientes de Táreh. Táreh engendró a Abram, a Nacor y a Aram; Aram engendró a Lot. 28[118]Y murió Aram, antes de su padre Táreh, en el país de su nacimiento, en Ur de los caldeos. 29Abram y Nacor tomaron para sí mujeres. El nombre de la mujer de Abram era Sarai, y el nombre de la mujer de Nacor, Milcá, hija de Aram, padre de Milcá y padre de Jescá. 30Era Sarai estéril y no tenía hijo. 31[119]Y tomó Táreh a Abram su hijo, y a Lot, hijo de su hijo de Aram, su nieto, y a Sarai, su nuera, mujer de su hijo Abram; y salieron juntos de Ur de los caldeos, para dirigirse al país de Canaán. Y llegaron a Harán, donde se quedaron. 32Y fueron los días de Táreh doscientos cinco años; y murió Táreh en Harán.

GÉNESIS 12
Vocación de Abrahán

1[120]Dijo Yahvé a Abram:

“Sal de tu tierra, y de tu parentela,

y de la casa de tu padre,

al país que Yo te mostraré.

2[121]Pues de ti haré una nación grande

y te bendeciré;

haré grande tu nombre,

y serás una bendición.

3Bendeciré a quienes te bendigan

y maldeciré a quienes te maldigan;

y en ti serán benditas

todas las tribus de la tierra.”

4Marchó, pues, Abram, como se lo había mandado Yahvé; y con él partió Lot. Tenía Abram setenta y cinco años cuando salió de Harán. 5[122]Tomó Abran a Sarai su mujer, y a Lot, hijo de su hermano, con toda la hacienda que poseían, y con las familias que habían procreado en Harán. Partieron para dirigirse a la tierra de Canaán y llegaron a la tierra de Canaán.

6[123]Atravesó Abran el país hasta el lugar de Siquem, hasta la encina de Moré. 7[124]Entonces se apareció Yahvé a Abram y dijo: “A tu descendencia daré esta tierra.” Allí erigió un altar a Yahvé que se le había aparecido.

8[125]Pasó de allí a la montaña, al oriente de Betel, donde asentó su tienda, teniendo a Betel al occidente y Hai al oriente. Allí construyó un altar a Yahvé en invocó el nombre de Yahvé. 9[126]Después levantó Abram su tienda y se dirigió en etapas hacia el Négueb.

Abrahán baja con Sara a Egipto.

10Mas hubo hambre en el país, por lo cual Abram bajó a Egipto para morar allí, pues era grande el hambre en el país. 11Estando ya próximo a entrar en Egipto, dijo a Sarai, su mujer: “Mira, yo sé que eres mujer hermosa; 12por eso, cuando te vean los egipcios, dirán: “Esta es su mujer”; y me matarán a mí, y a ti te dejarán la vida.” 13[127]Di, pues, te ruego, que eres mi hermana, a fin de que me vaya bien por causa tuya, y sea salva mi vida por amor de ti.” 14Efectivamente, cuando Abram entró en Egipto, vieron los egipcios que la mujer era muy hermosa. 15Viéronla también los cortesanos del Faraón, los cuales se la alabaron al Faraón, de modo que la mujer fue llevada al palacio del Faraón. 16Este trató a Abram muy bien por causa de ella; y se le dieron ovejas y ganados y asnos y siervos y siervas y asnas y camellos. 17Mas Yahvé hirió al Faraón con grandes plagas, a él y a su casa, por Sarai, la mujer de Abram. 18Entonces llamó el Faraón a Abram, y le dijo: “¿Qué es lo que has hecho conmigo? ¿Por qué no me dijiste que era tu mujer? 19¿Por qué afirmaste: “Es mi hermana”, de manera que yo la tomé por mujer? Ahora, pues, ahí tienes a tu mujer; tómala y anda.” 20Y el Faraón dio orden respecto de él a sus hombres, los cuales despidieron a él y a su mujer, con todo cuanto poseía.

GÉNESIS 13
Abrahán y Lot

1[128]De Egipto subió Abram al Négueb, él su mujer y toda su hacienda, y Lot con él. 2Era Abram muy rico en rebaños, en plata y oro. 3Y se volvió, caminando por etapas, desde el Négueb hasta Betel, donde había acampado al principio, entre Betel y Hai, 4[129]hasta el lugar del altar que alzara allí anteriormente; e invocó allí Abram el nombre de Yahvé.

5También Lot, que iba con Abram, poseía rebaños, vacadas y tiendas. 6Mas el país no les permitía vivir juntos, porque era mucha su hacienda, de modo que no podían habitar juntamente. 7De ahí nacieron contiendas entre los pastores de las greyes de Abram y los pastores de las greyes de Lot. Además, los cananeos y los fereceos habitaban en aquel tiempo en esa región. 8[130]Dijo, pues Abram a Lot: “No haya, te ruego, contienda entre mí y ti, ni entre mis pastores y tus pastores; pues somos hermanos. 9¿No está todo el país delante de ti? Sepárate, por favor, de mí. Si tú vas a la izquierda, yo iré a la derecha; y si tú vas a la derecha, yo iré a la izquierda.”. 10[131]Alzando entonces Lot sus ojos vio toda la vega del Jordán, toda ella de regadío, hasta los límites de Segor. Antes que destruyese Yahvé a Sodoma y Gomorra era esta región como el jardín de Yahvé, como la tierra de Egipto. 11[132]Eligió, pues, Lot para sí toda la vega del Jordán, y se trasladó al oriente; y así se separaron el uno del otro.

12Abram se estableció en la tierra de Canaán, y Lot habitó en las ciudades de la Vega, donde plantó sus tiendas hasta Sodoma. 13Mas los habitantes de Sodoma eran malos y grandes pecadores ante Yahvé.

Nueva bendición de Abrahán

14Dijo Yahvé a Abram, después que Lot se hubo separado de él: “Alza tus ojos y mira desde el lugar donde estás, hacia el norte y hacia el mediodía, hacia el oriente y hacia el occidente; 15[133]pues toda la tierra que ves, te la daré a ti y a tu descendencia para siempre. 16Y haré tu descendencia (tan numerosa) como el polvo de la tierra. Si fuera posible contar el polvo de la tierra, podría contarse también tu descendencia. 17Levántate, recorre el país, a su largo y a su ancho; porque a ti te lo daré.” 18[134]Y levantó Abram las tiendas y vino a establecerse en el encinar de Mamré, cerca de Hebrón, donde edificó un altar a Yahvé.

GÉNESIS 14
Invasión de los reyes de Oriente

1[135]Aconteció que en los días de Amrafel, rey de Sínear; Arioc, rey de Elasar; Codorlaómer, rey de Elam, y Tidal, de Goím, 2hicieron guerra a Bera, rey de Sodoma; a Birsá, rey de Gomorra; a Sinab, rey de Adamá; a Seméber, rey de Seboím, y al rey de Bela, que es Segor. 3[136]Todos estos se juntaron en el valle de Siddim, que (ahora) es el Mar Salado. 4Doce años habían servido a Codorlaómer, mas el año decimotercero se rebelaron.

5[137]Vinieron, pues, en el año decimocuarto Codorlaómer, y los reyes con él coaligados y derrotaron a los refaítas en Astarot-Carnaim, a los susitas en Ham, a los emeos en Savé-Cariataim, 6[138]y a los horreos en sus montes en Seír, hasta El-Farán, que está junto al desierto. 7Y volviéndose vinieron a En-Mispar, que es Cades, y derrotaron todo el campo de los amalecitas, y también a los amorreos que habitaban en Hazazón-Tamar. 8Salieron entonces el rey de Sodoma, y el rey de Gomorra, y el rey de Adamá, y el rey de Seboím, y el rey de Bela, que es Segor, y ordenaron batalla contra ellos en el valle de Siddim; 9esto es, contra Codorlaómer, rey de Elam; Tidal, rey de Gím; Amrafel, rey de Sinear, y Arioc, rey de Elasar; cuatro reyes contra cinco. 10Ahora bien, había en el valle de Siddim muchísimos pozos de betún; cuando huyeron los reyes de Sodoma y Gomorra cayeron en ellos. Los demás huyeron a la montaña. 11(Los invasores) se llevaron toda la hacienda de Sodoma y Gomorra y todos sus víveres y se marcharon. 12Se llevaron también a Lot, hijo del hermano de Abram, y su hacienda, pues él habitaba en Sodoma, y se fueron.

Abram derrota a los invasores

13[139]Mas uno que escapó, fue a avisar a Abram el hebreo, el cual habitaba en el encinar de Mamré, el amorreo, hermano de Escol y hermano de Aner, los cuales eran aliados de Abram. 14[140]Y como oyese Abram que su hermano había sido hecho prisionero, reclutó entre los siervos nacidos en su casa a los más adiestrados, en número de trescientos diez y ocho, y persiguió (a los invasores) hasta Dan. 15Y habiendo dividió su tropa (cayó) sobre ellos durante la noche, él y sus siervos, los derrotó y los persiguió hasta Hobá, que está a la izquierda de Damasco. 16Y recuperó toda la hacienda, y también a su hermano Lot con sus bienes; y asimismo a las mujeres y la gente. 17Cuando regresaba tras la derrota de Codorlaómer y de los reyes que con él estaba, le salió al encuentro el rey de Sodoma en el valle de Savé, que es el valle del Rey.

El sacrificio de Melquisedec

18[141]Entonces Melquisedec, rey de Salem, presentó pan y vino, pues era sacerdote del Dios altísimo. 19Y le bendijo, diciendo

“¡Bendito sea Abram del Dios altísimo,

Señor del cielo y de la tierra!

20[142]¡Y bendito sea el Dios altísimo,

que puso tus enemigos en sus manos!”

Y le dio (Abram) el diezmo de todo. 21[143]Dijo luego el rey de Sodoma a Abram: “Dame la gente, mas la hacienda tómala para ti.” 22Pero Abram dijo al rey de Sodoma: “Levanto mi mano (jurando) por Yahvé, Dios altísimo, Señor del cielo y de la tierra, 23que ni un hilo, ni la correa de un zapato, tomaré de lo que es tuyo, no sea que digas: “Yo he enriquecido a Abram”; 24a excepción de lo que han comido los muchachos, y la porción de esos varones que vinieron conmigo, Aner, Escol y Mamré. Estos tomarán su porción.”

GÉNESIS 15
Fe del santo Patriarca

1[144]Después de estos acontecimientos habló Yahvé a Abram en una visión, diciendo: “No temas, Abram; Yo soy tu escudo, tu recompensa sobremanera grande.” 2[145]Respondió Abram: “Adonai, Yahvé, ¿qué me vas a dar, si me voy sin hijo, y el heredero de mi casa será este damasceno Eliécer?” 3Y repitió Abram: “Aquí me tienes, no me has dado descendencia, y así es que un hombre de mi casa me ha de heredar.” 4Mas he aquí que Yahvé le habló, diciendo: “No te heredará este, sino que uno que saldrá de tus entrañas, ese te ha de heredar.” 5[146]Y le sacó fuera, y dijo: “Mira el cielo, y cuenta las estrellas, si puedes contarlas”, y le agregó: “Así será tu descendencia.” 6[147]Y creyó a Yahvé, el cual se lo reputó por justicia.

Alianza de Dios con Abrahán

7Díjole después: “Yo soy Yahvé que te saqué de Ur de los caldeos, a fin de darte esta tierra por herencia.” 8Preguntó él: “Adonai, Yahvé, ¿en qué conoceré que he de heredarla?” 9Y le respondió: “Escógeme una novilla de tres años, un tórtola y un pichón.” 10Tomó entonces (Abram) todos estos (animales) y partiéndolos por el medio puso cada mitad en frente de la otra, pero sin partir las aves. 11Sobre estos cuerpos muertos bajaron las aves de rapiña, mas Abram las espantaba.

12[148]Y sucedió que estando ya el sol para ponerse, cayó sobre Abram un profundo sueño, y he aquí que le sobrevino un terror, una tiniebla muy grande. 13Entonces dijo (Dios) a Abram: “Ten por cierto que tus descendientes vivirán como extranjeros en una tierra no suya, donde serán reducidos a servidumbre y oprimidos durante cuatrocientos años. 14Mas la nación a la cual han de servir, Yo la juzgaré; y después saldrán con grandes riquezas. 15(entretanto) irás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena ancianidad. 16[149]Mas a la cuarta generación volverán aquí; porque hasta el presente la maldad de los amorreos no ha llegado a su colmo.” 17[150]Y sucedió que, puesto ya el sol, apareció, en medio de densas tinieblas, un horno humeante y una antorcha de fuego que pasó por entre aquellos animales divididos. 18[151]En aquel día hizo Yahvé alianza con Abram, diciendo: “A tu descendencia he dado esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Éufrates: 19los cineos, los ceneceos, los cadmoneos, 20los heteos, los fereceos, los refaítas, 21los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos.”

GÉNESIS 16
Nacimiento de Ismael

1Sarai, mujer de Abram, no le daba hijos; pero tenía una sierva egipcia, que se llamaba Agar, 2[152]y dijo Sarai a Abram: “Mira que Yahvé me ha hecho estéril; llégate, pues, te ruego, a mi esclava. Quizás podré tener hijos de ella.” Escuchó Abram la voz de Sarai. 3Y así al cabo de diez años de habitar Abram en el país de Canaán, tomó Sarai, la mujer de Abram, a Agar la egipcia, su esclava, y se la dio por mujer a Abram, su marido. 4Llegose, pues, él a Agar, la cual concibió; mas luego que vio que había concebido, miraba a su señora con desprecio.

5[153]Dijo entonces Sarai a Abram: “El agravio hecho a mí cae sobre ti. Yo puse mi esclava en tu seno, mas viéndose ella encinta me mira con desprecio. Juzgue Yahvé entre mí y ti.” 6Respondió Abram a Sarai: “Ahí tienes a tu sierva a tu disposición. Haz con ella como bien te parezca.” Luego la maltrató Sarai; y ella huyó de su presencia.

7[154]La encontró el Ángel de Yahvé en el desierto, junto a una fuente de agua, que está en el camino de Sur; 8y dijo: “¿Agar, esclava de Sarai, de dónde vienes y adónde vas?” Contestó ella: “Voy huyendo de la presencia de Sarai, mi señora.” 9“Vuelve a tu señora, le replicó el Ángel de Yahvé, y humíllate bajo su mano.” 10Y agregó el Ángel de Yahvé: “Multiplicaré de tal manera tu descendencia, que por su gran multitud no podrá contarse.” 11[155]Le dijo además el Ángel de Yahvé:

“Mira, has concebido, y darás a luz un hijo,

al que llamarás Ismael;

porque Yahvé ha oído su aflicción.

12Será hombre (fiero) como el asno montés.

Su mano será contra todos,

y la mano de todos contra él;

y frente a todos sus hermanos pondrá su morada.”

13[156]Entonces ella llamó a Yahvé, que con ella hablaba, con el nombre de: “Atta El Roí”, pues dijo: “¿No he visto aquí mismo al que me ve?” 14[157]Por tanto llamó a aquel pozo “Pozo del Viviente que me ve.” Es el que está entre Cades y Barad.

15[158]Y Agar le dio un hijo a Abram, el cual al hijo que Agar había dado a luz, le puso por nombre Ismael. 16Tenía Abram ochenta y seis años cuando Ismael le nació de Agar.

GÉNESIS 17
Dios renueva el pacto con Abrahán

1[159]Cuando Abram tenía noventa y nueve años, se le apareció Yahvé y le dijo: “Yo soy el Dios Todopoderoso; camina en mi presencia y sé perfecto. 2Yo estableceré mi pacto entre Mí y ti, y te multiplicaré sobremanera.” 3Entonces Abram se postró rostro en tierra, y Dios siguió diciéndole: 4“En cuanto a Mí, he aquí mi pacto contigo: tú serás padre de una multitud de pueblos; 5[160]y no te llamarás más Abram, sino que tu nombre será Abrahán, porque te he puesto por padre de muchos pueblos. 6Te haré crecer sobremanera, y te haré padre de pueblos, y reyes saldrán de ti. 7Y estableceré mi pacto en Mí y ti, y tu descendencia después de ti en la serie de sus generaciones, como pacto eterno, para ser Yo el Dios tuyo y el de tu posteridad después de ti. 8Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra de tus peregrinaciones, toda la tierra de Canaán, en posesión perpetua; y Yo seré su Dios.”

La circuncisión

9Dijo Dios a Abrahán: “Tú, pues, guarda mi pacto, y tu descendencia después de ti en la serie de sus generaciones. 10[161] Este es mi pacto que habéis de guardar entre Mí y vosotros y tu posteridad después de ti: Todo varón entre vosotros ha de ser circuncidado. 11Os circundaréis la carne de vuestro prepucio; y esto será en señal del pacto entre Mí y vosotros. 12A los ocho días será circuncidado entre vosotros todo varón en el transcurso de vuestras generaciones, tanto el nacido en (tu) casa como el comprado con dinero a cualquier extraño, aunque no sea de su raza, 13Sí, deben ser circuncidados el nacido en tu casa y el adquirido con tu dinero, de modo que mi pacto estará en vuestra carne como alianza eterna. 14El varón incircunciso, que no se circuncidare la carne de su prepucio, será exterminado de entre su pueblo por haber quebrantado mi pacto.”

Anuncio del nacimiento de Isaac

15[162]Dijo Dios a Abrahán: “A Sarai, tu mujer, no la llamarás más Sarai, porque su nombre será Sara. 16Yo la bendeciré, y de ella también te daré un hijo. La bendeciré, y será madre de naciones; reyes de pueblos procederán de ella.” 17[163]Entonces cayo Abrahán sobre su rostro y riéndose dijo en su corazón: “¿A hombre de cien años le ha de nacer hijo, y Sara ya nonagenaria va a dar a luz?” 18[164]Y dijo Abrahán a Dios: “¡Viva al menos delante de Ti Ismael!” 19Respondió Dios: “De cierto que Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Isaac; y Yo estableceré mi pacto con él como pacto eterno, y con su posteridad después de él. 20[165] “En cuanto a Ismael, he otorgado tu petición. He aquí que le he bendecido; le multiplicaré y le haré crecer sobremanera. Doce príncipes engendrará y le haré padre de un gran pueblo. 21Pero mi pacto lo estableceré con Isaac, que Sara te dará a luz por este tiempo el año que viene.” 22Y después de hablar con él, subió Dios dejando a Abrahán.

23Tomó entonces Abrahán a Ismael, su hijo, y a todos los nacidos en su casa, y a todos los comprados con su dinero, a todos los varones de la casa de Abrahán, y en ese mismo día les circuncidó la carne del prepucio, como Dios le había mandado. 24Tenía Abrahán noventa y nueve años cuando circuncidó la carne de su prepucio. 25Ismael, su hijo, era de trece años cuando fue circuncidado en la carne de su prepucio. 26En el mismo día fueron circuncidados Abrahán y su hijo Ismael. 27Y todos los varones de su casa, los nacidos en su casa, y los comprados a extraños por dinero, fueron circuncidados juntamente con él.

GÉNESIS 18
Dios se aparece de nuevo a Abrahán

1Apareciósele Yahvé (a Abrahán) en el encinar de Mamré mientras estaba sentado a la entrada de la tienda, durante el calor del día. 2[166]Alzando los ojos miró, y he aquí que estaban parados delante de él tres varones. Tan pronto como los vio, corrió a su encuentro desde la entrada de su tienda, y postrándose en tierra 3dijo: “Señor mío, si he hallado gracia a tus ojos, te ruego no pases de largo junto a tu siervo. 4[167]Permitid que se traiga un poco de agua; y lavaos los pies, y descansaos debajo del árbol. 5Traeré, entretanto, un bocado de pan, y fortaleceréis vuestros corazones; después pasaréis adelante; pues por eso habéis pasado delante de vuestro siervo.” 6Fue, pues, Abrahán apresuradamente a la tienda, a Sara, y dijo: “¡Pronto, tres medidas de flor de harina; amasa y haz tortas!” 7Corrió Abrahán también a la vacada, tomó un ternero tierno y gordo, y lo dio a un mozo, el cual se apresuró a aderezarlo. 8Después tomó requesón y leche y el ternero que había aderezado, y se lo puso adelante; y mientras comían, él se quedó de pie junto a ellos, bajo el árbol.

Dios renueva la promesa de dar un hijo

9Preguntáronle: “¿Dónde está Sara, tu mujer?” “Ahí, en la tienda”, contestó él. 10Entonces dijo (Dios): “Volveré a ti sin falta, por este mismo tiempo, y he aquí que Sara, tu mujer, tendrá un hijo.” Entretanto Sara estaba escuchando a la entrada de la tienda, detrás de él. 11Porque Abrahán y Sara eran ancianos, de avanzada edad, y había cesado ya en Sara la costumbre de las mujeres. 12[168]Se rió, pues Sara interiormente y dijo: “¿Con que siendo ya consumida he de tener deleite? Y también mi señor es viejo.” 13Entonces dijo Yahvé a Abrahán: “¿Por qué se ha reído Sara, diciendo?: ‘¿Será cierto que voy a dar a luz, siendo, como soy, vieja?’ 14¿Hay acaso para Yahvé cosa imposible? En el plazo señalado por este mismo tiempo, te visitaré otra vez, y Sara tendrá un hijo.” 15Pero Sara negó, diciendo: “No me he reído”; pues tenía miedo. Mas Él dijo: “No, que te has reído”.

Abrahán intercede por Sodoma

16Levantáronse de allí los varones y se dirigieron hacia Sodoma, y Abrahán los acompañó para despedirlos. 17Entonces se dijo Yahvé: “¿He de encubrir a Abrahán lo que voy a hacer? 18Pues Abrahán ha de ser padre de una nación grande y fuerte y serán benditos en él todos los pueblos de la tierra. 19Porque le he constituido para eso: que mande a sus hijos y a su casa después de él, guardar el camino de Yahvé, practicando la justicia y el derecho, a fin de que Yahvé haga venir sobre Abrahán lo que tiene prometido a su favor.” 20[169]Dijo, pues, Yahvé: “El clamor de Sodoma y Gomorra es grande, y sus pecados son extraordinariamente graves. 21Bajaré a comprobar si han hecho realmente según el clamor que ha llegado hasta Mí; y si no, lo sabré.” 22Partieron, pues, de allí los varones, y se encaminaron hacia Sodoma; mas Abrahán permanecía todavía en pie delante de Yahvé. 23Y acercándose dijo Abrahán: “¿Es así que vas a destruir al justo con el impío? 24Quizás habrá cincuenta justos en la ciudad. ¿Los exterminarás acaso, y no perdonarás al lugar por los cincuenta justos que se hallaren allí? 25¡Lejos de Ti obrar de esta manera, que hagas morir al justo con el impío, y que el justo y el malvado sean tratados del mismo modo! ¡Lejos eso de Ti! ¿Acaso el Juez de toda la tierra no ha de hacer justicia?” 26Dijo entonces Yahvé: “Si hallare en Sodoma cincuenta justos en la ciudad, perdonaré a todo el lugar por amor de ellos.” 27Replicó Abrahán diciendo: “Mira, te ruego, me he atrevido a hablar al Señor, aunque soy polvo y ceniza. 28Quizás falten de los cincuenta justos cinco; ¿destruirás por los cinco toda la ciudad?” Respondió: “No la destruiré, si hallare allí cuarenta y cinco.” 29Y de nuevo le preguntó y dijo: “Quizás se encuentren allí cuarenta.” Contestó: “No lo haré por amor de los cuarenta.” 30Dijo entonces: “No se irrite el Señor si sigo hablando. Quizás se hallen allí treinta.” Y respondió: “No lo haré si hallare allí treinta.” 31Prosiguió: “Mira, ya que he osado hablar al Señor: Quizás haya allí veinte.” Respondió: “No la destruiré por amor de los veinte.” 32[170]Te ruego, insistió; no se irrite el Señor si hablare una sola vez más: Quizás se encuentre allí diez.” “No la destruiré por amor de los diez”, contestó Él.

33Y se fue Yahvé, luego que acabó de hablar con Abrahán; y Abrahán volvió a su lugar.

GÉNESIS 19
Los ángeles llegan a Sodoma

1[171]Llegaron los dos ángeles a Sodoma por la tarde cuando Lot estaba sentado en la puerta de Sodoma. Al verlos se levantó Lot a salirles al encuentro; y postrándose rostro en tierra, 2dijo: “Mirad, señores míos, os ruego que os dirijáis hacia la casa de vuestro siervo, para pernoctar y lavaros los pies, y de madrugada os levantaréis para seguir vuestro camino.” Mas ellos dijeron: “No, pues pasaremos la noche en la plaza.” 3Pero les instó de tal manera que se encaminaron y fueron a su casa, donde les preparó un banquete y coció panes ácimos; y comieron.

4Mas antes que fueran a acostarse, los hombres de la ciudad, los sodomitas, que habían cercado la casa, todo el pueblo junto, desde los jóvenes hasta los viejos, 5[172]llamaron a Lot y le dijeron: “¿Dónde están los varones que han venido a ti esta noche? Sácanoslos para que los conozcamos.” 6Lot salió a la entrada donde ellos estaban, y cerrando tras sí la puerta, 7dijo: “Os ruego, hermanos míos, no hagáis esta maldad. 8Mirad, tengo aquí dos hijas que aún no han conocido varón. Os las sacaré fuera; haced con ellas como bien os parezca, pero no hagáis nada a estos varones; pues para eso se han acogido a la sombra de mi techo.” 9Mas ellos respondieron: “¡Quítate allá!” Y añadieron: “¡Este individuo que vino como extranjero, quiere hacerse juez! Ahora te trataremos a ti peor que a ellos.” Y arrojándose sobre el hombre, sobre Lot, con gran violencia se acercaron a forzar la puerta. 10Entonces los (dos) varones alargaron la mano y metieron a Lot dentro de la casa donde estaban, y cerraron la puerta. 11[173]Y a los hombres que estaban a la puerta de la casa los hirieron con ceguera, desde el menor hasta el mayor, de modo que se fatigaron (inútilmente) por hallar la puerta.

Salvación de Lot

12Luego dijeron los varones a Lot: “¿Tienes aquí todavía alguno? Sácalos a todos de aquí: los yernos, tus hijos y tus hijas, y todo cuanto tengas en la ciudad. 13Pues vamos a destruir este lugar, porque se ha hecho grande su clamor delante de Yahvé, y Yahvé nos ha enviado a exterminarla.” 14[174]Salió, pues, Lot y habló con sus yernos, desposados con sus hijas, diciendo: “Levantaos, salid de este lugar; porque Yahvé va a destruir la ciudad.” Mas era a los ojos de sus yernos como quien se burlaba. 15Al rayar el alba, los ángeles apremiaron a Lot, diciendo: “Levántate, toma a tu mujer y a tus dos hijas que se hallan (contigo), no sea que perezcas por la maldad de la ciudad.” 16[175]Y como él tardase, los varones lo asieron de la mano, y, por compasión de Yahvé hacia él, también a su mujer y a sus dos hijas. Lo sacaron, pues, y lo pusieron fuera de la ciudad. 17Y mientras los sacaban fuera, dijo uno: “Ponte a salvo, por tu vida. No mires atrás, ni te pares en ningún lugar de la Vega. Huye a la montaña, no sea que perezcas.” 18Pero Lot les dijo: “No, por favor, Señor mío. 19Veo que tu siervo ha hallado gracia a tus ojos, y le has mostrado tan grande misericordia salvándome la vida; mas no puedo escapar a la montaña, sin riesgo de que me alcance la destrucción y la muerte. 20He ahí cerca esa ciudad donde podría refugiarme. Es tan pequeña. Con tu permiso huiré a ella —¿no es ella tan pequeña?— y vivirá mi alma.” 21Contestole: “Bien, te concedo también esta gracia de no destruir la ciudad de la cual hablas. 22[176]Date prisa, refúgiate allá; pues nada podré hacer hasta que hayas entrado en ella.” Por eso fue llamada aquella ciudad Segor. 23Salía el sol sobre la tierra cuando Lot entraba en Segor.

Destrucción de Sodoma

24[177]Entonces Yahvé hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego que venía de Yahvé, desde el cielo. 25Y destruyó aquellas ciudades y toda la Vega, con todos los habitantes de las ciudades, hasta las plantas del suelo. 26[178]Mas la mujer de (Lot) miró atrás y se convirtió en estatua de sal. 27Levantose Abrahán muy de mañana y se fue al lugar donde había estado en pie delante de Yahvé. 28Miró hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la región de la Vega, y vio que de aquella tierra subía humo, como humo de un horno. 29Así, pues, cuando Dios destruyó las ciudades de la Vega, se acordó de Abrahán y sacó a Lot de en medio de la ruina, al asolar las ciudades donde Lot habitaba.

Las hijas de Lot

30[179]Subió Lot de Segor y habitó con sus hijas en la montaña, porque tuvo miedo de quedarse en Segor. Se estableció, por eso, en una cueva, él y sus dos hijas. 31Y dijo la mayor a la menor: “Nuestro padre es viejo y no hay en el país hombre que se llegue a nosotras, como es costumbre en toda la tierra. 32Vayamos a embriagar a nuestro padre con vino, y nos acostaremos con él, a fin de conseguir de nuestro padre descendencia.” 33Embriagaron, pues, con vino a su padre esa misma noche, y entró la mayor y se acostó con su padre, sin que él se diera cuenta de ello, ni cuando ella se acostó ni cuando se levantó.

34Al día siguiente dijo la mayor a la menor: “Mira, yo me acosté anoche con mi padre; démosle a beber vino también esta noche, y entra tú para acostarte con él, de modo que de nuestro padre consigamos descendencia.” 35Embriagaron, pues, con vino, también aquella noche a su padre y fue la menor a acostarse con él, sin que él se diera cuenta de ello, ni cuando ella se acostó, ni cuando se levantó. 36Y sucedió que las dos hijas de Lot concibieron de su padre. 37La mayor dio a luz un hijo, a quien llamó Moab. Es el padre de los moabitas hasta hoy. 38También la menor dio a luz un hijo, el cual llamó Ben-ammi. Es el padre de los ammonitas hasta hoy.

GÉNESIS 20
Abrahán en Gerar

1[180]De allí se trasladó Abrahán a la región del Négueb, y habitó entre Cades y el Sur, morando temporalmente en Gerar. 2[181]Y dijo Abrahán de Sara, su mujer: “Es mi hermana”; por lo cual Abimelec, rey de Gerar, envió a tomar a Sara. 3Pero vino Dios a Abimelec en el sueño durante la noche, y le dijo: “He aquí que morirás a causa de la mujer que has tomado, porque es mujer casada.” 4Abimelec aún no se había acercado a ella, por lo cual dijo: “Señor, ¿matarás Tú también a gente justa? 5¿No me dijo él mismo: ‘Es mi hermana’, y ella también dijo: ‘Es mi hermano’? Con sencillez de mi corazón, y con manos inocentes he hecho esto.” 6[182]Y le respondió Dios en sueños: “Bien sé que con sencillez de corazón has hecho esto; y Yo soy también quien te he preservado de pecar contra Mí. Por eso no te he permitido que la tocaras. 7Devuélve, pues, la mujer de este hombre, porque es un profeta y rogará por ti, para que vivas; mas si no la devuelves, sabe que morirás indefectiblemente, tú con todos los tuyos.

8Se levantó Abimelec muy de mañana, llamó a todos sus siervos y contó a sus oídos todas estas palabras. Y quedaron muy amedrentados. 9Después llamó Abimelec a Abrahán, y le dijo “¿Qué es lo que has hecho con nosotros? ¿Y en qué te he ofendido, para que hayas traído sobre mí y mi reino un pecado tan grande? Has hecho tú conmigo cosas que no deben hacerse.” 10[183]Y Abimelec siguió diciendo a Abrahán: “¿Qué has visto para que hicieras esto?” 11Respondió Abrahán: “Pensé: Seguramente no hay temor de Dios en este lugar y me van a matar a causa de mi mujer.” 12[184]Y en verdad, ella es también mi hermana, hija de mi padre, aunque no hija de mi madre; y vino a ser mi mujer. 13Mas cuando Dios me hizo errar fuera de la casa de mi padre, le dije a ella: “Este es el favor que me has de hacer. En cualquier lugar a que lleguemos, dirás de mí: ‘Es mi hermano’.”

14Entonces Abimelec tomó ovejas y ganado y siervos y siervas, y se los dio a Abrahán. Le devolvió también a Sara, su mujer, diciéndole: 15“He aquí que mi tierra está a tu disposición; habita en donde mejor te parezca.” 16[185]Y a Sara le dijo: “Mira, he dado mil siclos de plata a tu hermano. Esto te servirá para velar tus ojos ante todos los que están contigo. Así quedas justificada.” 17Y rogó Abrahán a Dios, y sanó Dios a Abimelec, y a su mujer, y a sus siervas, y ellas tuvieron hijos. 18Porque Yahvé había cerrado completamente toda matriz en la casa de Abimelec, a causa de Sara, mujer de Abrahán.

GÉNESIS 21
Nacimiento de Isaac

1Visitó, pues, Yahvé a Sara según había dicho, y cumplió en ella lo prometido. 2Concibió Sara y dio a Abrahán un hijo en su vejez, al tiempo que Dios había predicho. 3Abrahán dio al hijo que le nació y cuya madre era Sara, el nombre de Isaac. 4Y circuncidó Abrahán a Isaac, su hijo, a los ocho días, como Dios le había mandado. 5Abrahán tenía cien años cuando nació su hijo Isaac. 6[186]Y dijo Sara:

“Dios me ha dado motivo para reírme;

todo el que lo sepa se reirá de mí.”

7Y agregó:

“¿Quién hubiera dicho a Abrahán

que Sara amamantaría hijos?;

pues le he dado un hijo

en su vejez.”

8Creció el niño y fue destetado; y el día en que fue destetado Isaac, dio Abrahán un gran convite. 9Mas cuando Sara vio que el hijo que Abrahán había recibido de Agar la egipcia, se burlaba, 10[187]dijo a Abrahán: “Echa fuera a esta esclava y a su hijo; porque el hijo de esta esclava no ha de ser heredero con mi hijo Isaac.”

Expulsión de Agar e Ismael

11Esta palabra parecía muy dura a Abrahán, por cuanto se trataba de su hijo. 12[188]Pero Dios dijo a Abrahán: “No te aflijas por el niño y por tu esclava. En todo lo que dijere Sara, oye su voz; pues por Isaac será llamada tu descendencia. 13Mas también del hijo de la esclava hare una nación, por ser descendiente tuyo.”

14Se levantó, pues, Abrahán muy de mañana, tomó pan y un odre de agua, y se lo dio a Agar, poniéndolo sobre el hombro de esta; (le entregó) también el niño, y la despidió. La cual se fue y anduvo errante por el desierto de Bersabee. 15Cuando se acabó el agua del odre, echó ella al niño bajo uno de los arbustos, 16y fue a sentarse frente a él, a la distancia de un tiro de arco; porque decía “No quiero ver morir al niño.” Sentada, pues en frente, alzó su voz y prorrumpió en lágrimas. 17Mas Dios oyó la voz del niño; y el Ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo, y le dijo: “Qué te pasa, Agar? No temas, porque Dios ha oído la voz del niño en el lugar donde está. 18[189]Levántate, alza al niño, y tómalo de la mano, porque haré de él un gran pueblo.” 19[190]Y le abrió Dios los ojos, y ella vio un pozo de agua; fue y llenó el odre de agua, y dio de beber al niño. 20Y Dios asistió al niño, el cual creció y habitó en el desierto, y vino a ser tirador de arco. 21[191]Se estableció en el desierto de Farán, y su madre le dio una mujer de la tierra de Egipto.

Alianza entre Abrahán y Abimelec

22[192]En aquel tiempo Abimelec, acompañado de Picol, capitán de sus tropas, dijo a Abrahán: “Dios está contigo en todo lo que haces. 23Ahora bien, júrame, aquí por Dios que no me engañarás, ni a mí, ni a mis hijos, ni a mis nietos, sino que me tratarás a mí y la tierra que te dio hospedaje con la bondad que yo he usado contigo.” 24Respondió Abrahán: “Lo juraré.” 25[193]Pero se quejó Abrahán ante Abimelec con motivo de un pozo de agua del que se habían apoderado los siervos de Abimelec. 26A lo cual contestó Abimelec: “No sé quien ha hecho esto; ni tú me lo has manifestado, ni yo lo he oído hasta ahora.”

27Tomó entonces Abrahán ovejas y ganado y se los dio a Abimelec; e hicieron los dos un pacto. 28Mas como Abrahán pusiese aparte siete corderas del rebaño, 29le dijo Abimelec: “¿Qué significan estas siete corderas que has puesto aparte?” 30Respondió: “Estas siete corderas has de aceptar de mi mano, para que me sirvan de testimonio de que yo he excavado este pozo.” 31[194]Por eso fue llamado aquel lugar Bersabee, porque allí juraron los dos.

32Hicieron, pues alianza en Bersabee; y se levantó Abimelec, con Picol, capitán de sus tropas, y se volvieron al país de los filisteos. 33Después plantó (Abrahán) un tamarisco en Bersabee e invocó allí el nombre de Yahvé, el Dios eterno. 34Y se detuvo Abrahán mucho tiempo en el país de los filisteos.

GÉNESIS 22
El sacrificio de Isaac

1Después de esto probó Dios a Abrahán, y le dijo “¡Abrahán!” “Heme aquí”, contestó este. 2[195]Le dijo entonces: “Toma a tu hijo único, a quien amas, a Isaac, y ve a la tierra de Moriah, y ofrécele allí en holocausto sobre uno de los montes que Yo te mostraré.”

3Se levantó, pues, Abrahán muy de mañana, aparejó su asno y tomó consigo dos de sus criados y a Isaac, su hijo; después de partir leña para el holocausto se puso en camino para ir al lugar que Dios le había indicado. 4Cuando al tercer día Abrahán alzó los ojos y vio el lugar desde lejos, 5dijo a sus mozos: “Quedaos aquí con el asno; yo y el niño iremos hasta allá para adorar, y después volveremos con vosotros.” 6Tomó, pues, Abrahán la leña para el holocausto, la cargó sobre Isaac, su hijo, y tomó en su mano el fuego y el cuchillo; y caminaron los dos juntos.

7Y se dirigió Isaac a Abrahán, su padre diciendo: “Padre mío”; el cual respondió: “Heme aquí, hijo mío”. Y dijo (Isaac): “He aquí el fuego y la leña, mas ¿dónde está el cordero para el holocausto?” 8[196]Contestó Abrahán: “Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío.” Y siguieron caminando los dos juntos.

9Llegado al lugar que Dios le había indicado, erigió Abrahán allí el altar, y dispuso la leña, después ató a Isaac su hijo, y le puso sobre el altar, encima de la leña. 10Y alargando su mano tomó Abrahán el cuchillo para degollar a su hijo, 11[197]cuando he aquí que el Ángel de Yahvé le llamó desde el cielo, diciendo: “¡Abrahán, Abrahán!” Él respondió: “Heme aquí.” 12[198]Dijo entonces (el Ángel): “No extiendas tu mano contra el niño, ni le hagas nada; pues ahora conozco que eres temeroso de Dios, ya que no has rehusado darme tu hijo, tu único.”

13Y alzó Abrahán los ojos y miró, y vio detrás de él un carnero, enredado por los cuernos en un zarzal. Fue Abrahán y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo. 14Y dio Abrahán a aquel lugar el nombre de “Yahvé ve” por donde se dice hoy día: “En el monte de Yahvé se verá”.

El premio a la obediencia

15El Ángel de Yahvé llamó a Abrahán por segunda vez desde el cielo, 16y dijo: “Por mí mismo he jurado, dice Yahvé: Por cuanto has hecho esto, y no has rehusado darme a tu hijo, tu único, 17[199]te colmaré de bendiciones y multiplicaré grandemente tu descendencia como las estrellas del cielo, y como las arenas de la orilla del mar, y tus descendientes poseerán la puerta de sus enemigos; 18[200]y en tu descendencia serán benditas todas las naciones de la tierra, porque has obedecido mi voz.” 19Luego volvió Abrahán a sus criados y levantándose se dirigieron juntos a Bersabee, y habitó Abrahán en Bersabee.

Descendencia de Nacor.

20Pasadas estas cosas fue dada a Abrahán esta noticia: “También Milcá ha dado a luz hijos a Nacor, tu hermano (cuyos nombres son): 21Us, el cual es su primogénito; Buz, su hermano; Camuel, padre de Aram, 22Cased, Azau, Feldas, Jedlaf y Batuel. 23Batuel engendró a Rebeca. Estos ochos dio Milcá a luz a Nacor, hermano de Abrahán. 24Su concubina, llamada Reumá, le dio también hijos: Tábeh, Gáham, Tahas y Maaca.

GÉNESIS 23
Muerte y sepultura de Sara.

1Sara vivió ciento veinte y siete años; tantos fueron los años de la vida de Sara. 2Murió Sara en Quiriat-Arbá, que es Hebrón, en la tierra de Canaán y vino Abrahán a llorar a Sara y hacer duelo por ella. 3[201]Después se levantó Abrahán de junto a su difunta, y habló con los hijos de Het diciendo: 4[202] “Extranjero y huésped soy en medio de vosotros; dadme una propiedad sepulcral entre vosotros, para que pueda enterrar a mi difunta, sacándola de mi vista.” 5Los hijos de Het respondieron a Abrahán, diciéndole: 6“Óyenos, señor, tú eres un príncipe de Dios en medio de nosotros; entierra a tu difunta en el mejor de nuestros sepulcros; ninguno de nosotros te negará su sepulcro, para que entierres a tu muerta.”

7Entonces se levantó Abrahán, y postrándose ante el pueblo del país, los hijos de Het, 8les habló en estos términos: “Si es vuestra buena voluntad que sepulte yo a mi difunta, sacándola de mi vista, escuchadme, y rogad por mí a Etrón, hijo de Sóhar, 9[203]que me ceda la cueva de Macpelá que es de su propiedad y que está al extremo de su campo; que me la ceda por buena plata, para poseer sepultura entre vosotros.” 10Efrón estaba sentado entre los hijos de Het, y respondió Efrón, el heteo, a Abrahán en presencia de los hijos de Het, de todos los que habían venido a la puerta de la ciudad, diciendo: 11No, señor mío; óyeme; te doy el campo y te cedo la cueva que está en él; en presencia de los hijos de mi pueblo te la cedo; entierra a tu muerta.”

12Entonces Abrahán, postrándose de nuevo ante el pueblo del país, 13dijo a Efrón, oyéndolo el pueblo del país: “¡Ojalá me escucharas! Te doy el precio del campo; recíbelo de mí, y enterraré allí a mi muerta.” 14Respondió Efrón a Abrahán, diciéndole: 15“Señor mío, escúchame: Un terreno de cuatrocientos siclos de plata, entre tú y yo, ¿qué es esto? Sepulta a tu muerta.” 16Oyó Abrahán a Efrón; y Abrahán pesó a Efrón el dinero que este había pedido en presencia de los hijos de Het: cuatrocientos siclos de plata corriente entre mercaderes.

17Con esto el campo de Efrón, que estaba en Macpelá frente a Mamré, el campo y la cueva que estaba en él, con todos los árboles de ese campo, con todos sus contornos, 18[204]vino a ser propiedad de Abrahán, estando presentes los hijos de Het, todos los que habían venido a la puerta de su ciudad. 19[205]Después de esto sepultó Abrahán a Sara, su mujer, en la cueva del campo, en Macpelá, frente a Mamré, que es Hebrón, en la tierra de Canaán. 20Así este campo, y la cueva que había en él, vinieron a ser propiedad de Abrahán como posesión sepulcral, adquirida de los hijos de Het.

GÉNESIS 24
Abrahán elige esposa a Isaac

1[206]Era Abrahán ya viejo, de edad muy avanzada; y Yahvé había bendecido a Abrahán en todo. 2[207]Dijo, pues, Abrahán al siervo más viejo de su casa, el cual administraba todo lo que tenía: “Pon, te ruego, tu mano debajo de mi muslo, 3para que te haga jurar por Yahvé, Dios del cielo y Dios de la tierra, de que no tomarás mujer para mi hijo de las hijas de los cananeos en medio de los cuales habito; 4[208]sino que irás a mi tierra y a mi parentela, a fin de tomar mujer para mi hijo Isaac.”

5Respondiole el siervo: “Tal vez no quiera la mujer venir conmigo a este país. ¿Debo en tal caso llevar a tu hijo a la tierra de donde saliste?” 6Contestole Abrahán: “Guárdate de llevar allá a mi hijo. 7Yahvé, el Dios del cielo, que me sacó de la casa de mi padre y del país de mi nacimiento, y que me habló y me juró, diciendo: ‘A tu descendencia daré esta tierra’; Él enviará su ángel delante de ti, de modo que puedas traer de allí mujer para mi hijo. 8Si la mujer no quisiere venir contigo, estarás libre de este mi juramento, pero no lleves allá a mi hijo.” 9Entonces puso el siervo su mano debajo del muslo de Abrahán, su señor, y le prestó juramento sobre estas cosas.

El siervo de Abrahán llega a Mesopotamia

10Luego tomó el siervo diez camellos de su señor y emprendió el viaje, llevando consigo las cosas más preciosas que tenía su señor, y levantándose se dirigió a Mesopotamia, a la ciudad de Nacor. 11Allí hizo arrodillar los camellos fuera de la ciudad, junto al pozo de agua, al caer la tarde, al tiempo que suelen salir las mujeres a sacar agua; 12y dijo: “Yahvé, Dios de mi señor Abrahán, concede, te ruego, que tenga suerte hoy, y ten misericordia de mi señor Abrahán. 13Heme aquí en pie junto a la fuente de aguas, adonde las hijas de los habitantes de la ciudad están saliendo a sacar agua. 14Ahora bien, la joven a quien yo dijere: ‘Baja, por favor, tu cántaro para que yo beba’, y ella respondiere: ‘Bebe tú, y también a tus camellos daré de beber’, esa sea la que designaste para tu siervo Isaac; y en esto conoceré que has tenido misericordia de mi señor.”

15Aún no había acabado de hablar, cuando he aquí que salía Rebeca, hija de Batuel, el hijo de Milcá, mujer de Nacor, hermano de Abrahán. 16La joven era de muy hermoso aspecto, virgen, que no había conocido varón. Bajó a la fuente, llenó su cántaro y volvió a subir. 17El siervo le salió al encuentro y dijo: “Dame de beber un poco de agua de tu cántaro.” 18“Bebe, señor mío”, respondió ella, y se apresuró a bajar el cántaro de su mano, y le dio de beber. 19Y después de darle de beber, dijo: “También para tus camellos sacaré agua, hasta que acaben de beber.” 20Y vaciando apresuradamente su cántaro en el abrevadero, corrió otra vez al pozo para sacar agua, y sacó para todos sus camellos.

21[209]Entretanto el hombre la contemplaba en silencio por saber si Yahvé había bendecido o no su camino. 22Cuando los camellos acabaron de beber, tomó el hombre un anillo de oro, de medio siclo de peso, y dos brazaletes que pesaban diez siclos de oro para los brazos de ella. 23Y preguntó: “¿De quién eres hija? Dime, te ruego, ¿hay en casa de tu padre lugar para pasar la noche?” 24Ella le contestó: “Soy hija de Batuel, el hijo de Milcá, a quien ella dio a luz a Nacor.” 25Y agregó: “Tenemos paja y forraje en abundancia, y lugar para pernoctar.”

26Entonces se postró el hombre y adoró a Yahvé, 27y dijo: “Bendito sea Yahvé, el Dios de mi señor Abrahán, que no ha dejado de mostrar su benevolencia y su fidelidad para con mi señor, pues me ha guiado Yahvé en el camino a la casa de los hermanos de mi señor.”

28Entretanto, la joven se fue corriendo y contó en casa de su madre todas estas cosas.

El siervo de Abrahán en casa de Nacor

29Tenía Rebeca un hermano que se llamaba Labán. Salió entonces Labán presuroso afuera en busca del hombre que estaba junto a la fuente. 30Había visto el anillo, y los brazaletes en las manos de su hermana, y había oído las palabras de Rebeca, su hermana, que decía: “Así me habló el hombre.” Vino, pues, al hombre cuando este estaba todavía con los camellos junto a la fuente. 31Y dijo: “¡Entra, bendito de Yahvé! ¿Por qué te quedas afuera?, pues tengo preparado la casa, y un lugar para los camellos.” 32Fue el hombre a la casa, y desaparejó los camellos, Entretanto dio (Labán) paja y forraje a los camellos, y agua para que se lavasen los pies al hombre y los que le acompañaban.

33[210]Después le sirvió la comida; mas él dijo: “No comeré hasta que haya dicho mi mensaje.” A lo que respondió (Labán): “Habla.” 34Dijo, pues: “Yo soy siervo de Abrahán. 35Yahvé ha colmado de bendiciones a mi señor, el cual se ha hecho rico, pues le ha dado ovejas y ganado, plata y oro, siervos y siervas, camellos y asnos. 36Y Sara, mujer de mi señor, envejecida ya, dio a luz un hijo a mi señor, quien le ha dado todo cuanto posee. 37Y me hizo jurar mi señor, diciendo: «No tomarás mujer para mi hijo de las hijas de los cananeos en cuya tierra habito, 38sino que irás a casa de mi padre y a mi parentela, y traerás mujer para mi hijo». 39Yo dije a mi señor: «Tal vez no quiera la mujer venir conmigo». 40Mas él respondió: «Yahvé, en cuya presencia ando, enviará su ángel contigo, y prosperará tu camino, y así tomarás mujer para mi hijo de mi parentela y de la casa de mi padre. 41[211]Serás libre de mi maldición cuando llegues a mi parentela; si no te la dieren, libre quedarás entonces de mi maldición». 42Ahora bien, llegué hoy a la fuente y dije: «Yahvé, Dios de mi señor Abrahán, si en verdad Tú bendices el camino por donde yo ando, 43he aquí que me quedo junto a la fuente de agua; si saliere una doncella a sacar agua, y yo le dijere: ‘Dame de beber un poco de agua de tu cántaro’, 44y ella me respondiere: ‘Bebe tú, y también para tus camellos sacaré agua’, esa será la mujer que Yahvé ha designado para el hijo de mi señor. 45Y aún no había acabado de hablar en mi corazón, cuando he aquí que salía Rebeca, con su cántaro al hombro, y ella bajó a la fuente y sacó agua. Yo le dije: «Dame, te ruego, de beber» 46y al mismo instante ella bajó su cántaro de sobre su hombro, y dijo «Bebe, y también a tus camellos daré de beber». Bebí y ella abrevó también a los camellos. 47[212]Entonces le pregunté, diciendo: «¿De quién eres hija?» Me respondió: «Soy hija de Batuel, el hijo de Nacor, para quien Milcá le dio a luz». Luego puse el anillo en su nariz, y los brazaletes en sus manos; 48y postrándome adoré a Yahvé, y bendije a Yahvé, el Dios de mi señor Abrahán, que me ha conducido por camino recto, a fin de traer la hija del hermano de mi señor, para su hijo. 49Por lo cual, si ahora queréis usar de benevolencia y lealtad con mi señor, decídmelo; y si no, decídmelo también, para que yo me dirija a la derecha o a la izquierda.”

50Respondieron Labán y Batuel, diciendo: “De Yahvé viene esto; nosotros no podemos decirte ni mal ni bien. 51Ahí tienes a Rebeca, tómala y vete, y sea ella mujer del hijo de tu señor, como lo ha dispuesto Yahvé.” 52Cuando el siervo de Abrahán oyó lo que decían, se postró en tierra ante Yahvé. 53[213]Y sacó el siervo objetos de plata y objetos de oro y vestidos y los dio a Rebeca; hizo también ricos presentes a su hermano y a su madre.

El siervo vuelve con Rebeca.

54Después comieron y bebieron, él y los hombres que le acompañaban y pasaron la noche. Cuando se levantaron a la mañana, dijo: “Dejadme volver a casa de mi señor.” 55A lo cual respondieron el hermano de ella y su madre: “Quédese la niña con nosotros algunos días, unos diez; después partirá.” 56Mas él les contestó: “No me detengáis, ya que Yahvé ha bendecido mi viaje; despedidme para que vaya a mi señor.” 57Ellos dijeron: “Llamemos a la joven y preguntemos lo que diga ella.” 58Llamaron, pues, a Rebeca, y la preguntaron: “Quieres ir con este hombre.” “Iré”, contestó ella.

59Entonces despidieron a Rebeca, su hermana, y a su nodriza, y al siervo de Abrahán con sus hombres. 60Y bendijeron a Rebeca, diciéndole:

“¡Hermana nuestra,

crezcas en millares y decenas de millares,

y apodérese tu descendencia

de la puerta de sus enemigos!”

61Después se levantó Rebeca con sus doncellas, y montadas sobre los camellos, siguieron al hombre, el cual tomó a Rebeca y partió.

Casamiento de Isaac con Rebeca.

62[214]Entre tanto Isaac había vuelto del pozo del “Viviente que me ve”; pues habitaba en la región del Négueb; 63[215]y por la tarde cuando salió al campo a meditar y alzó los ojos vio que venían unos camellos. 64También Rebeca alzó sus ojos y viendo a Isaac, descendió del camello; 65y preguntó al siervo: “Quién es aquel hombre que viene por el campo a nuestro encuentro” Contestó el siervo: “Es mi señor.” Entonces ella tomó su velo y se cubrió. 66[216]El siervo contó a Isaac todo lo que había hecho; 67[217]y condujo Isaac a Rebeca a la tienda de Sara, su madre; y tomó a Rebeca, la cual pasó a ser su mujer; y la amó; y así se consoló Isaac después de la muerte de su madre.

GÉNESIS 25
Últimos años y muerte de Abrahán

1Abrahán tomó todavía otra mujer, que se llamaba Keturá. 2De esta le nacieron Simrán, Jocsán, Madán, Madián, Jesboc y Sua. 3Jocsan engendró a Sabá y a Dedán. Los hijos de Dedán fueron los Asurim, los Letusim y los Leummim. 4Los hijos de Madián fueron Efá, Efer, Enoc, Abidá y Eldaá. Todos estos son hijos de Keturá.

5[218]Todo cuanto tenía dio Abrahán a Isaac. 6A los hijos de sus concubinas les hizo donaciones; y, viviendo aún él mismo, los separó de Isaac, enviándolos hacia el Oriente, a las regiones orientales.

7Estos fueron los días de los años de la vida de Abrahán: ciento setenta y cinco años. 8[219]Expiró Abrahán y murió en buena vejez, anciano y satisfecho; y fue a reunirse con su pueblo. 9Isaac e Ismael, sus hijos lo enterraron en la cueva de Macpelá, en el campo de Efrón, hijo de Sohar, el heteo, frente a Mamré, 10[220]en el campo que Abrahán había comprado a los hijos de Het. Allí está sepultado Abrahán, con Sara, su mujer.

11[221]Después de la muerte de Abrahán bendijo Dios a Isaac, su hijo, el cual habitaba junto al pozo del “Viviente que me ve”.

Descendientes de Ismael

12[222]Estos son los descendientes de Ismael, hijo de Abrahán, que le nació de Agar la egipcia, esclava de Sara. 13Y estos son los nombres de los hijos de Ismael, según los nombres de sus linajes: El primogénito de Ismael fue Nebayot; después Kedar, Abdeel, Mibsam, 14Mismá, Dumá, Masá. 15Hadad, Temá, Yetur, Nafís y Kedmá. 16Estos son los hijos de Ismael, y estos son sus nombres según sus poblados y sus campamentos; doce príncipes de otros tantos pueblos. 17Y estos fueron los años de la vida de Ismael: ciento treinta y siete años; después expiró y murió, y fue a reunirse con su pueblo. 18[223]Habitó desde Havilá hasta Sur, que está frente a Egipto, cuando uno va a Asiria, y se extendió al este de todos sus hermanos.

IV. DESDE ISAAC HASTA JOSÉ
Nacimiento de Esaú y Jacob

19Esta es la historia de Isaac, hijo de Abrahán: Abrahán engendró a Isaac. 20Isaac tenía cuarenta años cuando tomó por mujer a Rebeca, hija de Batuel, arameo, de Mesopotamia, hermana de Labán, arameo. 21Rogó Isaac a Yahvé por su mujer, porque ella era estéril; y Yahvé le escuchó, y concibió Rebeca, su mujer. 22[224]Pero se chochaban los hijos en su seno, por lo cual dijo “Si es así, ¿qué será de mí?” Y se fue a consultar a Yahvé. 23[225]Le respondió Yahvé:

“Dos pueblos están en tu seno,

dos naciones que se dividirán desde tus entrañas.

Y una nación será más fuerte que la otra;

pues el mayor servirá al menor.”

24Y he aquí, cuando llegó el tiempo de dar a luz, había mellizos en su seno. 25[226]Salió el primero, rubio todo él como un manto de pelo; y le llamaron Esaú. 26Después salió su hermano, que con su mano tenía agarrado el talón de Esaú; por lo cual le llamaron Jacob. Isaac contaba sesenta años cuando nacieron.

Esaú vende la primogenitura

27[227]Crecieron los niños, y fue Esaú diestro en la caza, hombre del campo; Jacob, empero, hombre apacible, que quedaba en casa. 28Isaac amaba a Esaú, porque comía de su caza; Rebeca, por su parte, quería a Jacob. 29Ahora bien, Jacob habíase hecho un guiso; y cuando Esaú, muy fatigado, volvió del campo, 30[228]dijo a Jacob: “Por favor, déjame comer de este guiso rojo, que estoy desfallecido.” Por esto fue llamado Edom. 31[229]Respondió Jacob: “Véndeme ahora mismo tu primogenitura.” 32“Mira, dijo Esaú, yo me muero, ¿de qué me sirve la primogenitura?” 33Replicó Jacob: “Júramelo ahora mismo.” Y él se lo juró, vendiendo a Jacob su primogenitura. 34Entonces Jacob dio a Esaú pan y el guiso de lentejas, y este comió y bebió; después se levantó y se marchó. Así despreció Esaú la primogenitura.

GÉNESIS 26
Dios renueva las bendiciones dadas a Abrahán

1Vino un hambre sobre el país, fuera de la primera hambre que había habido en tiempo de Abrahán. Se fue entonces Isaac a Gerar, a Abimelec, rey de los filisteos. 2Pues se le apareció Yahvé, y le dijo: “No desciendas a Egipto; fija tu residencia en el país que Yo te indicaré. 3Vive como extranjero en este país, y Yo estaré contigo y te bendeciré; porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y cumpliré el juramento que hice a tu padre Abrahán. 4[230]Multiplicaré tu posteridad como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras; y en tu descendencia serán benditas todas las naciones de la tierra, 5por haber obedecido Abrahán mi voz, y haber cumplido mi servicio, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes.”

Abimelec y Rebeca

6Habitó, pues, Isaac en Gerar. 7[231]Al preguntarle los hombres del lugar acerca de su mujer, dijo: “Es mi hermana”; porque tenía miedo de que al decir: “Es mi mujer”, lo matasen los hombres del lugar a causa de Rebeca; pues ella era de hermoso aspecto. 8[232]Mas como se prolongase allí su estancia, aconteció que Abimelec, rey de los filisteos, mirando por una ventana vio que Isaac acariciaba a su mujer Rebeca. 9Entonces llamó Abimelec a Isaac y le dijo: “Bien veo que ella es tu mujer. ¿Por qué, pues dijiste: ‘Es mi hermana’?” Y le respondió Isaac: “Porque pensé: No vaya yo a morir por causa de ella.” 10Replicó Abimelec: “¿Qué es esto que nos has hecho? Fácilmente alguno del pueblo hubiera podido tomar tu mujer, y hubieras traído sobre nosotros un pecado.” 11Por lo cual dio Abimelec a todo el pueblo una orden que decía: “Quien tocare a este hombre o a su mujer, morirá irremisiblemente.”

Dios bendice a Isaac con bienes

12Sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año el ciento por uno; pues Yahvé le bendijo. 13[233]Y el hombre se hizo rico y fue engrandeciéndose cada día más, de manera que vino a ser muy rico. 14Tenía rebaños de ovejas y de ganados y mucha servidumbre. Por lo cual los filisteos le tuvieron envidia; 15y cegaron todos los pozos que los siervos de su padre habían cavado en tiempo de Abrahán, su padre y los llenaron de tierra.

Isaac se retira del país de los filisteos

16Dijo entonces Abimelec a Isaac: “Retírate de nosotros, porque te has hecho mucho más poderoso que nosotros.” 17Fuése, pues, Isaac de allí, y acampó en el valle de Gerar, donde fijó su residencia. 18Isaac abrió de nuevo los pozos de agua cavados en los días de Abrahán, su padre, que los filisteos habían cegado después de la muerte de Abrahán; y les dio los mismos nombres que les había puesto su padre. 19Después cavaron los siervos de Isaac en el valle, y hallaron allí un pozo de agua viva. 20Pero riñeron los pastores de Gerar con los pastores de Isaac, diciendo: “Nuestra es el agua.” De donde llamó al pozo Esec, porque habían reñido con él. 21Cavaron otro pozo; y también por él se pelearon, por lo cual le puso por nombre Sitná. 22[234]Partió de allí y cavó otro pozo, por el cual no hubo altercado; por tanto lo llamó Rehobot, diciendo: “Porque ahora Yahvé nos ha dado anchura, y podremos prosperar sobre la tierra.”

Isaac en Bersabee

23De allí subió a Bersabee; 24y se le apareció Yahvé aquella noche, y dijo:

“Yo soy el Dios de Abrahán, tu padre.

No temas, porque Yo estoy contigo;

te bendeciré,

y multiplicaré tu descendencia

por amor a Abrahán, mi siervo.”

25Erigió allí un altar, donde invocó el nombre de Yahvé y plantó su tienda; y los siervos de Isaac cavaron allí un pozo.

26[235]Vino entonces a él Abimelec desde Gerar, con Ahuzar, su amigo, y Picol, capitán de sus tropas. 27Isaac les dijo: “¿Cómo es que venís a mí, vosotros que me odiáis y me habéis echado de entre vosotros?” 28Contestaron ellos: “Hemos visto claramente que Yahvé está contigo; por lo cual nos dijimos: Haya un juramento entre nosotros, entre ti y nosotros. Pactaremos alianza contigo, 29de que no nos harás mal alguno, así como nosotros no te hemos tocado, pues no hemos hecho contigo sino bien, y te hemos despedido en paz. Tú eres ahora el bendito de Yahvé.” 30Entonces les dio un convite, y comieron y bebieron; 31y levantándose muy de mañana juraron el uno al otro. Después los despidió Isaac, y se retiraron de él en paz.

32Aquel mismo día vinieron los siervos de Isaac a darle noticia del pozo que habían cavado, diciéndole: “Hemos hallado agua.” 33[236]Y lo llamó Sebá. Por eso el nombre de aquella ciudad es Bersabee hasta el día de hoy.

Esaú se casa con mujeres paganas

34Cuando Esaú tenía cuarenta años, tomó por mujeres a Judit, hija de Beerí, heteo, y a Basemat, hija de Elón, heteo, 35[237]las cuales causaron a Isaac y Rebeca mucha amargura.

GÉNESIS 27
Isaac bendice a su hijo Jacob

1Cuando Isaac era viejo y se le habían debilitado los ojos, de modo que ya no veía, llamó a Esaú, su hijo mayor, y le dijo: “Hijo mío”; el cual le contestó: “Heme aquí.” 2Y dijo: “Mira, yo soy viejo, y no sé el día de mi muerte. 3Toma, pues, ahora tus armas, tu aljaba, y tu arco, y sal al campo, cázame algo, 4y prepárame un buen guiso, según mi gusto, y tráemele para comida, y mi alma te bendecirá antes de morirme.”

5Mas Rebeca estaba escuchando cuando Isaac hablaba a Esaú, su hijo; y cuando Esaú fue al campo a cazar una presa de casa para traérselo, 6habló Rebeca con Jacob, su hijo, diciendo: “Mira, he oído a tu padre cómo hablando con Esaú tu hermano, le decía: 7[238] ‘Tráeme caza, y hazme un buen guiso para comida, y te bendeciré delante de Yahvé antes de morirme’. 8Ahora bien, hijo mío, oye mi voz en lo que te mando. 9Ve al rebaño, y tráeme de allí dos buenos cabritos; y yo haré con ellos para tu padre un sabroso guiso como a él le gusta; 10[239]y se lo presentarás a tu padre, el cual lo comerá y te bendecirá antes de su muerte”. 11Contestó Jacob a Rebeca, su madre: “Mira que Esaú, mi hermano, es hombre velludo, y yo lampiño. 12Quizás me palpe mi padre; seré entonces a sus ojos como quien se burla de él y me acarrearé maldición, en lugar de bendición.” 13Replicole su madre: “Sobre mí tu maldición, hijo mío; oye tan solo mi voz, anda y tráemelos.”

14Fue, pues, a tomarlos, y los trajo a su madre; e hizo su madre un sabroso guiso, como le gustaba a su padre. 15Después tomó Rebeca vestidos de Esaú, su hijo mayor, los mejores que tenía en casa, y los vistió a Jacob, su hijo menor. 16Y con las pieles de los cabritos le cubrió las manos y la parte lisa de su cuello. 17Luego puso el guiso y el pan que había preparado, en manos de Jacob su hijo, 18el cual entró donde estaba su padre, y dijo “Padre mío”, a lo que este respondió: “Heme aquí; ¿quién eres, hijo mío?” 19[240] “Yo soy tu primogénito Esaú”, dijo Jacob a su padre. “He hecho como me dijiste; levántate, te ruego, siéntate, y come de mi caza, para que me bendiga tu alma.” 20Preguntó Isaac a su hijo: “¿Cómo es que has podido encontrarla tan pronto, hijo mío?” El cual respondió: “porque Yahvé, tu Dios me la puso delante.” 21Dijo entonces Isaac a Jacob: “Acércate, y te palparé, a ver si realmente eres o no mi hijo Esaú.”

22Acercose, pues Jacob a su padre Isaac, el cual lo palpó y dijo: “La voz es la voz de Jacob, pero las manos son las manos de Esaú.” 23Y no lo reconoció, porque sus manos estaban velludas, como las manos de su hermano Esaú y así lo bendijo. 24Pero repitió la pregunta: “¿Eres tú realmente mi hijo Esaú?” Y él respondió: “Soy yo.” 25Dijo entonces: “Acércame la caza, y comeré de ella, hijo mío, para que te bendiga mi alma.” Se la acercó, y comió; le sirvió también vino y bebió. 26Después le dijo Isaac, su padre: “Acércate y bésame, hijo mío.” 27[241]Se acercó y lo besó; y cuando (Isaac) sintió la fragancia de sus vestidos, le bendijo diciendo:

“Mira, el olor de mi hijo

es como el olor de un campo

bendecido por Yahvé.

28[242]¡Te de Dios del rocío del cielo,

y de la grosura de la tierra,

y abundancia de trigo y de vino!

29¡Sírvante pueblos,

y póstrense delante de ti naciones;

sé señor de tus hermanos,

e inclínense ante ti los hijos de tu madre!

¡Maldito el que te maldiga,

y bendito quien te bendiga!”

Isaac bendice también a Esaú

30Apenas Isaac había acabado de bendecir a Jacob, y no bien había salido Jacob de la presencia de su padre Isaac, cuando Esaú, su hermano, volvió de su caza. 31Hizo también un sabroso guiso y presentándolo a su padre le dijo: “Levántese mi padre y coma la caza de su hijo, para que me bendiga tu alma.” 32Isaac, su padre, le dijo: “¿Quién eres tú?” Le contestó: “Soy tu hijo, el primogénito tuyo Esaú.” 33Asombrose Isaac sobremanera, hasta el extremo, y dijo: “¿Quién es, pues, aquel que fue a cazar y me trajo caza, y yo he comido de todo antes que tu vinieses, y lo he bendecido de suerte que quedará bendito?”

34Al oír Esaú las palabras de su padre, lanzó un grito fuerte y extremadamente amargo, y dijo a su padre: “¡Bendíceme también a mí, padre mío!” 35Mas él respondió: “Ha venido tu hermano con engaño, y se ha llevado tu bendición.” 36[243]Dijo entonces (Esaú): “Con razón se llama Jacob; pues me ha suplantado ya dos veces: me quitó la primogenitura, y ya ves que ahora me ha quitado la bendición.” Y añadió “¿No has reservado bendición para mí? 37[244]Isaac respondió y dijo a Esaú: “Mira, le he puesto por señor tuyo, le he dado por siervos a todos sus hermanos y le he provisto de trigo y vino. Por ti, pues, ¿qué podré hacer ahora, hijo mío?” 38Dijo Esaú a su padre: “¿No tienes más que un sola bendición, padre mío? ¡Bendíceme también a mí, padre mío!” y levantó Esaú su voz y rompió a llorar.

39Entonces repuso Isaac, su padre, diciendo:

“He aquí que lejos de la grosura

de la tierra será tu morada,

y lejos del rocío que baja del cielo.

40[245]De tu espada vivirás,

y servirás a tu hermano,

pero cuando empieces a dominar,

romperás su yugo de sobre tu cerviz.”

Esaú amenaza a Jacob con la muerte

41Esaú concibió odio contra Jacob a causa de la bendición con que le había bendecido su padre; y dijo Esaú en su corazón: “Se acercan ya los días en que haré duelo por mi padre; después mataré a Jacob, mi hermano.” 42Rebeca tuvo noticia de las palabras de Esaú, su hijo mayor; por lo cual envió a llamar a Jacob, su hijo menor, y le dijo: “Mira, tu hermano Esaú quiere vengarse de ti, matándote. 43Ahora, pues, hijo mío, oye mi voz: levántate y huye a Harán, a casa de mi hermano Labán; 44y estarás con él algún tiempo, hasta que se apacigüe la cólera de tu hermano; 45hasta que la ira de tu hermano se aparte de ti, y él se olvide de lo que le has hecho. Yo entonces enviaré por ti y te traeré de allá. ¿Por qué he de quedar privada de vosotros dos en un mismo día? 46[246]Y dijo Rebeca a Isaac: “Me da fastidio el vivir, a causa de las hijas de Het. Si Jacob toma mujer de las hijas de Het, como estas, de las hijas de este país, ¿para qué seguir viviendo?”

GÉNESIS 28
Isaac envía a Jacob a Mesopotamia

1Llamó, pues, Isaac a Jacob y lo bendijo, y le dio esta orden: “No tomes mujer de las hijas de Canaán. 2Levántate y ve a Mesopotamia, a casa de Batuel, padre de tu madre, y toma de allí mujer, de las hijas de Labán, hermano de tu madre. 3Bendígate el Dios Todopoderoso, y te haga crecer, y te multiplique, para que llegues a ser padre de muchos pueblos. 4Y te conceda la bendición de Abrahán, a ti y a tu descendencia contigo; a fin de que poseas la tierra de tus peregrinaciones, que Dios ha dado a Abrahán.” 5Despidió, pues, Isaac a Jacob, el cual se fue a Mesopotamia, a Labán, hijo de Batuel, arameo, hermano de Rebeca, madre de Jacob y Esaú.

Esaú se casa con una hija de Ismael

6Vio, pues Esaú que Isaac había bendecido a Jacob, y le había enviado a Mesopotamia a fin de que allí se tomase mujer, y que al bendecirlo le había dado la orden: “No tomes mujer de las hijas de Canaán”, 7y que Jacob, obedeciendo a su padre y a su madre, había marchado a Mesopotamia, 8conoció Esaú que las hijas de Canaán eran malas a los ojos de Isaac, su padre, 9[247]por lo cual fue Esaú a Ismael, y se tomó por mujer, sobre las mujeres que ya tenía, a Mahalat, hija de Ismael, el hijo de Abrahán y hermana de Nabayot.

Viaje de Jacob a Harán

10Jacob salió de Bersabee y se dirigió a Harán. 11[248]Llegado a cierto lugar, pasó allí la noche, porque ya se había puesto el sol. Y tomando una de las piedras del lugar, se la puso por cabezal, y se acostó en aquel sitio. 12[249]Y tuvo un sueño: he aquí una escalera que se apoyaba en la tierra, y cuya cima tocaba en el cielo; los ángeles de Dios subían y bajaban por ella. 13Y sobre ella estaba Yahvé, que dijo: “Yo soy Yahvé, el Dios de tu padre Abrahán, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado, te la daré a ti y a tu descendencia. 14[250]Tu posteridad será como el polvo de la tierra; y te extenderás hacia el occidente y hacia el oriente, hacia el aquilón y hacia el mediodía; y en ti y en tu descendencia serán benditas todas las tribus de la tierra. 15Y he aquí que Yo estaré contigo, y te guardaré en todos tus caminos y te restituiré a esta tierra; porque no te abandonaré hasta haber cumplido cuanto te he dicho.”

16[251]Cuando Jacob despertó de su sueño, exclamó: “Verdaderamente Yahvé está en este lugar y yo no lo sabía.” 17Y lleno de temor añadió: “¡Cuan venerable es este lugar!, no es sino la casa de Dios y la puerta del cielo.” 18[252]Se levantó Jacob muy de mañana, tomó la piedra que había puesto por cabezal, la erigió en monumento y derramó óleo sobre ella. 19[253]Y llamó a aquel lugar Betel —antiguamente el nombre de la ciudad era Luz—. 20[254]Y Jacob hizo un voto, diciendo: “Si Dios está conmigo, y me guarda en este viaje que hago, y me da pan que comer y ropa con que vestirme, 21y vuelvo yo en paz a la casa de mi padre, entonces será Yahvé mi Dios. 22Esta piedra que he erigido en monumento será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, te daré el diezmo sin falta.”

GÉNESIS 29
Jacob en casa de Labán

1[255]Jacob prosiguió su viaje y se fue al país de los hijos de Oriente. 2Mirando vio en el campo un pozo y he aquí tres rebaños de ovejas sesteando junto a él; pues en aquel pozo se abrevaban los rebaños; y había una piedra grande sobre la boca del pozo. 3Allí se reunían todos los rebaños; (los pastores) removían la piedra de sobre la boca del pozo, para abrevar los rebaños, y después volvían aponer la piedra en su lugar sobre la boca del pozo. 4Díjoles Jacob: “Hermanos, ¿de dónde sois?” Contestaron: “Somos de Harán”. 5[256]Les preguntó: “¿Conocéis a Labán, hijo de Nacor?” Respondieron: “Lo conocemos.” 6Les dijo entonces: “¿Está bien?” “Bien está, respondieron ellos, y he aquí a Raquel, su hija, que viene con su rebaño.” 7Entonces dijo: “Todavía es muy de día, no es hora de recoger el ganado; abrevad las ovejas, y volved a apacentarlas.” 8Ellos respondieron: “No podemos, hasta que se reúnan todos los rebaños y se remueva la piedra de sobre la boca del pozo para que abrevemos las ovejas.”

9Aún estaba hablando con ellos, cuando llegó Raquel con las ovejas de su padre, pues ella era pastora. 10Como viese Jacob a Raquel, hija de Labán, hermano de su madre, se acercó y removió la piedra de sobre la boca del pozo y abrevó las ovejas de Labán, hermano de su madre. 11Y besó Jacob a Raquel, y alzó su voz para llorar. 12[257]Luego declaró Jacob a Raquel que era hermano de su padre e hijo de Rebeca. Tras lo cual ella echó a correr y avisó a su padre. 13Cuando Labán oyó lo que le decía de Jacob, hijo de su hermana, corrió a su encuentro, lo abrazó, lo besó y lo condujo a su casa. Y (Jacob) contó a Labán todas estas cosas. 14Díjole entonces Labán: “De veras, eres hueso mío y carne mía.” Y estuvo con él por espacio de un mes.

Jacob se casa con Raquel

15Dijo Labán a Jacob: “¿Acaso por ser mi hermano, has de servirme de balde? Dime cuál será tu salario.” 16Ahora bien, tenía Labán dos hijas; el nombre de la mayor era Lía, y el nombre de la menor, Raquel. 17[258]Lía tenía los ojos enfermos; Raquel, en cambio, era de buena figura y de hermoso aspecto. 18Jacob amaba a Raquel, por lo cual dijo: “te serviré siete años por Raquel, tu hija menor.” 19Labán respondió: “Mejor es dártela ti, que dársela a otro; quédate conmigo.”

20[259]Sirvió, pues, Jacob por Raquel siete años, que le parecieron como unos pocos días, por el amor que le tenía. 21Dijo entonces Jacob a Labán: “Dame mi mujer, que se han cumplido los días, y me llegaré a ella.” 22Reunió, pues, Labán a toda la gente del lugar y dio un banquete. 23Mas por la noche tomó a Lía, su hija, y la llevó a Jacob, y este se llegó a ella. 24[260]Y dio Labán a su hija Lía su sierva Silfá para esclava. 25Llegada la mañana, vio (Jacob) que era Lía. Dijo, pues, a Labán: “¿Qué es lo que has hecho conmigo? ¿No te he servido por Raquel? ¿Por qué me has engañado?” 26Respondió Labán: “No es costumbre en nuestra tierra dar la menor antes que la mayor. 27Cumple la semana con esta, y te daremos también la otra, por el servicio que me prestarás durante otros siete años.” 28Jacob lo hizo así; y habiendo cumplido la semana con ella, le dio por mujer a su hija Raquel. 29Y dio Labán por esclava a su hija Raquel su sierva Bilhá. 30[261]Así se llegó (Jacob) también a Raquel, a la cual amó más que a Lía y sirvió a (Labán) otros siete años.

Hijos de Lía

31Viendo Yahvé que Lía era menospreciada, la hizo fecunda, mientras Raquel era estéril. 32[262]Concibió Lía y dio a luz un hijo, al cual llamó Rubén, pues decía: “Yahvé ha mirado mi aflicción; ahora sí que me amará mi marido.” 33Concibió otra vez y dio a luz un hijo, y dijo: “Yahvé oyó que yo era menospreciada; por eso me ha dado también este.” Y le llamó Simeón. 34Concibió de nuevo y dio a luz un hijo, y dijo: “Ahora, esta vez, mi marido se aficionará a mí, ya que le he dado tres hijos.” Por eso le llamó Leví. 35Volvió a concebir, y dio a luz un hijo, y dijo “Esta vez alabaré a Yahvé.” Por tanto, le puso por nombre Judá; y cesó de tener hijos.

GÉNESIS 30
Los restantes hijos de Jacob

1Viendo Raquel que no daba hijos a Jacob, tuvo envidia de su hermana, y dijo a Jacob: “Dame hijos, de lo contrario me muero.” 2Entonces se airó Jacob contra Raquel, y dijo: “¿Estoy yo acaso en el lugar de Dios, que te ha negado el fruto del seno?” 3[263]A lo cual ella contestó: “Ahí tienes a mi sierva Bilhá: llégate a ella para que dé a luz sobre mis rodillas. Así también yo tendré descendencia, por medio de ella.” 4Diole, pues, a Bilhá, su sierva, por mujer; y Jacob se llegó a ella. 5Concibió Bilhá y dio a Jacob un hijo. 6Y dijo Raquel: “Dios me ha hecho justicia, y también ha oído mi voz, concediéndome un hijo.” Por eso le llamó Dan. 7Concibió otra vez Bilhá, sierva de Raquel, y dio a Jacob un segundo hijo. 8[264]Entonces dijo Raquel: “Luchas de Dios he luchado con mi hermana y he vencido.” Y le llamó Neftalí.

9Ahora bien, cuando Lía vio que había dejado de dar a luz, tomó a Silfá, su sierva, y se la dio a Jacob por mujer. 10Y cuando Silfá, sierva de Lía, dio a Jacob un hijo, 11exclamó Lía: ¡Qué buena suerte!”, y le puso por nombre Gad. 12Silfá, sierva de Lía, dio a Jacob también un segundo hijo, 13y dijo Lía: “¡Por dicha mía!, porque me llamarán dichosa las doncellas.” Y le llamó Aser.

14Un día salió Rubén, en tiempo de la cosecha del trigo, y halló mandrágoras en el campo, que llevó a su madre Lía. Y dijo Raquel a Lía: “Dame, por favor, de las mandrágoras de tu hijo.” 15[265]Mas ella le contestó: “¿Te parece poco haberme quitado mi marido? ¿Quieres también quitarme las mandrágoras de mi hijo?” A lo cual contestó Raquel: “Duerma entonces contigo esta noche, a trueque de las mandrágoras de tu hijo.” 16A la tarde, cuando Jacob volvió del campo, salió Lía a su encuentro y le dijo: “A mí has de venir, pues te he comprado por las mandrágoras de mi hijo”; por lo cual aquella noche durmió con ella. 17Y oyó Dios a Lía, que concibió y dio a Jacob un quinto hijo. 18Y dijo Lía. “Dios ha dado mi recompensa por haber dado mi sierva a mi marido”; y le llamó Isacar. 19Lía concibió otra vez y dio un sexto hijo a Jacob. 20Y dijo Lía: “Dios me ha dado un buen regalo; ahora habitará mi marido conmigo, pues le he dado seis hijos.” Y le puso por nombre Zabulón. 21Después dio a luz una hija, a la que llamó Dina.

22Se acordó Dios también de Raquel, la oyó y la hizo fecunda. 23[266]Concibió y dio a luz un hijo, y dijo: “Ha quitado Dios mi oprobio.” 24Y le puso por nombre José, diciendo: “Añádame Yahvé otro hijo”.

Dios enriquece a Jacob

25Cuando Raquel hubo dado a luz a José, dijo Jacob a Labán: “Déjame marchar, e iré a mi lugar y a mi tierra. 26Dame mis mujeres y mis hijos, por quienes te he servido, y me iré; bien sabes los servicios que te he hecho.” 27Le respondió Labán: “¡Halle yo gracia a tus ojos! He observado que Yahvé me ha bendecido por tu causa.” 28Y agregó: “Fíjame tu salario, y lo daré.” 29Contestó él: “Tú sabes cómo te he servido, y cómo ha crecido tu hacienda conmigo. 30Poco era lo que tenías antes de mi venida, pero se ha aumentado en extremo, pues Yahvé te ha bendecido con mi llegada. Ahora, pues, ¿cuándo podré trabajar también por mi casa?” 31Le preguntó (Labán): “¿Qué es lo que he de darte?” “No me des nada, respondió Jacob, antes bien haz conmigo lo que te voy a decir, y volveré a pastorear y guardar tu rebaño. 32[267]Recorreré hoy toda tu grey, apartando de ella todo animal salpicado y mancho y todo animal negro entre los corderos y todo animal manchado y salpicado entre las cabras, y (esto) será mi recompensa. 33Y responderá por mí mi rectitud el día de mañana, cuando se presente delante de ti mi salario: Todo lo que no fuere salpicado y manchado entre las cabras, y negro entre los corderos, será en mí un robo.” 34“Bien está, dijo Labán, sea como dices.”

35Y aquel mismo día (Labán) separó los chivos listados y manchados y todas las cabras salpicadas y manchadas, todo lo que tenía algo de blanco, y todo lo negro entre los corderos, y lo entregó en manos de sus hijos. 36Además fijó una distancia de tres jornadas entre él y Jacob, el cual siguió apacentando el resto del rebaño de Labán. 37[268]Entonces tomó Jacob unas varas verdes de álamo, de almendro y de plátano, y les quitó parte de la corteza, dejando al descubierto lo blanco de las varas. 38Y colocó las varas así descortezadas en los canales o abrevaderos de agua a donde venían los animales a beber. (Las colocó) a la vista de los animales, para que se encelasen al tiempo de beber. 39Y así se encelaban los animales a la vista de las varas, y parían crías listadas, salpicadas y manchadas. 40[269]Y Jacob separó los corderos, dirigiendo ese ganado hacia las reses listadas y poniendo, en cambio, todo lo negro en el rebaño de Labán; y él colocó sus hatos aparte, sin ponerlos junto al rebaño de Labán. 41Y cada vez que se encelaban las reses robustas, ponía Jacob las varas ante los ojos del ganado en los abrevaderos, para que se encelasen ante las varas. 42Mas cuando el ganado estaba débil, no las ponía, de modo que las crías débiles eran para Labán, y las robustas para Jacob. 43Así el hombre se enriqueció de un modo extraordinario, y tuvo muchos rebaños, siervas y siervos, camellos y asnos.

GÉNESIS 31
Vuelta de Jacob a Canaán

1Oyó Jacob las palabras de los hijos de Labán, que decían: “Jacob se ha apoderado de todo lo que era de nuestro padre, y con la hacienda de nuestro padre ha adquirido toda esta riqueza.” 2Jacob observó también el rostro de Labán y vio que no era para él como antes. 3Dijo, pues, Yahvé a Jacob: “Vuélvete a la tierra de tus padres y a tu parentela, y Yo estaré contigo.” 4Entonces Jacob envió llamar a Raquel y a Lía al campo, donde estaban sus rebaños, 5y le dijo “Veo que el rostro de vuestro padre no es para mí como antes, mas el Dios de mi padre ha estado conmigo. 6Como sabéis he servido a vuestro padre con todas mis fuerzas; 7[270]pero vuestro padre se ha burlado de mí, cambiando diez veces mi salario, aunque Dios no le ha permitido dañarme. 8Si él decía: ‘Las ovejas salpicas serán tu salario’, todas las ovejas parían crías salpicadas. Y se decía: ‘Las listadas serán tu salario’, todas las ovejas parían crías listadas. 9[271]De esta suerte Dios ha quitado la hacienda de vuestro padre y me la ha entregado a mí. 10Al tiempo que las ovejas entraban en calor, alcé mis ojos y vi en sueños que los machos que cubrían el ganado eran listados, salpicados y manchados, 11[272]Y me dijo el Ángel de Dios en sueño: ‘¡Jacob!’, a lo cual yo respondí: ‘Heme aquí.’ 12Y dijo Él: ‘Alza los ojos, y verás que todos los machos que cubren el ganado son listados, salpicados y manchados, porque he visto todo lo que te ha hecho Labán. 13Yo soy el Dios de Betel, donde ungiste un monumento, y donde me hiciste un voto. Ahora, pues, levántate, sal de esta tierra, y vuelve al país de tu nacimiento.”

14Respondieron Raquel y Lía, diciéndole: “¿Tenemos acaso todavía alguna parte y herencia en la casa de nuestro padre? 15¿No nos ha tratado como extranjeras?, pues nos vendió, y se comió por completo nuestro dinero. 16Mas ahora toda la riqueza que Dios ha quitado a nuestro padre, es nuestra y de nuestros hijos. Haz, pues, cuanto te ha dicho Dios.” 17[273]Se levantó entonces Jacob, hizo subir a sus hijos y a sus mujeres sobre los camellos, 18y llevándose todo su ganado, y toda su hacienda que había adquirido, los bienes que había ganado en Mesopotamia, y se fue a Isaac, su padre, al país de Canaán.

Labán da alcance a Jacob

19[274]Labán había ido a esquilar sus ovejas. Entre tanto robó Raquel los terafim que tenía su padre, 20y Jacob engañó a Labán, arameo, no comunicándole su huída. 21[275]Pues huyó con todo lo que era suyo, y levantándose pasó el río, y se encaminó hacia las montañas de Galaad. 22Al tercer día recibió Labán la noticia de que Jacob había escapado. 23Entonces tomó a sus hermanos consigo, y persiguiéndolo durante siete días, le dio alcance en la montaña de Galaad. 24[276]Mas Dios se llegó a Labán, arameo, en sueño durante la noche y le dijo: “Guárdate de decir a Jacob cosa alguna, sea buena, sea mala.” 25Alcanzó, pues Labán a Jacob, cuando este tenía fijadas sus tiendas en el monte, y acampó también Labán, con sus hermanos, en el monte de Galaad.

26Y dijo Labán a Jacob: “¿Qué es lo que has hecho? Me engañaste y te has llevado a mis hijas como cautivas de guerra. 27¿Por qué escapaste secretamente, engañándome, y no me avisaste? Te habría despedido con alegría y cantos, con tamboriles y cítaras. 28Ni siquiera me has dejado besar a mis hijos y a mis hijas. De veras, has obrado neciamente. 29Está en mi mano el haceros mal; pero el Dios de vuestro padre me habló anoche, diciendo: ‘Guárdate de decir a Jacob cosa alguna, sea buena, sea mala.’ 30Mas ya que has partido, porque tanto deseabas ir a la casa de tu padre, ¿por qué has robado mis dioses?” 31Contestó Jacob, y dijo a Labán: “Tuve miedo, pues pensaba que tal vez me quitarías tus hijas. 32En cuanto a tus dioses, aquel en cuyo poder los encuentres, que muera. En presencia de nuestros hermanos haz tus pesquisas, y en caso que tengo yo algo, llévatelo.” Pues Jacob no sabía que Raquel los había robado. 33Entró entonces Labán en la tienda de Jacob, y en la tienda de Lía, y en la tienda de las dos siervas, y no halló nada. Salió de la tienda de Lía, y entró en la tienda de Raquel. 34Mas Raquel había tomado los terafim y los había metido en la albarda del camello, sentándose encima, y a Labán que registró toda la tienda, sin encontrar nada, 35le dijo: “No se irrite mi señor si no puedo levantarme delante de ti; porque estoy con la costumbre de las mujeres.” De manera que él, a pesar de escudriñarlo (todo), no halló los terafim.

36[277]Entonces Jacob, montado en cólera, recriminó a Labán; y tomando Jacob la palabro dijo a Labán: “¿Cuál es mi crimen, y cuál mi pecado, para que tanto te enardezcas en mi persecución? 37Después de registrar todo mi equipaje, ¿qué has hallado de todos los objetos de tu casa? Ponlo aquí delante de mis hermanos y de tus hermanos, y sean ellos jueces entre nosotros dos. 38Hace veinte años que estoy contigo, y tus ovejas y tus cabras no han abortado, y no me he comido los carneros de tu rebaño. 39Lo destrozado no te lo he mostrado, pues yo mismo pagaba el daño; y lo robado de noche y lo robado de día de mi mano lo reclamabas. 40[278]De día me consumía el calor, y de noche el frío, y huía el sueño de mis ojos. 41Esta ha sido mi suerte por veinte años en tu casa. Catorce años te he servido por tus dos hijas, y seis años por tu rebaño; y diez veces has cambiado mi salario. 42[279]Si el Dios de mi padre, el Dios de Abrahán y el Temor de Isaac, no hubiera estado conmigo, me habrías ahora despedido con las manos vacías. Mas Dios ha visto mi aflicción, y el trabajo de mis manos; y Él (te) recriminó la noche pasada.”

Labán hace alianza con Jacob

43Respondiendo dijo Labán a Jacob: “Las hijas, hijas mías son, los hijos son hijos míos y los rebaños, rebaños míos; y todo cuanto ves, mío es. Mas ¿qué puedo hacer hoy a estas mis hijas, o a sus hijos que ellas han dado a luz? 44Ahora, ven, pues, pactemos alianza, yo y tú, que será para testimonio entre los dos.” 45Tomó entonces Jacob una piedra, y la erigió en monumento. 46Y dijo Jacob a sus hermanos: “Recoged piedras.” Y recogieron piedras e hicieron un montón; y comieron allí sobre aquel montón. 47[280]Labán lo llamó “Jegar-Sahaduta”, y Jacob lo llamó “Galaad”. 48Y dijo Labán: “Este majano sea hoy testigo entre mí y entre ti” Por eso se le dio el nombre de Galaad, 49y también de Masfá, porque dijo: “¡Vele Yahvé sobre nosotros dos, cuando nos hallemos separados el uno del otro! 50Si tu maltratas a mis hijas, o si tomas otras mujeres, además de mis hijas, estará entre nosotros no un hombre; mira, es Dios quien estará como testigo entre los dos.” 51Y siguió diciendo Labán a Jacob: “He aquí este majano, y he aquí este monumento que he erigido entre mí y entre ti; 52este majano sea testigo, y testigo sea este monumento de que yo no pasaré este majano yendo contra ti, y de que tú no pasarás este majano y este monumento yendo contra mí para hacerme mal. 53El Dios de Abrahán, el Dios de Nacor y el Dios de sus padres sea juez entre nosotros”. Y Jacob juró por el Temor de su padre Isaac.

54Luego ofreció Jacob un sacrificio en el monte e invitó a sus hermanos a comer. Comieron, pues, y pasaron la noche en el monte. 55A la mañana se levantó Labán muy temprano, besó a sus hijos y a sus hijas y los bendijo; luego se puso en camino para volver a su lugar.

GÉNESIS 32
Temores de Jacob

1Prosiguió Jacob su camino y le salieron al encuentro ángeles de Dios. 2[281]Al verlos, dijo Jacob: “Este es el campamento de Dios”; y llamó a aquel lugar Mahanaim. 3[282]Luego envió Jacob mensajeros delante de sí a su hermano Esaú, al país de Seír, a las campiñas de Edom, 4[283]y les dio esta orden: “Así diréis a mi señor Esaú: Esto dice tu siervo Jacob: He estado con Labán donde me detuve como huésped hasta hoy. 5Tengo bueyes, asnos, ovejas, siervos y siervas; y ahora envío mensaje a mi señor, para hallar gracia a tus ojos.” 6Los mensajeros volvieron a Jacob, diciendo: “Hemos ido a tu hermano Esaú, y él viene a tu encuentro con cuatrocientos hombres.”

7Se atemorizó entonces Jacob en gran manera, y lleno de angustia dividió la gente que tenía, incluso las ovejas, el ganado mayor y los camellos, en dos campamentos; 8pues se decía: “Si viene Esaú a uno de los dos campamentos y lo destroza, se salvará el campamento restante.” 9Y oró Jacob: “Oh Dios de mi padre Abrahán y Dios de mi padre Isaac, Yahvé, que me dijiste: Vuelve a tu tierra y al país de tu nacimiento, que Yo te haré bien, 10¡qué poco merecía yo todas las mercedes y toda la fidelidad de que has hecho objeto a tu siervo! Pues con solo mi cayado pasé este Jordán, y ahora he venido a formar dos campamentos. 11[284]Líbrame, te ruego, de la mano de mi hermano, de la mano de Esaú; porque le temo, no sea que venga y me destruya a mí y a las madres con los hijos. 12[285]Tú mismo dijiste: Yo te colmaré de bienes y haré tu descendencia como las arenas del mar, que a causa de su muchedumbre no pueden contarse.”

Jacob aplaca a su hermano Esaú

13Habiendo pasado allí aquella noche, tomó Jacob de lo que tenía a mano para hacer un presente a Esaú, su hermano: 14doscientas cabras y veinte machos cabríos, doscientas ovejas y veinte carneros, 15treinta camellas criando con sus crías, cuarenta vacas y diez toros, veinte asnas y diez pollinos. 16Los entregó a sus siervos, cada rebaño aparte, y dijo a sus siervos: “Id delante de mí, dejando un espacio entre rebaño y rebaño.” 17Y dio al primero esta orden: “Cuando te encontrare Esaú, mi hermano, y te preguntare: ¿De quién eres, y adónde vas, y de quién es lo (que marcha) delante de ti?, 18dirás: De tu siervo Jacob; es un presente, enviado a mi señor Esaú; y he aquí que él mismo viene detrás de nosotros.” 19Y también al segundo, como asimismo al tercero, y a todos los que iban tras los rebaños, mandó: “En estos términos hablaréis a Esaú cuando lo encontrareis.” 20Y diréis también: “He aquí, tu siervo Jacob viene detrás de nosotros.” Porque se decía: Aplacaré su ira con el presente que va delante de mí; después veré su rostro; quizá me sea propicio. 21Pasó, pues el presente delante de él; mas él se quedó aquella noche en el campamento.

La lucha con el Ángel

22[286]Aquella noche se levantó Jacob, tomó a sus dos mujeres, a sus dos siervas y a sus once hijos, para pasar el vado del Yaboc. 23Los tomó, y los hizo pasar el río, e hizo pasar también todo lo que tenía. 24[287]Así se quedó Jacob solo, y luchó con él un hombre hasta rayar el alba. 25[288]Pero viendo que no le podía, le tocó en la articulación del muslo de Jacob mientras luchaba con él. 26Por lo cual dijo: “Déjame que ya raya el alba.” Mas (Jacob) contestó: “No te dejaré ir si no me bendices.” 27Le preguntó él: “¿Cuál es tu nombre?”, y respondió: “Jacob.” 28[289]Le dijo entonces: “En adelante no te llamarás más Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con hombres, y has prevalecido.” 29Preguntole Jacob, diciendo: “Dime, por favor, tu nombre.” Mas él contestó: “¿Por qué preguntas mi nombre?” Y le bendijo allí.

30[290]Jacob dio a aquel lugar el nombre de Fanuel, porque (dijo): “He visto a Dios cara a cara, y ha quedado a salvo mi vida.” 31Apenas había pasado de Fanuel cuando salió el sol; e iba cojeando del muslo. 32[291]Por tanto, los hijos de Israel no comen, hasta el día de hoy, el nervio ciático, que está en la articulación del muslo, por haber sido tocada la articulación del muslo de Jacob en el nervio ciático.

GÉNESIS 33
Reconciliación con Esaú

1Cuando Jacob alzando los ojos vio que venía Esaú, y con él cuatrocientos hombres, repartió los niños entre Lía y Raquel y las dos siervas, 2poniendo delante a las siervas con sus hijos, detrás a Lía con sus hijos, y a Raquel con José los postreros. 3Él mismo se les adelantó y se postró en tierra siete veces, hasta que se hubo acercado a su hermano. 4[292]Entonces Esaú corrió a su encuentro, le abrazó, se echó sobre su cuello y le besó; y lloraron. 5Alzando los ojos, vio (Esaú) a las mujeres y a los niños, y preguntó: “¿Quiénes son estos que tienes contigo?” Respondió: “Son los hijos que Dios ha dado a tu siervo.” 6Y se acercaron las siervas, ellas y sus hijos, y se postraron. 7Acercose también Lía con sus hijos, y se postraron; y después se acercaron José y Raquel, y se postraron. 8Preguntó entonces: “¿Qué significa toda esta caravana que acabo de encontrar?” A lo que respondió (Jacob): “Es para hallar gracia a los ojos de mi señor.” 9“Vivo en abundancia, hermano mío, contestó Esaú; sea para ti lo que es tuyo.” 10[293]Pero Jacob replicó: “De ninguna manera. Si he hallado gracia a tus ojos, acepta mi presente de mi mano, por cuanto he visto tu rostro como quien ve el rostro de Dios, y me has mostrado tu benevolencia. 11[294]Acepta, pues, mi bendición que te he traído; pues Dios me ha favorecido y tengo de todo.” Y le instó tanto que aceptó.

12Luego dijo (Esaú): “Partamos y pongámonos en marcha, y yo iré delante de ti.” 13Mas él respondió: “Mi señor sabe que los niños son tiernos, y que tengo ovejas y vacas preñadas; y si las arrean apresuradamente un solo día, morirá todo el ganado. 14Adelántese, pues, mi señor a su siervo, y yo seguiré lentamente, al paso de los rebaños que llevo delante, y al paso de los niños, hasta que llegue a mi señor, a Seír.” 15Respondió Esaú: “Dejaré entonces para ti parte de la gente que tengo conmigo.” Mas (Jacob) dijo: “¿Para qué esto? ¡Con tal que halle yo gracia a los ojos de mi señor!” 16Se volvió, pues, Esaú ese mismo día rumbo a Seír.

Jacob en Sucot y Siquem

17[295]Jacob marchó a Sucot, donde hizo una casa para sí, y cabañas para su ganado. Por donde se llamó aquel lugar Sucot. 18[296]De vuelta de Mesopotamia llegó Jacob sano y salvo a la ciudad de Siquem, que está en el país de Canaán, y acampó frente a la ciudad. 19[297]Y compró a los hijos de Hemor, padre de Siquem, por cien kesitas, la parte del campo donde había asentado su tienda. 20[298]Allí erigió un altar, y lo llamó El-Elohé-Israel.

GÉNESIS 34
Crimen de los siquemitas

1Diná, la hija que Lía había dado a luz a Jacob, salió para ver a las hijas del país. 2[299]La vio Siquem, hijo de Hemor el heveo, príncipe del país, y la tomó y cohabitó con ella, haciéndole violencia. 3Y se prendó de Dina, hija de Jacob, de tal manera que se enamoró de la joven y le habló al corazón. 4Habló, pues, Siquem a su padre Hemor, diciendo: “Tómame esta joven por mujer.” 5Supo Jacob que (Siquem) había violado a su hija Dina; mas estando sus hijos con el ganado en el campo, se calló Jacob hasta su regreso. 6Entretanto, Hemor, padre de Siquem fue a ver a Jacob para hablar con él.

7Cuando los hijos de Jacob vinieron del campo y lo supieron, se entristecieron y se irritaron mucho, porque con la violación de la hija de Jacob se había cometido un crimen contra Israel, cosa que no se debía hacer. 8Habló Hemor con ellos, y dijo: “Siquem, mi hijo, está enamorado de vuestra hija; os ruego, dádsela por mujer. 9Emparentad con nosotros, dadnos vuestras hijas, y tomad para vosotros nuestras hijas; 10y habitad con nosotros, pues la tierra estará a vuestra disposición. Permaneced en ella, recorredla y tomadla en posesión.”

11También Siquem dijo al padre y a los hermanos de ella: “¡Halle yo gracia a vuestros ojos!, pues daré lo que me pidiereis. 12[300]Exigidme mucha dote y muchos dones; yo daré cuanto me digáis; pero dadme a la joven por mujer.” 13Los hijos de Jacob respondieron a Siquem y a Hemor, su padre, hablando con dolo, por cuanto había violado a Dina su hermana, 14[301]y les dijeron: “No podemos hacer eso de dar nuestra hermana a un hombre incircunciso; porque sería para nosotros una deshonra. 15Solo con esta condición podremos acceder a vuestro deseo: si consentís en ser como nosotros, circuncidando a todo varón de entre vosotros. 16Entonces os daremos nuestras hijas, y nos tomaremos vuestras hijas; y habitaremos con vosotros, formando un solo pueblo. 17Pero, si no queréis escucharnos y no os circuncidáis, tomaremos a nuestra hija y nos iremos.” 18Parecieron bien sus palabras a Hemor y a Siquem, hijo de Hemor; 19y no tardó el joven en hacer aquello, porque estaba prendado de la hija de Jacob; y era él el más distinguido de toda la casa de su padre.

Simón y Leví toman venganza

20[302]Luego fueron Hemor y Siquem, su hijo, a la puerta de su ciudad, y hablaron con los hombres de la ciudad, diciendo: 21“Estos hombres son pacíficos con nosotros; habiten, pues, en el país y lo recorran. He aquí que el país es suficientemente largo y ancho para ellos. Tomaremos a sus hijas por mujeres y les daremos nuestras hijas. 22Pero los hombres solo querrán consentir en habitar con nosotros y formar un mismo pueblo con tal que se circuncide todo varón de entre nosotros, así como ellos son circuncisos. 23Entonces sus ganados y sus riquezas y todas sus bestias, ¿no serán nuestros?, tan solo accedamos a sus deseos; y así habitarán con nosotros.” 24Asintieron a Hemor y a Siquem, su hijo, todos los que venían a la puerta de su ciudad; y se circuncidaron todos los varones que venían a la puerta de su ciudad.

25[303]Mas al tercer día, cuando sintieron los dolores, dos de los hijos de Jacob, Simeón y Leví, hermanos de Dina, tomaron cada uno su espada, y en plena paz entraron en la ciudad, y mataron a todos los varones. 26Mataron también a Hemor y a Siquem, su hijo, al filo de espada; y tomando a Dina de la casa de Siquem se volvieron. 27Después los hijos de Jacob se arrojaron sobre los muertos y saquearon la ciudad, por cuanto habían violado a su hermana. 28Tomaron sus ovejas, sus vacadas y sus asnos; todo lo que había en la ciudad y lo que había en el campo. 29[304]Se llevaron como botín todos sus bienes, a todos sus niños y a sus mujeres, y todo cuanto había en las casas. 30[305]Dijo entonces Jacob a Simeón y Leví: “Me habéis desconcertado, haciéndome odioso a los moradores de esta tierra, a los cananeos y los fereceos; y no tengo sino poca gente; se juntarán contra mí y me matarán; y seré destruido yo y mi casa.” 31Le respondieron: “¿Debió él tratar a nuestra hermana como a una prostituta?”

GÉNESIS 35
Jacob erige un altar en Betel

1Dijo Dios a Jacob: “Levántate, sube a Betel, donde habitarás, y construye allí un altar al Dios que se te apareció cuando ibas huyendo de Esaú, tu hermano. 2[306]Dijo, pues, Jacob a su familia, y a todos los que con él estaban: “Apartad los dioses extraños que hay en medio de vosotros; purificaos y mudad vuestros vestidos. 3Nos levantaremos para subir a Betel, donde construiré un altar al Dios que me oyó en el día de mi angustia y me asistió en el camino por donde he andado.”

4[307]Entonces entregaron a Jacob todos los dioses extraños que tenían, y los pendientes que traían en las orejas; y Jacob los escondió bajo la encina que está cerca de Siquem. 5[308]Luego se pusieron en marcha, y vino el terror de Dios sobre las ciudades circunvecinas, de manera que no persiguieron a los hijos de Jacob. 6Llegó, pues, Jacob a Luz, en tierra de Canaán, que es Betel, él y todo su pueblo con él. 7[309]Allí erigió un altar, y llamó al lugar El-Betel; porque allí se le apareció Dios, cuando huía de su hermano. 8Y murió Débora, nodriza de Rebeca, y fue enterrada al pie de Betel, bajo una encina, la cual fue llamada Encina del Llanto.

El Señor renueva las promesas

9Apareciose Dios otra vez a Jacob después de su vuelta de Mesopotamia, y le bendijo. 10[310]Dios le dijo: “Tu nombre es Jacob; pero ya no te llamarás Jacob; tu nombre será Israel.” Y le puso por nombre Israel. 11Y le dijo Dios: “Yo soy el Dios Omnipotente. Crece y multiplícate; de ti nacerá una nación y una multitud de naciones, y reyes saldrán de tus lomos. 12Y la tierra que di a Abrahán y a Isaac, te la daré a ti; a tu posteridad después de ti daré esta tierra.” 13Y desapareció Dios de su presencia, en el lugar donde había hablado con él. 14[311]En aquel lugar donde había hablado con él levantó Jacob un monumento, un monumento de piedra, sobre el cual ofreció una libación y derramó óleo. 15Y Jacob dio al lugar donde Dios le había hablado, el nombre de Betel.

Muerte de Raquel

16[312]Partieron de Betel, y faltaba aún algún trecho de camino para llegar a Efrata cuando Raquel dio a luz. Tuvo ella un duro parto, 17y cuando peligraba en el parto, le dijo la partera: “No temas, porque también esta vez tienes un hijo.” 18[313]Y al salir su alma —pues estaba ya moribunda— le llamó Benoní; mas su padre le llamó Benjamín. 19Murió, pues, Raquel y fue sepultada en el camino de Efrata, que es Betlehem. 20[314]Erigió Jacob un monumento sobre su tumba, es el monumento de la tumba de Raquel hasta el día de hoy.

Crimen de Rubén

21[315]Partió Israel y asentó sus tiendas más allá de Migdal-Eder. 22[316]Y mientras moraba Israel en aquella región, fue Rubén y cohabitó con Bilhá, concubina de su padre, lo que supo Israel.

Los doce hijos de Jacob

Los hijos de Israel eran doce: 23Hijos de Lía: Rubén, el primogénito de Jacob; Simeón, Leví, Judá, Isacar y Zabulón. 24Hijos de Raquel: José y Benjamín. 25Hijos de Bilhá, sierva de Raquel: Dan y Neftalí. 26Hijos de Silfá, sierva de Lía: Gad y Aser. Estos son los hijos de Jacob que le nacieron en Mesopotamia.

Muerte de Isaac

27Fue Jacob adonde vivía Isaac, su padre, a Mamré, a Quiriat Arbá, que es Hebrón, donde moraron como extranjeros Abrahán e Isaac. 28Fueron los días de Isaac ciento ochenta años. 29[317]Anciano y colmado de días expiró Isaac y murió, y fue reunido con su pueblo; le sepultaron sus hijos Esaú y Jacob.

GÉNESIS 36
Los descendientes de Esaú

1[318]Esta es la historia de Esaú, que es Edom: 2Esaú tomó sus mujeres de entre las hijas de Canaán: a Adá, hija de Elón, heteo; a Oholibamá, hija de Aná, hijo de Sibeón, heveo; 3y a Basemat, hija de Ismael, hermana de Nebayot. 4De Adá nació a Esaú Elifaz, y de Basemat Reuel. 5Oholibamá dio a luz a Jeús, a Jalam y a Core. Estos son los hijos de Esaú, que le nacieron en tierra de Canaán. 6Esaú tomó a sus mujeres, sus hijos y sus hijas, y a todas las almas de su casa, su ganado y todas sus bestias, con todos los bienes que había adquirido en tierra de Canaán, y se dirigió a un país alejado de Jacob, su hermano. 7Porque la hacienda de ellos era tan grande, que no podían habitar juntos; pues la tierra de sus peregrinaciones no era capaz de sostenerlos a causa de sus ganados. 8[319]Se estableció, pues, Esaú en la montaña de Seír. Esaú es lo mismo que Edom.

9Estos son los descendientes de Esaú, padre de los idumeos, en la montaña de Seír, 10y estos son los nombres de sus hijos: Elifaz, hijo de Adá, mujer de Esaú. 11Los hijos de Elifaz fueron: Temán, Omar, Sefó, Gatam y Quenaz. 12Timná fue concubina de Elifaz, hijo de Esaú, y dio a luz a Amalec. Estos son los descendientes de Adá, mujer de Esaú. 13Y estos son los hijos de Reuel: Náhat, Sera, Samá y Misá. Son estos los descendientes de Basemat, mujer de Esaú. 14Los hijos de Oholibamá, hija de Aná, hijo de Sibeón, mujer de Esaú, que ella dio a luz a Esaú, fueron estos: Jeús, Jalam y Core.

15He aquí los príncipes de los hijos de Esaú. De los hijos de Elifaz, primogénito de Esaú: el príncipe Temán, el príncipe Omar, el príncipe Sefó, el príncipe Quenaz, 16el príncipe Core, el príncipe Gatam, el príncipe Amalec. Estos son los príncipes de Elifaz, en el país de Edom, y estos son los descendientes de Adá. 17Los hijos de Reuel, hijo de Esaú, fueron el príncipe Náhat, el príncipe Sera, el príncipe Samá, el príncipe Misá. Estos son los príncipes de Reuel, en el país de Edom; y estos son los descendientes de Basemat, mujer de Esaú. 18Los hijos de Oholibamá, mujer de Esaú, fueron: el príncipe Jeús, el príncipe Jalam, el príncipe Core. Estos son los príncipes de Oholibamá, hija de Aná, mujer de Esaú. 19Estos son los hijos de Esaú, y estos sus príncipes. Este es Edom.

Descendiente de Seír

20[320]He aquí los hijos de Seír, el horreo, que habitaba aquella tierra: Lotá, Sobal, Sibeón, Aná, 21Disón, Eser y Disán. Estos son los príncipes de los horreos, hijos de Seír, en el país de Edom. 22Los hijos de Lotán fueron: Horí y Hemán; y la hermana de Lotán fue Timná. 23Los hijos de Sobal fueron: Alván, Manáhat, Efal, Sefó y Onam; 24[321]y los hijos de Sibeón: Ayá y Aná. Este es el mismo Aná que halló las aguas calientes en el desierto, cuando apacentaba los asnos de su padre Sibeón. 25[322]Los hijos de Aná: Disón y Oholibamá, hija de Aná. 26Los hijos de Disón: Hemdán, Esbán, Itrán y Querán. 27Los hijos de Eser: Bilhán, Saaván y Acán. 28Los hijos de Disán: Us y Arán. 29Estos son los príncipes horreos: el príncipe Lotán, el príncipe Sobal, el príncipe Sibeón, el príncipe Aná, 30el príncipe Disón, el príncipe Eser, el príncipe Disán. Estos son los príncipes horreos, según sus principados en el país de Seír.

Los reyes de Edom

31[323]Estos son los reyes que reinaron en el país de Edom, antes que tuvieran rey los hijos de Israel. 32Reinó en Edom Bela, hijo de Beor; y el nombre de su ciudad era Dinabá. 33Murió Bela, y reinó en su lugar Jobab, hijo de Sera, de Bosra. 34Murió Jobab, y reinó en su lugar Husam, de la tierra de los temanitas. 35Murió Husam, y reinó en su lugar Hadad, hijo de Badad, el que derrotó a Madián en el campo de Moab; y el nombre de su ciudad era Avit. 36Murió Hadad, y reinó en su lugar Samlá, de Masrecá. 37Murió Samlá, y reinó en su lugar Saúl, de Rehobot del Río. 38Murió Saúl, y reinó en su lugar Baalhanán, hijo de Acbor. 39Murió Baalhanán, hijo de Acbor, y reinó en su lugar Hadar; y el nombre de su ciudad era Pau, y el nombre de su mujer Mehetabel, hija de Matred, hija de Mesahab. 40Estos son los nombres de los príncipes de Esaú, según sus familias, según sus territorios, y por sus nombres: el príncipe Timná, el príncipe Alvá, el príncipe Jetet, 41el príncipe Oholibamá, el príncipe Elá, el príncipe Pinón, 42el príncipe Quenaz, el príncipe Temán, el príncipe Mibsar, 43el príncipe Magdiel, el príncipe Iram. Estos son los príncipes de Edom, según sus moradas, en la tierra que ocupa. Este es Esaú, padre de Edom.

V. HISTORIA DE JOSÉ
GÉNESIS 37
Envidia de los hijos de Jacob contra José su hermano

1Habitó Jacob en la tierra de las peregrinaciones de su padre, en la tierra de Canaán. 2[324]He aquí la historia de Jacob.

Cuando José tenía diez y siete años, apacentaba con sus hermanos los rebaños, y por ser todavía joven, estaba con los hijos de Bilhá y los hijos de Silfá, mujeres de su padre; y dio José noticia de la mala fama que ellos tenían. 3[325]Israel amaba a José más que a todos sus hermanos, por ser el hijo de su vejez; y le había hecho un traje talar. 4Viendo, pues, sus hermanos que su padre le amaba más que a todos sus hermanos, cobraron tal odio contra él que no podían hablarle en paz.

5Tuvo José un sueño, que contó a sus hermanos, por lo cual le odiaron más todavía. 6Les dijo: “Escuchad este sueño que he soñado. 7[326]Estábamos atando gavillas en el campo, y vi cómo se levantaba mi gavilla y se mantenía derecha, mientras que vuestras gavillas la rodeaban, y se postraban ante mi gavilla.” 8Le dijeron sus hermanos: “¿Quieres acaso reinar sobre nosotros o dominarnos por completo?” De modo que le odiaron aún más a causa de sus sueños y sus palabras.

9Tuvo, además otro sueño, y lo contó a sus hermanos diciendo: “Mirad, he tenido otro sueño más: el sol y la luna y once estrellas se postraban delante de mí.” 10Lo contó a su padre y a sus hermanos, por lo cual su padre le reprendió, diciendo: “¿Qué sueño es este que has soñado? ¿Debemos acaso venir, yo y tu madre y tus hermanos, y postrarnos en tierra delante de ti?” 11[327]Y sus hermanos le tenían envidia, mas su padre reflexionaba sobre lo sucedido.

José es arrojado en una cisterna.

12Los hermanos de José fueron a apacentar los rebaños de su padre en Siquem, 13y dijo Israel a José: “¿No están tus hermanos pastoreando en Siquem? Ven, que te enviaré a donde ellos están.” Le respondió: “Heme aquí.” 14Y dijo: “Anda, y ve cómo están tus hermanos y cómo se halla el ganado, y tráeme noticias.” Así le envió desde el valle de Hebrón, y (José) se fue a Siquem. 15Y cuando andaba errante por el campo le encontró un hombre, el cual le preguntó: “¿Qué estás buscando?” 16Contestó: “Busco a mis hermanos; dime por favor, dónde están pastoreando.” 17[328]Dijo el hombre; “Se han ido de aquí, pues les oí decir: ‘Vamos a Dotain’.” Con esto se marchó José en busca de sus hermanos, y los halló en Dotain.

18Cuando ellos le vieron desde lejos, ya antes que llegase a ellos, buscaron cómo matarle dolosamente, 19diciéndose uno a otro: “Mirad, ahí viene ese soñador. 20Vamos a matarle y arrojarle en una de estas cisternas; y diremos que una fiera lo ha devorado; entonces veremos qué será de sus sueños.” 21Rubén, que oyó esto, trató de librarlo de sus manos, diciendo: “No le quitemos la vida.” 22[329]Y los exhortó Rubén: “No derraméis sangre; arrojadlo en esta cisterna que está en el desierto, mas no pongáis en él la mano”, (esto decía) para librarlo de su mano, a fin de devolverlo a su padre. 23Con todo, cuando José llegó a sus hermanos, le despojaron de su túnica, el traje talar que traía puesto; 24y tomándolo lo arrojaron en la cisterna. La cisterna estaba vacía, no había agua en ella.

José en Egipto

25[330]Después se sentaron a comer, y levantando los ojos vieron una caravana de ismaelitas que venía de Galaad, y cuyos camellos llevaban especias y bálsamo y resina para transportarlos a Egipto. 26Entonces dijo Judá a sus hermanos: “¿Qué ganaremos con matar a nuestro hermano y ocultar su sangre? 27Vamos, vendámoslo a los ismaelitas y no pongamos en él nuestra mano; pues es nuestro hermano, carne nuestra.” Sus hermanos estaban de acuerdo, 28[331]y cuando pasaron los mercaderes madianitas, sacaron a José, alzándole de la cisterna. Y vendieron a José por veinte piezas de plata a los ismaelitas, que le llevaron a Egipto. 29Cuando Rubén volvió a la cisterna y vio que José no estaba en la cisterna, rasgó sus vestidos, 30y volviéndose a sus hermanos, les dijo: “El niño no aparece; ahora, ¿adónde voy yo?”

31Mas ellos tomaron la túnica de José, degollaron un macho cabrío, empaparon la túnica en la sangre, 32y enviaron el traje talar a su padre, diciendo: “Esto hemos hallado; comprueba, pues, si es o no la túnica de tu hijo.” 33Y él la reconoció y dijo: “Es la túnica de mi hijo; una fiera lo ha devorado. Despedazado, despedazado ha sido José.” 34[332]Y rasgó Jacob sus vestidos, puso un saco sobre sus lomos e hizo duelo por su hijo muchos días. 35[333]Todos sus hijos y todas sus hijas vinieron a consolarle; mas él no quiso ser consolado, sino que dijo: “Por tristeza bajaré adonde está mi hijo, al scheol.” Así lo lloró su padre. 36[334]Los madianitas le vendieron en Egipto a Putifar, eunuco del Faraón, jefe de la guardia.

GÉNESIS 38
Hijos de Judá

1[335]En aquel tiempo se separó Judá de sus hermanos, y bajando llegó a un adullamita que se llamaba Hirá. 2Allí vio Judá a la hija de un cananeo, llamado Súa; la tomó (por mujer) y se llegó a ella; 3la cual concibió y dio a luz un hijo, a quien llamó Er. 4Concibió otra vez, y dio a luz un hijo, al que puso por nombre Onán. 5Volvió a dar a luz un hijo, a quien llamó Selá. Estaba en Quesib cuando dio a luz.

6Ahora bien, tomó Judá para Er, su primogénito, una mujer que se llamaba Tamar. 7Pero Er, el primogénito de Judá, era malo a los ojos de Yahvé, y Yahvé le quitó la vida. 8[336]Entonces dijo Judá a Onán: “Llégate a la mujer de tu hermano, y cumple con ella tu deber de cuñado, suscitando descendencia a tu hermano.” 9[337]Mas Onán, sabiendo que la descendencia no había de ser suya, siempre que se llegaba a la mujer de su hermano, derramaba en tierra, para no dar prole a su hermano. 10Lo que hacía, era malo a los ojos de Yahvé, por lo cual lo mató a él también. 11Dijo entonces Judá a Tamar, su nuera: “Quédate como viuda en casa de tu padre, hasta que sea mayor mi hijo Selá”, porque se decía: “No sea que muera también él, como sus hermanos.” Se fue, pues, Tamar, y habitó en casa de su padre.

Judá y Tamar

12Pasados ya muchos días, murió la hija de Súa, mujer de Judá; y concluido el duelo, subió Judá con su amigo Hirá adullamita a Timná donde estaban los esquiladores de sus ovejas. 13Lo supo Tamar, pues le decían: “Mira, tu suegro sube a Timná, al esquileo de sus ovejas.” 14Entonces ella se quitó los vestidos de su viudez y se cubrió de un velo; y así envuelta se sentó a la entrada de Enaim, en el camino de Timná, porque veía que Selá era ya grande, y ella no le había sido dada por mujer. 15Como la viese Judá, la tuvo por ramera, por tener ella cubierto el rostro; 16y dirigiéndose hacia ella, en el borde del camino dijo: “Déjame, por favor llegarme a ti”, pues no sabía que era su nuera. Ella preguntó: “¿Qué me darás por llegarte a mi?”, 17Respondió: “Enviaré un cabrito del rebaño”, a lo cual ella dijo: “Sí, con tal que me des una prenda, hasta que lo mandes.” 18[338] “¿Qué prenda te he de dar?”, preguntó él, y ella contestó: “Tu sello, tu cordón y el bastón que llevas en la mano.” Se lo dio, y llegose a ella, la cual concibió de él. 19Después se levantó y se fue, se quitó el velo y se vistió los vestidos de su viudez.

20Envió Judá el cabrito por mano de su amigo, el adullamita, para retirar de la mujer los objetos dados en prenda, pero no la halló. 21Por lo cual preguntó a los hombres de aquel lugar, diciendo “¿Dónde está la prostituta de Enaim, la de junto al camino?” Respondieron: “Aquí no ha habido prostituta alguna.” 22Se volvió, pues, a Judá y dijo: “No la he encontrado; y además los hombres de aquel lugar dicen: ‘No ha habido aquí prostituta alguna.’” 23Dijo entonces Judá: “Tómeselo para sí, para que nadie pueda burlarse de nosotros. He aquí, yo he enviado este cabrito, mas tú no la has encontrado.”

24Pasados unos tres meses fue dada a Judá esta noticia: “Tu nuera Tamar se ha prostituido, y también está encinta a consecuencia de sus fornicaciones.” Y mandó Judá: “¡Sacadla, y sea quemada!” 25[339]Fue, pues, sacada, mas envió a decir a su suegro: “Del varón a quien pertenecen estas cosas estoy yo encinta.” Y añadió: “Averigua tú, te ruego, de quien son este sello, este cordón y este bastón.” 26Los reconoció Judá, y dijo: “Más justa es ella que yo, por cuanto no se la he dado a Selá, mi hijo.” Y no volvió más a conocerla.

27[340]Venido el tiempo de su parto, sucedió que había mellizos en su seno. 28Y al dar a luz, uno sacó la mano; la tomó la partera y ató a ella un hijo de escarlata, diciendo: “Este salió primero.” 29Pero retiró él su mano y salió su hermano. Y ella dijo: “¡Cómo te abriste brecha!” Y fue llamado Fares. 30Luego salió su hermano, el que tenía en la mano el hijo de escarlata, y fue llamado Zara.

GÉNESIS 39
José en casa de Putifar

1José fue llevado a Egipto; y Putifar, eunuco del Faraón, capitán de la guardia, egipcio, le compró a los ismaelitas que allá le habían llevado. 2Mas Yahvé estaba con José e hizo prosperar lo que hacía. Habitaba en casa de su señor, el egipcio; 3y su señor vio que Yahvé le asistía y que Yahvé favorecía en sus manos todas sus empresas. 4[341]Así José halló gracia a sus ojos, y le servía de tal manera que le encargó el gobierno de su casa y puso en sus manos todo lo que tenía. 5Y sucedió que desde el tiempo en que le encargara el gobierno de su casa y de todo lo que tenía, Yahvé bendijo la casa del egipcio por amor a José; y la bendición de Yahvé se derramó sobre todo lo que tenía, tanto en la casa como en el campo; 6de manera que dejó todo lo suyo en manos de José, sin tener otra preocupación que la de comer. Era José de bella figura y de hermoso aspecto.

7[342]Acaeció después de estas cosas que la mujer de su señor puso los ojos en José y dijo: “Acuéstate conmigo.” 8Pero él rehusó, diciendo a la mujer de su señor: “Es verdad que mi señor no me pide cuentas acerca de lo que tiene en su casa, y todos sus bienes los ha puesto en mi mano; 9[343]nadie hay en esta casa que sea más grande que yo, y él no se ha reservado nada, a excepción de ti, por cuanto eres su mujer. ¿Cómo, pues, voy a hacer esta gran maldad y pecar contra Dios?” 10[344]Todos los días hablaba ella así, pero él no consintió en acostarse a su lado y estarse con ella. 11Mas cuando cierto día entró en la casa para cumplir su tarea, y no había ninguno de los sirvientes de la casa allí dentro, 12le asió de su vestido y dijo: “Acuéstate conmigo.” Pero él, dejando su vestido en mano de ella, huyó y salió afuera.

13Viendo ella que le había dejado su vestido en la mano y había huido afuera, 14llamó a los sirvientes de su casa y les dijo: “Mirad, nos ha traído un hebreo para que se burle de nosotros; vino a mí para acostarse conmigo, pero yo clamé a grandes voces; 15y él, como oyese que yo alzaba mi voz y clamaba, dejó su vestido junto a mí y escapó huyendo.” 16Y puso ella junto a sí el vestido de él hasta que su señor volviera a la casa. 17A este le habló en los mismos términos, diciendo: “Vino a mí el siervo hebreo que nos trajiste, para burlarse de mí; 18pero cuando yo levanté mi voz y grité, dejó su vestido junto a mí y huyó afuera.”

José en la cárcel

19Al oír el señor las palabras que su mujer le hablaba, diciendo: “Esto me ha hecho su siervo”, montó en cólera, 20[345]y tomando a José lo metió en la cárcel, en el lugar donde se guardaban los presos del rey; y allí quedó en la cárcel. 21Mas Yahvé estaba con José, y le mostró su misericordia, haciéndolo grato a los ojos del jefe de la cárcel, 22de tal manera que el jefe de la cárcel puso todos los presos que había en la cárcel en manos de José, y sin José no se hacía nada allí. 23El jefe de la cárcel no se cuidaba de cosa alguna que estaba en manos (de José), porque Yahvé le asistía, y Yahvé favorecía todas sus acciones.

GÉNESIS 40
José interpreta los sueños de sus compañeros.

1Después de esto sucedió que el copero del rey de Egipto y el panadero faltaron contra su señor, el rey de Egipto. 2Y se encolerizó el Faraón contra sus dos ministros, el jefe de los coperos y el jefe de los panaderos; 3y los metió presos en la casa del capitán de la guardia, en la cárcel donde José estaba preso. 4El capitán de la guardia los puso bajo la custodia de José, y este les atendía. Estando ya algún tiempo en prisión, 5el copero y el panadero del rey de Egipto, que se hallaban presos en la cárcel, soñaron sueños, ambos en la misma noche, cada uno el suyo, cada uno según lo que había de significar su sueño. 6Cuando por la mañana José vino a ellos, vio que estaban tistes; 7por lo cual preguntó a los ministros del Faraón que estaban con él en la cárcel, en la casa de su señor, diciendo: “¿Por qué están hoy vuestros semblantes tan tristes?” 8[346]Le respondieron: “Hemos soñado sueños, y no hay quien los interprete.” Les replicó José: “¿No es Dios el que da interpretación? Contadme (el sueño), os ruego.

9Entonces el jefe de los coperos le contó su sueño, diciendo: “En mi sueño vi una vid delante de mí. 10En la vid había tres sarmientos; estaba brotando, salía su flor, y sus racimos maduraban uvas. 11Yo tenía en mi mano la copa del Faraón, y tomando las uvas las exprimí en la copa del Faraón, y entregué la copa en mano del Faraón.” 12José le dijo: “Esta es su interpretación: Los tres racimos son tres días. 13Al cabo de tres días el Faraón exaltará tu cabeza, y te restituirá en tu cargo, y darás la copa del Faraón en su mano, como tenías costumbre anteriormente, cuando eras su copero. 14Solo te pido que te acuerdes de mí cuando te vaya bien; y que uses de misericordia conmigo, recordándome ante el Faraón, y que me saques de esta casa. 15[347]Pues he sido robado del país de los hebreos; y aun aquí no he hecho nada para que me metieran en el calabozo.”

16Viendo el jefe de los panaderos que era buena la interpretación, dijo a José: “Yo, por mi parte, vi en mi sueño tres canastos de pasta fina sobre mi cabeza. 17En el canasto de encima había toda clase de pastelería para el Faraón, y las aves comían del canasto que llevaba sobre mi cabeza.” 18Respondió José diciendo: “Esta es su interpretación: Los tres canastos son tres días. 19[348]Al cabo de tres días el Faraón te quitará la cabeza, te colgará en un madero y las aves comerán tu carne.” 20[349]Y, efectivamente, al día tercero, día del cumpleaños del Faraón, hizo este un banquete para todos sus siervos; y alzó en medio de sus siervos la cabeza del jefe de los coperos y la del jefe de los panaderos. 21Restituyó al jefe de los coperos a su oficio de copero, el cual volvió a poner la copa en mano del Faraón. 22Mas al jefe de los panaderos le colgó, como les había interpretado José. 23[350]Y no se acordó el jefe de los coperos de José, sino que se olvidó del mismo.

GÉNESIS 41
José interpreta los sueños del Faraón

1[351]Dos años después tuvo el Faraón un sueño: le parecía que estaba junto al río, 2y subían del río siete vacas hermosas de parecer y gordas de carne, y pacían en los lugares lagunosos. 3Y he aquí otras siete vacas que subían del río tras ella, feas de parecer y flacas de carne, que se pusieron junto a aquellas vacas a la orilla del río. 4Y las vacas feas de parecer y flacas de carne devoraron a las siete vacas hermosas de parecer y gordas. Tras esto despertó el Faraón. 5Volvió a dormirse y tuvo un segundo sueño: vio siete espigas que brotaban de una misma caña, gruesas y lozanas. 6Pero detrás de ellas brotaban siete espigas delgadas y abrasadas por el solano; 7y las siete espigas delgadas devoraron a las siete espigas gruesas y llenas. Despertó el Faraón, y he aquí que era un sueño.

8[352]A la mañana, sintiendo perturbado su espíritu, envió a llamar a todos los adivinos de Egipto y a todos sus sabios. Les contó el Faraón su sueño, mas no hubo quien se lo interpretase al Faraón. 9Entonces habló el jefe de los coperos al Faraón, diciendo: “Ahora recuerdo mis faltas. 10Cuando el Faraón estuvo enojado con sus siervos y me echó en la cárcel en la casa del capitán de la guardia, a mí y al jefe de los panaderos, 11soñamos sueños en una misma noche, yo y él, soñando cada uno según el significado que correspondía a su sueño. 12Estaba allí con otros un joven hebreo, siervo del capitán de la guardia; le contamos nuestros sueños y él nos dio su interpretación, cada uno la interpretación correspondiente a su sueño. 13Y según nos había interpretado, así ocurrió: a mí me restituyó a mi cargo, y al otro lo hizo colgar.”

14[353]El Faraón envió a llamar a José, al cual sacaron a toda prisa del calabozo. Se afeitó, se mudó de ropa y vino al Faraón. 15Y dijo el Faraón a José: “He tenido un sueño, y no hay quien lo interprete; mas he oído decir de ti que apenas oído un sueño sabes interpretarlo.” 16[354]Contestó José al Faraón: “No depende de mí; Dios es quien dará al Faraón una respuesta favorable.” 17Dijo entonces el Faraón a José: “En mi sueño, me parecía que estaba de pie a la orilla del río, 18y he aquí que subían del río siete vacas gordas de carne y hermosas de aspecto, que pacían en los lugares lagunosos. 19Mas he aquí que otras siete vacas subían detrás de ellas, delgadas, y muy feas de parecer y flacas de carne; nunca las he visto tan feas como ellas, en todo el país de Egipto. 20Y las vacas flacas y feas devoraron a los primeras siete vacas gordas, 21las cuales entraron en su vientre sin que se notase que en él hubieran penetrado, siendo su aspecto tan feo como antes. Y desperté. 22Vi también en mi sueño siete espigas que brotaban de una misma caña, gruesas y lozanas. 23Mas tras ellas brotaban siete espigas secas, delgadas y abrasadas por el solano; 24y las siete espigas delgadas se tragaron a las siete espigas buenas. Se lo he contado a los adivinos mas no hay quien me lo interprete.”

25Dijo entonces José al Faraón: “El sueño del Faraón es uno solo. Dios ha manifestado al Faraón lo que va a hacer. 26Las siete vacas hermosas son siete años, y las siete espigas lozanas son siete años; el sueño es uno mismo. 27Las siete vacas flacas y feas, que subían después de ellas, son también siete años, y serán, (como) las siete espigas vacías que abrasó el solano, siete años de hambre. 28Es lo que he dicho al Faraón: Dios ha manifestado al Faraón lo que va a hacer. 29He aquí que vendrán siete años de grande abundancia en todo el país. 30Después de ellos vendrán siete años de hambre, y se olvidará en la tierra de Egipto toda la abundancia, pues el hambre consumirá el país. 31Y no se conocerá más la abundancia en el país a causa del hambre que la seguirá y que será muy grande. 32La repetición del sueño al Faraón por dos veces significa que es cosa establecida por parte de Dios, y Dios se apresura a ejecutarla.

33[355]Ahora, pues, busque el Faraón un hombre entendido y sabio, y póngale el frente del país de Egipto, 34y procure el Faraón nombrar intendentes sobre el país, que durante los siete años de abundancia recojan la quinta parte (de la cosecha) en la tierra de Egipto, 35y junten así toda la producción (sobrante) de esos años buenos que vienen, y almacenen trigo a disposición del Faraón, para abastecimiento de las ciudades, y lo conserven, 36a fin de que esta producción sea una reserva para el país cuando vengan los siete años de hambre que habrá en la tierra de Egipto. De esta manera el país no será consumido por el hambre”. 37Agradó este consejo al Faraón y a todos sus servidores.

José virrey de Egipto

38[356]Y dijo el Faraón a sus siervos: “¿Podríamos acaso hallar un varón como este, lleno del espíritu de Dios?”

39Dijo, pues, el Faraón a José: “Ya que Dios te ha dado a conocer todo esto, no hay nadie que sea tan inteligente y sabio como tú. 40[357]Tú gobernarás mi casa, y obedecerá a tu voz todo mi pueblo. Tan solo por el trono seré más grande que tú.” 41Y dijo el Faraón a José: “He aquí, te pongo sobre toda la tierra de Egipto.”

42Se quitó luego el Faraón su anillo de la mano y lo puso en la mano de José; lo vistió con vestiduras de lino finísimo, y colgó un collar de oro alrededor de su cuello. 43Lo hizo subir en la segunda carroza que tenía, gritando delante de él un heraldo: “Poneos de rodillas.” Así fue puesto sobre toda la tierra de Egipto. 44También dijo el Faraón a José: “Yo soy el Faraón; mas sin ti nadie levantará mano ni pie en toda la tierra de Egipto.” 45[358]El Faraón puso a José por nombre Safnat Panea, y le dio por mujer a Asenat, hija de Putifar, sacerdote de On. Y recorrió José la tierra de Egipto. 46José tenía treinta años cuando se presentó delante del Faraón, rey de Egipto. Recorrió, pues, José toda la tierra de Egipto, después de haberse retirado de la presencia del Faraón.

José almacena el trigo

47La tierra produjo a montones en los siete años de abundancia; 48y él recogió toda la producción de los siete años que hubo en la tierra de Egipto, y almacenó la producción en las ciudades, depositando en cada ciudad los productos del campo que estaba alrededor de ella. 49Almacenó José tanto trigo como las arenas del mar; en tan gran cantidad que dejó de contarlo, porque no tenía número.

Hijos de José

50Antes que viniese el año del hambre, le nacieron a José dos hijos, que le dio a luz Asenat, hija de Putifar, sacerdote de On. 51Llamó José al primogénito Manasés (diciendo): “Dios me ha hecho olvidar todas mis penas y toda la casa de mi padre.” 52Al segundo puso por nombre Efraím (diciendo): “Dios me ha dado prole en la tierra de mi aflicción.”

Comienzo de la carestía

53Terminados los siete años de abundancia que hubo en el país de Egipto, 54comenzaron a venir los siete años de hambre, como José había anunciado; y hubo hambre en todos los países, pero en toda la tierra de Egipto hubo pan. 55[359]Al sentir el hambre toda la tierra de Egipto clamó el pueblo al Faraón por pan; y dijo el Faraón a todos los egipcios: “Id a José; haced lo que él os dijere.” 56Y habiendo hambre sobre toda la faz de la tierra, abrió José todo lo que tenía en los graneros y vendió (trigo) a los egipcios, pues el hambre arreció en la tierra de Egipto. 57Y de todos los países fueron a Egipto a comprar grano a José; porque era grande el hambre en toda la tierra.

GÉNESIS 42
Primer viaje de los hermanos de José a Egipto

1[360]Viendo Jacob que había grano en Egipto, dijo a sus hijos: “¿Por qué estáis mirándoos el uno al otro?” 2Y añadió: “He aquí, he oído que hay grano en Egipto. Bajad allá a comprárnoslo de allí, a fin de que vivamos y no muramos.” 3Bajaron entonces diez de los hermanos de José a comprar trigo en Egipto. 4Mas a Benjamín, hermano de José, no lo envió Jacob con sus hermanos, pues dijo: “No sea que le suceda alguna desgracia.” 5Así llegaron, entre otros, también los hijos de Israel a comprar trigo, porque había hambre en el país de Canaán. 6[361]José era entonces gobernador del país, el que vendía el trigo a todo el pueblo de la tierra. Por tanto, cuando llegaron los hermanos de José se postraron delante de él rostro a tierra. 7Al ver José a sus hermanos, los reconoció, mas fingiéndose extraño para ellos les habló con dureza, diciéndoles: “¿De dónde venís?” Contestaron: “De la tierra de Canaán, a comprar víveres.” 8Reconoció, pues, José a sus hermanos, pero ellos no le reconocieron a él.

9Se acordó entonces José de los sueños que había soñado acerca de ellos, y les dijo: “Espías sois; habéis venido a observar los lugares indefensos del país.” 10Le contestaron “No, señor mío; tus siervos han venido a comprar víveres. 11Todos somos hijos de un mismo padre; hombres honestos somos; tus siervos no son espías.” 12Pero él les dijo: “No, a observar los puntos indefensos del país habéis venido.” 13Respondieron: “Tus siervos somos doce hermanos, hijos de un mismo padre en la tierra de Canaán; el menor está todavía con nuestro padre, y el otro ya no existe.”

José prueba a sus hermanos

14Les replicó José: “Es como os he dicho: sois espías. 15[362]En esto seréis probados. ¡Por la vida del Faraón! No saldréis de aquí, a menos que venga acá vuestro hermano menor. 16Enviad a uno de vosotros que traiga a vuestro hermano; entretanto, vosotros quedaréis presos. Serán puestas a prueba vuestras palabras (para comprobar) si hay verdad en vosotros. Si no, ¡por la vida del Faraón! que sois espías.” 17Y los puso juntos en la cárcel por espacio de tres días.

José continúa la prueba

18[363]Al tercer día les dijo José: “Haced esto y viviréis; pues yo soy temeroso de Dios. 19Si sois gente honesta, uno de vuestros hermanos quede preso en la casa de vuestras prisión; mas vosotros, id y llevad el grano para el hambre de vuestras casas, 20y traedme a vuestro hermano menor; entonces se verá si vuestras palabras son verdaderas, y no moriréis.” Ellos hicieron así, 21[364]diciendo el uno al otro: “Verdaderamente hemos pecado contra nuestro hermano; porque vimos la angustia de su alma cuando nos pedía compasión y no le escuchamos; por eso nos ha sobrevenido esta tribulación.” 22Respondioles Rubén, diciendo: “¿No os decía yo que no pequéis contra el niño; y no me escuchasteis? Ahora se nos demanda su sangre.” 23No se daban cuenta de que José escuchaba, pues les hablaba por medio de un intérprete. 24[365]Y se retiró de ellos para llorar. Después volvió donde estaban, y les habló; y tomando de entre ellos a Simeón, lo hizo atar ante sus ojos.

Los hermanos regresan a Canaán

25Dio José orden que les llenasen los costales de trigo y devolvieran el dinero de cada uno poniéndolo en su saco, y les diesen provisiones para el viaje; y así hicieron con ellos. 26Cargaron, pues, ellos el trigo sobre sus asnos y se marcharon de allí. 27Mas al abrir uno en la posada su saco para dar pienso a su asno, vio que su dinero se hallaba en la boca de su costal. 28Y dijo a sus hermanos: “Me ha sido devuelto mi dinero; vedlo en mi costal.” Llenos de temor y temblando se dijeron unos a otros: “¿Qué es esto que Dios ha hecho con nosotros?”

29Llegados a Jacob, su padre, a la tierra de Canaán, le contaron todo lo que les había sucedido, diciendo: 30“Ese hombre, señor de aquella tierra, nos habló con dureza, y nos tomó por espías del país. 31Nosotros le dijimos: Somos hombres honestos, no somos espías. 32Somos doce hermanos, hijos de nuestro padre; el uno ya no vive, y el menor está ahora con nuestro padre en la tierra de Canaán. 33Mas aquel hombre, señor del país, nos dijo: “En esto conoceré que sois gente honesta: Dejad conmigo a uno de vuestros hermanos, y tomad (lo necesario) para el hambre de vuestras casas y partid; 34y traedme a vuestro hermano menor; así sabré que no sois espías, sino gente honesta. Os daré entonces a vuestro hermano, y podréis recorrer el país.”

35Y sucedió que al vaciar ellos sus costales estaba en el costal de cada uno el bolsillo con su dinero, y cuando ellos y su padre vieron los bolsillos con su dinero tuvieron temor. 36Y les dijo su padre Jacob: “Vosotros me vais a dejar sin hijos. ¡José ya no está, Simeón tampoco, y (ahora) queréis llevar a Benjamín! ¡Todo eso ha venido sobre mí!” 37Entonces Rubén habló a su padre, diciendo: “Quita la vida de mis dos hijos si yo no te lo devuelvo. Entrégalo en mi mano, y yo te lo devolveré.” 38[366]Mas él respondió: “No bajará mi hijo con vosotros, pues su hermano murió, y él es el único que me ha quedado. Si le sucediera alguna desgracia en el camino por donde vais, tendrías la culpa de que mis canas desciendan de puro dolor al sepulcro.”

GÉNESIS 43
Segundo viaje de los hijos de Jacob a Egipto

1El hambre pesaba sobre la tierra, 2por lo cual cuando acabaron de comer el grano que habían traído de Egipto, su padre les dijo: “Volved y compradnos algo que comer.” 3[367]Le respondió Judá, diciendo: “Aquel hombre nos declaró terminantemente: ‘No veréis mi rostro, si vuestro hermano no viene con vosotros’. 4Bajaremos, pues, con tal que dejes ir con nosotros a nuestro hermano, y te compraremos alimentos; 5pero si no quieres dejarlo ir, no bajaremos; porque aquel hombre nos dijo: “No veréis mi rostro si vuestro hermano no viene con vosotros.” 6A lo cual respondió Israel: “¿Por qué me habéis hecho este mal, de decir a aquel hombre que aún teníais otro hermano?” 7Contestaron: “Aquel hombre nos preguntó detalladamente acerca de nosotros y de nuestra familia, diciendo: ‘Vive todavía vuestro padre? ¿Tenéis otro hermano?’ Y le contestamos conforme a estas preguntas. ¿Podíamos acaso saber que iba a decir: ‘Traed a vuestro hermano?’.”

8Entonces dijo Judá a Israel, su padre: “Envía al joven conmigo, de modo que nos pondremos en marcha e iremos, para que vivamos y no muramos, ni nosotros, ni tú, ni nuestros niños. 9[368]Yo respondo por él; reclámalo de mi mano. Si no te lo devuelvo y lo pongo delante de ti, seré culpable ante ti por siempre. 10Si no fuera por esta demora, estaríamos de vuelta ya por segunda vez.” 11[369]Les dijo, pues, Israel, su padre: “Si así ha de ser, haced esto: tomad de lo mejor del país (y ponedlo) en vuestro equipaje, y haced a aquel hombre un presente: un poco de bálsamo, un poco de miel, especias, resina, pistachos y almendras. 12[370]Y llevad en vuestra mano doble cantidad de dinero para restituir el dinero que os fue devuelto en la boca de vuestros costales. Quizás fue por equivocación. 13Tomad también a vuestro hermano y levantáos para volver hacia aquel hombre. 14El Dios Todopoderoso os haga hallar gracia ante ese hombre, para que deje volver con vosotros al otro hermano vuestro y a Benjamín. En cuanto a mí, si he de ser privado de hijos, séalo.” 15Tomaron, pues, los hombres aquel presente. Tomaron también en sus manos la doble cantidad de dinero y a Benjamín, Luego se pusieron en camino y bajaron a Egipto y se presentaron ante José.

El convite

16[371]Apenas vio José con ellos a Benjamín, dijo al mayordomo de su casa: “Lleva a estos hombres a mi casa, degüella animales y pon la mesa, porque estos hombres comerán conmigo a mediodía”. 17E hizo este como José había mandado y los llevó a casa de José. 18Mientras los hombres eran conducidos a casa de José, sobrecogidos de temor, decían “Por el dinero que la vez pasada nos han devuelto en nuestros costales, somos traídos aquí; es para asaltarnos; van a caer sobre nosotros y prendernos como siervos, juntamente con nuestros asnos.” 19Acercáronse, pues, al mayordomo de la casa de José, y hablando con él a la puerta de la casa, 20dijeron: “Disculpe, señor mío. Nosotros hemos bajado ya una vez a comprar provisiones. 21Mas cuando llegamos a la posada y abrimos nuestros costales, he aquí que el dinero de cada uno estaba en la boca de su costal, nuestro dinero en igual peso; por lo cual lo hemos vuelto a traer con nosotros. 22Hemos traído con nosotros también otro dinero para comprar provisiones. No sabemos quién puso nuestro dinero en nuestros costales.” 23A lo que él respondió: “¡Estad tranquilos! No temáis. Vuestro Dios y el Dios de vuestro padre os puso un tesoro en vuestros costales. Vuestro dinero llegó a mí.” Y condujo a Simeón adonde estaban. 24Después introdujo a los hombres en la casa de José, les dio agua para que se lavaran los pies, y también pienso a sus asnos. 25Prepararon entonces el presente para cuando viniese José al mediodía; pues habían oído que allí tendrían que comer.

26Cuando José llegó a casa, transportaron a su palacio el presente que habían traído consigo; y se postraron en tierra delante de él. 27El cual les preguntó cómo estaban y dijo: “¿Está bien vuestro anciano padre de quien me hablasteis? ¿Vive todavía? 28Contestaron: “Tu siervo nuestro padre está bien y vive todavía”; e inclinándose se postraron. 29Alzando los ojos, vio a Benjamín, su hermano, hijo de su madre, y dijo: “¿Es este vuestro hermano menor, de quien me hablasteis?” Y agregó: “¡Dios te bendiga, hijo mío!”

30[372]Tras esto buscó José precipitadamente un lugar donde llorar, porque se le conmovieron las entrañas a causa de su hermano; entró, pues, en su aposento y allí lloró.

31Después de haberse lavado el rostro, salió; y haciendo esfuerzo por contenerse, dijo: “Servid la comida.” 32[373]Y sirvieron para él aparte, y para ellos aparte, y aparte para los egipcios que comían con él; pues los egipcios no pueden comer con los hebreos, porque esto es cosa abominable para los egipcios. 33(Los hermanos de José) ocupaban los asientos delante de él, el mayor según su primogenitura, y el menor según su menor edad, por lo cual se miraban con asombro unos a otros. 34Les hizo servir de las porciones que tenía delante de sí; mas la porción de Benjamín era cinco veces mayor que la de todos ellos. Y bebieron y se alegraron con él.

GÉNESIS 44
La copa de José

1Después dio José al mayordomo de su casa esta orden: “Llena de provisiones los costales de estos hombres cuanto puedan llevar y pon el dinero de cada uno en la boca de su costal. 2Pon también mi copa, la copa de plata, en la boca del costal del menor, juntamente con el dinero de su trigo.” Y él hizo según la orden que José había dado. 3Al rayar el alba se despidieron los hombres con sus asnos. 4Pero apenas habían salido de la ciudad, hallándose aún a poca distancia de ella, dijo José al mayordomo de su casa: “Levántate y corre tras esas gentes, y cuando los alcances, les dirás: “¿Por qué habéis devuelto mal por bien? 5[374]¿No es esta (la copa) en que bebe mi señor, y por medio de la cual suele adivinar? Habéis obrado mal en lo que hicisteis.” 6Y él, habiéndolos alcanzado, les repitió estas mismas palabras. 7Contestáronle: “¿Por qué dice mi señor tal cosa? Lejos de tus siervos hacer algo semejante. 8He aquí que hemos vuelto a traerte desde el país de Canaán el dinero que hallamos en la boca de nuestros costales; ¿cómo íbamos a robar de la casa de tu señor plata u oro? 9Aquel de tus siervos en cuyo poder fuere hallada, muera, y en cuanto a nosotros seremos siervos de mi señor.” 10Sea así como decís, respondió él. Aquel en cuyo poder fuere hallado será mi siervo; mas vosotros quedaréis sin culpa.”

11Con esto se apresuraron a bajar cada uno su costal a tierra; y abrió cada cual su costal. 12Y él (los) registró, empezando por el mayor, y acabando por el menor, y fue hallada la copa en el costal de Benjamín. 13[375]Rasgaron entonces sus vestidos, y cargando cada uno su asno, volvieron a la ciudad. 14Así llegó Judá con sus hermanos a la casa de José —este se hallaba todavía allí— y se echaron delante de él a tierra. 15Díjoles José: “¿Qué es lo que habéis hecho? ¿No sabíais que un hombre como yo sabe adivinar?” 16[376]A lo cual respondió Judá: “¿Qué podemos decir a mi señor? ¿Qué vamos a hablar, o cómo nos justificaremos? Dios ha descubierto la iniquidad de tus siervos. Henos aquí, siervos somos de mi señor, tanto nosotros como aquel en cuyo poder fue hallada la copa.” 17“Lejos de mí hacer tal cosa, contestó José. El hombre en cuyo poder fue hallada la copa, ese será siervo mío; vosotros, empero, subid en paz a casa de vuestro padre.”

Judá se ofrece en lugar de Benjamín.

18Entonces Judá se acercó a él, y dijo: “Por favor, señor mío, permite que tu siervo diga una palabra a oídos de mi señor, y no se encienda tu ira contra tu siervo; porque tú eres igual al Faraón. 19Mi señor preguntó a sus siervos, diciendo: ‘¿Tenéis padre o hermano?’ 20Respondimos a mi señor: ‘Sí, tenemos un padre anciano, y un niño de su vejez, que es el menor y cuyo hermano murió, de modo que él solo le ha quedado de su madre, y su padre le ama’. 21Tú dijiste entonces a tus siervos: ‘Traédmelo, para que ponga mis ojos sobre él’. 22Mas nosotros respondimos a mi señor: ‘El joven no puede dejar a su padre; porque si lo dejare, su padre morirá’. 23Pero tú dijiste a tus siervos: ‘Si no baja con vosotros vuestro hermano menor, no volveréis a ver mi rostro’. 24Subimos, pues a casa de tu siervo, mi padre, y le contamos las palabras de mi señor. 25Y cuando dijo nuestro padre: ‘Volved a comprarnos algo para comer’, 26contestamos nosotros: ‘No podemos bajar. Pero si nuestro hermano menor va con nosotros, bajaremos; pues no podremos ver el rostro de aquel hombre, a no ser que vaya con nosotros nuestro hermano menor’. 27[377]Entonces nos dijo tu siervo, mi padre: ‘Vosotros sabéis que mi esposa me dio dos hijos. 28El uno desapareció de mi presencia, y yo dije: Sin duda ha sido devorado, y hasta ahora no le he visto más. 29Si lleváis también a este de mi presencia, y le sucede alguna desgracia, haréis descender con dolor mis canas al sepulcro’. 30Ahora, pues, si yo llego a tu siervo mi padre, y no está con nosotros el joven, de cuya vida depende la suya, 31sucederá que al ver que el joven no existe, morirá; y así tus siervos harán descender con dolor al sepulcro las canas de tu siervo, nuestro padre. 32Porque tu siervo se hizo responsable por el joven ante mi padre, diciendo: ‘Si no te lo vuelvo a traer, seré para siempre reo de pecado contra mi padre’. 33Te ruego, pues, que tu siervo quede en lugar del joven por esclavo de mi señor, a fin de que el joven pueda volver con sus hermanos. 34[378]Pues ¿cómo podré yo subir a casa de mi padre, sin que el joven esté conmigo? ¡No vea yo el mal que vendrá sobre mi padre!”

GÉNESIS 45
José se da a conocer

1José, no pudiendo ya contenerse delante de cuantos lo rodeaban, gritó: “¡Haced salir a todos de mi presencia!” De modo que no se quedó nadie con José cuando se dio a conocer a sus hermanos. 2Y se puso a llorar en alta voz, de suerte que lo oyeron los egipcios; lo oyó también la casa del Faraón. 3Entonces dijo José a sus hermanos: “Yo soy José. ¿Vive todavía mi padre?” Pero sus hermanos no pudieron responderle, porque su presencia los había llenado de espanto. 4Dijo, pues, José a sus hermanos: “Acercaos a mí.” Ellos se le acercaron; y les repitió: “Yo soy José, vuestro hermano, a quien vendisteis a Egipto. 5Mas ahora no os aflijáis, y no os pese el haberme vendido aquí, que para salvar vidas me envió Dios delante de vosotros. 6Porque hace dos años ya que hay hambre en la tierra, y aún restan cinco años en que no habrá ni siembra ni siega. 7[379]Dios me ha enviado delante de vosotros para dejaros un resto sobre la tierra, y a fin de conservaros la vida para una gran salvación. 8[380]Así, pues, ya no sois vosotros los que me habéis enviado aquí, sino Dios, quien me ha constituido padre del Faraón y señor de toda su casa y gobernador de todo el país de Egipto. 9Apresuraos a subir donde mi padre, y decidle: Así dice tu hijo José: Dios me ha hecho señor de todo en Egipto; ven a mí sin tardar. 10[381]Habitarás en el país de Gosen, y estarás cerca de mí, tú y tus hijos y los hijos de tus hijos, tus ovejas y tus vacadas y todo cuanto tienes. 11Y yo te sustentaré allí —pues vendrán todavía cinco años de hambre— no sea que perezcas tú y tu casa y todo lo tuyo. 12He aquí que vuestros ojos, y también los ojos de mi hermano Benjamín están ahora viendo que es mi propia boca la que os habla. 13Contad a mi padre toda mi gloria en Egipto y todo lo que habéis visto, y apresuraos a traer a mi padre aquí.” 14Arrojándose sobre el cuello de Benjamín su hermano lloró, llorando también Benjamín sobre el cuello de José. 15Besó también a todos sus hermanos, llorando sobre ellos. Después de esto sus hermanos conversaron con él.

José despide a sus hermanos en paz

16La nueva fue oída también en el palacio del Faraón, al cual dijeron: “Han venido los hermanos de José”, y se holgaron el Faraón y sus servidores. 17Y dijo el Faraón a José: “Di a tus hermanos: Haced esto: Cargad vuestras bestias y encaminaos al país de Canaán, 18y tomad a vuestro padre y vuestras familias, y venid a mí. Yo os daré lo mejor del país de Egipto, y comeréis de la grosura de la tierra. 19[382]Y tú ordénales: Llevaos del país de Egipto carros para vuestros niños y para vuestras mujeres; y tomad a vuestro padre y venid. 20[383]Vuestros ojos no miren por las cosas (que dejáis); pues lo mejor de toda la tierra de Egipto es vuestro.”

21Los hijos de Israel hicieron así; y José les dio carros por mandato del Faraón, entregándoles además provisiones para el viaje. 22[384]Dio también a todos ellos vestidos de fiesta; más a Benjamín le dio trescientas monedas de plata y cinco vestidos de fiesta. 23Y a su padre envió igualmente diez asnos cargados con las cosas más preciosas de Egipto, y diez asnas cargadas de trigo, pan y víveres para el viaje de su padre. 24[385]Luego despidió a sus hermanos, y cuando se fueron, les dijo: “No os peleéis en el camino.”

Alegría de Jacob

25Subieron, pues, de Egipto y llegaron al país de Canaán, a su padre Jacob, 26al cual dieron la nueva, diciendo: “Vive todavía José y es gobernador de todo el país de Egipto.” Mas no se conmovió su corazón, porque no les dio crédito. 27Dijéronle entonces todas las palabras que José les había dicho y cuando vio los carros que José había enviado para transportarle revivió el espíritu de Jacob, su padre. 28[386]Y exclamó Israel: “¡Basta! ¡Vive todavía mi hijo José; iré y lo veré antes de morir!”

GÉNESIS 46
Jacob baja a Egipto

1[387]Israel se puso en marcha con todo lo que tenía, y llegó a Bersabee, donde ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac. 2Y habló Dios a Israel en visión nocturna y le dijo: ¡Jacob, Jacob!” Él respondió: “Heme aquí.” 3[388]Y dijo: “Yo soy Dios, el Dios de tu padre; no temas bajar a Egipto, porque allí te haré padre de una gran nación. 4Yo bajaré contigo a Egipto; y Yo te subiré también; y José pondrá su mano sobre tus ojos.” 5Luego partió Jacob de Bersabee, y los hijos de Israel pusieron a Jacob su padre, y a sus niños y a sus mujeres, en los carros que el Faraón había enviado para transportarlo. 6Lleváronse también sus ganados y la hacienda que habían adquirido en el país de Canaán, y fueron a Egipto: Jacob y con él toda sus descendencia. 7Llevó consigo a Egipto a sus hijos y a los hijos de sus hijos, a sus hijas y a las hijas de sus hijos y a toda su familia.

La familia de Jacob

8Estos son los nombres de los hijos de Israel que llegaron a Egipto: Jacob y sus hijos: el primogénito de Jacob: Rubén. 9Y los hijos de Rubén: Enoc, Falú, Hesrón, Carmí. 10Los hijos de Simeón: Jemuel, Jamín, Ohad, Jaquín, Sóhar y Saúl, hijo de la cananea. 11Los hijos de Leví: Gersón, Caat y Merarí. 12[389]Los hijos de Judá: Er, Onán, Selá, Fares y Zara; pero habían muerto ya Er y Onán en el país de Canaán. Hijos de Fares: Hesrón y Hamul. 13Los hijos de Isacar: Tolá, Fuá, Job y Simrón. 14Los hijos de Zabulón: Séred, Elón y Jahleel. 15Estos son los hijos que Lía dio a Jacob en Mesopotamia, con Diná, su hija. Todas las almas de sus hijos y de sus hijas fueron treinta y tres. 16Los hijos de Gad: Sifión, Haguí, Suní, Esbón, Erí, Arodí y Arelí. 17Los hijos de Aser: Jimná, Isuá, Isuí, Beriá y Sera, hermana de ellos. Hijos de Beriá: Héber y Malquiel. 18Estos son los hijos de Silfá, la cual Labán dio a su hija Lía, y ella dio estos a Jacob: diez y seis almas. 19Los hijos de Raquel, mujer de Jacob: José y Benjamín. 20Nacieron a José en tierra de Egipto Manasés y Efraím, de Asenat, hija de Putifar, sacerdote de On. 21Los hijos de Benjamín: Bela, Béquer, Asbel, Gerá, Naamán, Ehí, Ros, Mupim, Hupim y Ard. 22Estos son los hijos de Raquel, que nacieron de Jacob. En total catorce almas. 23Los hijos de Dan: Husim. 24Los hijos de Neftalí: Jahzeel, Guní, Jéser y Silem. 25Estos son los hijos de Bilhá, la cual Labán dio a su hija Raquel; y de ella nacieron estos a Jacob, en total siete almas. 26Toda la familia de Jacob, que vino a Egipto, descendientes suyos sin contar las mujeres de los hijos de Jacob, todas estas almas eran sesenta y seis. 27[390]Los hijos de José, que le habían nacido en Egipto, eran dos. Todas las almas de la casa de Jacob, que vinieron a Egipto, eran setenta.

Llegada de Jacob a Egipto

28Envió (Jacob) a Judá delante suyo adonde estaba José para que este preparara su llegada a Gosen; y así llegaron a la tierra de Gosen. 29Entretanto, José había enganchado su carroza y subido a recibir a Israel, su padre, en Gosen; y cuando lo vio se arrojó a su cuello y lloró largo tiempo sobre su cuello. 30Y dijo Israel a José: “Ahora puedo morir, ya que he visto tu rostro, pues tú vives todavía.” 31Y dijo José a sus hermanos y a la casa de su padre: “Iré a dar parte al Faraón, diciendo: Han venido a mí mis hermanos y la casa de mi padre, que estaban en el país de Canaán. 32Son pastores de ovejas, pues poseen rebaños, y han traído sus ovejas y sus ganados y todo lo que tienen. 33Y cuando el Faraón os llamare y preguntare: ¿Cuál es vuestra ocupación? 34[391]responderéis: Criadores de ganado han sido tus siervos desde nuestra infancia hasta ahora, tanto nosotros como nuestros padres. Así podréis habitar en la tierra de Gosen; porque los egipcios detestan a todo pastor de ovejas.”

GÉNESIS 47
Jacob y sus hijos ante el Faraón

1Fue, pues, José a dar parte al Faraón, diciendo: “Mi padre y mis hermanos han venido del país de Canaán, con sus ovejas y sus vacadas y todo lo que poseen, y he aquí que están en la tierra de Gosen.” 2Después tomó a cinco de sus hermanos y se los presentó al Faraón. 3Y cuando el Faraón preguntó a sus hermanos: “¿Cuál es vuestra ocupación?”, respondieron al Faraón: “Nosotros, tus siervos, somos pastores de ganado menor, tanto nosotros como nuestros padres.” 4Y dijeron además al Faraón: “Hemos venido para morar en esta tierra; porque no hay pastos para los rebaños que tienen tus siervos, por ser grande el hambre en el país de Canaán. Permite, pues, que habiten tus siervos en la tierra de Gosen.” 5Dijo entonces el Faraón a José: “Tu padre y tus hermanos han venido a ti. 6La tierra de Egipto está a tu disposición. Da a tu padre y a tus hermanos morada en la mejor parte del país; habiten ellos en la tierra de Gosen; y si sabes que hay entre ellos hombres capaces, hazlos mayorales de mis ganados.”

7[392]Luego José hizo venir a su padre Jacob y le presentó al Faraón; y Jacob bendijo al Faraón. 8Cuando preguntó el Faraón a Jacob: “¿Cuántos son los días de los años de tu vida”?, 9[393]contestó Jacob al Faraón: “Los días de los años de mi peregrinación son ciento treinta años; pocos y malos han sido los días de los años de mi vida, y no llegaron a los días de los años de la vida de mis padres en los días de su peregrinación.” 10Después de haber bendecido Jacob al Faraón, salió de su presencia. 11[394]Según había mandado el Faraón, estableció José a su padre y a sus hermanos, asignándoles posesiones en la tierra de Egipto, en la mejor parte del país, en la comarca de Ramesés. 12Y José proveyó de pan a su padre y a sus hermanos y a toda la casa de su padre, según el número de los hijos.

José prudente administrador

13No había pan en todo el país, porque el hambre era muy grande; la tierra de Egipto y también la tierra de Canaán estaban agotadas por el hambre. 14Entonces José recogió toda la plata que se hallaba en el país de Egipto y en el país de Canaán a cambio del trigo que ellos compraron, y llevó ese dinero al palacio del Faraón. 15[395]Acabado el dinero del país de Egipto y del país de Canaán, vinieron todos los egipcios a José, diciendo: “Danos pan. ¿Por qué hemos de morir en tu presencia?, pues el dinero se ha agotado.” 16Contestó José: “Entregad vuestro ganado, y os lo daré por vuestro ganado, si es que se ha acabado el dinero.” 17Trajeron, pues, sus ganados a José, y José les dio pan a cambio de caballos y de rebaños de ovejas y de vacas y de asnos. Aquel año los proveyó de pan a trueque de todos sus ganados. 18Pasado aquel año, vinieron a él el año siguiente y le dijeron: “No ocultaremos a nuestro señor que se ha agotado el dinero, y también los ganados pertenecen ya a nuestro señor; no nos queda nada delante de nuestro señor, salvo nuestros cuerpos y nuestras tierras. 19¿Por qué hemos de perecer ante tus ojos, tanto nosotros como nuestras tierras? Cómpranos a nosotros y nuestras tierras por pan, y nosotros y nuestras tierras serviremos al Faraón, y danos para sembrar; así viviremos y no moriremos, y no quedarán desolados los campos.” 20Adquirió, pues, José todo el suelo de Egipto para el Faraón; todos los egipcios vendieron cada uno su campo porque el hambre prevalecía sobre ellos. Así la tierra vino a ser propiedad del Faraón; 21[396]el cual hizo pasar al pueblo a las ciudades, desde un extremo del territorio de Egipto hasta el otro. 22Mas no adquirió las tierras de los sacerdotes; porque los sacerdotes percibían del Faraón una ración determinada, y comían la ración determinada que les daba el Faraón; por eso no vendieron sus tierras.

23Dijo entonces José al pueblo: “Mirad, hoy os he comprado para el Faraón, a vosotros y vuestras tierras. Ahí tenéis semilla, sembrad la tierra; 24[397]y al tiempo de la siega, daréis la quinta parte al Faraón; las otras cuatro partes serán vuestras, para sembrar los campos, y para sustentar a vosotros y los que están en vuestras casa, y para alimento de vuestros niños.” 25A lo cual ellos dijeron: “Nos ha dado la vida. Con tal que hallemos gracia a los ojos de mi señor, seremos siervos del Faraón.” 26[398]Y José puso esto por ley que vale para las tierras de Egipto hasta el día de hoy y en virtud de la cual la quinta parte es para el Faraón. Tan solo las tierras de los sacerdotes no vinieron a ser propiedad del Faraón.

Últimos años del Jacob

27Habitó Israel en el país de Egipto, en la región de Gosen; allí adquirieron posesiones y crecieron y se multiplicaron mucho. 28Vivió Jacob diez y siete años en la tierra de Egipto, y fueron los días de Jacob, los años de su vida, ciento cuarenta y siete años. 29[399]Cuando los días de Israel tocaron a su fin, llamó a José, y le dijo: “Si he hallado gracia a tus ojos, te ruego pongas tu mano debajo de mi muslo y uses conmigo de misericordia y de fidelidad: No me sepultes en Egipto. 30Cuando yo descansare con mis padres, me llevarás de Egipto y me sepultarás en el sepulcro de ellos.” 31[400] “Júramelo”, dijo Jacob. Y José se lo juró, e Israel se postró sobre la cabecera de su lecho.

GÉNESIS 48
Jacob adopta a los hijos de José

1Después de esto recibió José la noticia: “He aquí, tu padre está enfermo.” Tomó, pues, consigo a sus dos hijos, Manasés y Efraím; 2y se lo anunciaron a Jacob, diciendo: “Mira que viene a ti tu hijo José.” Entonces Israel esforzándose se sentó en su lecho. 3[401]Y dijo Jacob a José: “El Dios Todopoderoso se me apareció en Luz, en la tierra de Canaán, y me bendijo, 4diciéndome: ‘He aquí que Yo te haré crecer y te multiplicaré, y haré de ti una muchedumbre de pueblos y daré esta tierra en posesión perpetua a tu descendencia después de ti’. 5[402]Ahora bien, tus dos hijos que te han nacido en tierra de Egipto antes de mi venida a ti a Egipto, serán míos. Como Rubén y Simeón, así serán míos Efraím y Manasés. 6[403]Mas tus hijos que has engendrado después de ellos, son tuyos, y en cuanto a la herencia llevarán el nombre de sus hermanos. 7Al volver yo de Mesopotamia, se me murió Raquel en la tierra de Canaán, en el camino a poca distancia de Efrata; y la enterré allí en el camino de Efrata, que es Betlehem.”

El patriarca bendice a Efraím y Manasés

8Viendo entonces Israel a los hijos de José, preguntó: “¿Quiénes son estos?” 9Respondió José a su padre: “Son mis hijos, los que Dios me ha dado aquí.” Y él dijo: “Acércamelos, te ruego, para que los bendiga.” 10Pues los ojos de Jacob se habían nublado por la vejez y no podía ya ver. Entonces José se los acercó, y él los besó y los abrazó. 11Después dijo Israel a José: “Yo no pensaba ya ver más tu rostro, y he aquí que Dios me ha concedido ver también a tus hijos.” 12[404]Y sacándolos de entre las rodillas de Jacob se postró José delante de él en tierra. 13Luego tomó José a ambos, a Efraím a su derecha, o sea a la izquierda de Israel, y a Manasés a su izquierda, o sea a la derecha de Israel, y los acercó a este. 14E Israel extendió su mano derecha y la puso sobre la cabeza de Efraím, que era el menor, y su izquierda (la puso) sobre la cabeza de Manasés, cruzando las manos, aunque Manasés era el primogénito. 15[405]Y bendijo a José, diciendo:

“El Dios en cuya presencia caminaron

mis padre Abrahán e Isaac,

el Dios que ha sido mi Pastor

desde que existo hasta el día de hoy,

16el Ángel que me ha librado de todo mal,

bendiga a estos niños;

sean llamados con mi nombre

y con el nombre de mis padres Abrahán e Isaac,

y multiplíquense más y más

sobre la tierra.”

17[406]Cuando José vio que su padre tenía la mano derecha puesta sobre la cabeza de Efraím, no le pareció bien; tomando la mano de su padre para pasarla de la cabeza de Efraím a la cabeza de Manasés, 18dijo a su padre: “No así, padre mío, este es el primogénito; pon tu derecha sobre su cabeza.” 19[407]Pero se negó su padre, diciendo: “Lo sé, hijo mío, lo sé; también él vendrá a ser un pueblo, también él será grande; pero su hermano menor será más grande que él, y su descendencia vendrá a ser una multitud de naciones.” 20[408]Y los bendijo en aquel día, diciendo:

“Por ti se bendecirá en Israel con las palabras:

«¡Dios te haga como a Efraím y como a Manasés!»”

21Después dijo Israel a José: “He aquí que yo me muero; mas Dios estará con vosotros y os hará volver al país de vuestros padres. 22[409]Y a ti te doy una porción más que a tus hermanos, la que tomé al amorreo con mi espada y con mi arco.”

GÉNESIS 49
Jacob bendice a sus hijos

1[410]Llamó Jacob a sus hijos, y dijo “Reuníos, y os haré conocer las cosas que os han de suceder en los días postreros:

2Reuníos y oíd, hijos de Jacob,

escuchad a Israel, vuestro padre.

3Rubén, tú mi primogénito;

mi vigor y el primer fruto de mi fuerza;

el primero en dignidad, el primero en poder;

4[411]tú que hierves como el agua, no tendrás más la primacía;

porque subiste al lecho de tu padre.

Lo manchaste, porque subiste a mi lecho.

5Simeón y Leví, hermanos;

instrumentos inicuos son sus espadas.

6¡En su consejo no entres, oh alma mía;

honra mía, no te reúnas con su asamblea!

porque en su saña mataron hombres,

y por su capricho desjarretaron toros.

7[412]¡Maldita su ira, porque fue violenta,

y su furor, porque fue cruel!

Los dividiré en Jacob,

y los esparciré en Israel.

8A ti, Judá, te alabarán tus hermanos;

tu mano pesará sobre la cerviz de tus enemigos;

te adorarán los hijos de tu padre.

9[413]Cachorro de león es Judá;

—¡cómo te levantas, hijo mío, de la presa!—

se encorva, echándose como un león,

y cual leona, ¿quién le despertará?

10[414]No se apartará de Judá el cetro,

ni el báculo de entre sus pies,

hasta que venga Schiloh:

a Él obedecerán las naciones.

11[415]Él ata a la vid su pollino,

y a la cepa el pollino de su asna,

lava en vino sus vestidos,

y en sangre de uvas su manto.

12Sus ojos brillan por el vino,

y sus dientes son blancos por la leche.

13[416]Zabulón habita en la ribera del mar,

en la ribera donde (aportan) las naves;

y su flanco se extiende hacia Sidón.

14[417]Isacar es un asno huesudo,

que descansa entre los apriscos.

15Viendo que el reposo es bueno,

y la tierra amena;

ofrece su hombro para cargas,

y se somete a pagar tributos.

16[418]Dan juzgará a su pueblo

como cualquier otra tribu de Israel.

17[419]Será Dan una culebra junto al camino,

una víbora en la senda,

que muerde los talones del caballo,

para que caiga hacia atrás su jinete.

18[420]Espero tu salvación, Yahvé.

19[421]A Gad lo atacan salteadores,

mas él asalta su retaguardia.

20[422]Aser tiene pan con aceite,

proporciona bocados dignos de reyes.

21[423]Neftalí es un ciervo suelto;

profiere palabras hermosas.

22[424]Retoño fecundo es José,

retoño de árbol fértil,

al borde de una fuente;

sus vástagos pasan el muro.

23[425]Le causan amarguras, le asaetean,

le hostigan los flecheros,

24[426]más su arco queda fuerte,

y los brazos de sus manos son ágiles,

por la ayuda del Fuerte de Jacob,

por el Nombre del Pastor, la Roca de Israel.

25[427]El Dios de tu padre te ayudará,

y el Todopoderoso te bendecirá

con bendiciones celestiales de lo alto,

bendiciones del abismo que yace abajo,

bendiciones de los pechos y del seno.

26[428]Las bendiciones de tu padre superan

a las bendiciones de los montes eternos,

y los tesoros de los collados perennes.

¡Vengan ellas sobre la cabeza de José,

sobre el vértice del príncipe entre sus hermanos!

27[429]Benjamín es un lobo rapaz;

por la mañana devora la presa,

y a la tarde reparte los despojos.”

28Todas estas son las doce tribus de Israel;

y esto es lo que les dijo su padre cuando los bendijo: a cada una la bendijo con la bendición que le correspondía.

Muerte de Jacob

29Y les dio orden, diciéndoles: “Yo voy a reunirme con mi pueblo; sepultadme con mis padres, en la cueva que está en el campo de Efrón el heteo, 30en la cueva que está en el campo de Macpelá, frente a Mamré, en el país de Canaán; en el campo que compró Abrahán a Efrón, el heteo, para sepultura propia; 31donde sepultaron a Abrahán y a Sara, su mujer, donde sepultaron a Isaac y a Rebeca, su mujer, y donde sepulté yo a Lía; 32[430]en el campo y la cueva que en él hay, que yo he comprado a los hijos de Het.”

33Y cuando acabó Jacob de dar estas órdenes a sus hijos, recogió sus pies en el lecho y expiró, y se reunió con su pueblo.

GÉNESIS 50
Jacob es sepultado en Canaán

1Se echó entonces José sobre el rostro de su padre y llorando sobre él lo besó. 2Y mandó José a los médicos que tenía a su servicio, que embalsamaran a su padre; y embalsamaron los médicos a Israel. 3Emplearon en ello cuarenta días; porque este es el tiempo que se emplea para el embalsamamiento; y Egipto lo lloró por espacio de setenta días. 4[431]Pasado el tiempo de su llanto, habló José a los cortesanos del Faraón, diciendo: “Si he hallado gracia a vuestros ojos, hacedme el favor de hacer llegar a oídos del Faraón esta palabra. 5“Mi padre me ha tomado juramento diciendo: ‘He aquí que yo me muero; en la sepultura que abrí para mí, en la tierra de Canaán, allí me has de sepultar’. Ahora, pues permíteme que suba a sepultar a mi padre; y luego volveré.” 6Respondió el Faraón: “Sube y sepulta a tu padre, como él te hizo jurar.”

7Subió, pues, José a enterrar a su padre; y subieron con él todos los servidores del Faraón, los ancianos de su casa, y todos los ancianos del país de Egipto; 8y toda la casa de José, sus hermanos, y la casa de su padre. Solo a sus pequeñuelos, sus rebaños y sus vacadas dejaron en la tierra de Gosen. 9Subieron también con él carros y gente de a caballo, de manera que el cortejo era muy grande. 10Llegados a la era de Atad, que está al otro lado del Jordán, hicieron allí un duelo grande y muy solemne, y José hizo a su padre un duelo de siete días. 11[432]Cuando los cananeos, habitantes de la tierra, vieron el llanto en la era de Atad, decían: “Llanto muy grande es este de los egipcios.” Por eso se dio el nombre de Abel-Misraim a ese lugar que está allende el Jordán. 12Hicieron, pues, los hijos de Jacob con él según les había mandado: 13Lleváronle sus hijos a la tierra de Canaán, y le sepultaron en la cueva del campo de Macpelá, frente a Mamré; en el campo que Abrahán había comprado a Efrón, el heteo, para sepultura propia. 14Después de haber sepultado a su padre, se volvió José a Egipto, él y sus hermanos, y todos los que habían subido con él a sepultar a su padre.

Temor de los hermanos de José

15Cuando vieron los hermanos de José que había muerto su padre, se dijeron: “A lo mejor José nos guarda rencor y nos devolverá todo el mal que le hemos hecho.” 16Enviaron, pues a decir a José: “Tu padre mandó, antes de su muerte, diciendo: 17Así diréis a José: ‘Perdona, por favor, el crimen de tus hermanos y su pecado, porque ciertamente te han hecho mal. Pero ahora perdona, te rogamos, ese crimen de los siervos del Dios de tu padre’.” José lloró mientras así hablaban con él. 18[433]Fueron entonces sus hermanos personalmente, y postrándose delante de él dijeron: “Henos aquí, somos siervos tuyos.” 19Mas José le dijo: “No temáis. ¿Estoy yo acaso en lugar de Dios? 20[434]Vosotros pensasteis hacerme mal, pero Dios lo dispuso para bien para cumplir lo de hoy, a fin de conservar la vida de mucha gente. 21Así, pues no temáis; yo os sustentaré a vosotros y a vuestros niños.” Y los consoló, hablándoles al corazón.

Muerte de José

22Habitó José en Egipto, él y la casa de su padre. Y vivió José ciento diez años. 23Vio José a los hijos de Efraím hasta la tercera generación. También los hijos de Maquir, hijo de Manasés, nacieron sobre las rodillas de José. 24[435]Y dijo José a sus hermanos: “Voy a morir; mas Dios seguramente os visitará, y os hará subir de este país a la tierra que juró dar a Abrahán, a Isaac y a Jacob.” 25[436]Luego José hizo jurar a los hijos de Israel, diciendo: “De seguro os visitará Dios, y entonces llevaos de aquí mis huesos.” 26[437]Murió José a la edad de ciento diez años. Lo embalsamaron, y lo pusieron en un féretro en Egipto.

ÉXODO

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I. HASTA LA SALIDA DE EGIPTO
ÉXODO 1
Nombres de los hijos de Jacob

1[438]Estos son los nombres de los hijos de Israel que entraron en Egipto con Jacob, cada uno con su familia: 2Rubén, Simeón, Leví, Judá, 3Isacar, Zabulón, Benjamín, 4Dan, Neftalí, Gad y Aser. 5[439]Todos los descendientes nacidos de Jacob eran setenta almas. José estaba ya en Egipto. 6Luego murió José, y todos sus hermanos, y toda aquella generación. 7Mas los hijos de Israel crecieron y se multiplicaron, y llegaron a ser numerosos y fuertes, y se llenó de ellos el país.

Opresión del pueblo de Israel

8[440]Entretanto se alzó sobre Egipto un nuevo rey, que nada sabía de José; 9el cual dijo a su pueblo: “Mirad, el pueblo de los hijos de Israel es más numeroso y más fuerte que nosotros. 10Tomemos, pues, precauciones contra él, no sea que siga multiplicándose, y en caso de venir sobre nosotros una guerra, se asocie también él a nuestros enemigos para combatirnos, y salga (después) del país.” 11[441]Por lo cual pusieron sobre (Israel), sobrestantes de trabajos a fin de oprimirlos con sus cargas; y así edificaron para el Faraón ciudades almacenes: Pitom y Ramesés. 12Pero cuanto más los oprimían, tanto más crecían y tanto más se multiplicaban, de modo que (los egipcios) tomaron aversión a los hijos de Israel. 13Entonces los egipcios redujeron a cruel servidumbre a los hijos de Israel, 14y les amargaron la vida con duros trabajos de arcilla y ladrillos, toda suerte de labores del campo y toda clase de servidumbre con que los oprimían por fuerza. 15[442]El rey de Egipto dio también orden a las parteras de las hebreas, de las cuales una se llamaba Sifrá, y la otra Puá, 16diciéndoles: “Cuando asistáis a las hebreas en sus partos, averiguad el sexo; si es niño, matadlo; mas si es niña, vivirá.” 17Pero las parteras temían a Dios, y no hicieron como les había mandado el rey de Egipto, sino que dejaban con vida a los niños. 18Por lo cual llamó el rey de Egipto a las parteras y les dijo: “¿Por qué hacéis esto y dejáis con vida a los niños?” 19Respondieron las parteras al Faraón: “Porque las hebreas no son como las egipcias. Son robustas, y antes que a ellas llegue la partera, ya han dado a luz.” 20Recompensó Dios a las parteras; y se multiplicó el pueblo y se hizo muy poderoso. 21[443]Y por haber temido las parteras a Dios, Él les dio numerosa prole. 22Entonces dio el Faraón a todo su pueblo esta orden: “Todo niño que naciere (a los hebreos) lo echaréis al río; mas a toda niña dejaréis con vida.”

ÉXODO 2
Nacimiento de Moisés

1Un varón de la casa de Leví había ido y tomado por mujer a una hija de Leví. 2[444]Concibió la mujer y dio a luz un hijo; y viendo que era hermoso lo tuvo escondido durante tres meses. 3Pero no pudiendo ocultarlo ya por más tiempo, tomó para él una cestilla de juncos, la calafateó con betún y pez, y metió en ella al niño, y la puso entre los juncos, a la ribera del río. 4Entretanto, su hermana se apostó de lejos para saber lo que le ocurría.

Moisés es adoptado por la hija del Faraón

5Bajó la hija del Faraón para bañarse en el río, y mientras sus doncellas se paseaban por la ribera del río, divisó la cestilla en los juncos, y envió una criada suya para que se la trajese. 6Al abrirla vio al niño que era una criatura que lloraba. Tuvo compasión de él, y exclamó: “Este es un niño de los hebreos.” 7Entonces dijo su hermana a la hija del Faraón: “¿Quieres que yo vaya y te llame una nodriza de entre las hebreas que amamante para ti este niño?” 8“Anda”, le contestó la hija del Faraón. Fue pues la joven y llamó a la madre del niño. 9Y le dijo la hija del Faraón: “Toma este niño, y amamántalo para mí, y yo te recompensaré.” Y tomó la mujer al niño y lo amamantó. 10[445]El niño creció, y ella lo llevó entonces a la hija del Faraón. Así vino a ser hijo suyo, y le llamó Moisés, diciendo: “De las aguas lo he sacado.”

Huída de Moisés al desierto

11En aquellos días cuando Moisés ya era grande, visitó a sus hermanos, y vio sus trabajos penosos; vio también cómo un egipcio daba golpes a un hebreo, a uno de sus hermanos. 12[446]Miró a un lado y a otro, y viendo que no había nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena. 13Salió también al día siguiente y vio a dos hebreos que reñían. Dijo al culpable: “¿Por qué pegas a tu hermano?” 14Él respondió: “¿Quién te ha constituido jefe y juez sobre nosotros? ¿Piensas acaso matarme como mataste al egipcio?” Por esto Moisés tuvo miedo y dijo: Seguramente ha trascendido este asunto. 15[447]Lo supo el Faraón y procuraba matar a Moisés; por lo cual Moisés huyó de la presencia del Faraón y se fue a morar en la tierra de Madián donde se sentó junto a un pozo. 16Tenía el sacerdote de Madián siete hijas, las cuales llegaron a sacar agua y llenar los abrevaderos, para abrevar las ovejas de su padre. 17Mas vinieron los pastores y las echaron. Entonces levantándose Moisés salió en su defensa y abrevó sus ovejas. 18[448]Volvieron ellas a Ragüel, su padre, y este preguntó: “¿Cómo es que venís hoy tan temprano?” 19Respondieron: “Un egipcio nos libró de las manos de los pastores, y a más de eso ha sacado agua para nosotras y abrevado las ovejas.” 20Preguntó entonces a sus hijas: “¿Dónde está? ¿Por qué habéis dejado a ese hombre? Llamadle para que coma pan.” 21[449]Consintió Moisés en morar con aquel hombre, el cual dio a Moisés su hija Seforá. 22[450]Esta le dio un hijo, al cual él llamó Gersom; pues dijo: “Extranjero soy en tierra extraña.” 23Durante este largo período murió el rey de Egipto; y los hijos de Israel, gimiendo bajo la servidumbre, clamaron, y desde su dura servidumbre subió su clamor a Dios. 24Oyó Dios sus gemidos, y se acordó Dios de su pacto con Abrahán, con Isaac y con Jacob. 25[451]Y miró Dios a los hijos de Israel y (los) reconoció.

ÉXODO 3
Aparición de Dios en la zarza

1[452]Un día, apacentando las ovejas de Jetró, su suegro, sacerdote de Madián, llevó Moisés las ovejas al interior del desierto y vino al Horeb (que es) el monte de Dios. 2[453]Y se le apareció el Ángel de Yahvé en una llama de fuego, en medio de una zarza. Veía cómo la zarza ardía en el fuego, pero la zarza no se consumía. 3Dijo, pues, Moisés: “Iré a contemplar este gran fenómeno (para saber) por qué no se consume la zarza.” 4Cuando Yahvé vio que se ponía en marcha para mirar, lo llamó de en medio de la zarza, diciendo: “¡Moisés, Moisés!” “Heme aquí”, respondió él. 5[454]Y Dios le dijo: “No te acerques aquí; quita el calzado de tus pies, porque el lugar en que estás, es tierra santa.” 6[455]Y añadió: “Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.” Se cubrió entonces Moisés el rostro, porque temía mirar a Dios.

Vocación de Moisés

7Y dijo Yahvé: “He visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he escuchado el clamor que levanta a causa de sus exactores; pues conozco sus sufrimientos. 8He descendido para librarlo de la mano de los egipcios y para llevarlo de esta tierra a una buena y espaciosa; a una tierra que mana leche y miel, al país del cananeo, heteo, amorreo, fereceo, heveo y jebuseo. 9Ahora el clamor de los hijos de Israel ha llegado hasta Mí y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen. 10Ve, por tanto, y te enviaré al Faraón, para que saques a mi pueblo, los hijos de Israel, de Egipto.” 11[456]Moisés respondió a Dios: “¿Quién soy yo para ir al Faraón y sacar a los hijos de Israel de Egipto?” 12[457]Respondió Él: “Yo estaré contigo y esto te servirá de señal de que Yo te he enviado: cuando hayas sacado al pueblo de Egipto, serviréis a Dios en este monte.” 13Contestó Moisés a Dios: “Iré, pues, a los hijos de Israel y les diré: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros; pero cuando me pregunten: ¿Cuál es su nombre? ¿Qué les responderé? 14[458]Entonces dijo Dios a Moisés: “Yo soy el que soy.” Y agregó: “Así dirás a los hijos de Israel: «El que es me ha enviado a vosotros.»”

15Prosiguió Dios diciendo a Moisés: “Así dirás a los hijos de Israel: Yahvé, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre, y este mi memorial de generación en generación. 16Ve, pues, y reúne a los ancianos de Israel, y diles: Yahvé, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob se me apareció y me dijo: Yo os he visitado (para ver) lo que os hacen en Egipto. 17Y queda dicho: Os sacaré de la tribulación de Egipto, al país del cananeo, heteo, amorreo, fereceo, heveo y jebuseo, a una tierra que mana leche y miel. 18Ellos escucharán tu voz, y tú irás con los ancianos de Israel al rey de Egipto; y le diréis: Yahvé, el Dios de los hebreos, se nos ha manifestado. Permite, pues, que vayamos camino de tres días al desierto, para ofrecer sacrificios a Yahvé, nuestro Dios. 19Ya sé que el rey de Egipto no os dejará ir, si no será por mano poderosa. 20Por eso extenderé mi mano y heriré a Egipto con toda suerte de prodigios, que obraré allí; y después de esto os dejará salir. 21Y haré que este pueblo halle gracia a los ojos de los egipcios, de modo que cuando partáis, no saldréis con las manos vacías, 22[459]sino que cada mujer pedirá a su vecina y a la que mora en su casa, objetos de plata y objetos de oro, y vestidos, que pondréis a vuestros hijos y a vuestras hijas, despojando así a los egipcios.”

ÉXODO 4
Milagros por manos de Moisés y Aarón

1Respondió Moisés y dijo: “Mira que no me creerán ni escucharán mi voz; pues dirán: No se te ha aparecido Yahvé.” 2Díjole Yahvé: “¿Qué es eso que tienes en tu mano?” “Una vara”, respondió él. 3Y le replicó: “Arrójala a tierra.” La tiró a tierra, y se convirtió en una serpiente; y huyó Moisés de ella. 4Dijo entonces Yahvé a Moisés: “Extiende tu mano y agárrala por la cola —y él extendiendo la mano, la agarró, y volvió a ser vara en su mano—, 5para que crean que se te ha aparecido Yahvé, el Dios de sus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.” 6Le dijo además Yahvé: “Mete tu mano en tu seno.” Metió él la mano en su seno y la volvió a sacar; y he aquí que su mano estaba leprosa (blanca) como la nieve. 7Y le dijo: “Vuelve a meter tu mano en tu seno.” Volvió a meter la mano en su seno, y cuando la sacó era como su carne. 8“Así, pues, si no te creen ni escuchan la voz de la primera señal creerán a la voz de la segunda. 9Y si no creen tampoco a estas dos señales, y no escuchan tu voz, tomarás agua del río, y la derramarás en el suelo; y el agua que sacares del río, se convertirá en sangre sobre el suelo.”

10[460]Dijo entonces Moisés a Yahvé: “¡Ah, Señor! yo no soy hombre elocuente, y esto no desde ayer ni desde anteayer, ni desde que Tú hablas con tu siervo; sino que soy torpe de boca y torpe de lengua.” 11Le respondió Yahvé: “¿Quién ha dado al hombre la boca? ¿Y quién hace al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy Yo, Yahvé? 12Ahora, vete, que Yo estaré con tu boca y te enseñaré lo que has de decir.” 13[461]Mas él replicó: “¡Ah, Señor!, te ruego que mandes (tu mensaje) por mano de aquel que has de mandar.” 14Entonces se encendió la ira de Yahvé contra Moisés, y le dijo: “¿No tienes a tu hermano Aarón, el levita? Sé que él habla bien; he aquí que precisamente ahora sale a tu encuentro, y al verte se regocijará en su corazón. 15Hablarás, pues, con él y pondrás estas palabras en su boca, y Yo estaré con tu boca y con la suya, y os enseñaré lo que habéis de hacer. 16[462]Él hablará por ti al pueblo y te servirá de boca, y tú serás para él (representante de) Dios. 17Toma también en tu mano esta vara, porque con ella has de hacer las señales.”

Moisés regresa a Egipto

18Se fue Moisés para volver a casa de Jetró, su suegro, al cual dijo: “Iré con tu permiso, y volveré a ver a mis hermanos que están en Egipto, y veré si viven todavía.” Y dijo Jetró a Moisés: “Vete en paz.” 19Yahvé dijo (de nuevo) a Moisés en Madián: “Anda, vuelve a Egipto; pues han muerto todos los que buscaban tu vida.” 20Tomó, pues, Moisés a su mujer y a sus hijos, y montándolos sobre un asno, volvió a la tierra de Egipto. Tomó Moisés también la vara de Dios en su mano. 21[463]Y dijo Yahvé a Moisés: “Cuando vuelvas a Egipto, mira que hagas delante del Faraón todos los prodigios que he dado en tu mano; Yo, empero, endureceré su corazón, y no dejará ir al pueblo. 22[464]Y dirás al Faraón: “Así dice Yahvé: Israel es mi hijo, mi primogénito. 23Si Yo te digo: Deja ir a mi hijo para que me sirva, y si tú rehúsas dejarle ir, mira que Yo voy a matar a tu hijo, tu primogénito.”

24[465]Y sucedió que en el camino, en la posada, Yahvé le salió al encuentro y quiso darle muerte. 25Tomó entonces Seforá un pedernal y cortando el prepucio de su hijo, tocó las piernas de (Moisés), diciendo: “Tú eres para mí un esposo de sangre.” 26Y (Yahvé) le soltó por haber dicho ella: “esposo de sangre”, con motivo de la circuncisión.

27A Aarón le dijo Yahvé: “Vete al desierto al encuentro de Moisés.” Partió, pues, y le encontró en el monte de Dios y le besó. 28Moisés contó a Aarón todas las cosas para las cuales Yahvé le había enviado y todas las señales que le había mandado hacer. 29Fueron, pues, Moisés y Aarón y reunieron a todos los ancianos de los hijos de Israel. 30Aarón refirió todas las palabras que Yahvé había dicho a Moisés, el cual hizo las señales delante del pueblo. 31El pueblo creyó, y al oír que Yahvé había visitado a los hijos de Israel y mirado su aflicción, inclinaron la cabeza y adoraron.

ÉXODO 5
Moisés y Aarón se entrevistan con el Faraón

1Después se presentaron Moisés y Aarón al Faraón y le dijeron: “Así dice Yahvé, el Dios de Israel: Deja marchar a mi pueblo, para que me celebre una fiesta en el desierto.” 2[466]A lo cual respondió el Faraón: “¿Quién es Yahvé para que yo escuche su voz y deje ir a Israel? No conozco a Yahvé, y no dejaré salir a Israel.” 3[467]Ellos dijeron: “El Dios de los hebreos se nos ha manifestado; permite, pues, que vayamos camino de tres días al desierto para ofrecer sacrificios a Yahvé, nuestro Dios, no sea que nos castigue con peste y espada.” 4EI rey de Egipto les replicó: “¿Por qué vosotros, Moisés y Aarón, distraéis al pueblo de sus trabajos? Idos a vuestras cargas.” 5Y agregó el Faraón: “He aquí que el pueblo de esa región es ahora numeroso y vosotros lo hacéis descansar de sus cargas.”

Aumenta la opresión del pueblo

6Aquel mismo día el Faraón dio a los sobrestantes del pueblo y a los escribas esta orden: 7[468] “No deis ya, como antes, al pueblo paja, para hacer ladrillos; que vayan ellos mismos a recoger paja. 8Pero exigidles la misma cantidad de ladrillos que hacían antes, sin rebajarla; pues son perezosos; por eso claman diciendo: Vamos a ofrecer sacrificios a nuestro Dios. 9Agrávense los trabajos sobre estos hombres, para que estén ocupados y no pierdan el tiempo con palabras mentirosas.” 10Fueron, pues, los sobrestantes del pueblo y los escribas, y hablaron al pueblo diciendo: “Esto dice el Faraón: No os daré más paja; 11id vosotros mismos a juntar la paja donde podáis hallarla; pero vuestro trabajo no se disminuirá en nada.” 12Se esparció el pueblo por todo el país de Egipto a buscar rastrojo para emplearlo en lugar de paja. 13Y los sobrestantes los apremiaban, diciendo: “Terminad vuestro trabajo que os ha sido fijado para cada día, como cuando había paja.” 14Y los escribas de los hijos de Israel, a quienes los sobrestantes del Faraón habían puesto sobre ellos, fueron castigados, diciéndoseles: “¿Por qué no habéis hecho, ni ayer ni hoy, la misma cantidad de ladrillos que antes?”

15Fueron entonces los escribas de los hijos de Israel y clamaron al Faraón, diciendo: “¿Por qué tratas así a tus siervos? 16[469]No se da paja a tus siervos y se nos dice: Haced ladrillos. Y he aquí que tus siervos son castigados, siendo tu propio pueblo el que tiene la culpa.” 17Él respondió: “Haraganes sois, grandes haraganes; por eso decís: Vamos a ofrecer sacrificios a Yahvé. 18Id, pues, y trabajad; no se os dará paja, y habéis de entregar la cantidad fijada de ladrillos.” 19Los escribas de los hijos de Israel se vieron en grandes angustias, puesto que les fue dicho: “No disminuiréis (la cantidad) de vuestros ladrillos; ¡la obra de cada día en su día!” 20Se encontraron con Moisés y Aarón, que les estaban esperando cuando salieron de la presencia del Faraón, 21y les dijeron: “Que Yahvé os vea y que Él juzgue por qué nos habéis hecho odiosos al Faraón y a sus siervos y puesto la espada en sus manos para matarnos.” 22Se volvió entonces Moisés a Yahvé y dijo: “Señor, ¿por qué has hecho mal a este pueblo? ¿Con qué fin me has enviado? 23Pues desde que fui al Faraón para hablarle en tu nombre, está maltratando a este pueblo, y Tú de ninguna manera has librado a tu pueblo.”

ÉXODO 6
Nueva promesa de liberación

1Respondió Yahvé a Moisés: “Ahora verás lo que voy a hacer al Faraón; porque por mano poderosa los dejará salir, y debido a una mano fuerte los arrojará él mismo de su país.” 2[470]Y habló Dios a Moisés y le dijo: “Yo soy Yahvé; 3[471]Me aparecí a Abrahán, a Isaac y a Jacob como Dios Todopoderoso; mas con mi nombre de Yahvé no me di a conocer a ellos. 4Establecí también mi pacto con ellos, para darles la tierra de Canaán, la tierra de sus peregrinaciones, donde moraban como extranjeros. 5He oído el gemido de los hijos de Israel, a quienes los egipcios han reducido a servidumbre, y tengo presente mi pacto. 6Por tanto, di a los hijos de Israel: Yo soy Yahvé; Yo os sacaré de debajo de las cargas de los egipcios, os libertaré de su esclavitud y os salvaré con brazo extendido y con grandes juicios. 7[472]Yo os adoptaré por pueblo mío, y seré vuestro Dios; y conoceréis que Yo soy Yahvé, vuestro Dios, que os sacaré de la esclavitud de Egipto. 8Yo os llevaré a la tierra que he jurado dar a Abrahán, a Isaac y a Jacob, y os la daré en heredad. Yo Yahvé.”

9Habló, pues, Moisés de esta manera a los hijos de Israel; pero ellos no escucharon a Moisés, por cortedad de espíritu, y a causa de la dura servidumbre. 10Habló entonces Yahvé a Moisés, diciendo: 11“Ve a hablar con el Faraón, rey de Egipto, para que deje salir a los hijos de Israel fuera de su territorio.” 12[473] Respondió Moisés en la presencia de Yahvé, y dijo: “Mira, los hijos de Israel no me escuchan; ¿cómo me va a escuchar el Faraón, a mí que soy incircunciso de labios?” 13Entonces habló Yahvé a Moisés y a Aarón, y les dio órdenes para los hijos de Israel y para el Faraón, rey de Egipto, a fin de sacar del país de Egipto a los hijos de Israel.

Genealogías

14[474]Estos son los jefes de sus casas paternas: Hijos de Rubén, primogénito de Israel: Henoc, Falú, Hesrón y Carmí. Estas son las familias de Rubén. 15Hijos de Simeón: Jemuel, Jamín, Ohad, Jaquín, Sóhar y Saúl, hijo de la cananea. Estas son las familias de Simeón. 16Y estos son los nombres de los hijos de Leví por sus linajes: Gersón, Caat y Merarí. Y los años de la vida de Leví fueron ciento treinta y siete años. 17Hijos de Gersón: Lobní y Semeí, según sus familias. 18Hijos de Caat: Amram, Ishar, Hebrón y Uciel. Los años de la vida de Caat fueron ciento treinta y tres años. 19Hijos de Merarí: Mahelí y Musí. Estas son las familias de los levitas, por sus linajes. 20[475]Amram tomó por mujer a Jocábed, su tía, de la cual le nacieron Aarón y Moisés. Y los años de la vida de Amram fueron ciento treinta y siete. 21Hijos de Ishar: Coré, Néfeg y Sicrí. 22Hijos de Uciel: Misael, Elsafán y Sitrí. 23Aarón tomó por mujer a Elisabet, hija de Aminadab, hermana de Naasón; de la cual le nacieron Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar. 24Hijos de Coré: Asir, Elcaná y Abiasaf. Estas son las familias de los coreítas. 25Eleazar, hijo de Aarón tomó por mujer a una de las hijas de Futiel, y de ella nació Fineés. Estos son los jefes de las casas de los levitas, según sus familias.

26Estos, pues, son aquel Aarón y aquel Moisés a quienes dijo Yahvé: “Sacad a los hijos de Israel de la tierra de Egipto, según sus escuadras.” 27Estos son los que hablaron al Faraón, rey de Egipto, para sacar de Egipto a los hijos de Israel. Estos son Moisés y Aarón. 28Y sucedió que en el día en que Yahvé habló a Moisés en el país de Egipto, 29le habló en estos términos: “Yo soy Yahvé; di al Faraón, rey de Egipto, todo lo que Yo te digo.” 30Y Moisés respondió ante Yahvé: “Mira, yo soy incircunciso de labios. ¿Cómo me va a escuchar el Faraón?”

ÉXODO 7
Nueva entrevista de Moisés con el Faraón

1[476]Dijo Yahvé a Moisés: “He aquí que te he constituido dios para el Faraón, y Aarón, tu hermano, será tu profeta, 2al cual dirás todo lo que Yo te mandare; y Aarón, tu hermano, se lo dirá al Faraón, a fin de que deje salir de su país a los hijos de Israel. 3[477]Yo, entretanto, endureceré el corazón del Faraón, y multiplicaré mis señales y mis prodigios en el país de Egipto. 4El Faraón no os escuchará, pero Yo pondré mi mano sobre Egipto, y sacaré de la tierra de Egipto a mi ejército, mi pueblo, los hijos de Israel a fuerza de severos juicios. 5Y conocerán los egipcios que Yo soy Yahvé, cuando extienda mi mano sobre Egipto y saque de en medio de ellos a los hijos de Israel.” 6Lo hicieron Moisés y Aarón. Como les había mandado Yahvé, así hicieron. 7Tenía Moisés ochenta años, y Aarón ochenta y tres, cuando hablaron al Faraón.

8Después habló Yahvé a Moisés y a Aarón, y dijo: 9“Cuando el Faraón os dijere: Haced algún milagro en favor vuestro, dirás a Aarón: Toma tu vara y échala delante del Faraón, y se convertirá en serpiente.” 10Se presentaron Moisés y Aarón al Faraón, e hicieron según la orden de Yahvé: Aarón echó su vara delante del Faraón y delante de sus servidores, la cual se convirtió en serpiente. 11[478]Mas el Faraón llamó igualmente a los sabios y a los hechiceros, y también ellos, los magos egipcios, hicieron con sus encantamientos las mismas cosas. 12Echaron ellos cada cual su vara, y se convirtieron en serpientes; pero la vara de Aarón se tragó las varas de ellos. 13Sin embargo, se endureció el corazón del Faraón, de manera que no los escuchó, como había dicho Yahvé.

Primera plaga: río en sangre

14[479]Entonces dijo Yahvé a Moisés: “El corazón del Faraón es duro; se niega a dejar salir al pueblo. 15Preséntate, pues, al Faraón por la mañana, cuando salga a las aguas. Tú lo esperarás a la orilla del río, y tomarás en tu mano la vara que se convirtió en serpiente. 16Le dirás: ‘Yahvé, el Dios de los hebreos, me ha enviado a ti con esta orden: Deja ir a mi pueblo, a fin de que me den culto en el desierto; y he aquí que no has escuchado hasta ahora. 17Por lo tanto, así dice Yahvé: En esto conocerás que Yo soy Yahvé: Mira que voy a golpear con la vara que tengo en la mano las aguas del río, y se convertirán en sangre. 18Los peces que hay en el río morirán, el río hederá, y los egipcios tendrán asco de beber las aguas del río’.”

19Yahvé dijo también a Moisés: “Di a Aarón: Toma tu vara, y extiende tu mano sobre las aguas de Egipto, sobre sus canales, sobre sus ríos, sobre sus lagunas y sobre todos sus depósitos de agua. Y se convertirán en sangre. Habrá sangre en toda la tierra de Egipto, lo mismo en las vasijas de madera que en las de piedra.”

20Hicieron Moisés y Aarón como les había mandado Yahvé: Levantó (Aarón) la vara y golpeó las aguas en presencia del Faraón y de sus servidores, y se convirtieron todas las aguas del río en sangre. 21Los peces que había en el río murieron, quedó apestado el río y los egipcios no podían beber las aguas del río; y hubo sangre en todo el país de Egipto. 22Pero lo mismo hicieron los magos de Egipto con sus encantamientos; por lo cual se endureció el corazón del Faraón y no los escuchó, como había dicho Yahvé. 23Luego se volvió el Faraón y se retiró a su palacio sin hacer caso de estas cosas. 24Y todos los egipcios cavaron en los alrededores del río para hallar agua potable, porque no podían beber las aguas del río.

Segunda plaga: ranas

25[480]Pasaron siete días después que Yahvé había herido el río, 26y dijo Yahvé a Moisés: “Preséntate al Faraón y dile: Así dice Yahvé: Deja ir a mi pueblo para que me sirva. 27Y si rehúsas dejarlo ir, he aquí que voy a castigar todo tu país con ranas. 28El río bullirá de ranas, que subirán y entrarán en tu casa, en tu alcoba y en tu lecho, en las casas de tus servidores y entre tu pueblo, en tus hornos y en tus artesas. 29Subirán las ranas sobre ti, y sobre tu pueblo, y sobre tus siervos.”

ÉXODO 8

1[481]Dijo, pues, Yahvé a Moisés: “Di a Aarón: Extiende tu mano con tu vara sobre los canales, sobre los ríos y sobre las lagunas, y haz subir ranas sobre la tierra de Egipto.” 2Aarón extendió la mano sobre las aguas de Egipto; y subieron las ranas y cubrieron la tierra de Egipto. 3Pero los magos hicieron lo mismo con sus encantamientos, haciendo subir las ranas sobre el país egipcio. 4El Faraón llamó a Moisés y a Aarón y dijo: “Pedid a Yahvé que aparte las ranas de mí y de mi pueblo, y yo dejaré salir al pueblo para que ofrezca sacrificios a Yahvé.” 5Respondió Moisés al Faraón: “Dígnate decirme para cuándo he de rogar por ti, por tus siervos y por tu pueblo, a fin de que (Dios) quite las ranas de ti y de tus casas, y queden solamente en el río.” 6“Para mañana”, contestó él. Replicó Moisés: “Será conforme a tu palabra, para que sepas que no hay como Yahvé, nuestro Dios. 7Las ranas se apartarán de ti, de tus casas, de tus siervos y de tu pueblo, y quedarán solamente en el río.” 8Después salieron Moisés y Aarón de la presencia del Faraón; e invocó Moisés a Yahvé a causa de las ranas que afligían al Faraón. 9E hizo Yahvé conforme a la súplica de Moisés, de manera que murieron las ranas en las casas, en los patios y en los campos. 10[482]Las juntaron en montones y el país estaba lleno de hediondez. 11Pero el Faraón viendo que se le daba respiro, endureció su corazón, y no los escuchó, como había dicho Yahvé.

Tercera plaga: mosquitos

12[483]Después dijo Yahvé a Moisés: “Di a Aarón: Extiende tu vara y golpea el polvo de la tierra, y se convertirá en mosquitos en todo el país de Egipto.” 13Así lo hicieron: Aarón extendió su mano en que tenía la vara, y golpeó el polvo de la tierra; y hubo mosquitos sobre los hombres y sobre las bestias. Todo el polvo de la tierra se convirtió en mosquitos en todo el país de Egipto. 14Los magos tentaron de hacer lo mismo con sus encantamientos, a fin de suscitar mosquitos, mas no pudieron. Hubo, pues, mosquitos sobre hombres y bestias. 15[484]Dijeron entonces los magos al Faraón: “¡Este es el dedo de Dios!” Pero se endureció el corazón del Faraón, y no los escuchó, como había dicho Yahvé.

Cuarta plaga: tábanos

16Yahvé dijo a Moisés: “Levántate muy de mañana, y preséntate al Faraón cuando salga hacia las aguas, y le dirás: Así dice Yahvé: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva. 17[485]Si no dejas ir a mi pueblo, he aquí que voy a enviar tábanos contra ti, contra tus siervos, tu pueblo y tus casas, de manera que se llenarán de tábanos las casas de los egipcios y también el suelo sobre el cual están. 18Mas distinguiré en ese día la región de Gosen, donde habita mi pueblo, para que no haya allí tábanos, a fin de que sepas que Yo soy Yahvé en medio de la tierra, 19que hago distinción entre mi pueblo y el tuyo. Mañana será esta señal.” 20Hizo Yahvé así, y un enjambre de tábanos molestísimos vino sobre la casa del Faraón y las casas de sus siervos; y toda la tierra de Egipto fue devastada por los tábanos.

21Entonces llamó el Faraón a Moisés y a Aarón y les dijo: “Id, ofreced sacrificios a vuestro Dios en este país.” 22[486]Moisés respondió: “No conviene hacerlo así, porque lo que hemos de sacrificar a Yahvé, nuestro Dios, es abominación para los egipcios. ¿No nos apedrearían los egipcios si sacrificáramos ante sus ojos lo que para ellos es abominable? 23Iremos tres jornadas de camino por el desierto, y allí ofreceremos sacrificios a Yahvé, nuestro Dios, según Él nos mandare.” 24Contestó el Faraón: “Os dejaré ir, para que ofrezcáis en el desierto sacrificios a Yahvé vuestro Dios, con tal que no vayáis demasiado lejos. Rogad por mí.” 25Moisés respondió: “He aquí que voy a salir de tu presencia y rogaré a Yahvé, y mañana los tábanos se alejarán del Faraón, de sus siervos y de su pueblo; pero que no vuelva el Faraón a obrar con engaño, impidiendo al pueblo que vaya a ofrecer sacrificios a Yahvé.” 26Salió, pues, Moisés de la presencia del Faraón, y rogó a Yahvé. 27E hizo Yahvé conforme a la súplica de Moisés, y quitó los tábanos del Faraón, de sus siervos y de su pueblo, sin que quedase uno solo. 28Pero el Faraón endureció también esta vez su corazón y no dejó partir al pueblo.

ÉXODO 9
Quinta plaga: peste sobre el ganado

1Entonces dijo Yahvé a Moisés: “Preséntate al Faraón y dile: Así dice Yahvé, el Dios de los hebreos: Deja salir a mi pueblo para que me den culto. 2Si te niegas a dejarlos ir y todavía los retienes, 3he aquí que la mano de Yahvé enviará una peste gravísima sobre tu ganado que está en el campo, sobre los caballos, sobre los asnos, sobre los camellos, sobre las vacadas y sobre las ovejas. 4Mas Yahvé hará distinción entre el ganado de Israel y el ganado de los egipcios, de modo que no morirá nada de lo perteneciente a Israel.” 5Y Yahvé fijó el plazo, diciendo: “Mañana hará esto Yahvé en el país.” 6[487]Y lo hizo Yahvé al día siguiente, de modo que murió todo el ganado de los egipcios; mas del ganado de los hijos de Israel no murió ni una sola cabeza. 7El Faraón envió (a averiguarlo); y he aquí que del ganado de Israel no había muerto ni un solo animal. Sin embargo, se endureció el corazón del Faraón y no dejó ir al pueblo.

Sexta plaga: tumores

8Dijo entonces Yahvé a Moisés y a Aarón: “Tomad unos puñados de hollín de horno, y espárzalo Moisés hacia el cielo, a los ojos del Faraón; 9y se convertirá en polvo fino en todo el territorio de Egipto, y formará tumores que producirán úlceras, tanto en los hombres como en las bestias, por toda la tierra de Egipto.” 10Tomaron, pues, hollín de horno, y poniéndose delante del Faraón, lo esparció hacia el cielo; y hubo tumores que producían úlceras, tanto en los hombres como en las bestias. 11Ni los magos pudieron mantenerse delante de Moisés a causa de los tumores; pues los magos tenían los mismos tumores que todos los egipcios. 12[488]Mas Yahvé endureció el corazón del Faraón, de modo que no les escuchó, según Yahvé lo había dicho a Moisés.

Séptima plaga: granizo

13Luego dijo Yahvé a Moisés: “Levántate muy de mañana, preséntate al Faraón, y dile: ‘Así dice Yahvé, el Dios de los hebreos: Deja ir a mi pueblo, para que me den culto. 14Porque esta vez voy a enviar todas mis plagas sobre tu corazón, sobre tus siervos y sobre tu pueblo, para que sepas que no hay como Yo en toda la tierra. 15Si yo hubiera extendido mi mano para herirte a ti y a tu pueblo con peste, ya habrías desaparecido de la tierra; 16[489] pero para esto te he conservado, para mostrarte mi poder, y para que sea celebrado mi nombre en toda la tierra. 17Tú, empero, te ensalzas todavía contra mi pueblo, para no dejarlo salir. 18He aquí que mañana, a esta hora, haré llover una granizada tan fuerte, que nunca ha habido semejante en Egipto, desde el día que fue fundado hasta el presente. 19Ahora, pues, envía y pon a salvo tu ganado y cuanto tienes en el campo; porque sobre todos los hombres y animales que se hallan en el campo sin recogerse bajo techumbre, caerá el granizo y perecerán’.”

20Aquellos de entre los siervos del Faraón que temieron la palabra de Yahvé, recogieron en las casas a sus siervos y a su ganado; 21mas aquellos que no hicieron caso de la palabra de Yahvé, dejaron a sus siervos y a su ganado en el campo.

22[490]Dijo entonces Yahvé a Moisés: “Extiende tu mano hacia el cielo, y caiga granizo en todo el país de Egipto, sobre los hombres, sobre los animales y sobre todas las plantas que hay en la tierra de Egipto.” 23Extendió, pues, Moisés su vara hacia el cielo, y Yahvé envió truenos y granizo; el relámpago discurría sobre la tierra, y Yahvé hizo llover granizo sobre el país de Egipto. 24El granizo, y el fuego mezclado con el granizo cayeron con fuerza tan extraordinaria, que nunca hubo semejante en toda la tierra de Egipto desde que comenzó a ser pueblo. 25El granizo hirió en todo el país de Egipto cuanto había en el campo, desde los hombres hasta las bestias. El granizo destrozó también todas las hierbas del campo, y quebró todos los árboles campestres. 26Solamente en la región de Gosen, donde habitaban los hijos de Israel, no hubo granizo.

27[491]Entonces el Faraón envió a llamar a Moisés y a Aarón y les dijo: “Esta vez he pecado; Yahvé es el justo, y yo y mi pueblo somos los inicuos. 28Rogad a Yahvé, para que no haya más truenos de Dios y granizo; y os dejaré salir y no os quedaréis más aquí.”

29Le respondió Moisés: “Cuando salga de la ciudad extenderé mis manos hacia Yahvé, y cesarán los truenos, y no habrá más granizo, para que sepas que la tierra es de Yahvé. 30Mas ya sé que ni tu ni tus siervos teméis todavía a Yahvé, Dios.” 31Habían sido destrozados ya el lino y la cebada, pues la cebada estaba ya en espiga, y el lino en caña. 32Mas el trigo y la espiga no fueron destrozados, por ser tardíos. 33Dejó, pues, Moisés al Faraón y saliendo de la ciudad extendió las manos hacia Yahvé, con lo cual cesaron los truenos y el granizo, y no cayó más lluvia sobre la tierra. 34Pero en cuanto el Faraón vio que había cesado la lluvia y el granizo y los truenos, volvió a pecar, endureciendo su corazón, tanto él como sus siervos, se endureció, pues, el corazón del Faraón, y no dejó ir a los hijos de Israel como Yahvé había dicho por boca de Moisés.

ÉXODO 10
Octava plaga: langosta

1Después dijo Yahvé a Moisés: “Ve al Faraón, porque Yo he endurecido su corazón y el corazón de sus siervos, para obrar estos mis prodigios en medio de ellos; 2[492]y para que puedas contar a tu hijo, y al hijo de tu hijo, las grandes cosas que Yo hice en Egipto, y los prodigios que obré en él, a fin de que sepáis que Yo soy Yahvé.” 3Fueron, pues, Moisés y Aarón al Faraón y le dijeron: “Así dice Yahvé, el Dios de los hebreos: ¿Hasta cuándo te negarás a humillarte ante Mí? Deja salir a mi pueblo, para que me sirva. 4Si sigues resistiendo y no dejas salir a mi pueblo, he aquí que mañana traeré sobre tu país langostas; 5las cuales cubrirán la superficie del país, de manera que no podrá verse el suelo. Comerán el resto que se salvó, lo que os dejó el granizo; y comerán también todos los árboles que os crecen en el campo. 6Llenarán tus casas, y las casas de todos tus siervos, y las casas de todos los egipcios, lo que nunca vieron tus padres, ni los padres de tus padres, desde el día en que viven sobre la tierra hasta el día de hoy.” Con esto se retiró, y salió de la presencia del Faraón. 7Dijeron entonces al Faraón sus siervos: “¿Hasta cuándo ha de sernos este hombre un lazo? Deja salir a esa gente a fin de que sirvan a Yahvé, su Dios. ¿No sabes aún que Egipto está al borde de la ruina?” 8Llamaron, pues, de nuevo a Moisés y a Aarón a la presencia del Faraón; el cual les dijo: “Id, servid a Yahvé, vuestro Dios. ¿Quiénes son los que han de ir?” 9Respondió Moisés: “Saldremos con nuestros jóvenes y nuestros ancianos, con nuestros hijos y nuestras hijas, con nuestras ovejas y nuestras vacadas; porque hemos de celebrar una fiesta en honor de Yahvé.” 10[493]Les contestó: “¡Así sea Yahvé con vosotros, como yo os dejo salir a vosotros y a vuestros hijos! Pero tened cuidado, pues seguramente procedéis con mala intención. 11Por eso, no será así; salid los varones solos y servid a Yahvé, ya que esta fue vuestra petición.” Con esto fueron echados de la presencia del Faraón. 12Entonces dijo Yahvé a Moisés: “Extiende tu mano sobre la tierra de Egipto para que venga la langosta; suba ella sobre el país de Egipto, y coma toda la hierba del país, todo lo que dejó el granizo.” 13[494]Extendió, pues, Moisés su vara sobre la tierra de Egipto; y Yahvé hizo soplar el viento solano sobre el país, todo aquel día y toda la noche. Y cuando vino la mañana, el viento de oriente había traído las langostas. 14Y subieron las langostas sobre todo el país de Egipto, y se posaron en todo el territorio egipcio, en cantidad tan grande, como nunca hubo anteriormente ni habrá después. 15[495]Cubrieron toda la superficie del país, de modo que se oscureció la tierra; comieron toda la hierba del país, y todos los frutos de los árboles que el granizo había dejado, y no quedó nada verde ni en los árboles ni en las hierbas del campo en todo el territorio de Egipto. 16Entonces el Faraón llamó a toda prisa a Moisés y a Aarón, y dijo: “He pecado contra Yahvé, vuestro Dios, y contra vosotros. 17Perdonad, por favor, mi pecado todavía esta única vez; rogad a Yahvé, vuestro Dios, que aparte de mí al menos esta muerte.” 18Salió (Moisés) de la presencia del Faraón y rogó a Yahvé. 19Y Yahvé hizo soplar un viento de occidente muy recio que se llevó las langostas y las echó al Mar Rojo. No quedó ni una langosta en todo el territorio de Egipto. 20Pero Yahvé endureció el corazón del Faraón, el cual no dejó ir a los hijos de Israel.

Novena plaga: tinieblas

21[496]Después dijo Yahvé a Moisés: “Extiende tu mano hacia el cielo, para que haya sobre la tierra de Egipto tinieblas que puedan palparse.” 22Extendió, pues, Moisés su mano hacia el cielo, y hubo densas tinieblas en toda la tierra de Egipto durante tres días. 23No se veían unos a otros, ni se levantaba nadie de su sitio por espacio de tres días, en tanto que los hijos de Israel tenían luz en sus moradas. 24Entonces llamó el Faraón a Moisés, y dijo: “Id y servid a Yahvé; queden solamente vuestras ovejas y vuestras vacadas. Aun vuestros niños podrán ir con vosotros.” 25Respondió Moisés: “Nos has de conceder también sacrificios y holocaustos, para que los ofrezcamos a Yahvé, nuestro Dios. 26Por lo cual también nuestro ganado ha de ir con nosotros. No quedará ni una pezuña; porque de ellos hemos de tomar para dar culto a Yahvé, nuestro Dios; y no sabemos todavía qué hemos de ofrecer a Yahvé, hasta que lleguemos allá.” 27[497]Mas Yahvé endureció el corazón del Faraón, el cual no quiso dejarles salir. 28Dijo, pues, el Faraón: “¡Retírate de mí! ¡Guárdate de volver a ver mi rostro!, pues el día en que vieres mi rostro, morirás.” 29[498]A lo cual respondió Moisés: “Tú lo has dicho: no volveré a ver tu rostro.”

ÉXODO 11
Anuncio de la décima plaga

1Dijo Yahvé a Moisés: “Solo una plaga más haré venir sobre el Faraón y sobre los egipcios; después de la cual os dejará marchar de aquí; y cuando, por fin, os deje salir, lo hará expulsándoos por completo de aquí. 2[499]Di, pues, al pueblo que cada hombre pida a su vecino, y cada mujer a su vecina, objetos de plata y objetos de oro.” 3[500]Pues Yahvé había hecho que el pueblo hallase gracia a los ojos de los egipcios. Además, Moisés era una persona muy grande en la tierra de Egipto, tanto a los ojos de los siervos del Faraón como a los ojos del pueblo. 4Dijo entonces Moisés: “Así dice Yahvé: A medianoche pasaré Yo a través de Egipto; 5[501]y morirá en el país de Egipto todo primogénito, desde el primogénito del Faraón que se sienta en su trono, hasta el primogénito de la esclava que está detrás de la muela, y todo primogénito del ganado. 6Y se alzará en todo el país de Egipto un alarido grande cual nunca ha habido, y nunca lo habrá. 7[502]Pero contra ninguno de los hijos de Israel, contra ningún hombre y ninguna bestia, ni siquiera ladrará un perro; para que sepáis qué distinción hace Yahvé entre los egipcios e Israel. 8[503]Entonces vendrán a mí todos estos tus siervos, y se postrarán delante de mí, diciendo: Sal tú y todo el pueblo que te sigue. Y después de esto saldré.” Y encendido en cólera se retiró de la presencia del Faraón. 9Y dijo Yahvé a Moisés: “No os escuchará el Faraón, para que se multipliquen mis prodigios en la tierra de Egipto.” 10Moisés y Aarón obraron todos estos prodigios delante del Faraón; pero Yahvé endureció el corazón del Faraón, el cual no dejó salir de su país a los hijos de Israel.

ÉXODO 12
Institución de la Pascua

1[504]Dijo Yahvé a Moisés y a Aarón en el país de Egipto: 2“Este mes será para vosotros el comienzo de los meses; os será el primero de los meses del año. 3Hablad a toda la asamblea de Israel y decid: El día diez de este mes tome cada uno para sí un cordero por familia, un cordero por casa. 4Y si la casa no alcanzare para un cordero, lo tomará junto con el vecino más cercano a su casa, según el número de las personas. Calculad la porción que cada uno puede comer del cordero. 5[505]El cordero será sin defecto, macho y primal. De las ovejas o de las cabras lo tomaréis. 6Lo guardaréis hasta el día catorce de este mes; y toda la multitud de los hijos de Israel lo inmolará entre las dos tardes. 7Luego tomarán de la sangre y rociarán los dos postes (de la puerta) y el dintel de las casas en que han de comer. 8[506]Comerán la carne en aquella misma noche. La comerán asada al fuego, con panes ácimos y con hierbas amargas. 9No comeréis nada de él crudo, ni cocido en agua, sino asado al fuego, con su cabeza, sus piernas y sus entrañas. 10Y no dejaréis nada de él para el día siguiente; lo que sobrare de él hasta la mañana, lo quemaréis al fuego.

11[507]Lo habéis de comer de la siguiente manera: Ceñidos vuestros lomos, calzados vuestros pies, y el bastón en vuestra mano; y lo comeréis de prisa, pues es la Pascua de Yahvé. 12Porque Yo pasaré esta noche por la tierra de Egipto y quitaré la vida a todos los primogénitos en el territorio de Egipto, desde los hombres hasta las bestias, y ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto, Yo, Yahvé. 13Será, pues, vuestro distintivo la sangre en las casas de vuestra morada. Viendo la sangre pasaré de largo por vosotros, y no habrá entre vosotros plaga exterminadora cuando Yo hiera el país de Egipto. 14Os será memorable este día, y lo celebraréis como fiesta en honor de Yahvé durante vuestras generaciones. La celebraréis como institución perpetua. 15[508]Por siete días comeréis panes ácimos, por lo cual desde el primer día apartaréis de vuestras casas la levadura. Todo el que desde el día primero hasta el día séptimo comiere pan fermentado será exterminado de en medio de Israel. 16El primer día tendréis asamblea santa; asimismo el día séptimo os reuniréis en asamblea santa. Ninguna obra se haga en esos días, exceptuando la comida para cada uno. Esto es lo único que podréis hacer. 17Guardad (la fiesta de) los Ácimos, porque en ese mismo día habré sacado Yo vuestros ejércitos de la tierra de Egipto. Observad este día durante vuestras generaciones como institución perpetua. 18Comeréis, pues, panes ácimos en el mes primero desde el día catorce del mes por la tarde, hasta la tarde del día veintiuno del mes. 19No se halle levadura en vuestras casas por espacio de siete días, pues todo aquel que comiere cosa fermentada, sea extranjero o natural del país, será exterminado de en medio del pueblo de Israel. 20No comeréis cosa fermentada alguna; en todas vuestras habitaciones comed panes ácimos.”

Moisés convoca a los ancianos

21Entonces llamó Moisés a todos los ancianos de Israel y les dijo: “Buscad y tomaos corderos para vuestras familias, e inmolad la pascua. 22[509]Luego tomad un manojo de hisopo, mojadlo en la sangre que está en el tazón, y rociad el dintel y los dos postes con la sangre del tazón; y nadie de vosotros salga de la puerta de su casa hasta la mañana. 23Pues pasará Yahvé y herirá a los egipcios, mas al ver la sangre en el dintel y en los dos postes, Yahvé pasará de largo por aquella puerta, y no permitirá que el exterminador entre en vuestras casas para herir. 24Guardad este mandato como ley perpetua para vosotros y vuestros hijos. 25Observad este rito también después de vuestra llegada a la tierra que os dará Yahvé según su promesa. 26Y cuando os preguntaren vuestros hijos: ¿Qué significado tiene para vosotros este rito?, 27responderéis: Este es el sacrificio de la Pascua de Yahvé, quien pasó de largo por las casas de los hijos de Israel en Egipto cuando hirió a los egipcios y salvó nuestras casas. Entonces el pueblo se prosternó para adorar, 28 fueron, pues, los hijos de Israel e hicieron así como había mandado Yahvé a Moisés y a Aarón; así lo hicieron.

Muerte de los primogénitos de los egipcios

29[510]Y sucedió que a media noche Yahvé hirió en el país de Egipto a todos los primogénitos, desde el primogénito del Faraón que se sienta sobre su trono, hasta el primogénito del preso en la cárcel, y a todos los primogénitos de las bestias. 30Con lo que se levantó el Faraón de noche, él y todos sus siervos y todos los egipcios; y hubo grande alarido en Egipto, porque no había casa donde no hubiese un muerto. 31Y llamó a Moisés y a Aarón de noche y dijo: “¡Adelante!, salid de en medio de mi pueblo, vosotros y los hijos de Israel. Id y ofreced sacrificios a Yahvé como habéis dicho. 32Tomad también vuestras ovejas y vuestras vacadas, como dijisteis. Marchaos y bendecidme también a mí.” 33Los egipcios por su parte instaban al pueblo para acelerar su salida del país; pues decían: “Pereceremos todos.”

34Tomó, pues, el pueblo la harina amasada, antes que fermentara y envueltas sus artesas en la ropa se las echaron a cuestas. 35Y los hijos de Israel hicieron según la palabra de Moisés, pidiendo a los egipcios objetos de plata y objetos de oro y vestidos. 36[511]Pues Yahvé había hecho que el pueblo hallara gracia a los ojos de los egipcios, los cuales accedieron a sus pedidos. Así despojaron a los egipcios.

II. DESDE LA SALIDA DE EGIPTO HASTA LA LLEGADA AL SINAÍ
La salida de los israelitas

37[512]Partieron, pues, los hijos de Israel de Ramesés para Sucot, unos seiscientos mil hombres de a pie, sin contar los niños. 38[513]Salió con ellos también mucha gente de toda clase, y ganado menor y mayor, muchísimos animales. 39De la masa que habían sacado de Egipto, cocieron tortas ácimas; porque (la masa) no había aún fermentado; pues habían sido echados de Egipto a toda prisa y sin que pudieran prepararse provisiones. 40[514]El tiempo que los hijos de Israel habían habitado en Egipto, fue de cuatrocientos treinta años. 41Al fin de los cuatrocientos treinta años, en ese mismo día, salieron de la tierra de Egipto todas las escuadras de Yahvé. 42Noche de vela fue esta para Yahvé cuando los sacó de la tierra de Egipto. Esa misma noche será noche de vela en honor de Yahvé para todos los hijos de Israel de generación en generación.

La ley de la Pascua

43Dijo Yahvé a Moisés y a Aarón: “Esta es la ley de la Pascua: No coma de ella ningún extranjero. 44Todo siervo, comprado por dinero, después de haber sido circuncidado, comerá de ella. 45Mas el advenedizo y el jornalero no comerán de ella, 46[515]En una misma casa se ha de comer; no sacaréis fuera de la casa nada de la carne, ni le quebraréis ningún hueso. 47La celebrará todo el pueblo de Israel. 48Si un extranjero habita contigo y quiere celebrar la Pascua en honor de Yahvé, sean circuncidados todos sus varones, y entonces podrá acercarse para celebrarla; y será como el indígena, porque ningún incircunciso comerá de ella. 49Una misma ley habrá para el indígena y para el extranjero que habita en medio de vosotros.” 50Así lo hicieron todos los hijos de Israel. Según había mandado Yahvé a Moisés y a Aarón, así lo hicieron. 51Y en aquel mismo día Yahvé sacó del país de Egipto a los hijos de Israel (repartidos) en sus escuadras.

ÉXODO 13
Consagración de los primogénitos de Israel

1Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2[516]“Conságrame todo primogénito. Mío es todo primer nacido entre los hijos de Israel, tanto de hombres como de animales.” 3Dijo pues Moisés al pueblo: “Acordaos de este día en que salisteis de Egipto, de la casa de la servidumbre; pues Yahvé os ha sacado de aquí con mano poderosa; y no comáis pan fermentado. 4[517]Salís hoy, en el mes de Abib. 5Así, pues, cuando Yahvé te haya introducido en la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del heveo y del jebuseo, que juró a tus padres darte, tierra que mana leche y miel, celebrarás ese rito en este mes. 6Siete días comerás panes ácimos y el día séptimo será fiesta en honor de Yahvé. 7Se comerán panes ácimos durante siete días, y no se verá pan fermentado en tu casa, ni levadura en todo tu territorio. 8En aquel día dirás a tu hijo: “Esto es a causa de lo que hizo conmigo Yahvé cuando salí de Egipto. 9[518]Y esto te será como una señal en tu mano, y como un recuerdo entre tus ojos, para que la ley de Yahvé se halle en tu boca; porque con mano poderosa te sacó Yahvé de Egipto.” 10Guardarás este precepto, año por año, en el tiempo señalado.

11Cuando Yahvé te haya introducido en la tierra del cananeo, como lo tiene jurado a ti y a tus padres, y te la haya dado, 12apartarás para Yahvé a todos los primogénitos. También todos los primerizos de tus animales, si son machos, pertenecen a Yahvé. 13Todo primerizo del asno lo rescatarás con un cordero; y si no lo rescatas, has de quebrarle la cerviz. Rescatarás también todo primogénito humano de entre tus hijos. 14Y cuando el día de mañana te preguntare tu hijo, diciendo: “¿Qué significa esto?”, le dirás: “Con mano poderosa nos sacó Yahvé de Egipto, de la casa de la servidumbre. 15Al obstinarse el Faraón en no dejarnos salir, Yahvé mató a todos los primogénitos en el país de Egipto, desde el primogénito del hombre hasta el primogénito de la bestia. Por eso sacrifico a Yahvé todo primer nacido macho, y rescato todo primogénito de mis hijos.” 16Esto será como una señal en tu mano, y como frontal entre tus ojos; porque con mano poderosa Yahvé nos ha sacado de Egipto.”

Partida de Egipto

17[519]Cuando el Faraón dejó salir al pueblo, Dios no los condujo por el camino de la tierra de los filisteos, aunque estaba cerca; pues dijo Dios: “No sea que al verse atacado se arrepienta el pueblo y se vuelva a Egipto.” 18Dios hizo, pues, rodear al pueblo por el camino del desierto hacia el Mar Rojo. Y los hijos de Israel salieron en buen orden del país de Egipto. 19[520]Moisés llevó también consigo los huesos de José, pues este había hecho jurar a los hijos de Israel, diciendo: “Cuando os visitare Dios, llevad de aquí con vosotros mis huesos.”

20[521]Partieron de Sucot y acamparon en Etam, al borde del desierto. 21[522]E iba Yahvé al frente de ellos, de día en una columna de nube para guiarlos en el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarlos, a fin de que pudiesen marchar de día y de noche. 22La columna de nube no se retiraba del pueblo de día, ni la columna de fuego de noche.

ÉXODO 14
El Faraón persigue a los israelitas

1Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2[523]“Di a los hijos de Israel que se vuelvan y acampen frente a Fihahirot, entre Migdol y el mar, enfrente de Baalsefón. Delante de ese lugar acamparéis, junto al mar. 3Porque el Faraón dirá respecto de los hijos de Israel: ‘Andan errantes en el país, y el desierto los tiene encerrados.’ 4Y Yo endureceré el corazón del Faraón, y os perseguirá; pero Yo manifestaré mi gloria en el Faraón y en todo su ejército, y sabrán los egipcios que Yo soy Yahvé.” Así lo hicieron.

5Efectivamente, cuando fue dado aviso al rey de Egipto que había huido el pueblo, se mudó el corazón del Faraón y de sus siervos respecto del pueblo, y dijeron: “¿Qué es lo que hemos hecho dejando ir a Israel, privándonos así de su servicio?” 6Hizo, entonces, enganchar sus carros y llevó consigo a su pueblo. 7Tomó seiscientos carros escogidos y todos los carros de Egipto, con capitanes para todos ellos. 8Así endureció Yahvé el corazón del Faraón, rey de Egipto, el cual persiguió a los hijos de Israel; pero los hijos de Israel salieron (guiados) por una mano elevada. 9Los persiguieron, pues, los egipcios, todos los caballos de los carros del Faraón, y su gente de a caballo y su ejército; y les dieron alcance mientras acampaban junto al mar, cerca de Fihahirot, frente a Baalsefón.

10Cuando el Faraón se iba acercando, los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí que los egipcios marcharon en pos de ellos. Con lo que se amedrentaron mucho los hijos de Israel y clamaron a Yahvé. 11[524]Y dijeron a Moisés: “¿Acaso no había sepulturas en Egipto para que nos hayas traído a morir en el desierto? ¿Qué has hecho con nosotros sacándonos de Egipto? 12¿No te decíamos en Egipto: Déjanos que sirvamos a los egipcios? Porque mejor nos sería servir a los egipcios que morir en el desierto.” 13Contestó Moisés al pueblo: “No temáis; estad firmes, y veréis el auxilio que Yahvé os otorgará en este día, pues los egipcios que hoy veis, no los volveréis a ver nunca jamás. 14[525]Yahvé peleará por vosotros, y vosotros quedaos tranquilos.”

El paso del mar Rojo

15Y dijo Yahvé a Moisés “¿Por qué sigues clamando a mí? Manda a los hijos de Israel que se pongan en marcha. 16Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que los hijos de Israel entren en medio del mar a pie enjuto. 17Yo, entretanto, endureceré el corazón de los egipcios para que entren tras ellos, y se manifestará mi gloria en el Faraón y en todo su ejército, en sus carros y en su caballería. 18Y conocerán los egipcios que Yo soy Yahvé, cuando haya manifestado mi gloria en el Faraón, en sus carros y en su caballería. 19Se levantó entonces el Ángel de Yahvé que marchaba al frente del ejército de Israel, y se puso detrás de ellos. Se levantó también la columna de nube de delante de ellos, y se colocó a la espalda, 20[526]intercalándose así entre el campamento de los egipcios y el campamento de los israelitas. Era nube y tinieblas (por una parte), y (por la otra) iluminaba la noche, de modo que no pudieron acercarse aquellos a estos en toda la noche.

21Extendió Moisés su mano sobre el mar, y Yahvé hizo soplar un viento del Oriente muy fuerte durante toda la noche, el cual hizo retroceder el mar y lo dejó seco, y se dividieron las aguas. 22[527]Entonces los hijos de Israel entraron en medio del mar a pie enjuto, formando para ellos las aguas una muralla a su derecha y a su izquierda. 23Los egipcios los persiguieron y entraron en pos de ellos, todos los caballos del Faraón, sus carros y su caballería, hasta el medio del mar. 24Llegada la vigilia de la mañana, echó Yahvé una mirada desde la columna de fuego y de humo hacia el ejército de los egipcios, y puso en consternación al ejército egipcio. 25Quitó las ruedas de sus carros, de suerte que no podían avanzar sino con gran dificultad. Dijeron por tanto los egipcios: “Huyamos delante de Israel, porque Yahvé pelea por ellos contra los egipcios.” 26Entonces dijo Yahvé a Moisés: “Extiende tu mano sobre el mar, para que las aguas vuelvan sobre los egipcios, sobre sus carros y sobre su caballería.” 27Extendió Moisés su mano sobre el mar, y al rayar el alba el mar volvió a su sitio; de modo que los egipcios queriendo huir se vieron frente a las (aguas). Así arrojó Yahvé a los egipcios en medio del mar. 28Pues reuniéndose las aguas cubrieron los carros y la gente de a caballo y todo el ejército del Faraón, que había entrado en el mar para seguirlos, y no escapó ni siquiera uno de ellos. 29Mas los hijos de Israel pasaron a pie enjuto por en medio del mar, teniendo las aguas por muralla a su derecha y a su izquierda. 30Aquel día salvó Yahvé a Israel de mano de los egipcios; y vio Israel a los egipcios muertos a orillas del mar. 31[528]Y cuando Israel vio la mano poderosa que Yahvé había extendido contra los egipcios, temió el pueblo a Yahvé, y creyeron en Yahvé y en Moisés, su siervo.

ÉXODO 15
Cántico de Moisés

1[529]Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron este cántico a Yahvé. Dijeron así:

“Cantaré a Yahvé

por su altísima gloria;

arrojó al mar al caballo y a su jinete.

2Yahvé es mi fortaleza

y (el objeto) de mi canción.

Él me ha salvado;

Él es mi Dios, a quien celebraré,

el Dios de mi padre, a quien he de ensalzar.

3El Señor es un guerrero poderoso;

Yahvé es su nombre.

4Ha precipitado en el mar

los carros del Faraón y su ejército;

la flor de sus capitanes se hundió en el Mar Rojo.

5Los cubrió el abismo;

como una piedra cayeron al fondo.

6Tu diestra, Yahvé, es admirable por su poder;

tu diestra, Yahvé, aplasta al enemigo.

7En tu grandeza sin medida derribas

a los que contra Ti se levantan,

desencadenas tu ira

que los consume como hojarasca.

8[530]Soplaron tus narices

y se apiñaron las aguas;

se pararon las olas como un dique,

los abismos se cuajaron en medio del mar.

9Perseguiré, alcanzaré,

había dicho el enemigo;

repartiré despojos, se saciará mi alma;

desenvainaré mi espada,

los destruirá mi mano.

10Pero con tu viento soplaste

y los cubrió el mar;

se hundieron como plomo

en las temibles aguas.

11[531] ¿Quién como Tú, Yahvé, entre los dioses?

¿Quién, como Tú, glorioso en santidad,

terrible en prodigios, hacedor de maravillas?

12Extendiste tu diestra,

y los engulló la tierra.

13[532]Guiaste en tu misericordia

al pueblo por Ti redimido;

con tu poder lo condujiste

a la morada de tu santidad.

14Lo oyeron los pueblos temblando;

se amedrentó la gente de Filistea;

15los príncipes de Edom se estremecieron;

temblaron los valientes de Moab

y trepidaron todos los moradores de Canaán.

16Cayó sobre ellos pavor y espanto;

por la grandeza de tu brazo

enmudecieron como una piedra,

hasta que pasó tu pueblo, Yahvé,

hasta que pasó el pueblo que Tú adquiriste.

17[533]Tú los condujiste y los plantaste

en el monte de tu herencia;

en el lugar que Tú, oh Yahvé,

preparaste para tu sede;

en el Santuario, Señor,

que fundaron tus manos.

18Yahvé reinará por siempre jamás.”

19Porque cuando los caballos del Faraón y sus carros y su caballería entraron en el mar, Yahvé hizo volver sobre ellos las aguas marinas, en tanto que los hijos de Israel pasaron a pie enjuto por medio del mar.

Cántico de María

20[534]También María, la profetisa, hermana de Aarón, tomó en su mano un tamboril, y todas las mujeres salieron en pos de ella, con tamboriles y danzando. 21[535]Y María les repetía:

“Cantad a Yahvé

por su altísima gloria;

arrojó al mar al caballo y a su jinete.”

Moisés endulza las aguas

22[536]Moisés hizo partir a los hijos de Israel del Mar Rojo, y se dirigieron hacia el desierto de Sur, donde caminaron tres días en el desierto sin encontrar agua. 23[537]Luego llegaron a Mará, mas no pudieron beber el agua, por ser amarga. Por eso llamaron (a ese lugar) Mará. 24Y murmuró el pueblo contra Moisés, diciendo: “¿Qué vamos a beber?”

25Entonces clamó Moisés a Yahvé, y Yahvé le mostró un madero que Moisés echó en el agua, y el agua se volvió dulce. Allí Yahvé le dio (a Israel) leyes y estatutos, y allí lo probó, 26y dijo: “Si de veras escuchas la voz de Yahvé, tu Dios, y haces lo que es recto a sus ojos, dando oídos a sus mandamientos y guardando todos sus preceptos, no traeré sobre ti ninguna de las plagas que envié sobre los egipcios; porque Yo soy Yahvé, el que te sana. 27[538]Después llegaron a Elim, donde había doce fuentes de agua y setenta palmeras, y acamparon allí junto a las aguas.

ÉXODO 16
Las codornices y el maná

1[539]Habiendo partido de Elim llegó todo el pueblo de los hijos de Israel al desierto de Sin, que está entre Elim y el Sinaí, el día quince del segundo mes después de su salida del país de Egipto. 2Y murmuró todo el pueblo de los hijos de Israel contra Moisés y Aarón en el desierto. 3[540]Les decían los hijos de Israel: “¡Ojalá hubiéramos muerto a manos de Yahvé en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos junto a las ollas de carne, cuando comíamos pan en abundancia! Vosotros nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a todo este pueblo.” 4Dijo entonces Yahvé a Moisés: “Mira, Yo haré llover sobre vosotros pan del cielo; y saldrá el pueblo a recoger cada día la porción diaria; de esta manera lo pongo a prueba si quiere andar o no según mi ley. 5Mas al día sexto han de conservar lo que hayan traído, porque será el doble de lo que acostumbran recoger cada día.”

6Dijeron, pues, Moisés y Aarón a todos los hijos de Israel:

“Esta tarde conoceréis

que Yahvé es quien os ha sacado

del país de Egipto;

7y a la mañana veréis

la gloria de Yahvé,

ya que ha oído vuestras murmuraciones que se dirigen contra Él; porque nosotros ¿qué somos para que murmuréis contra nosotros?”

8Y añadió Moisés:

“Esto será al daros Yahvé

esta tarde carne para comer,

y a la mañana pan en abundancia;

pues Yahvé ha oído vuestras murmuraciones con que murmuráis contra Él; pues ¿qué somos nosotros? No van contra nosotros vuestras murmuraciones, sino contra Yahvé.”

9Dijo entonces Moisés a Aarón: “Di a todo el pueblo de los hijos de Israel: Acercaos a Yahvé, porque Él ha oído vuestras murmuraciones.” 10Aún estaba hablando Aarón a todo pueblo de los hijos de Israel, cuando ellos volvieron la cara hacia el desierto, y he aquí que la gloria de Yahvé se apareció en la nube. 11Y habló Yahvé a Moisés, diciendo: 12“He oído las murmuraciones de los hijos de Israel. Diles: Entre las dos tardes comeréis carne y por la mañana os hartaréis de pan; y conoceréis que Yo soy Yahvé, vuestro Dios.” 13[541]Y sucedió que a la tarde vinieron codornices que cubrieron el campamento; y a la mañana había una capa de rocío alrededor del campamento. 14Y al evaporarse la capa de rocío se vio en la superficie del desierto una cosa menuda y granosa, tan menuda como la escarcha sobre la tierra. 15[542]Cuando la vieron los hijos de Israel, se decían unos a otros: “¿Qué es esto?” Pues no sabían lo que era. Les dijo Moisés: “Este es el pan que Yahvé os da por alimento.”

Preceptos relativos al maná

16[543]Esta es la orden prescrita por Yahvé: “Recoged de ello cada uno cuanto necesite para comer, un gomor por cabeza, conforme al número de vuestras personas; cada uno recogerá para la gente que tenga en su tienda.” 17Lo hicieron así los hijos de Israel, y recogieron unos más, otros menos. 18[544]Mas cuando lo midieron con el gomor (encontraron que) quien había recogido mucho, nada tenía de mas, y quien había recogido poco, nada tenía de menos. Cada uno había recogido según lo que podía comer. 19Les dijo también Moisés: “Nadie deje nada de ello hasta el día siguiente.” 20Pero no obedecieron a Moisés, sino que algunos dejaron sobras para el día siguiente, y se produjeron gusanos y hediondez, por lo cual Moisés se airó contra ellos. 21Lo recogían pues todas las mañanas, cada uno según lo que necesitaba para comer; mas cuando se dejaba sentir el calor del sol se derretía. 22El día sexto recogieron doble porción de alimento, dos gomor para cada persona. Y fueron todos los príncipes del pueblo a decírselo a Moisés; 23[545]el cual les respondió: “Esto es lo que ha mandado Yahvé: Mañana es sábado, día de reposo, consagrado a Yahvé. Coced lo que hayáis de cocer, y lo que hayáis de hervir, hervidlo; y todo lo que sobre guardadlo como reserva para el día siguiente.” 24Y ellos lo guardaron para el día siguiente, según la orden de Moisés; y no hedió, ni se halló en él gusano alguno. 25Dijo entonces Moisés: “Comedlo hoy, porque hoy es sábado en honor de Yahvé; hoy no lo hallaréis en el campo. 26Seis días lo recogeréis, mas al séptimo día que es sábado, no habrá nada”.

27A pesar de todo al séptimo día salieron algunos del pueblo a recogerlo pero no encontraron nada. 28Dijo entonces Yahvé a Moisés: “¿Hasta cuándo rehusaréis guardar mis mandamientos y mis leyes? 29He aquí que Yahvé os ha dado el sábado; por eso en el día sexto os da pan para dos días. Quédese cada hombre en su sitio; no salga nadie el día séptimo de su lugar”. 30Y descansó el pueblo el día séptimo.

31[546]La casa de Israel dio a ese alimento el nombre de maná. Era como granos de cilantro, blanco, y su sabor como de torta de miel. 32Y dijo Moisés: “Esto es lo que manda Yahvé: Llenad de maná un gomor, a fin de que se guarde para vuestros descendientes y vean ellos el pan con que os he alimentado en el desierto cuando os saqué del país de Egipto.” 33[547]Dijo, pues, Moisés a Aarón: “Toma una vasija y pon en ella un gomor completo de maná, y colócalo delante de Yahvé, a fin de guardarlo para vuestros descendientes”. 34Y de acuerdo con lo que Yahvé había mandado a Moisés, puso Aarón el (maná) ante el Testimonio para guardarlo. 35[548]Los hijos de Israel comieron el maná cuarenta años, hasta que llegaron a tierra habitada. Comieron el maná hasta llegar a los confines del país de Canaán. 36El gomor es la décima parte del efa.

ÉXODO 17
Agua de la roca

1Partió todo el pueblo de los hijos de Israel del desierto de Sin, haciendo sus jornadas según ordenaba Yahvé; y acamparon en Rafidim, donde el pueblo no tenía agua que beber. 2Por lo cual el pueblo se querelló contra Moisés, diciendo: “Danos agua de beber.” Les respondió Moisés: “¿Por qué altercáis conmigo? ¿Por qué tentáis a Yahvé?” 3Pero el pueblo sufriendo allí sed de agua, siguió murmurando contra Moisés, y dijo: “¿Por qué nos has hecho salir de Egipto, para matarnos de sed, a nosotros, a nuestros hijos y a nuestro ganado?” 4Clamó entonces Moisés, a Yahvé y dijo: “¿Qué hago yo con este pueblo? Falta poco que me apedreen.” 5Respondió Yahvé a Moisés: “Pasa delante del pueblo, y lleva contigo algunos de los ancianos de Israel; y toma en tu mano la vara con que heriste el río y anda. 6[549]He aquí que Yo estaré enfrente de ti, allá sobre la peña, en Horeb; golpearás la peña, y saldrá de ella agua para que beba el pueblo.” Moisés lo hizo así a los ojos de los ancianos de Israel. 7[550]Y dio a aquel lugar el nombre de Masá y Meribá, a causa de la querella de los hijos de Israel, y por haber ellos tentado a Yahvé, diciendo: “¿Está Yahvé en medio de nosotros, o no?”

Derrota de los amalecitas

8[551]Vino después Amalec e hizo guerra contra Israel en Rafidim. 9Y dijo Moisés a Josué: “Escógenos hombres, y sal a combatir contra Amalec. Mañana yo me colocaré sobre la cima del monte, con la vara de Dios en mi mano.” 10Hizo Josué como le había dicho Moisés, y peleó contra Amalec. Moisés, empero, y Aarón y Hur subieron a la cima del monte. 11[552]Y sucedió que mientras Moisés tenía alzada su mano, prevalecía Israel; y cuando bajaba su mano, prevalecía Amalec. 12Mas como las manos de Moisés se cansasen, tomaron ellos una piedra, se la pusieron debajo, y se sentó sobre ella, en tanto que Aarón y Hur le sostenían las manos, uno por un lado, y otro por el otro. Así quedaron firmes sus manos hasta ponerse el sol. 13Y Josué derrotó a Amalec y a su pueblo al filo de la espada. 14[553]Entonces dijo Yahvé a Moisés: “Escribe esto para recuerdo en un libro, y notifica a Josué que Yo borraré por completo la memoria de Amalec de debajo del cielo.” 15[554]Después erigió Moisés un altar, al cual puso por nombre Yahvé Nisí, 16[555]diciendo: “Por haber levantado la mano contra el trono de Yahvé, peleará Yahvé con Amalec de generación en generación.”

ÉXODO 18
Jetró visita a Moisés

1Jetró, sacerdote de Madián, suegro de Moisés, supo todo lo que había hecho Dios en favor de Moisés e Israel, su pueblo: que Yahvé había sacado a Israel de Egipto. 2[556]Y tomó Jetró, suegro de Moisés, a Seforá, mujer de Moisés, después de haberla (Moisés) despedido; 3y a los dos hijos de este, de los cuales uno se llamaba Gersom, pues había dicho (Moisés): “Soy un extranjero en tierra extraña.” 4El otro se llamaba Eliéser, porque (Moisés) había dicho: “El Dios de mi padre fue mi protector y me ha librado de la espada del Faraón.” 5[557]Vino, pues, Jetró, suegro de Moisés, con los hijos y la mujer de este, al desierto, donde acampaba junto al monte de Dios. 6Y envió a decir a Moisés: “Yo, Jetró, tu suegro, vengo a ti con tu mujer, y con ella están sus dos hijos.”

7[558]Moisés salió al encuentro de su suegro, se prosternó y le besó. Y después de preguntarse mutuamente por su salud entraron en la tienda. 8Luego contó Moisés a su suegro todo lo que Yahvé había hecho al Faraón y a los egipcios, en favor de Israel; y todos los trabajos sufridos en el camino y cómo Yahvé los había librado. 9Jetró se alegró de todo el bien que Yahvé había hecho a Israel, librándolo de la mano de los egipcios. 10Y dijo Jetró: “¡Bendito sea Yahvé que os ha librado de la mano de los egipcios y de la mano del Faraón y ha salvado al pueblo del poder de los egipcios! 11[559]Ahora acabo de conocer que Yahvé es más grande que todos los dioses; pues en aquello mismo en que ellos se ensoberbecieron los ha castigado.” 12[560]Después tomó Jetró, suegro de Moisés, un holocausto y sacrificios para (ofrecerlos) a Dios; y Aarón y todos los ancianos de Israel fueron a comer con el suegro de Moisés en presencia de Dios.

Institución de jueces y jefes

13Al día siguiente se sentó Moisés para juzgar al pueblo; y el pueblo estaba delante de Moisés desde la mañana hasta la tarde. 14Vio el suegro de Moisés todo lo que hacía para con el pueblo, y dijo: “¿Qué es esto que haces con el pueblo? ¿Por qué te sientas tú solo, y todo el pueblo permanece parado alrededor tuyo desde la mañana hasta la tarde?” 15Contestó Moisés a su suegro: “Porque el pueblo viene a mí para consultar a Dios. 16Cuando tienen un pleito, vienen a mí; y yo juzgo entre unos y otros, dándoles a conocer los preceptos de Dios y sus leyes.”

17Entonces el suegro de Moisés le dijo: “No está bien lo que haces. 18Te cansarás demasiado, tú y este pueblo que contigo está; porque este trabajo es superior a tus fuerzas; no podrás hacerlo tú solo. 19Oye, pues, ahora mi voz; yo te doy un consejo, y Dios sea contigo. Sé tú solamente el representante del pueblo delante de Dios, al cual presentarás los asuntos. 20Enséñales los preceptos y las leyes, y dales a conocer el camino que deben seguir, y las obras que han de practicar. 21[561]Y escoge de entre el pueblo hombres capaces, temerosos de Dios, hombres fieles y enemigos de la avaricia, y constitúyelos sobre ellos como jefes de mil, jefes de cien, jefes de cincuenta y jefes de diez. 22Ellos sean jueces del pueblo en todo tiempo; todo caso importante llévenlo a ti, mas en todos los asuntos de menor importancia decidan ellos. Así se aliviará tu carga, llevándola ellos contigo. 23Si haces esto, y Dios te lo manda, podrás sostenerte, y por su parte todo este pueblo podrá volver en paz a su lugar.”

24Moisés escuchó la voz de su suegro, e hizo todo lo que había dicho. 25[562]Escogió, pues, Moisés hombres capaces de entre todo Israel, y los constituyó jefes del pueblo, jefes de mil, jefes de cien, jefes de cincuenta y jefes de diez. 26Estos juzgaban al pueblo en todo tiempo; los asuntos graves los llevaban a Moisés; mas en todos los asuntos menores decidían ellos mismos. 27Después despidió Moisés a su suegro, el cual se volvió a su tierra.

III. ALIANZA Y LEGISLACIÓN DEL SINAÍ
ÉXODO 19
Preparativos para la alianza

1[563]Al tercer mes después de la salida de la tierra de Egipto, ese mismo día, llegaron los hijos de Israel al desierto de Sinaí. 2Habiendo partido de Rafidim, llegaron al desierto de Sinaí y acamparon en el desierto. Allí acampó Israel frente a la montaña. 3Moisés subió hacia Dios, y le llamó Yahvé desde el monte, diciendo:

“Así dirás a la casa de Jacob

y anunciarás a los hijos de Israel:

4Vosotros habéis visto lo que he hecho a los egipcios,

y cómo os he llevado sobre alas de águila

y os he traído a Mí.

5[564]Ahora, pues, si de veras escuchareis mi voz

y guardareis mi pacto,

seréis entre todos los pueblos mi propiedad particular,

pues mía es toda la tierra.

6y seréis para Mí un reino de sacerdotes

y una nación santa.

Estas son las palabras que has de decir a los hijos de Israel.”

7Fue Moisés y convocó a los ancianos del pueblo, a los cuales expuso todas estas palabras según Yahvé le había mandado. 8Y todo el pueblo respondió a una voz, diciendo: “Haremos todo cuanto ha dicho Yahvé.” Y Moisés llevó a Yahvé la respuesta del pueblo.

9Entonces dijo Yahvé a Moisés: “He aquí que Yo vendré a ti en una densa nube para que el pueblo oiga que hablo contigo, y también te dé crédito para siempre.” Y refirió Moisés a Yahvé las palabras del pueblo. 10Luego dijo Yahvé a Moisés: “Vuélvete al pueblo y santifícalos hoy y mañana. Que se laven sus vestidos, 11y estén preparados para el día tercero; porque al tercer día descenderá Yahvé a la vista de todo el pueblo sobre el monte Sinaí. 12Le señalarás al pueblo un límite en torno (al monte), diciendo: Guardaos de subir al monte y aun de tocar su falda. Todo el que tocare el monte morirá irremisiblemente. 13[565]Nadie lo toque con la mano, pues será apedreado o asaeteado; sea animal, sea hombre, perderá la vida. Cuando suene la trompeta, entonces subirán al monte.” 14Bajó, pues, Moisés del monte, adonde estaba el pueblo, y santificó al pueblo, y ellos lavaron sus vestidos. 15Y dijo al pueblo: “Preparaos para el tercer día, y no toquéis mujer.”

Aparición de Dios en el monte

16Al tercer día, al rayar el alba, hubo truenos y relámpagos y una densa nube sobre el monte, y también un toque penetrante de trompeta; por lo cual todo el pueblo que estaba en el campamento comenzó a temblar. 17Entonces Moisés hizo salir al pueblo del campamento para ir al encuentro de Dios, y se apostaron al pie del monte. 18[566]Todo el monte Sinaí humeaba, porque Yahvé descendía sobre él en medio de fuego. Este humo subía como el humo de un horno, y todo el monte temblaba fuertemente. 19El sonido de la trompeta se sentía cada vez más fuerte; mientras Moisés hablaba y Dios le respondía con voz (de trueno). 20Después, cuando Yahvé había descendido sobre el monte Sinaí, sobre la cumbre del monte, llamó a Moisés a la cumbre del monte y Moisés subió, 21y dijo Yahvé a Moisés: “Desciende y prohíbe terminantemente al pueblo que traspase los límites por ver a Yahvé, no sea que mueran muchos de ellos; 22y que también los sacerdotes que se acercan a Yahvé se santifiquen para que Yahvé no haga estragos entre ellos.” 23Moisés respondió a Yahvé: “El pueblo no podrá subir al monte Sinaí; porque Tú nos lo has prohibido, diciendo: Señala límites alrededor del monte y santifícalo.” 24Yahvé le dijo: “Anda y baja, y después subirás tú y Aarón contigo; pero los sacerdotes y el pueblo no traspasen los límites para subir hacia Yahvé, no sea que haga estragos entre ellos.” 25Bajó, pues, Moisés adonde estaba el pueblo y se lo dijo.

ÉXODO 20
Promulgación del Decálogo

1Entonces habló Dios todas estas palabras, diciendo:

2[567] “Yo soy. Yahvé, tu Dios, que te he sacado del país de Egipto, de la casa de la servidumbre. 3No tendrás otros dioses delante de Mí. 4[568]No te harás escultura ni imagen alguna de lo que hay arriba en el cielo, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra. 5[569]No te postrarás ante ellas ni les darás culto, porque Yo soy Yahvé, tu Dios, un Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian, 6y que uso de misericordia hasta mil generaciones con los que me aman y guardan mis mandamientos.

7[570]No tomarás en vano el nombre de Yahvé, tu Dios; porque Yahvé no dejará sin castigo a quien tomare en vano su nombre.

8[571]Acuérdate del día de sábado para santificarlo. 9Seis días trabajarás y harás todo tu trabajo, 10pero el día séptimo es día de descanso, consagrado a Yahvé, tu Dios. No hagas ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el extranjero que habita dentro de tus puertas. 11Pues en seis días hizo Yahvé el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto ellos contienen, y el séptimo descansó; por eso bendijo Yahvé el día de sábado y lo santificó.

12[572]Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolongue tu vida sobre la tierra que Yahvé, tu Dios, te va a dar.

13No matarás.

14No cometerás adulterio.

15No hurtarás.

16No levantarás falso testimonio contra tu prójimo.

17[573]No codiciarás la casa de tu prójimo, tampoco codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de las que pertenecen a tu prójimo.”

18Todo el pueblo percibía los truenos, los relámpagos y el sonido de la trompeta, y (veía como) el monte humeaba; y viéndolo el pueblo temblaba y permanecía a distancia. 19[574]Y dijeron a Moisés: “Habla tú con nosotros, y escucharemos, pero no hable Dios con nosotros, no sea que muramos.” 20Respondió Moisés al pueblo: “No temáis, pues para probaros ha venido Dios, y para que su temor esté ante vuestros ojos, a fin de que no pequéis.”

21Así el pueblo se mantuvo a distancia; pero Moisés se acercó a la densa nube en que estaba Dios.

Dios ordena que se erija un altar

22[575]Y dijo Yahvé a Moisés: “Así dirás a los hijos de Israel: Vosotros habéis visto que os he hablado desde el cielo. 23No hagáis junto a Mí dioses de plata, ni os hagáis dioses de oro, 24antes bien me erigirás un altar de tierra para ofrecer sobre él tus holocaustos y tus ofrendas pacíficas, tus ovejas y tus bueyes. En todo lugar donde Yo veo que se hace memoria de mi nombre vendré a ti y te bendeciré. 25[576]Y si me fabricas un altar de piedra no lo edificarás de piedras labradas; porque al levantar tu hierro contra la piedra la habrás profanado. 26Tampoco subirás por gradas a mi altar, para que no se descubra allí tu desnudez.”

ÉXODO 21
Leyes relativas a los esclavos

1Estas son las leyes que les has de dar: 2[577]Cuando comprares un esclavo hebreo, te servirá seis años, más al séptimo saldrá libre sin pagar nada. 3Si entró solo, solo saldrá; si tenía mujer, saldrá con él su mujer. 4Si su amo le dio mujer, y ella le dio (a su marido) hijos o hijas, la mujer y sus hijos serán de su amo, y él saldrá solo. 5Mas si el esclavo dijere: “Amo a mi señor, y a mi mujer y a mis hijos, no quiero salir libre”, 6[578]su amo lo llevará ante Dios, y arrimándolo a la puerta o al poste de ella, su amo le horadará la oreja con una lezna; y así quedará esclavo suyo para siempre. 7[579]Cuando un hombre vendiere a su hija por esclava, ella no saldrá como salen los esclavos. 8Si no agrada a su señor que la había destinado para sí, permita él su rescate; mas no podrá venderla a gente extraña, por haberla engañado. 9Si la destina para su hijo, la ha de tratar según el derecho de las hijas. 10Si toma para sí otra mujer, no le disminuirá la comida, ni el vestido, ni el deber conyugal. 11Y si él no quiere darle estas tres cosas, puede ella salirse, sin pagar nada, sin rescate.

Homicidio, maldiciones y lesiones

12El que hiera mortalmente a otro, muera irremisiblemente. 13Mas si no le hizo asechanzas, sino que Dios le dejó caer en su mano, para este tal Yo te señalaré lugar donde podrá refugiarse. 14[580]Pero al que obrare con malicia contra su prójimo, matándole con alevosía, a ese lo arrancarás hasta de mi altar para matarlo. 15El que pegare a su padre o a su madre, muera irremisiblemente. 16Quien robare un hombre y le vendiere, o si fuere hallado todavía en su poder, muera irremisiblemente. 17El que maldijere a su padre o a su madre, muera sin remedio. 18Cuando riñeren unos hombres y el uno hiriere al otro con piedra o con el puño, sin causarle la muerte, y si este después de hacer cama 19se levantare y anduviere fuera, apoyándose en su bastón, quedará libre aquel que lo hirió. Le pagará solamente el tiempo perdido y los gastos de su curación completa. 20Quien hiriere con un palo a su siervo o a su sierva, de modo que muera bajo su mano, caerá irremisiblemente bajo la ley de venganza. 21Pero si sobreviviere un día o dos, no será castigado, por cuanto es hacienda suya. 22Cuando hombres trabados en riña dieren un golpe a una mujer encinta, de modo que aborte, sin más daño, (el culpable) será multado conforme a lo que imponga el marido de la mujer y según determinen los jueces. 23[581]Pero si resultare daño, darás vida por vida, 24ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, 25quemadura por quemadura, herida por herida, contusión por contusión. 26Si uno, hiriendo el ojo de su siervo o el ojo de su sierva lo destruyere, le dará libertad en compensación de su ojo. 27Asimismo, si hiciere saltar un diente a su siervo o un diente a su sierva, lo pondrá en libertad en compensación de su diente.

Sobre los daños causados por bueyes

28Si un buey acornea a un hombre o a una mujer, con subsiguiente muerte, aquel buey será apedreado y no se comerá su carne, mas el dueño del buey quedará sin culpa. 29Pero si el buey acorneaba ya desde tiempo atrás, y su dueño, a pesar de ser avisado, no lo tuvo encerrado, de modo que pudo matar a hombre o a mujer, el buey será apedreado, y también su dueño será muerto. 30Si le imponen un precio de rescate, dará en rescate de su vida cuanto se le imponga. 31Si acornea a un hijo o a una hija, hágase con él según esta ley. 32[582]Pero si el buey acorneare a un siervo o a una sierva, el dueño pagará treinta siclos de plata al dueño de ellos, y el buey será apedreado. 33Si uno deja abierto un pozo, o si uno cava un pozo y no lo tapa, y cayere en él un buey o asno, 34el propietario del pozo pagará indemnización en dinero al dueño de ellos, y el animal muerto será suyo. 35Si el buey de uno hiere al buey de otro, y este muere, venderán el buey vivo partiéndose su precio, y también el buey muerto será dividido entre ellos. 36Mas si era notorio que el buey acorneaba desde tiempo atrás y su dueño faltó en custodiarlo, este resarcirá el daño: buey por buey; mas el (buey) muerto será suyo.

ÉXODO 22
Leyes relativas a la propiedad

1Si uno roba un buey o una oveja, y los mata o vende, restituirá cinco reses mayores por el buey, y cuatro ovejas por la oveja, 2Si el ladrón sorprendido al forzar (una casa) es herido de modo que muera, no hay delito de sangre. 3[583]Mas si esto sucede salido ya el sol, es delito de sangre. Debe restituir. Si no tiene con qué hacerlo, sea vendido por su robo. 4Si lo robado fuere hallado vivo en su poder, sea buey o asno u oveja, restituirá el doble. 5Si uno causa daño en un campo o en una viña, dejando suelto su ganado de modo que pazca en campo ajeno, tiene que dar en compensación lo mejor de su propio campo y lo mejor de su propia viña, 6Si se declara un fuego, y encuentra espinos, y se abrasan las cosechas recogidas o en pie, o el campo, debe restituir el daño el que haya encendido el fuego. 7Si uno da a otro dinero o utensilios en custodia, y fueren estos robados de la casa de tal hombre, si fuere hallado el ladrón, restituirá el doble. 8[584]Si el ladrón no es hallado, el dueño de la casa se presentará ante Dios para declarar si no ha puesto su mano sobre los bienes de su prójimo. 9En todo caso de fraude, trátese de buey, o asno, u oveja, o ropa, o cualquier otra cosa desaparecida, si uno dice: Esto es (mío), ante Dios vendrá la causa de ambos; y aquel a quien Dios condenare, restituirá el doble a su prójimo. 10Si uno entrega un asno, o buey, u oveja, o cualquier otro animal en custodia de otro, y estos mueren o sufren daño o llevados por los enemigos sin que nadie los haya visto, 11se interponga entre los dos el juramento de Yahvé (para averiguar) si (el depositario) no ha puesto su mano sobre la hacienda de su prójimo; lo cual el dueño ha de aceptar, y no habrá restitución. 12Pero si la (bestia) le ha sido robada hará restitución al dueño de ella. 13Si ha sido destrozada, traiga lo destrozado en testimonio, y no ha de restituir el daño. 14Si uno pide a otro prestada (una bestia) y esta sufre daño o muere, en ausencia de su dueño, deberá restituirla sin falta. 15Si estaba presente su dueño, no se hará restitución. Si era alquilada, la compensación consistirá en el precio del alquiler.

Leyes relativas a las costumbres

16[585]Si uno seduce a una doncella no desposada, acostándose con ella, le pagará sin falta la dote, y sea ella su mujer. 17Si el padre de ella de ningún modo quiere dársela, (el seductor) pagará la suma correspondiente a la dote de las vírgenes. 18[586]A la hechicera no la dejarás con vida. 19Todo aquel que pecare con bestia, será muerto irremisiblemente. 20[587]Quien ofreciere sacrificios a dioses, y no a Yahvé solo, será exterminado.

Leyes sociales

21[588]No maltratarás al extranjero, ni lo oprimirás, pues extranjeros fuisteis vosotros en el país de Egipto. 22[589]No afligiréis a la viuda ni al huérfano. 23Si los afligiereis, clamarán a Mí, y Yo no dejaré de oír su clamor; 24y se encenderá mi ira, y os mataré a espada; y vuestras mujeres quedarán viudas, y vuestros hijos, huérfanos. 25[590]Si prestas dinero a uno de mi pueblo, al pobre que habita contigo, no serás con él como usurero; no le exigirás interés. 26Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás antes de ponerse el sol; 27[591]porque es su único abrigo; es el vestido de su cuerpo. ¿Sobre qué dormirá? Si clamare a Mí, le prestaré oído, porque soy misericordioso. 28[592]No blasfemarás contra Dios, ni maldecirás al príncipe de tu pueblo.

Sobre las primicias

29No tardarás (en darme) las primicias de tu cosecha y de tu lagar. Me darás el primogénito de tus hijos. 30Lo mismo has de hacer con el de tus vacas y ovejas. Siete días estará con su madre, y al octavo me lo darás. 31Gente santa seréis para Mí. No comáis la carne destrozada (por una fiera) en el campo; echádsela a los perros.

ÉXODO 23
Leyes de justicia y caridad

1No siembres falsos rumores ni te conciertes con el malvado para dar falso testimonio. 2[593]No sigas a la muchedumbre para hacer el mal; ni depongas en una causa inclinándote hacia la mayoría para torcer (la justicia). 3[594]Tampoco favorecerás al pobre en su pleito. 4Cuando encuentres extraviado el buey de tu enemigo, o su asno, devuélveselos sin falta. 5Si ves caído debajo de su carga el asno del que te aborrece, no te niegues a ayudarlo. Ayúdalo juntamente con el (dueño). 6[595]No dobles el derecho de tu pobre en su pleito. 7Aléjate de causas mentirosas, y no quites la vida al inocente y justo; porque Yo no absolveré al malvado. 8No recibas regalos; porque el regalo ciega a los prudentes, y pervierte las causas justas. 9No oprimas al extranjero; porque vosotros sabéis lo que es ser extranjero; pues extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto.

El año sabático

10Seis años sembrarás tu tierra y recogerás su producto; 11[596]al séptimo la abandonarás y la dejarás sin cultivo para que coman los pobres de tu pueblo; y lo que quede, lo comerán las bestias del campo; lo mismo harás con tu viña y tu olivar. 12Seis días trabajarás, y al séptimo dejarás de trabajar, para que descansen tu buey y tu asno, y se recree el hijo de tu sierva y el extranjero. 13Atended a todo lo que os he dicho. No mencionaréis el nombre de otros dioses, ni se oiga este de tu boca.

Las fiestas principales

14[597]Tres veces al año me celebraréis fiestas. 15Guardarás la fiesta de los Ácimos. Durante siete días comerás panes sin levadura, como te he mandado, al tiempo señalado, en el mes de Abib; pues en él saliste de Egipto. Nadie se presentará delante de Mí con las manos vacías. 16También la fiesta de la siega, de las primicias de tus labores, de cuanto hayas sembrado en el campo; y la fiesta de la Recolección al final del año al recoger del campo los frutos de tu trabajo. 17[598]Tres veces al año se presentarán todos tus varones delante de Yahvé, el Señor. 18No ofrecerás la sangre de mi sacrificio juntamente con pan fermentado; ni has de guardar la grasa de mi sacrificio hasta el día siguiente. 19[599]Los primeros productos de tu tierra los llevarás a la Casa de Yahvé, tu Dios. No cocerás el cabrito en la leche de su madre.

El Ángel de Yahvé

20[600]He aquí que Yo envío un Ángel delante de ti, para guardarte en el camino, y para conducirte al lugar que te tengo dispuesto. 21Muéstrale reverencia y escucha su voz; no le irrites; porque no perdonará vuestras transgresiones, pues en él está mi Nombre. 22Si escuchas atentamente su voz haciendo todo lo que Yo diga, seré enemigo de tus enemigos y oprimiré a tus opresores. 23[601]Porque mi Ángel caminará delante de ti y te introducirá en el país del amorreo, del heteo, del fereceo, del cananeo, del heveo y del jebuseo; y Yo los destruiré. 24[602]No te postrarás ante sus dioses, ni les darás culto, ni imitarás sus obras; al contrario, los destruirás por completo y quebrarás sus piedras de culto. 25Vosotros serviréis a Yahvé, Vuestro Dios, y Él bendecirá tu pan y tu agua. También las enfermedades las desterraré de ti. 26En tu tierra no habrá mujer que aborte ni que sea estéril; y colmaré el número de tus días. 27Enviaré delante de ti mi terror y llenaré de consternación a todos los pueblos a los que llegues; y haré que todos tus enemigos vuelvan ante ti las espaldas. 28También enviaré tábanos delante de ti que ahuyentarán ante tu presencia al heveo, al cananeo y al heteo. 29No los expulsaré de tu presencia en un solo año, no sea que la tierra quede desierta y se multipliquen contra ti las fieras del campo. 30Poco a poco los haré desaparecer de tu vista, hasta que tú crezcas y te apoderes del país. 31[603]Y fijaré tus confines desde el Mar Rojo hasta el Mar de los filisteos, y desde el desierto hasta el río. Pues entregaré en tus manos a los habitantes del país para que los arrojes de tu presencia. 32No hagas pacto con ellos, ni con sus dioses. 33No habiten ellos en tu país, no sea que te hagan pecar contra Mí. Porque sirviendo a sus dioses caerías en un lazo.

ÉXODO 24
Moisés lee al pueblo las leyes de la Alianza

1Dijo (Dios) a Moisés: “Sube a donde está Yahvé, tú, Aarón, Nadab y Abiú, con setenta de los ancianos de Israel, y adoraréis desde lejos. 2Mas solo Moisés se acercará a Yahvé; ellos, en cambio, no se acercarán; tampoco subirá con él el pueblo.” 3Vino, pues, Moisés y refirió al pueblo todas las palabras de Yahvé y todas sus leyes. Y todo el pueblo respondió a una voz: “Haremos todo cuanto ha dicho Yahvé.” 4[604]Entonces escribió Moisés todas las palabras de Yahvé; y levantándose muy de mañana, erigió al pie del monte un altar y doce piedras según el número de las doce tribus de Israel. 5Y mandó a algunos jóvenes, hijos de Israel, que ofreciesen holocaustos e inmolaran becerros como sacrificios pacíficos para Yahvé. 6[605]Tomó Moisés la mitad de la sangre y la echó en vasijas, y la otra mitad la derramó sobre el altar.

7Después tomó el libro de la Alianza y lo leyó ante el pueblo, el cual respondió: “Obedeceremos y haremos todo cuanto ha dicho Yahvé.” 8Y tomando Moisés la sangre roció con ella al pueblo y dijo: “He aquí la sangre de la Alianza que Yahvé ha hecho con vosotros, a tenor de todas estas palabras.” 9Luego subió Moisés con Aarón, Nadab y Abiú y setenta de los ancianos de Israel. 10[606]Y vieron al Dios de Israel. Bajo sus pies había algo como un pavimento de zafiro tan puro como el mismo cielo. 11[607]Mas no extendió su mano contra los príncipes de Israel; los cuales vieron a Dios, y comieron y bebieron.

Moisés sube al monte

12Después dijo Yahvé a Moisés: “Sube al monte, hacia Mí, y permanece allí, y te daré las tablas de piedra, con la ley y los mandamientos que tengo escritos para instrucción de ellos.” 13Se levantó, pues, Moisés, con Josué, su ministro; y cuando subió al monte de Dios, 14dijo a los ancianos: “Esperadnos aquí hasta que volvamos a donde estáis vosotros. Tenéis aquí a Aarón y a Hur. Quien tenga alguna cuestión recurra a ellos. 15Subió, pues, Moisés al monte, y la nube cubrió el monte. 16La gloria de Yahvé reposó sobre el monte Sinaí y la nube lo cubrió por seis días. Al séptimo día llamó Él a Moisés de en medio de la nube. 17Y parecía la gloria de Yahvé ante los ojos de los hijos de Israel como un fuego devorador sobre la cumbre del monte. 18[608]Moisés entró en la nube y subió al monte. Y permaneció Moisés en el monte cuarenta días y cuarenta noches.

ÉXODO 25
Ofrendas para la construcción del Tabernáculo

1[609]Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2“Di a los hijos de Israel que me traigan una ofrenda. De todo aquel a quien mueva su corazón aceptarás para Mí ofrendas. 3Estas son las ofrendas que tomaréis de ellos: Oro, plata y bronce; 4jacinto, púrpura escarlata y carmesí, lino fino y pelo de cabra; 5[610]pieles de carnero teñidas de rojo y pieles de tejón, madera de acacia; 6aceite para el candelabro, especias aromáticas para el óleo de la unción y para el incienso de perfumes; 7[611]piedras de ónice y piedras de engaste para el efod y el pectoral. 8Pues me han de hacer un Santuario, y Yo habitaré en medio de ellos. 9Conforme a todo lo que te voy a mostrar, conforme al modelo del Tabernáculo y según el modelo de todos sus utensilios, lo haréis.”

Construcción del Arca

10“Se fabricará un Arca de madera de acacia, de dos codos y medio de largo, codo y medio de ancho, y codo y medio de alto. 11[612]La cubrirás de oro puro; por dentro y por fuera la cubrirás; una guirnalda de oro la rodeará por el borde superior. 12Fundirás para ella cuatro anillos de oro, que pondrás en sus cuatro ángulos, dos anillos a un costado, y dos anillos al otro costado. 13Harás también varas de madera de acacia, las cuales cubrirás de oro; 14y pasarás las varas por los anillos de los costados del Arca, para llevar el Arca con ellas. 15Las varas deben permanecer en los anillos del Arca, y no se sacarán de allí. 16[613]Y dentro del Arca pondrás el Testimonio que Yo te voy a dar.”

El propiciatorio

17[614] “Harás asimismo un propiciatorio de oro puro, de dos codos y medio de largo y codo y medio de ancho. 18[615]Harás, además, dos querubines de oro; los harás de oro labrado a martillo, en los dos extremos del propiciatorio. 19Haz un querubín en un extremo y el otro querubín en el otro extremo. Haréis los querubines de tal manera que formen una sola pieza con el propiciatorio, a sus dos extremos. 20Los querubines estarán con sus alas extendidas hacia arriba, cubriendo con ellas el propiciatorio, uno frente al otro y con las caras vueltas hacia el propiciatorio. 21Pondrás el propiciatorio sobre el Arca, y dentro del Arca el Testimonio que Yo te daré. 22Allí me encontraré contigo, y desde encima del propiciatorio, de en medio de los dos querubines colocados sobre el Arca del Testimonio, te intimaré todas mis órdenes para los hijos, de Israel.”

La mesa de los panes de la proposición

23“Harás también una mesa de madera de acacia, de dos codos de largo, un codo de ancho, y codo y medio de alto. 24La cubrirás de oro puro y le pondrás una guirnalda de oro alrededor. 25Le harás también en torno un listón de un palmo y una guirnalda de oro alrededor del listón. 26Y le harás cuatro anillos de oro, y pondrás los anillos en los cuatro ángulos correspondientes a sus cuatro pies. 27Los anillos estarán cerca del listón, para meter por ellos las varas, a fin de llevar la mesa. 28Fabricarás las varas de madera de acacia, y las cubrirás de oro. Con ellas se llevará la mesa. 29Harás también sus platos, sus cucharones, sus copas y sus tazas con que se han de hacer las libaciones. De oro puro los harás. 30[616]Y sobre la mesa pondrás perpetuamente delante de Mí el pan de la proposición.”

El candelabro de oro

31“Harás también un candelabro de oro puro. El candelabro se haga de oro labrado a martillo. Su pie, su tallo, sus cálices, sus botones y sus flores serán de una sola pieza. 32Seis brazos saldrán de sus lados: de un lado tres brazos del candelabro, y del otro lado otros tres brazos. 33El primer brazo tendrá tres cálices en forma de flor de almendro (cada una), con un botón y una flor; también el segundo brazo tendrá tres cálices en forma de flor de almendro, con un botón y una flor; y así los seis brazos que salen del candelabro. 34En el tallo del candelabro habrá cuatro cálices en forma de flor de almendro, con sus botones y sus flores. 35Habrá en el tallo un botón debajo de los dos brazos (inferiores) que salen de él, y un botón debajo de (otros) dos de los brazos que salen de él, y un botón debajo de los dos brazos (superiores) que salen de él, según el número de los seis brazos que salen del candelabro. 36Sus botones y sus brazos serán de una sola pieza. Todo ello será una sola masa labrada a martillo, de oro puro. 37Harás para él siete lámparas, y colocarás esas lámparas de tal manera que alumbren la parte delante (del candelabro). 38Sus despabiladeras y sus cazoletas serán de oro puro. 39[617]Un talento de oro puro se empleará para hacer el candelabro con todos estos utensilios. 40Y mira que lo hagas según modelo que te ha sido mostrado en el monte.”

ÉXODO 26
El tabernáculo

1[618] “Al hacer la Morada emplearás diez cortinas de tienda, de lino fino torcido, de color de jacinto, púrpura escarlata y carmesí, con querubines; harás de ella una obra maestra. 2La longitud de cada cortina será de veinte y ocho codos, y el ancho de cada cortina será de cuatro codos. Una misma medida tendrán todas las cortinas. 3Cinco cortinas estarán unidas entre sí, y las otras cinco estarán también unidas la una con la otra. 4Pondrás lazos de jacinto en el borde de la primera cortina, en el extremo donde se une con la otra; lo mismo harás en el borde de la cortina que termina el segundo conjunto. 5Cincuenta lazos pondrás en la primera cortina, y otros cincuenta harás en el extremo de la segunda cortina donde termina el segundo conjunto, correspondiéndose los lazos unos a otros. 6[619]Y harás cincuenta broches de oro, y por medio de los broches enlazarás las cortinas entre sí, a fin de que la Morada forme un todo. 7Fabricarás también cortinas de pelo de cabra para un techo encima de la Morada. De estas cortinas harás once. 8La longitud de cada cortina será de treinta codos, y el ancho de cada cortina, de cuatro codos. Una misma medida tendrán las once cortinas. 9Juntarás cinco cortinas aparte y seis cortinas aparte; y doblarás la sexta cortina sobre el frente del Tabernáculo. 10Pondrás cincuenta lazos en el borde de la última cortina del primer conjunto, y cincuenta lazos en el borde del segundo conjunto. 11Y harás cincuenta broches de bronce e introducirás los broches en los lazos, uniendo así el Tabernáculo a fin de que forme un conjunto. 12En cuanto a la parte sobresaliente de las cortinas del Tabernáculo, (tomarás) la mitad de la cortina sobrante para colgarla en la parte posterior de la Morada. 13Lo que sobra del largo de las cortinas del Tabernáculo —un codo por este lado, y uno por el otro— colgará de ambos lados de la Morada, a un lado y a otro, para cubrirla. 14Harás también para el Tabernáculo una cubierta de pieles de carnero teñidas de rojo: y sobre esta, una cubierta de pieles de tejón.”

15“Harás asimismo para la Morada unos tablones de madera de acacia que sirvan de postes. 16La longitud de cada tablón será de diez codos, y la anchura de cada tablón será de codo y medio. 17Cada tablón tendrá dos espigas, para ensamblar el uno con el otro. De la misma manera harás todos los tablones de la Morada. 18[620]De los tablones de la Morada harás veinte para el lado del Négueb, hacia el sur. 19Iguahnente fabricarás cuarenta basas de plata para colocar debajo de los veinte tablones: dos basas bajo cada uno de los tablones, para sus dos espigas. 20Para el segundo lado de la Morada, la parte del norte, harás también veinte tablones, 21con sus cuarenta basas de plata: dos basas bajo cada uno de los tablones. 22Para la parte posterior de la Morada, hacia el occidente, harás seis tablones; 23y dos más para los ángulos de la parte posterior de la Morada; 24[621]los cuales estarán unidos por la parte inferior, formando un conjunto hasta arriba, hasta el primer anillo. Así se harán los dos tablones destinados para los dos ángulos. 25Serán, pues, ocho tablones, con sus basas de plata, (en total) diez y seis basas; dos basas bajo cada uno de los tablones. 26Harás, además, cinco travesaños de madera de acacia para los tablones de un lado de la Morada, 27y cinco travesaños para los tablones del otro lado de la Morada, y cinco travesaños para los tablones de la parte posterior de la Morada, hacia el occidente. 28Y el travesaño intermedio pasará a través de los tablones de un extremo al otro. 29Los tablones los revestirás de oro, y harás anillos de oro, por donde han de pasar los travesaños. Revestirás de oro también los travesaños. 30[622]Erigirás la Morada según el plan que te ha sido mostrado en el monte.”

El velo del Tabernáculo

31“Y harás un velo de jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torcido, con querubines. Ha de ser una obra maestra. 32Y lo colgarás de cuatro columnas de acacia, revestidas de oro, provistas de clavos de oro y (asentadas) sobre cuatro basas de plata. 33[623]Y colgarás el velo de los corchetes; y allí, detrás del velo, pondrás el Arca del Testimonio, y el velo os servirá para separar el Santo del Santísimo. 34El propiciatorio lo pondrás sobre el Arca del Testimonio en el Santísimo. 35Fuera del velo colocarás la mesa, y frente a la mesa, en el lado meridional de la Morada, el candelabro; de manera que pondrás la mesa en el lado norte.”

La cortina del Tabernáculo

36“Harás también para la puerta del Tabernáculo una cortina de jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torcido, obra de recamador. 37Para la cortina fabricarás cinco columnas de acacia, las que cubrirás de oro; sus corchetes serán también de oro, y fundirás para ellas cinco basas de bronce.”

ÉXODO 27
El altar de los holocaustos

1[624]“Harás de madera de acacia también el altar, de cinco codos de largo y de cinco codos de ancho. El altar será, pues, de forma cuadrada y tendrá tres codos de altura, 2En sus cuatro ángulos le pondrás cuernos, procedentes de él mismo, y lo revestirás de bronce. 3Y harás para él recipientes donde recoger sus cenizas, y paletas y tazones y tenedores y braseros. Todos sus utensilios los harás de bronce. 4Fabricarás para él también una rejilla de bronce, en forma de red; y en la red, en sus cuatro extremos, harás cuatro anillos de bronce; 5y la colocarás abajo, en el circuito inferior del altar, de modo que la red llegue hasta la mitad del altar. 6Y harás varas para el altar, varas de madera de acacia, que revestirás de bronce. 7Estas varas se introducirán por los anillos de modo que corran a lo largo de ambos lados del altar para transportarlo, 8[625]Lo harás de tablas y hueco. Conforme a lo que te he mostrado en el monte, así sea hecho.”

El atrio

9[626]También harás el atrio de la Morada. Del lado del Négueb, hacia el sur, habrá para el atrio cortinas de lino fino torcido, en una extensión de cien codos a lo largo de este lado, con sus veinte columnas y sus veinte basas de bronce. 10Los corchetes de las columnas y sus anillos serán de plata. 11A lo largo del lado septentrional habrá igualmente cortinas en una extensión de cien codos de largo, con sus veinte columnas, y veinte basas de bronce para ellas; y los corchetes de las columnas y sus anillos serán de plata. 12A lo ancho del atrio, por el lado occidental, habrá cortinas en una extensión de cincuenta codos; sus columnas serán diez, y las basas para ellas, diez. 13El ancho del atrio por el lado oriental, donde sale el sol, será de cincuenta codos. 14Las cortinas puestas por un lado (de la puerta) tendrán quince codos; sus columnas serán tres, y las basas para ellas, tres 15Y por el otro lado, quince (codos) de cortinas; sus columnas serán tres, y las basas para ellas, tres. 16La puerta del atrio tendrá una cortina de veinte codos, de Jacinto, de púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal, obra de recamador. Sus columnas serán cuatro, y las basas para ellas, cuatro. 17Todas las columnas en torno al atrio tendrán anillos de plata; sus corchetes serán de plata, y sus basas de bronce. 18El atrio tendrá cien codos de largo, cincuenta de ancho por ambos lados y cinco codos de alto; (sus cortinas) serán de lino torzal y sus basas de bronce. 19Todos los utensilios de la Morada para toda clase de servicio, con todas sus estacas y todas las estacas del atrio, serán de bronce.”

El aceite para el candelero

20[627] “Mandarás a los hijos de Israel que te traigan aceite puro de olivas majadas para el candelabro, a fin de alimentar las lámparas continuamente. 21[628]En el Tabernáculo de la Reunión, fuera del velo que pende delante del Testimonio, lo han de preparar Aarón y sus hijos, (para que arda) delante de Yahvé desde la tarde hasta la mañana. Estatuto perpetuo es este para todas las generaciones de los hijos de Israel.”

ÉXODO 28
Las vestiduras del sumo sacerdote

1[629] “Haz llegar a ti de en medio de los hijos de Israel a tu hermano Aarón, con sus hijos, para que él sea sacerdote mío: Aarón, con Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar, hijos de Aarón. 2Y harás a Aarón, tu hermano, vestiduras sagradas, para gloria y adorno. 3Hablarás con todos los hombres ingeniosos, que Yo he dotado de espíritu de sabiduría, y ellos harán las vestiduras de Aarón, para santificarle, a fin de que sea sacerdote mío. 4Estas son las vestiduras que han de hacer: un pectoral, un efod, una sobretúnica, una túnica bordada, una mitra y un cinturón. Harán, pues, vestiduras sagradas para Aarón, tu hermano, y para sus hijos, a fin de que sean sacerdotes delante de Mí. 5Tomarán para ello oro, jacinto, púrpura escarlata y carmesí y tejido de lino fino.”

El efod

6[630]“El efod lo harán artísticamente de oro, de jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal. 7Tendrá dos hombreras unidas entre sí y atadas a sus dos extremos. 8La cinta que está sobre él para ceñirlo, formará una misma pieza con él arrancando del mismo, y será de oro, de jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal. 9Y tomarás dos piedras de ónice, sobre las cuales grabarás los nombres de los hijos de Israel: 10seis de sus nombres en una piedra, y los seis nombres restantes en la otra piedra, por orden de su nacimiento. 11Como se tallan las piedras y como se graban los sellos, así harás grabar en esas dos piedras los nombres de los hijos de Israel, engarzándolas en engastes de oro. 12Después pondrás las dos piedras sobre las hombreras del efod, como piedras de recuerdo de los hijos de Israel, y así llevará Aarón sus nombres sobre sus dos hombros para memoria delante de Yahvé. 13Harás, pues, engastes de oro; 14y también dos cadenillas de oro puro, trenzadas a manera de cordones, y fijaras las cadenillas trenzadas en los engastes.”

El pectoral

15[631] “Harás también artísticamente el pectoral del juicio, al estilo de la obra del efod. De oro, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal lo harás. 16Será cuadrado y doblado, de un palmo de largo y de un palmo de ancho. 17[632]Lo guarnecerás de engastes de pedrería, poniendo las piedras en cuatro filas; en la primera fila un sardio, un topacio y una esmeralda; 18en la segunda fila un rubí, un zafiro y un diamante; 19en la tercera fila un jacinto, un ágata y una amatista; 20en la cuarta fila un crisólito, un ónice y un jaspe; todos engastados en oro. 21Las piedras corresponderán a los nombres de los hijos de Israel: doce, como los nombres de ellos, entalladas como sellos cada una con su nombre, conformé a las doce tribus.”

22“Sobre el pectoral harás cadenillas de oro puro, trenzadas a manera de cordones; 23y sobre el pectoral dos anillos de oro, que fijarás en los dos extremos del pectoral. 24Introducirás los dos cordones de oro por los dos anillos, en los extremos del pectoral; 25y unirás los dos extremos de los dos cordones a los dos engastes, y los fijarás en la parte delantera de las hombreras del efod. 26Harás (otros) dos anillos de oro, que pondrás en los dos extremos (inferiores) del pectoral, en el borde interior que mira hacia el efod. 27Además harás dos anillos de oro y los fijarás en la parte inferior de las dos hombreras del efod, por delante, cerca de su enlace, por encima de la cinta del efod. 28El pectoral se unirá por sus anillos a los anillos del efod, con un cordón de jacinto, para que quede sobre la cinta del efod y no se desprenda el pectoral del efod. 29Así llevará Aarón sobre su corazón los nombres de los hijos de Israel, en el pectoral del juicio, siempre que entre en el Santuario, en memoria perpetua delante de Yahvé. 30[633]En el pectoral del juicio pondrás los Urim y Tummim, para que estén sobre el corazón de Aarón cuando se presente ante Yahvé. Así llevará Aarón constantemente sobre su corazón delante de Yahvé el juicio de los hijos de Israel.”

La sobretúnica

31“La sobretúnica del efod la harás toda de jacinto. 32En su centro habrá una abertura para la cabeza; esta abertura tendrá todo en torno una orla, tejida como el cuello de una cota, para que no se rompa. 33Alrededor de todo su borde inferior pondrás granadas de jacinto, púrpura escarlata y carmesí, y en medio de ellas todo en torno campanillas de oro. 34A una campanilla de oro y una granada siga otra campanilla de oro y otra granada, todo alrededor del borde inferior de la sobretúnica. 35[634]Aarón la llevará en el ejercicio de su ministerio, para que se oiga su sonido cuando entre en el Santuario ante Yahvé y cuando salga; y así no morirá.”

La diadema

36[635]“Harás, además, una lámina de oro puro, y en ella grabarás, como se graban los sellos: Santidad a Yahvé. 37La sujetarás con un cordón de jacinto de tal modo que esté fija sobre la mitra, por delante. 38Estará sobre la frente de Aarón; pues Aarón llevará las faltas cometidas por los hijos de Israel en las cosas sagradas al ofrecer toda suerte de santas ofrendas. Estará constantemente sobre su frente, para que hallen gracia delante de Yahvé.”

La túnica, la mitra y el cinturón

39[636] “La túnica la tejerás de lino fino. Harás también la mitra de lino fino. El cinturón lo harás de labor de recamado.”

Las vestiduras de los hijos de Aarón

40“Para los hijos de Aarón harás túnicas. Les harás también cinturones y turbantes para distinción y adorno. 41[637]Vestirás así a Aarón, tu hermano, y a sus hijos. Y los ungirás, los consagrarás y los santificarás, para que sean sacerdotes míos. 42Hazles también calzoncillos de lino, para cubrir su desnudez desde la cintura hasta los muslos. 43[638]Aarón y sus hijos los llevarán al entrar en el Tabernáculo de Reunión, o al acercarse al altar para servir en el Santuario, a fin de que no se atraigan culpa y así mueran. Estatuto perpetuo será este para él y su descendencia después de él.”

ÉXODO 29
La consagración de los sacerdotes

1“Para consagrar a los sacerdotes míos, has de proceder con ellos de esta manera: Toma un novillo y dos carneros sin tacha, 2y panes ácimos y tortas sin levadura amasadas con aceite, como también galletas sin levadura, untadas con aceite. De flor de harina de trigo los harás. 3Y los pondrás en un canasto, y los presentarás en el canasto junto con el novillo y los dos carneros. 4[639]Luego harás que Aarón y sus hijos se acerquen a la entrada del Tabernáculo de la Reunión, donde los lavarás con agua. 5Tomarás después las vestiduras y vestirás a Aarón con la túnica, el manto del efod, el efod y el pectoral, que ceñirás con la cinta del efod. 6[640]Pondrás la mitra sobre su cabeza, y sobre la mitra colocarás la diadema de santidad. 7[641]Entonces tomarás el óleo de la unción, se lo derramarás sobre la cabeza y así lo ungirás. 8Harás igualmente que se lleguen sus hijos y los vestirás con túnicas; 9[642]y ceñirás a Aarón y a sus hijos los cinturones y les sujetarás las tiaras. A ellos les corresponderá el sacerdocio por ley perpetua. Así consagrarás a Aarón y a sus hijos. 10[643]El novillo lo llevarás ante el Tabernáculo de la Reunión, y Aarón y sus hijos pondrán las manos sobre la cabeza del novillo. 11Luego degollarás el novillo delante de Yahvé, a la entrada del Tabernáculo de la Reunión. 12Y tomando de la sangre del novillo la pondrás con tu dedo sobre los cuernos del altar, y derramarás toda la sangre al pie del altar. 13Saca todo el sebo que cubre las entrañas, la redecilla del hígado, y los dos riñones con el sebo que los envuelve, para quemarlo en el altar. 14Mas la carne del novillo, con su piel y sus excrementos, la quemarás fuera del campamento. Es sacrificio por el pecado.”

15“Después tomarás uno de los carneros, y Aarón y sus hijos pondrán las manos sobre la cabeza del carnero. 16Degollado el carnero tomarás de su sangre y rociarás con ella el altar todo en derredor. 17Luego descuartizarás el carnero, lavarás sus entrañas y sus piernas, las pondrás sobre sus trozos y sobre su cabeza, 18[644]y quemarás todo el carnero en el altar. Es holocausto a Yahvé, olor grato, sacrificio consumido por el fuego en honor de Yahvé. 19Tomarás también el segundo carnero, y Aarón y sus hijos pondrán las manos sobre la cabeza del carnero. 20Y degollado este carnero, tomarás de su sangre y untarás con ella el lóbulo de la oreja derecha de Aarón y el lóbulo de la oreja derecha de sus hijos, el pulgar de su mano derecha y el pulgar de su pie derecho, y derramarás la sangre (restante) alrededor del altar. 21Toma luego de la sangre que habrá sobre el altar, y del óleo de la unción, para rociar a Aarón y sus vestiduras, sus hijos y las vestiduras de sus hijos juntamente con él. Así quedarán consagrados él y sus vestiduras, y con él sus hijos y las vestiduras de sus hijos. 22Toma después de este carnero el sebo: la cola, el sebo que cubre las entrañas, la redecilla del hígado, los dos riñones con el sebo que los envuelve, y la pierna derecha, porque es carnero de consagración. 23Toma también un pan, una torta de pan de aceite y una galleta del canasto de los ácimos que está delante de Yahvé.”

24[645]“Todo eso pondrás sobre las palmas de las manos de Aarón y de sus hijos; y lo mecerás como ofrenda mecida delante de Yahvé. 25Después lo tomarás de sus manos y lo quemarás en el altar encima del holocausto como olor grato a Yahvé. Es un sacrificio a fuego en honor de Yahvé. 26Tomarás también el pecho del carnero degollado en la consagración de Aarón, y lo mecerás como ofrenda mecida delante de Yahvé; esa será tu porción. 27Así santificarás el pecho de la ofrenda mecida y la pierna de la elevación, es decir, aquellas partes del carnero de la consagración que han sido mecidas y elevadas y pertenecen a Aarón y a sus hijos; 28y serán de Aarón y de sus hijos, como porción legal perpetua, de parte de los hijos de Israel; porque es ofrenda de elevación; y esa ofrenda de elevación han de dársela los hijos de Israel en sus sacrificios pacíficos como ofrenda alzada en honor de Yahvé.”

29[646]“Las vestiduras sagradas de Aarón serán después de él para sus hijos. Con ellas serán ungidos y con ellas serán consagrados. 30Por siete días las vestirá aquel de sus hijos que sea sacerdote en su lugar y entre en el Tabernáculo de la Reunión para servir en el Santuario. 31Después tomaras el carnero de la consagración y cocerás su carne en lugar sagrado; 32y Aarón y sus hijos comerán a la entrada del Tabernáculo de la Reunión la carne del carnero y el pan que estará en el canasto. 33[647]Comerán aquello que ha servido para su expiación, al consagrarlos y santificarlos; pero ningún extraño coma de ellas, porque son cosas santas. 34Si sobrare algo de la carne de la consagración o del pan hasta el día siguiente, quemaras el resto; no ha de comerse, porque es cosa santa.”

35“Harás, pues, con Aarón y con sus hijos de esta manera, según todo lo que te he mandado. Durante siete días los consagrarás. 36Cada día ofrecerás un novillo como sacrificio por el pecado, para expiación; y purificarás el altar mediante esta expiación, y lo ungirás para santificarlo. 37Por siete días harás la expiación del altar, y lo santificarás, y será el altar cosa sacratísima; todo cuanto toque el altar quedará santificado.”

El sacrificio perpetuo

38“He aquí lo que has de ofrecer sobre el altar: dos corderos primales cada día perpetuamente. 39Un cordero ofrecerás por la mañana, y el otro cordero lo ofrecerás entre las dos tardes; 40[648]y con el primer cordero la décima parte (de un efa) de flor de harina amasada con un cuarto de hin de aceite de oliva majada, y para libación un cuarto de hin de vino. 41[649]El otro cordero lo ofrecerás entre las dos tardes, con la misma ofrenda como a la mañana y con la misma libación, como olor grato, sacrificio a fuego en honor de Yahvé; 42en holocausto perpetuo, durante vuestras generaciones, ante Yahvé, a la entrada del Tabernáculo de la Reunión, donde me encontraré con vosotros, para hablar allí contigo. 43Allí me reuniré con los hijos de Israel y (el lugar) será consagrado por mi gloria. 44Consagraré el Tabernáculo de la Reunión y el altar, y consagraré también a Aarón y a sus hijos para que sean mis sacerdotes. 45[650]Y habitaré en medio de los hijos de Israel, y seré su Dios. 46Y reconocerán que Yo soy Yahvé, su Dios, que los saqué de la tierra de Egipto para habitar entre ellos, Yo, Yahvé, su Dios.”

ÉXODO 30
El altar del incienso

1[651] “Harás también un Altar para quemar el incienso. De madera de acacia lo harás. 2Será cuadrado: de un codo de largo y de un codo de ancho, y su altura será de dos codos. Sus cuernos formarán un mismo cuerpo con él. 3Lo revestirás de oro puro, tanto su parte superior como sus cuatro lados, y sus cuernos. Le harás en torno una guirnalda de oro, 4y debajo de la guirnalda, a los costados, dos anillos. Hazlos a ambos lados, para pasar por ellas las varas con que transportarlo. 5Fabricarás las varas tomando madera de acacia y las recubrirás de oro. 6[652]Lo colocarás delante del velo que está ante el Arca del Testimonio y ante el propiciatorio que se halla encima del Testimonio, donde Yo me entrevistaré contigo. 7Aarón quemará en él incienso aromático; lo quemará todas las mañanas, al preparar las lámparas, 8y lo quemará Aarón también cuando entre las dos tardes preparare las luces. Será incienso continuo ante Yahvé de generación en generación. 9No ofrezcáis sobre él incienso extraño, ni holocausto ni ofrendas, ni derraméis sobre él libación alguna. 10Una vez al año hará Aarón expiación sobre los cuernos de este altar con la sangre del sacrificio por el pecado. Una vez cada año hará sobre él expiación para vuestros descendientes. Cosa santísima es esta para Yahvé.”

El tributo para el tabernáculo

11Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 12[653]“Cuando contares el número de los hijos de Israel, para hacer su censo, cada uno de ellos pagará a Yahvé un rescate por su vida al ser empadronados, para que no haya plaga entre ellos con motivo del empadronamiento. 13Esto es lo que ha de dar cada uno de los empadronados: medio siclo, según el peso del Santuario. Un siclo son veinte gueras. Medio siclo es, pues, el tributo que se ha de dar a Yahvé. 14Todos los empadronados, de veinte años para arriba, pagarán el tributo a Yahvé. 15El rico no dará más, ni el pobre menos del medio siclo, al pagar el tributo a Yahvé como rescate de vuestras vidas. 16Tomarás el dinero del rescate de parte de los hijos de Israel, para emplearlo en el servicio del Tabernáculo de la Reunión; y será para los hijos de Israel un recuerdo ante Yahvé para el rescate de sus vidas.”

La pila de bronce

17[654]Habló Yahvé a Moisés diciendo: 18“Haz una pila de bronce con su base de bronce para las abluciones. Colócala entre el Tabernáculo de la Reunión y el altar y echa agua en ella, 19[655]para que Aarón y sus hijos se laven en ella las manos y los pies. 20Antes de entrar en el Tabernáculo de la Reunión se han de lavar con agua para que no mueran, y también antes de acercarse al altar para el ministerio, para quemar un sacrificio en honor de Yahvé. 21Se lavarán las manos y los pies, para que no mueran. Esta será ley perpetua para ellos, para Aarón y sus descendientes de generación en generación.”

El óleo de la unción

22Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 23[656]“Y tú, toma de los mejores aromas de mirra pura quinientos (siclos); de canela aromática la mitad de esto, o sea doscientos cincuenta, de caña aromática doscientos cincuenta, 24de casia quinientos, según el siclo del Santuario, y un hin de aceite de olivas. 25Con ello formarás el óleo para la unción sagrada, perfume oloroso compuesto según el arte de perfumería. Este será el óleo para la unción sagrada. 26Con él ungirás el Tabernáculo de la Reunión y el Arca del Testimonio, 27la mesa con todos sus utensilios, el candelabro con todos sus utensilios, el altar del incienso, 28el altar del holocausto con todos sus utensilios y la pila con su base. 29[657]Así los santificarás y serán cosa santísima. Todo el que los toque quedará santificado. 30Ungirás también a Aarón y a sus hijos y los consagrarás, para que me sirvan de sacerdotes.” 31Y hablarás a los hijos de Israel, diciendo: “Este será para Mí el óleo de la unción sagrada de generación en generación. 32No debe derramarse sobre ningún hombre, y en cuanto a su composición no haréis ninguno parecido a él. Santo es y lo tendréis por cosa sagrada. 33Cualquiera que elabore algo semejante o derrame de él sobre persona extraña será exterminado de en medio de su pueblo.”

El incienso sagrado

34Dijo Yahvé a Moisés: “Toma por cantidades iguales los siguientes aromas: resina, uña odorífera y gálbano, especias aromáticas e incienso puro. 35Con ello harás, según el arte de perfumería, un incienso perfumado, sazonado con sal, puro y santo; 36del cual pulverizarás una parte que pondrás delante del Testimonio en el Tabernáculo de la Reunión, donde Yo me entrevistaré contigo. Será para vosotros cosa santísima. 37Y en cuanto a la composición de este incienso que vas a hacer, no la imitéis para vuestro uso. Lo tendrás por consagrado a Yahvé. 38[658]Cualquiera que prepare otro semejante para aspirar su fragancia, será exterminado de en medio de su pueblo.”

ÉXODO 31
Los artífices del Tabernáculo

1Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2[659] “Mira que he llamado por su nombre a Besalel, hijo de Urí, hijo de Hur, de la tribu de Judá; 3y le he llenado de espíritu divino, de sabiduría, inteligencia y maestría en toda clase de trabajos. 4Para inventar diseños y labrar el oro, la plata y el bronce; 5para grabar piedras de engaste, para tallar la madera y ejecutar cualquier otra obra. 6Y mira que le he dado por compañero a Oholiab, hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan; y además he infundido sabiduría en el corazón de todos los hombres hábiles, para que hagan todo lo que te he mandado: 7el Tabernáculo de la Reunión, el Arca del Testimonio, el propiciatorio que la cubre, con todos los utensilios del Tabernáculo; 8la mesa con sus utensilios, el candelabro de oro puro, con todos sus utensilios, el altar del incienso, 9el altar del holocausto, con todos sus utensilios, la pila con su base; 10las vestiduras litúrgicas y las vestiduras sagradas de Aarón el sacerdote y las vestiduras de sus hijos para las funciones sacerdotales; 11el óleo de la unción y el incienso aromático para el Santuario. Ellos lo han de hacer conforme a todo lo que te he ordenado.”

Preceptos acerca del sábado

12[660]Habló Yahvé a Moisés y dijo: 13“Di a los hijos de Israel: Mirad que guardéis mis sábados; porque el sábado es una señal entre Mí y vosotros, de generación en generación, para que sepáis que Yo, Yahvé soy quien os santifico. 14Guardad el sábado, porque es santo para vosotros. El que lo profane morirá irremisiblemente. Todo el que trabajare en él, será exterminado de en medio de su pueblo. 15Seis días se trabajará; mas el día séptimo será día de descanso completo, consagrado a Yahvé. Todo aquel que trabaje en sábado, morirá irremisiblemente. 16Los hijos de Israel observarán el sábado como pacto perpetuo celebrándolo de generación en generación. 17Será entre Mí y los hijos de Israel una señal perpetua; pues en seis días hizo Yahvé el cielo y la tierra, y el día séptimo descansó y reposó.” 18[661]Después de hablar Dios con Moisés en el monte Sinaí, le dio las dos tablas del Testimonio; tablas de piedra, escritas por el dedo de Dios.

ÉXODO 32
El becerro de oro

1[662]Cuando el pueblo vio que Moisés tardaba en bajar del monte, se reunió alrededor de Aarón y le dijeron: “Anda, haznos un dios que vaya delante de nosotros, ya que no sabemos que ha sido de ese Moisés, ese hombre que nos ha sacado de la tierra de Egipto.” 2Les respondió Aarón: “Quitad los pendientes de oro de las orejas de vuestras mujeres y de vuestros hijos y de vuestras hijas, y traédmelos.” 3Y todos se quitaron los pendientes de oro que llevaban en las orejas, y los entregaron a Aarón. 4[663]Y él, tomándolos de sus manos le dio forma con el buril e hizo así un becerro de fundición. Entonces ellos dijeron: “Este es tu Dios, oh Israel, el que te ha sacado de la tierra de Egipto.” 5Viendo esto Aarón, erigió un altar ante el becerro e hizo esta proclamación: “Mañana habrá fiesta en honor de Yahvé.” 6[664]Y levantándose al día siguiente muy temprano, ofrecieron holocaustos y presentaron sacrificios pacíficos. Luego se sentó el pueblo a comer y beber, y después se levantaron a divertirse. 7[665]Entonces habló Yahvé a Moisés, y dijo: “¡Ve, baja! porque ha pecado tu pueblo que sacaste de la tierra de Egipto. 8Muy pronto se han apartado del camino que Yo les había prescrito. Se han hecho un becerro de fundición y se han postrado ante él; le han ofrecido sacrificios y han dicho: “Este es tu Dios, oh Israel, el que te ha sacado de la tierra de Egipto.” 9Y dijo Yahvé a Moisés: “Veo que este pueblo es un pueblo de dura cerviz. 10[666]Déjame ahora para que se encienda mi ira contra ellos y los consuma; de ti, en cambio, haré un gran pueblo.” 11Pero Moisés imploró a Yahvé, su Dios, diciendo: “¿Por qué, oh Yahvé, ha de encenderse tu ira contra tu pueblo, que Tú sacaste de la tierra de Egipto con gran poder y mano fuerte? 12¿Por qué han de decir los egipcios: Para hacerles mal los ha sacado a fin de matarlos en las montañas, y extirparlos de sobre la faz de la tierra? Deja el ardor de tu ira y arrepiéntete del mal contra tu pueblo. 13Acuérdate de Abrahán, de Isaac y de Israel, siervos tuyos, a los cuales por Ti mismo juraste, diciéndoles: Multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo; y toda esta tierra que os tengo prometida, la daré a vuestros descendientes, y ellos la poseerán para siempre.” 14[667]Y se arrepintió Yahvé del mal con que había amenazado a su pueblo.

Moisés baja del monte

15Se volvió Moisés y bajó del monte, con las dos tablas del Testimonio en su mano; tablas escritas por ambos lados; por una y otra cara estaban escritas. 16Las tablas eran obra de Dios, y la escritura era escritura de Dios, grabada sobre las tablas. 17Cuando Josué oyó la voz del pueblo que gritaba, dijo a Moisés: “Gritos de guerra hay en el campamento.” 18Respondió él: “No son gritos de victoria, ni alaridos de derrota. Voz de canto es lo que oigo.” 19[668] Mas cuando Moisés estuvo cerca del campamento y vio el becerro y las danzas, se encendió su ira de tal manera que arrojó de su mano las tablas y las hizo pedazos al pie del monte. 20[669]Luego tomó el becerro que habían hecho, lo quemó y lo molió hasta reducirlo a polvo, el cual esparció en el agua y se lo dio de beber a los hijos de Israel. 21Y dijo Moisés a Aarón: “¿Qué te hizo este pueblo para que le hayas acarreado pecado tan grave?” 22Aarón respondió: “No se encienda la ira de mi señor. Tú mismo sabes que este pueblo es propenso al mal. 23Me dijeron: ‘Haznos un dios que vaya delante de nosotros; ya que no sabemos qué ha sucedido a ese Moisés, ese hombre que nos ha sacado de la tierra de Egipto.’ 24[670]Yo les contesté: ‘Quien tenga oro, quíteselo.’ Me lo dieron y yo lo eché al fuego y salió este becerro.”

25[671]Entonces Moisés viendo al pueblo desenfrenado —pues Aarón les había dado rienda suelta, para que se alegrasen sus enemigos—, 26se puso a la puerta del campamento, y exclamo: “¡A mí los de Yahvé!” Y se reunieron con él todos los hijos de Leví. 27Y les dijo: “Así dice Yahvé, el Dios de Israel: Cíñase cada uno su espada sobre su muslo, y pasad y repasad por el campamento de puerta en puerta, y matad, cada uno a su hermano, a su amigo y a su pariente.” 28[672]Hicieron los hijos de Leví según la orden de Moisés; y perecieron en aquel día unos tres mil hombres del pueblo. 29[673]Y dijo Moisés: “Hoy os habéis consagrado a Yahvé, cada uno contra su hijo y su hermano; para que hoy recibáis bendición.”

Moisés intercede por el pueblo

30Al día siguiente dijo Moisés al pueblo: “Habéis cometido un gran pecado. Subiré ahora a Yahvé; quizás podré obtener la remisión de vuestro pecado.” 31Y se volvió Moisés a Yahvé y dijo: “¡Ay! este pueblo ha cometido un pecado grande, fabricándose un dios de oro. 32[674]Pero ahora, perdona su pecado; y si no, bórrame de tu libro que has escrito.” 33Yahvé respondió a Moisés: “Al que haya pecado contra Mí, a este le borraré de mi libro. 34[675]Por ahora ve y conduce al pueblo adonde te he dicho. He aquí que mi Ángel irá delante de ti, mas en el día de mi visitación los castigaré por su pecado.” 35Así hirió Yahvé al pueblo por haber hecho el becerro por manos de Aarón.

ÉXODO 33
Arrepentimiento del pueblo

1[676]Dijo Yahvé a Moisés: “Anda, sube de aquí, tú y el pueblo que sacaste de Egipto, al país que Yo con juramento prometí a Abrahán, a Isaac y a Jacob, diciendo: A tu posteridad lo daré. 2Enviaré delante de ti un Ángel, y echaré al cananeo, al amorreo, al heteo, al fereceo, al heveo y al jebuseo, 3(para que entres) en la tierra que mana leche y miel; pues Yo no iré en medio de ti, porque eres un pueblo de dura cerviz; no sea que te destruya en el camino.” 4Al oír estas duras palabras el pueblo se puso de luto y nadie se atavió con sus galas. 5Dijo entonces Yahvé a Moisés: “Di a los hijos de Israel: Vosotros sois un pueblo de dura cerviz. Si Yo un solo momento subiera contigo, te consumiría. Ahora, pues, quítate tus atavíos, para que Yo sepa qué he de hacer contigo.” 6Por lo cual los hijos de Israel se despojaron de sus atavíos desde el monte Horeb.

Dios habla con Moisés cara a cara

7[677]Y tomó Moisés el Tabernáculo y lo plantó a cierta distancia fuera del campamento, y lo llamó Tabernáculo de la Reunión. De modo que todo el que buscaba a Yahvé salía hacia el Tabernáculo de la Reunión fuera del campamento. 8Cuando salía Moisés hacia el Tabernáculo se ponía en pie todo el pueblo, y cada cual se estaba a la puerta de su tienda, siguiendo con sus ojos a Moisés hasta entrar este en el Tabernáculo. 9Y cuando Moisés entraba en el Tabernáculo, bajaba la columna de nube y se detenía a la puerta del Tabernáculo, mientras (Yahvé) hablaba con Moisés. 10Todo el pueblo que veía la columna de nube erguida a la puerta del Tabernáculo, se levantaba, y cada cual se postraba junto a la puerta de su tienda. 11[678]Así hablaba Yahvé con Moisés cara a cara, como suele hablar un hombre con su amigo. Luego volvía este al campamento, pero su ministro, el joven Josué, hijo de Nun, no se apartaba del Tabernáculo. 12[679]Y dijo Moisés a Yahvé: “Mira, Tú me dices: Saca este pueblo; mas no me has dado a conocer a quien enviarás conmigo; y sin embargo me has dicho: Te conozco por tu nombre, y también: Has hallado gracia a mis ojos. 13Ahora, pues, si realmente he hallado gracia a tus ojos, te ruego me muestres tu camino, para que yo te conozca y halle gracia a tus ojos, y considera que este pueblo es pueblo tuyo.” 14[680]Respondió Él: “Mi Rostro irá (delante de ti) y te daré descanso.” 15Le contestó: “Si tu Rostro no va (delante nuestro), no nos hagas partir de aquí. 16Pues ¿en qué podrá conocerse que he hallado gracia a tus ojos, yo y tu pueblo, sino en eso en que Tú marches con nosotros, para que nos distingamos, yo y tu pueblo, de todos los pueblos que hay sobre la tierra?” 17Respondió Yahvé a Moisés: “Cumpliré también esto que me acabas de pedir, pues has hallado gracia a mis ojos, y Yo te conozco por tu nombre.”

Moisés quiere ver el rostro de Dios

18[681]Entonces dijo (Moisés): “Muéstrame, te ruego tu gloria.” 19[682]Él le contestó: “Yo haré pasar ante tu vista toda mi bondad y pronunciaré delante de ti el nombre de Yahvé; y haré merced a quien Yo haga merced y usaré de misericordia con quien Yo use de misericordia.” 20[683]Y añadió: “Pero mi Rostro no podrás verlo; porque no puede verme el hombre y vivir.” 21Luego dijo Yahvé: “He aquí un lugar junto a Mí; tú te pondrás sobre la peña; 22y al pasar mi gloria, te pondré en una hendidura de la peña, y te cubriré con mi mano hasta que Yo haya pasado. 23[684]Luego apartaré mi mano, para que veas mis espaldas; pero mi Rostro no se puede ver.”

ÉXODO 34
Dios se manifiesta a Moisés

1Dijo Yahvé a Moisés: “Tállate dos tablas de piedras como las primeras, y Yo escribiré sobre estas tablas las palabras que había en las primeras tablas que quebraste. 2Y prepárate para mañana para subir temprano al monte Sinaí; allí en la cumbre del monte te presentarás delante de Mí. 3No suba nadie contigo, ni aparezca nadie en todo el monte; ni tampoco oveja ni buey pazca frente a este monte.” 4Talló, pues, Moisés dos tablas de piedra como las primeras, y levantándose muy de mañana subió al monte Sinaí, como le había mandado Yahvé, llevando en su mano las dos tablas de piedra.

5[685]Y descendió Yahvé en la nube y poniéndose allí junto a él pronunció el nombre de Yahvé. 6Y mientras Yahvé pasaba por delante de él, exclamó: “Yahvé, Yahvé, Dios misericordioso y clemente, longánimo y rico en bondad y fidelidad; 7que conserva la misericordia hasta mil (generaciones), que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado, pero que de ningún modo los deja impune; que castiga la iniquidad de los padres en los hijos, y en los hijos de los hijos hasta la tercera y cuarta generación.” 8Al instante Moisés se prosternó en tierra y adoró, 9diciendo: “Si en verdad he hallado gracia a tus ojos, oh Señor, dígnese mi Señor andar en medio de nosotros, aunque es un pueblo de dura cerviz; y perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y tómanos por herencia tuya.”

10[686]Respondió Él: “Mira, Yo hago un pacto: haré maravillas delante de todo tu pueblo, como nunca se han hecho en toda la tierra ni en nación alguna; y todo el pueblo en medio del cual estás verá la obra de Yahvé, porque tremendas son las cosas que he de hacer por medio de ti.”

Instrucciones para Israel

11“Observa bien lo que te mando hoy. He aquí que voy a echar delante de ti al amorreo, al cananeo, al heteo, al fereceo, al heveo y al jebuseo. 12Guárdate de hacer alianza con los habitantes del país en que vas a entrar, para que no sean un lazo en medio de ti; 13[687]antes bien, destruid sus altares, quebrad sus piedras idolátricas y romped sus ascheras. 14[688]No te postrarás ante ningún otro Dios, pues Yahvé, cuyo nombre es Celoso, es un Dios celoso. 15[689]No hagas pacto con los moradores de aquella tierra, porque ellos fornican con sus dioses y les ofrecen sacrificios. Te invitarán y tú comerás de sus sacrificios; 16y tomarás de sus hijas para tus hijos; y fornicando sus hijas con sus dioses harán también fornicar a tus hijos con los dioses de ellas. 17No te harás dioses de fundición. 18Guardarás la fiesta de los Ácimos; siete días comerás panes ácimos como te he mandado, al tiempo fijado, esto es, en el mes de Abib; pues en el mes de Abib saliste de Egipto. 19Todo primogénito es mío, asimismo todo primerizo de tu ganado, que fuere del sexo masculino, sea de vaca o de oveja. 20Mas el primerizo del asno rescatarás con una oveja; y si no lo rescatas le quebrarás la cerviz. A todos los primogénitos de tus hijos los rescatarás, y nadie se presentará ante Mí con las manos vacías. 21Seis días trabajarás, mas en el séptimo descansarás. Descansarás también en el tiempo de la siembra y de la siega. 22[690]Celebrarás la fiesta de las Semanas: la de los primeros frutos de la cosecha del trigo, y también la fiesta de la recolección al fin del año. 23[691]Tres veces al año, comparezcan todos tus varones ante Yahvé, el Señor, el Dios de Israel. 24Porque Yo arrojaré los pueblos delante de ti, y ensancharé tus límites, y nadie codiciará tu tierra mientras subas tres veces al año a presentarte delante de Yahvé, tu Dios. 25No ofrecerás con pan fermentado la sangre de mi sacrificio ni quede hasta el día siguiente la víctima de la fiesta de Pascua. 26[692]Llevarás a la Casa de Yahvé, tu Dios, las primicias de los primeros frutos de tu tierra. No cocerás el cabrito en la leche de su madre.” 27Y dijo Yahvé a Moisés: “Escríbete estas palabras; porque a tenor de ellas hago alianza contigo y con Israel.”

El rostro de Moisés despide rayos

28[693]Moisés estuvo allí con Yahvé cuarenta días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua. Y Yahvé escribió en las tablas las palabras de la alianza, los diez mandamientos. 29[694]Luego bajó Moisés del monte Sinaí, y al bajar del monte tenía en su mano las dos tablas del Testimonio; mas no sabía Moisés que la piel de su rostro se había hecho radiante por haber hablado con Él. 30Aarón y todos los hijos de Israel miraron a Moisés, y he aquí que la piel de su rostro brillaba, por lo cual tuvieron miedo de acercársele. 31Pero Moisés los llamó y se volvieron a él Aarón y todos los príncipes del pueblo, y Moisés habló con ellos. 32Después se acercaron también todos los hijos de Israel, y él les dio todas las órdenes que Yahvé le había dado en el monte Sinaí. 33[695]Y cuando Moisés acabó de hablar con ellos, se puso un velo sobre el rostro. 34Y siempre cuando Moisés iba a presentarse delante de Yahvé para hablar con Él se quitaba el velo hasta que salía, y cuando salía, refería a los hijos de Israel lo que se le había ordenado. 35Los hijos de Israel veían entonces el rostro de Moisés y la radiante piel de su rostro. Y Moisés cubría de nuevo su rostro hasta que entraba a hablar con Él.

ÉXODO 35
El sábado

1Moisés convocó a toda la congregación de los hijos de Israel y les dijo: “Estas son las cosas que Yahvé ha mandado hacer. 2Seis días trabajarás, mas el día séptimo os será santo, sábado de descanso completo en honor de Yahvé. Cualquiera que en él hiciere obra alguna será muerto, 3En ninguna de vuestras moradas encenderéis fuego en el día de sábado.”

Preparativos para la construcción del Tabernáculo

4[696]Moisés habló a toda la congregación de los hijos de Israel y dijo: “Esta es la orden de Yahvé: 5Tomad de lo que poseéis una ofrenda para Yahvé. Todos den generosamente un tributo para Yahvé: oro, plata y bronce, 6jacinto, purpura escarlata y carmesí, lino fino, pelo de cabra, 7[697]pieles de carnero teñidas de rojo, pieles de tejón, madera de acacia, 8aceite para el candelabro, aromas para el óleo de unción y para el incienso aromático, 9piedras de ónice, y piedras de engaste para el efod y el pectoral. 10Y vengan los artífices hábiles de entre vosotros a fabricar todo cuanto Yahvé ha ordenado: 11la Morada, su Tabernáculo y su cubierta, sus broches, sus tablas, sus travesaños, sus columnas y sus basas; 12[698]el Arca y sus varas, el propiciatorio y la cortina del velo; 13la mesa con sus varas y todos sus utensilios, el pan de la proposición, 14el candelabro para el alumbrado con sus utensilios y sus lámparas y el aceite del alumbrado; 15el altar del incienso con sus varas; el óleo de la unción, el incienso aromático, la cortina de la puerta de entrada a la Morada, 16el altar de los holocaustos con su rejilla de bronce, sus varas y todos sus utensilios; la pila con su base; 17las cortinas del atrio con sus columnas y sus basas; la cortina de la entrada del atrio; 18las estacas de la Morada y las estacas del atrio y sus cuerdas; 19los ornamentos litúrgicos para el servicio en el Santuario; las vestiduras sagradas para Aarón, el sacerdote, y las vestiduras de sus hijos para sus funciones sacerdotales.”

Generosidad del pueblo

20Entonces toda la congregación de los hijos de Israel salió de la presencia de Moisés; 21[699]y cuantos se sentían impulsados por su corazón y cuyo espíritu era generoso, vinieron a ofrecer tributo a Yahvé, para la obra del Tabernáculo de la Reunión, para todo su culto y para las vestiduras sagradas. 22Vinieron, pues, hombres y mujeres, todos los de corazón generoso, trayendo zarcillos, pendientes, anillos, brazaletes y toda clase de objetos de oro, y, además, todos los que presentaban una ofrenda de oro para Yahvé. 23Y cuantos tenían jacinto, púrpura escarlata y carmesí, lino fino, pelo de cabra, pieles de carnero teñidas de rojo y pieles de tejón, lo trajeron. 24Todos los que podían presentar una ofrenda de plata y de bronce, la trajeron como tributo a Yahvé. También los que tenían madera de acacia para cualquier obra del servicio, la trajeron. 25Y todas las mujeres diestras hilaron con sus manos y trajeron lo que habían hilado: jacinto, púrpura escarlata y carmesí y lino fino. 26Y todas las mujeres que se sentían a ello impulsadas y que eran hábiles hilaron pelo de cabra. 27Los príncipes trajeron piedras de ónice y piedras de engaste para el efod y el pectoral; 28aromas y aceite para el alumbrado, para el óleo de la unción y para el incienso aromático. 29Todos los hijos de Israel, hombres y mujeres, cuyo corazón los impulsaba a que trajesen algo para toda la obra que Yahvé por medio de Moisés, había mandado hacer; dieron así sus ofrendas voluntarias a Yahvé.

Besalel y Oholiab

30Dijo entonces Moisés a los hijos de Israel: “Mirad que Yahvé ha llamado por su nombre a Besalel, hijo de Urí, hijo de Hur, de la tribu de Judá, 31[700]y le ha llenado de espíritu divino, de sabiduría, inteligencia y maestría en toda clase de trabajos, 32para idear diseños, labrar el oro, la plata y el bronce, 33grabar piedras de engaste, tallar madera y ejecutar toda obra de arte; 34y le ha puesto en el corazón el don de enseñar, lo mismo que a Oholiab, hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan. 35Él les ha llenado de sabiduría el corazón para hacer toda obra de escultor y artista, de recamador en jacinto y púrpura, carmesí y lino fino, y de tejedor, para ejecutar toda suerte de obra y para proyectar obras de arte.”

ÉXODO 36
Fin de la colecta

1[701]Así, pues, Besalel y Oholiab y todos los hombres hábiles en cuyo corazón Yahvé ha infundido sabiduría e inteligencia para saber realizar todas las obras para el servicio del Santuario, las ejecutarán conforme al mandato de Yahvé. 2LIamó, pues, Moisés a Besalel y a Oholiab y a todos los hombres de talento en cuyo corazón Yahvé había infundido sabiduría, a todos los que voluntariamente estaban dispuestos a ponerse a la obra para realizarla. 3Y recibieron de Moisés todas las ofrendas que los hijos de Israel habían traído para la ejecución de las obras del Santuario. Entretanto el pueblo siguió entregando a Moisés ofrendas voluntarias de mañana en mañana. 4Por eso todos los artífices que hacían todas las obras del Santuario dejaron cada cual la obra que estaban haciendo, 5[702]y fueron a hablar con Moisés, diciendo: “El pueblo trae más de lo que se precisa para la realización de las obras que Yahvé ha mandado hacer.” 6Entonces Moisés hizo promulgar por el campamento: “Ni hombre ni mujer traiga ya más ofrendas para el Santuario.” Y se impidió al pueblo traer más; 7pues ya había material suficiente para ejecutar todas las obras y aun sobraba.

La construcción del Tabernáculo

8[703]Entonces todos los sabios de corazón de entre los que hacían la obra, fabricaron la Morada de diez cortinas de fino lino torzal, de color jacinto, púrpura escarlata y carmesí, con querubines. Resultó una obra maestra. 9El largo de cada cortina era de veinte y ocho codos y la anchura de cada cortina de cuatro codos. Todas las cortinas tenían la misma medida. 10(Besalel) unió cinco de las cortinas una con otra, y las otras cinco cortinas también las unió una con otra. 11E hizo lazos de jacinto en el borde de la última cortina del primer conjunto; las hizo también en el borde extremo de las cortinas del segundo conjunto. 12Cincuenta lazos hizo en el primer conjunto, y cincuenta en el extremo del segundo conjunto allá donde se unen, correspondiéndose los lazos unos a otros. 13Hizo también cincuenta broches de oro, y enlazó los conjuntos el uno con el otro, por medio de los broches, de modo que la Morada vino a ser una sola pieza.

14Hizo también cortinas de pelo de cabra para que sirvan de tienda sobre la Morada. Once cortinas hizo para esto. 15La longitud de cada cortina era de treinta codos, y de cuatro codos era la anchura de cada cortina. Una misma medida tenían las once cortinas. 16Enlazó cinco de las cortinas entre sí, y seis de las cortinas entre sí. 17Y puso cincuenta lazos en el borde del (primer) conjunto en el extremo donde se enlazan, y cincuenta lazos en el borde del segundo conjunto, donde se enlazan. 18Hizo asimismo cincuenta broches de bronce a fin de unir el Tabernáculo; para que fuese un solo todo. 19Hizo además para el Tabernáculo una cubierta de pieles de carnero teñidas de rojo, y por encima una cubierta de pieles de tejón.

20Para la Morada hizo tablones de madera de acacia para colocarlos verticalmente. 21Diez codos de largo tenía un tablón, y de codo y medio era el ancho de cada tablón. 22Cada tablón tenía dos espigas unidas una con otra. Así hizo todos los tablones de la Morada. 23Hizo, pues, los tablones para la Morada (de esta manera): veinte tablones para el lado del Négueb, hacia el sur, 24[704]colocando debajo de los veinte tablones cuarenta basas de plata, dos basas debajo de un tablón para sus dos espigas; y dos basas debajo de los otros tablones para sus dos espigas. 25Para el otro flanco de la Morada, para el lado del norte, hizo también veinte tablones, 26con sus cuarenta basas de plata; dos basas debajo de un tablón, y dos asas debajo de los otros tablones. 27[705]Para la parte posterior de la Morada, hacia el occidente, hizo seis tablones; 28y dos tablones hizo para los ángulos de la Morada, en el fondo, 29los cuales eran dobles desde abajo y formaban un conjunto hasta arriba, hasta el primer anillo. Así lo hizo con entrambos, en los dos ángulos. 30Eran, pues, ocho tablones, con sus basas de plata: diez y seis basas, dos basas bajo cada tablón. 31Después hizo travesaños de madera de acacia, cinco para los tablones de un costado de la Morada; 32y cinco travesaños para los tablones del otro costado de la Morada; y cinco travesaños para los tablones de la parte posterior de la Morada hacia el occidente. 33E hizo el travesaño central de tal suerte que pasase en medio de los tablones, de un extremo al otro. 34Los tablones los revistió de oro, y de oro hizo también los anillos correspondientes, por los cuales habían de pasar los travesaños, revestidos igualmente de oro.

35Hizo también el velo de jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal. Era una obra artística con motivos de querubines. 36Fabricó para el mismo cuatro columnas de acacia, que revistió de oro; también sus clavos eran de oro, y fundió para ellas cuatro basas de plata. 37Hizo para la entrada del Tabernáculo una cortina de jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal, obra de recamador, 38con sus cinco columnas y sus clavos, revistiendo de oro sus capiteles y sus anillos de oro y haciendo de bronce sus cinco basas.

ÉXODO 37
Construcción del Arca

1[706]Besalel hizo el Arca de madera de acacia, de dos codos y medio de largo, de codo y medio de ancho, y de codo y medio de alto. 2La Revistió de oro puro, por dentro y por fuera, e hizo para ella una guirnalda de oro alrededor. 3Fundió para ella cuatro anillos de oro para sus cuatro pies, dos anillos a un lado y dos anillos al otro. 4Hizo también varas de madera de acacia, que revistió de oro; 5y pasó las varas por los anillos a los costados del Arca, para transportarla. 6Después hizo un propiciatorio de oro puro, de dos codos y medio de largo y de codo y medio de ancho. 7Hizo igualmente dos querubines de oro labrados a martillo para los dos extremos del propiciatorio; 8un querubín por un lado, y el otro querubín por el otro, de tal manera que (salieran) del propiciatorio en sus dos extremos. 9Estaban los querubines con las alas extendidas hacia arriba, cubriendo con ellas el propiciatorio. Tenían sus caras vueltas la una a la otra, pues las caras de los querubines se dirigían hacia el propiciatorio.

La mesa de los panes de la proposición

10[707]Hizo, además, la mesa de madera de acacia, de dos codos de largo, de un codo de ancho y de codo y medio de alto. 11La recubrió de oro puro, y puso alrededor de ella una guirnalda de oro, 12haciéndole, además, un borde a la redonda, del ancho de un palmo, y ornándole con una moldura alrededor. 13Fundió para ella cuatro anillos de oro, y colocó los anillos en los cuatro ángulos, o sea en sus cuatro pies. 14Junto al borde se hallaban los anillos por los cuales habían de pasar las varas para el transporte de la mesa. 15Hizo también las varas para llevar la mesa de madera de acacia y las recubrió de oro. 16Asimismo fabricó de oro puro los utensilios que habían de estar sobre la mesa; sus platos, sus cucharas, sus copas y sus tazas, con que se hacían las libaciones.

El candelabro

17[708]Hizo el candelabro de oro puro; labrado a martillo hizo el candelabro. Su pie, su tallo, sus cálices, sus botones y sus flores eran de una sola pieza. 18De sus lados salían seis brazos: tres brazos de un lado del candelabro, y tres brazos del otro lado del candelabro. 19En el primer brazo había tres cálices en forma de flor de almendro, con botón y flor; también en el segundo brazo había tres cálices, en forma de flor de almendro, con botón y flor, y así en los seis brazos que salían del candelabro. 20En el (tallo del) candelabro había cuatro cálices, en forma de flor de almendro, con sus botones y sus flores: 21un botón debajo de los dos (primeros) brazos que salían de él, un botón debajo de los dos brazos (siguientes) que salían de él, y un botón debajo de los dos brazos (restantes) que salían de él, conforme a los seis brazos que salían del mismo. 22Sus botones y sus brazos formaban con él un solo cuerpo; todo ello era una pieza labrada a martillo, de oro puro. 23Hizo también sus siete lámparas, sus despabiladeras y sus platillos, de oro puro, 24[709]empleando un talento de oro puro para el candelabro y todos sus utensilios.

El altar del incienso

25[710]Hizo también de madera de acacia el altar del incienso, de un codo de largo y de un codo de ancho, cuadrado, y de dos codos de alto. Sus cuernos formaban con él una sola pieza. 26Lo revistió de oro puro, por encima y por sus lados alrededor, y también sus cuernos. Le hizo también todo en torno una guirnalda de oro. 27Por debajo de la guirnalda, a sus dos lados, en ambos costados, hizo dos anillos de oro, por los cuales habían de pasar las varas, a fin de transportarlo con ellas. 28Hizo las varas de madera de acacia y las revistió de oro. 29Confeccionó también el óleo santo de la unción, y el incienso puro de especies aromáticas, con arte de perfumería.

ÉXODO 38
El altar de los holocaustos

1[711]Hizo el altar de los holocaustos de madera de acacia, de cinco codos de largo y de cinco codos de ancho, cuadrado; y de tres codos de alto. 2En sus cuatro ángulos le puso cuernos que salían de él, y lo recubrió de bronce. 3Hizo, además, todos los utensilios del altar: los recipientes, las palas, los tazones, los tenedores y los braseros. Todos sus utensilios los hizo de bronce. 4Hizo para el altar una rejilla de bronce, a manera de red, en torno a su base, que llegaba hasta la mitad del mismo. 5Y fundió cuatro anillos para los cuatro extremos de la rejilla de bronce, por donde habían de pasar las varas. 6Hizo las varas de madera de acacia, las recubrió de bronce, 7y pasó las varas por los anillos a los costados del altar, para transportarlo mediante ella. Lo hizo hueco y de tablas.

La pila de bronce

8[712]Hizo la fuente de bronce, y también su base de bronce, de los espejos de las mujeres que servían a la entrada del tabernáculo de la Reunión.

El atrio

9[713]Hizo también el atrio: por el lado meridional, a la derecha, las cortinas del atrio, de lino fino torzal, de cien codos. 10Sus columnas eran veinte, y veinte sus basas de bronce; los corchetes de las columnas y sus anillos eran de plata. 11Por el lado del norte había también (cortinas de) cien codos. Sus columnas eran veinte, y veinte sus basas de bronce; los corchetes de las columnas y sus anillos eran de plata. 12En el lado occidental había (cortinas de) cincuenta codos. Sus columnas eran diez, y diez sus basas; los corchetes de las columnas y sus anillos eran de plata. 13En el lado oriental, donde nace el sol, colgaban también cincuenta codos (de cortinas): 14cortinas de quince codos, con tres columnas y tres basas, por un lado (de la entrada), 15y de igual manera por el otro lado. A ambos lados de la entrada del atrio había cortinas de quince codos. Sus columnas eran tres, y tres sus basas. 16Todas las cortinas en torno al atrio eran de lino fino torzal. 17Las basas de las columnas eran de bronce, los corchetes de las columnas y sus anillos de plata. También sus capiteles estaban revestidos de plata, y todas las columnas del atrio llevaban anillos de plata. 18La cortina de la entrada del atrio era obra de recamador y estaba hecha de jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal. Tenía veinte codos de largo; su altura correspondía a su anchura y era de cinco codos, lo mismo que las cortinas del atrio. 19Sus cuatro columnas y sus cuatro basas eran de bronce; sus corchetes de plata, como también el revestimiento de sus capiteles y sus anillos. 20Todas las estacas de la Morada y del atrio que la rodeaba, eran de bronce.

Inventario y cómputo de los gastos

21Este es el inventario de la Morada, de la Morada del Testimonio, hecho por orden de Moisés por los levitas bajo la dirección de Itamar, hijo de Aarón, el sacerdote. 22Besalel, hijo de Urí, hijo de Hur, de la tribu de Judá, hizo todo cuanto Yahvé había mandado a Moisés; 23juntamente con Oholiab, hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan, que era artífice, diseñador y recamador en jacinto, púrpura escarlata y carmesí y lino fino. 24El total del oro empleado en la obra, en toda la construcción del Santuario, o sea, el oro de la ofrenda, fue veintinueve talentos y setecientos treinta siclos, según el peso del Santuario. 25Y la plata de los empadronados de entre el pueblo, fue cien talentos y mil setecientos setenta y cinco siclos, según el peso del Santuario: 26[714]un beka por cabeza, o sea medio siclo, según el peso del Santuario, para cada hombre comprendido en el censo, de los seiscientos tres mil quinientos cincuenta hombres de veinte años para arriba. 27Los cien talentos de plata se emplearon para fundir las basas del Santuario y las basas del velo: cien basas correspondientes a los cien talentos, un talento por basa. 28De los mil setecientos setenta y cinco siclos hizo corchetes para las columnas, revistió sus capiteles y las unió mediante aros. 29El bronce de la ofrenda fue setenta talentos y dos mil cuatrocientos siclos. 30De él hizo las basas para la entrada del Tabernáculo de la Reunión, el altar de bronce con su rejilla de bronce y todos los utensilios del altar, 31las basas del atrio alrededor del mismo y las basas de la entrada del atrio, todas las estacas de la Morada y todas las estacas del atrio que la rodeaba.

ÉXODO 39
Las vestiduras de los sacerdotes

1[715]Hicieron para el servicio del Santuario vestiduras litúrgicas de jacinto, púrpura escarlata y carmesí. Hicieron también las vestiduras sagradas de Aarón, como Yahvé había mandado a Moisés. 2Se hizo, pues, el efod, de oro, de jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino torzal. 3Fabricaron láminas delgadas de oro y las cortaron en hilos, para entretejerlos con jacinto, púrpura escarlata y carmesí y con el lino fino, obra de recamador. 4Le pusieron hombreras que se juntaban y se unían en sus dos extremos. 5La faja del cinturón que pasaba sobre él y que servía para ceñir (el efod), formaba con él una sola pieza y era de la misma labor: oro, jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal, como Yahvé lo había mandado a Moisés. 6Labraban igualmente las piedras de ónice, engastadas en oro y grabadas como se graban los sellos, (doce) conforme a los nombres de los hijos de Israel; 7y las colocaron sobre las hombreras del efod, como piedras de recuerdo de los hijos de Israel, según Yahvé había ordenado a Moisés.

El pectoral y el efod

8[716]Hizo también el pectoral, obra primorosa, al estilo de la obra del efod, de oro, jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal. 9El pectoral era cuadrado y doble; tenía un palmo de largo y un palmo de ancho y era doble. 10Lo guarnecieron de cuatro filas de piedras. En la primera fila había un sardio, un topacio y una esmeralda; 11en la segunda fila: un rubí, un zafiro y un diamante; 12en la tercera fila: un jacinto, un ágata y una amatista; 13y en la cuarta: un crisólito, un ónice y un jaspe. Cada una de ellas tenía su engaste y estaba engarzada y guarnecida de oro. 14Las piedras eran doce, correspondientes a los nombres de los hijos de Israel, según sus nombres propios, grabados como se graban los sellos, cada una con su nombre, conforme a las doce tribus. 15Fijaron sobre el pectoral cadenillas de oro puro, trenzadas a manera de cordones. 16E hicieron dos engastes de oro y dos anillos de oro, y pusieron los dos anillos a los dos extremos (superiores) del pectoral. 17Pasaron después las dos cadenillas de oro por los dos anillos a los extremos del pectoral. 18Y los otros dos extremos de las dos cadenillas los ataron a los dos engastes, que colocaron en la parte delantera de las hombreras del efod. 19Hicieron otros dos anillos de oro y los pusieron en los dos extremos (inferiores) del pectoral, en el borde interior vuelto hacia el efod. 20E hicieron dos anillos de oro, que fijaron a las dos hombreras del efod, por debajo y en su parte delantera, cerca de su juntura, por encima de la cinta del efod. 21Y por medio de sus anillos ataron el pectoral a los anillos del efod, con un cordón de jacinto, para que quedase fijo sobre la cinta del efod y no se desprendiese el pectoral del efod, como Yahvé había mandado a Moisés.

La sobretúnica y demás vestiduras

22[717]Hizo también la sobretúnica del efod, obra de tejedor, todo de jacinto. 23Había una abertura en medio de la sobretúnica, semejante al cuello de una cota, con una orla alrededor de la abertura para que no se rompiese. 24En el borde inferior de la sobretúnica aplicaron granadas de jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal. 25Hicieron, además, campanillas de oro puro, colocándolas entre las granadas en el borde inferior de la sobretúnica, en medio de las granadas, todo alrededor suyo. 26Una campanilla y una granada alternaba con otra campanilla y otra granada en el borde inferior de la sobretúnica, todo en derredor. (Así se usaba) para el ministerio, como Yahvé ordenara a Moisés. 27Hicieron también las túnicas de lino fino, obra de tejedor, para Aarón y sus hijos; 28y la mitra de lino fino, las cintas de los turbantes de lino fino, y también los calzoncillos de lino fino torcido, 29lo mismo que el cinturón de lino fino torcido, de jacinto, púrpura escarlata y carmesí, obra de recamador, como Yahvé había ordenado a Moisés. 30E hicieron de oro puro la lámina, la diadema sagrada, en la cual grabaron, como se graban los sellos: Santidad a Yahvé. 31Y fijaron en ella una cinta de jacinto para ponerla sobre la mitra, por la parte de arriba, como Yahvé había mandado a Moisés. 32Así fue acabada toda la obra de la Morada y del Tabernáculo de la Reunión, y los hijos de Israel hicieron todo conforme a lo que había mandado Yahvé a Moisés. Así lo hicieron.

Moisés bendice la obra

33Luego presentaron a Moisés la Morada, el Tabernáculo y todos sus utensilios; sus ganchos, sus tablones, sus travesaños, sus columnas y sus basas; 34la cubierta de pieles de carnero teñidas de rojo, la cubierta de pieles de tejón y la cortina del velo; 35el Arca del Testimonio con sus varas y el propiciatorio; 36la mesa con todos sus utensilios, y el pan de la proposición; 37el candelabro (de oro) puro con sus lámparas —las lámparas que habían de colocarse en él—, todos sus utensilios y el aceite del alumbrado; 38el altar de oro, el óleo de la unción, el incienso aromático y la cortina para la entrada del Tabernáculo; 39el altar de bronce con su rejilla de bronce, sus varas y todos sus utensilios; la pila con su base; 40las cortinas del atrio, sus columnas con sus basas, la cortina para la entrada del atrio, sus cuerdas, sus estacas y todos los utensilios del servicio de la Morada para el Tabernáculo de la Reunión; 41las vestiduras litúrgicas para el servicio en el Santuario, los ornamentos sagrados para el sacerdote Aarón, y las vestiduras de sus hijos para ejercer el sacerdocio. 42Conforme a cuanto Yahvé había ordenado a Moisés, así hicieron los hijos de Israel toda la obra. 43[718]Moisés vio toda la obra y reconoció que la habían llevado a cabo; tal como había mandado Moisés, así la habían hecho; y Moisés los bendijo.

ÉXODO 40
Erección del Tabernáculo

1Habló Yahvé a Moisés y dijo: 2[719] “El día primero del primer mes erigirás la Morada del Tabernáculo de la Reunión. 3Pondrás allí el Arca del Testimonio y cubrirás el Arca con el velo. 4Introducirás la mesa y dispondrás lo que hay que poner sobre ella; colocarás también el candelabro y ubicarás en él las lámparas. 5Erigirás el altar de oro para el incienso delante del Arca del Testimonio y pondrás la cortina a la entrada del Tabernáculo. 6Colocarás el altar de los holocaustos delante de la entrada de la Morada del Tabernáculo de la Reunión. 7Pondrás la pila entre el Tabernáculo de la Reunión y el altar, y echarás agua en ella, 8levantarás el atrio en derredor y tenderás la cortina a la entrada del atrio. 9Y tomarás el óleo de la unción y ungirás la Morada y todo lo que hay en ella. La consagrarás con todos sus utensilios para que sea santa. 10Ungirás también el altar de los holocaustos con todos sus utensilios. Consagrarás el altar, y el altar será cosa santísima. 11Asimismo ungirás la pila y su base, y la consagrarás. 12Después dispondrás que Aarón y sus hijos se presenten a la entrada del Tabernáculo de la Reunión y los lavarás con agua. 13Y vestirás a Aarón con las vestiduras sagradas, le ungirás y le consagrarás para que me sirva de sacerdote. 14Harás también que se presenten sus hijos; los vestirás con túnicas 15[720]y los ungirás, como ungiste a su padre, para que me sirvan de sacerdotes. Su unción les conferirá el sacerdocio sempiterno entre sus descendientes.”

16Hizo Moisés conforme a todo lo que Yahvé le había mandado. Así lo hizo. 17En el primer mes del año segundo, el día primero del mes, fue erigida la Morada. 18Moisés alzó la Morada, asentó sus basas, colocó sus tablones, metió sus travesaños y erigió sus columnas. 19Después extendió el Tabernáculo por encima de la Morada y puso sobre ella, por la parte de arriba, la cubierta del Tabernáculo, como Yahvé había mandado a Moisés. 20[721]Luego tomó el Testimonio y lo depositó dentro del Arca; acomodó las varas al Arca y asentó sobre ella el propiciatorio. 21Metió el Arca en la Morada, colgó la cortina del velo y ocultó el Arca del Testimonio, como Yahvé había mandado a Moisés. 22Colocó también la mesa en el Tabernáculo de la Reunión, al lado septentrional de la Morada, fuera del velo. 23Y dispuso sobre ella los panes delante de Yahvé, así como Yahvé ordenara a Moisés. 24Luego instaló el candelabro en el Tabernáculo de la Reunión, frente a la mesa, en el lado meridional de la Morada, 25y colocó las lámparas delante de Yahvé, como Yahvé había mandado a Moisés. 26Asimismo erigió el altar de oro en el Tabernáculo de la Reunión, delante del velo; 27y quemó sobre él incienso aromático, como Yahvé había mandado a Moisés. 28Tendió la cortina a la entrada de la Morada, 29y colocó también el altar de los holocaustos a la entrada de la Morada del Tabernáculo de la Reunión; y ofreció sobre él el holocausto y la ofrenda, como Yahvé había mandado a Moisés. 30La pila la colocó entre el Tabernáculo de la Reunión y el altar, y echó en ella agua para las abluciones; 31y Moisés y Aarón y los hijos de este se lavaron en ella sus manos y sus pies. 32Siempre que entraban en el Tabernáculo de la Reunión, y siempre que se acercaban al altar, se lavaban, como Yahvé había mandado a Moisés. 33Por fin erigió el atrio alrededor de la Morada y del altar, y puso la cortina a la puerta del atrio. Así acabó Moisés la obra.

La gloria de dios llena el Tabernáculo

34[722]Entonces la nube cubrió el Tabernáculo de la Reunión y la gloria de Yahvé llenó la Morada, 35de modo que Moisés no pudo entrar en el Tabernáculo de la Reunión, pues la nube descansaba sobre este, y la gloria de Yahvé llenaba la Morada.

Las señales de marcha

36En todas sus marchas los hijos de Israel levantaban el campamento cuando la nube se alzaba de encima de la Morada. 37Y si la nube no se levantaba, no marchaban, hasta el día en que se levantaba. 38Porque durante el día estaba sobre la Morada la nube de Yahvé, en la cual durante la noche había fuego, viéndolo toda la casa de Israel en todas sus marchas.

LEVÍTICO

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I. LEYES DE CULTO
LEVÍTICO 1
Los holocaustos

1[723]Llamó Yahvé a Moisés y le habló desde el Tabernáculo de la Reunión, diciendo: 2[724]“Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando alguno de vosotros quisiere presentar a Yahvé una ofrenda de animales, ofreceréis una res del ganado mayor o del ganado menor.

3[725]Si su ofrenda es holocausto de ganado mayor, presentará un macho sin tacha. A la entrada del Tabernáculo de la Reunión lo presentará para que sea grato delante de Yahvé. 4Pondrá su mano sobre la cabeza del holocausto, y será acepto para expiación suya. 5Luego degollará el becerro delante de Yahvé; y los hijos de Aarón, los sacerdotes, ofrecerán la sangre, derramándola sobre todos los costados del altar que está a la entrada del Tabernáculo de la Reunión. 6Después será desollado el holocausto y cortado en trozos, 7y los hijos de Aarón, los sacerdotes, pondrán fuego en el altar y dispondrán la leña sobre el fuego. 8Luego los hijos de Aarón, los sacerdotes, dispondrán los trozos, juntamente con la cabeza y el sebo, sobre la leña que hay sobre el fuego encima del altar; 9[726]y después de lavar con agua las entrañas y las patas, el sacerdote lo quemará todo sobre el altar. Es holocausto, sacrificio de combustión, de olor grato a Yahvé.

10Si su ofrenda es de ganado menor, tomada de las ovejas o de las cabras, ofrecerá como holocausto un macho sin tacha. 11Lo degollará al lado septentrional del altar, delante de Yahvé; y los hijos de Aarón, los sacerdotes, derramarán su sangre sobre todos los costados del altar. 12Lo cortarán en trozos, y junto con la cabeza y el sebo lo ordenará el sacerdote sobre la leña dispuesta sobre el fuego encima del altar; 13y luego de lavar con agua las entrañas y las patas, el sacerdote lo ofrecerá todo, y lo quemará sobre el altar. Es holocausto, sacrificio de combustión, de olor grato a Yahvé.

14Cuando ofrezca a Yahvé un holocausto de aves, será su ofrenda de tórtolas o de palominos. 15[727]El sacerdote la llevará al altar y después de retorcerle con las uñas la cabeza la quemará sobre el altar y se hará gotear su sangre sobre el borde del altar. 16Le quitará el buche con sus suciedades y lo tirará junto al altar, al lado oriental, en el lugar de las cenizas. 17Después le quebrantará las alas, pero sin separarlas, y el sacerdote la quemará sobre el altar, encima de la leña dispuesta sobre el fuego. Es un holocausto, sacrificio de combustión, de olor grato a Yahvé.

LEVÍTICO 2
Ofrendas de harina y pan

1[728]Cuando alguno presentare una ofrenda en homenaje a Yahvé, su oblación será de flor de harina, sobre la cual derramará aceite y pondrá incienso. 2[729]La llevará a los sacerdotes, hijos de Aarón, y (el sacerdote) tomará de allí un puñado de la flor de harina con el aceite, y todo el incienso, y lo quemará sobre el altar para recuerdo. Es un sacrificio de combustión, de olor grato a Yahvé. 3Lo restante de la ofrenda será para Aarón y sus hijos. Es cosa santísima entre las ofrendas quemadas en honor de Yahvé.

4Si ofrecieres como oblación una cosa cocida al horno, será de tortas ácimas de flor de harina amasadas con aceite o de galletas ácimas untadas con aceite. 5Y si tu oblación fuere ofrenda hecha en sartén, será de flor de harina, sin levadura, amasada con aceite; 6la desmenuzarás, y derramarás sobre ella aceite; pues es ofrenda. 7Y si tu oblación fuere ofrenda cocida en olla, será de flor de harina con aceite, 8elevarás la ofrenda así preparada a Yahvé y la entregarás al sacerdote, el cual la llevará al altar. 9El sacerdote tomará de la ofrenda la parte destinada para recuerdo y la quemará sobre el altar. Es un sacrificio de combustión, de olor grato a Yahvé. 10Lo restante de la ofrenda será para Aarón y sus hijos; es cosa santísima entre los sacrificios quemados en honor de Yahvé.

11[730]Ninguna ofrenda que presentareis a Yahvé sea hecha con levadura, pues ninguna cosa hecha con levadura, ni que contenga miel, sea quemada como sacrificio ígneo en honor de Yahvé. 12Podréis presentarlas como oblación de primicias a Yahvé; pero no han de ponerse sobre el altar como (sacrificio de) olor grato.

13[731]Sazonarás con sal toda oblación de tus ofrendas. Nunca dejarás que falte en tus ofrendas la sal de la alianza de tu Dios. Con todas tus oblaciones ofrecerás sal.”

Las primicias

14“Si presentares a Yahvé ofrenda de primicias, ofrecerás espigas tostadas al fuego, o granos machacados, como oblación de tus primicias. 15Sobre ellas derramarás aceite y pondrás incienso, porque es ofrenda. 16El sacerdote quemará del grano machacado y del aceite la porción destinada para recuerdo con todo el incienso. Es sacrificio de combustión en honor de Yahvé.”

LEVÍTICO 3
Los sacrificios pacíficos

1[732]“Quien presentare como oblación un sacrificio pacífico, si la ofrece del ganado mayor, sea macho o hembra la presentará sin tacha delante de Yahvé. 2Pondrá su mano sobre la cabeza de la víctima, que degollará a la entrada del Tabernáculo de la Reunión y cuya sangre derramarán los hijos de Aarón, los sacerdotes, sobre todos los costados del altar. 3Del sacrificio pacífico ofrecerá a Yahvé, quemándolo en el fuego, el sebo que cubre las entrañas, todo el sebo que está adherido a las entrañas, 4los dos riñones, con el sebo que los cubre, el que hay sobre los ijares, y la telilla del hígado, que cortará de junto a los riñones. 5Los hijos de Aarón lo quemarán en el altar, encima del holocausto puesto sobre la leña, debajo de la cual arde el fuego. Es sacrificio consumido por el fuego, olor grato a Yahvé.

6Quien ofreciere a Yahvé un sacrificio pacífico del ganado menor, sea macho o hembra, lo presentará sin tacha. 7Si ofrece como sacrificio suyo un cordero lo presentará ante Yahvé, 8pondrá su mano sobre la cabeza de la víctima la degollará delante del Tabernáculo de la reunión, y los hijos de Aarón derramarán la sangre sobre todos los costados del altar. 9[733]De este sacrificio pacífico ofrecerá (el oferente) a Yahvé, como sacrificio de combustión, el sebo y la cola entera, cortándola desde el espinazo, el sebo que cubre las entrañas, todo el sebo que está adherido a las entrañas, 10los dos riñones con el sebo que los cubre, el que hay sobre los ijares, y la telilla del hígado, que cortará de junto a los riñones. 11El sacerdote quemará esto sobre el altar; es alimento del sacrificio de combustión ofrecido a Yahvé.

12Si ofreciere en sacrificio una cabra, la presentará ante Yahvé, 13pondrá su mano sobre la cabeza de la misma y la degollará delante del Tabernáculo de la Reunión; y los hijos de Aarón derramarán la sangre sobre todos los costados del altar: 14De ella ofrecerá a Yahvé, como sacrificio de combustión, el sebo que cubre las entrañas, todo el sebo adherido a las entrañas, 15los dos riñones con el sebo que los cubre, el que hay sobre los ijares, y la telilla del hígado, que cortará de junto a los riñones. 16El sacerdote quemará esto sobre el altar; es alimento del sacrificio de combustión, de olor grato. Toda la grasa pertenece a Yahvé. 17[734]Ley perpetua es esta para vuestros descendientes. En todas vuestras moradas no comeréis ni grasa ni sangre.”

LEVÍTICO 4
El sacrificio por el pecado del sumo sacerdote

1Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2[735]“Habla a los hijos de Israel y diles: Si alguno pecare por ignorancia haciendo algo prohibido por las leyes de Yahvé, y cometiendo alguna de aquellas cosas; 3[736]si el que peca es el sacerdote ungido, que de este modo hace culpable al pueblo, ofrecerá a Yahvé por el pecado cometido un becerro sin tacha, como sacrificio por el pecado. 4Conducirá el becerro a la entrada del Tabernáculo de la Reunión, ante Yahvé, pondrá su mano sobre la cabeza del becerro y lo inmolará delante de Yahvé. 5El sacerdote ungido tomará de la sangre del becerro, y la llevará al Tabernáculo de la Reunión; 6y mojará el sacerdote su dedo en la sangre y hará con ella siete aspersiones ante Yahvé, hacia el velo del Santuario. 7El sacerdote untará también con la sangre los cuernos del altar del incienso aromático, que está delante de Yahvé en el Tabernáculo de la Reunión; y derramará toda la sangre del becerro al pie del altar de los holocaustos, que está a la entrada del Tabernáculo de la Reunión. 8Después tomará todo el sebo del becerro inmolado por el pecado, el sebo que cubre las entrañas, todo el sebo que está adherido a las entrañas, 9los dos riñones, el sebo que los cubre, el que hay sobre los ijares, y la telilla del hígado, que cortará de junto a los riñones; 10es decir, lo mismo que se toma en el becerro del sacrificio pacífico; y el sacerdote lo quemará sobre el altar de los holocaustos. 11Mas el cuero del becerro y toda su carne, junto con su cabeza y sus piernas, con sus entrañas y sus excrementos, 12[737]el becerro entero, lo sacará fuera del campamento a un lugar limpio, donde se echan las cenizas, y lo quemará sobre la leña. Será quemado allí donde se echan las cenizas.

Por el pecado del pueblo

13Si todo el pueblo de Israel pecare por ignorancia, sin que la asamblea se dé cuenta de ello, de modo que hiciera una cosa prohibida por las leyes de Yahvé, haciéndose así culpable, 14cuando se conozca el pecado cometido, ofrecerá la asamblea un becerro en sacrificio por el pecado, que presentarán delante del Tabernáculo de la Reunión. 15[738]Y los ancianos del pueblo pondrán sus manos sobre la cabeza del becerro, ante Yahvé; y será inmolado el becerro delante de Yahvé. 16Después el sacerdote ungido llevará parte de la sangre del becerro al Tabernáculo de la Reunión; 17y mojará el sacerdote su dedo en la sangre y hará siete aspersiones ante Yahvé hacia el velo. 18Untará también con la sangre los cuernos del altar que está delante de Yahvé y que se halla en el Tabernáculo de la Reunión; y después verterá toda la sangre al pie del altar de los holocaustos, que está a la entrada del Tabernáculo de la Reunión. 19Le quitará todo su sebo y lo quemará sobre el altar. 20Hará, pues, con este becerro lo mismo que hizo con el becerro inmolado por el pecado. Así hará con él. De este modo el sacerdote hará expiación por ellos y serán reconciliados. 21Luego sacará el becerro fuera del campamento y lo quemará como quemó el becerro primero. Este es el sacrificio por el pecado de toda la asamblea.

Por el pecado de un príncipe

22[739]Cuando un príncipe pecare por ignorancia, cometiendo algo prohibido por las leyes de Yahvé, haciéndose así culpable, 23tan pronto como se diere cuenta del pecado que cometió, dará como ofrenda suya un macho cabrío sin tacha, 24pondrá su mano sobre la cabeza del macho cabrío y lo degollará en el lugar donde se degüella el holocausto, delante de Yahvé. Es sacrificio por el pecado. 25Después el sacerdote con su dedo tomará de la sangre del sacrificio por el pecado, y la pondrá sobre los cuernos del altar de los holocaustos; la sangre (restante) la derramará al pie del altar de los holocaustos. 26Quemará todo el sebo en el altar, del mismo modo que quemó el sebo de los sacrificios pacíficos. Así el sacerdote hará expiación por el pecado del (príncipe) y le será perdonado.

Por el pecado de un particular

27Si alguno del pueblo pecare por ignorancia, transgrediendo alguna de las prohibiciones de Yahvé, haciéndose así culpable, 28[740]al darse cuenta del pecado cometido, dará como ofrenda por el pecado cometido una cabra, hembra, sin tacha, 29pondrá su mano sobre la cabeza del sacrificio por el pecado y la degollará en el lugar donde se degüellan los holocaustos. 30Después tomará el sacerdote con su dedo de esta sangre, la pondrá sobre los cuernos del altar de los holocaustos y derramará todo (el resto de) la sangre al pie del altar. 31Luego tomará todo el sebo de la víctima, como se hace en los sacrificios pacíficos; y el sacerdote lo quemará en el altar, como olor grato a Yahvé. Así le expiará el sacerdote y le será perdonado.

32Si trajere como ofrenda suya por el pecado un cordero, ha de ser hembra sin tacha; 33pondrá su mano sobre la cabeza de la víctima por el pecado y la degollará, como sacrificio por el pecado en el lugar donde se degüellan los holocaustos. 34Después tomará el sacerdote con su dedo de la sangre de la víctima por el pecado y la pondrá sobre los cuernos del altar de los holocaustos; toda la (demás) sangre la derramará al pie del altar. 35Luego tomará todo el sebo de la víctima, como se hace con el cordero en los sacrificios pacíficos, y el sacerdote lo quemará en el altar, junto con los sacrificios que se queman en honor de Yahvé. Así el sacerdote hará expiación por él, por el pecado cometido, y este le será perdonado.”

LEVÍTICO 5
Expiación de diversas clases de pecados

1[741]“Si alguno pecare porque habiendo oído una imprecación y sido testigo de una cosa, sea porque la vio, o sea porque la supo, y no la denunció, llevará su iniquidad. 2O si alguno sin darse cuenta tocare cosa inmunda, sea el cadáver de una fiera inmunda, o el cadáver de un animal doméstico, o el cadáver de un reptil inmundo, se hace inmundo y culpable él mismo. 3O si tocare, por inadvertencia, cualquier inmundicia de hombre, con la que uno se puede contaminar, tan pronto como llegue a saberlo, será reo de culpa. 4O si alguno con sus labios jurare inconsideradamente hacer mal o hacer bien, en una de esas cosas en que los hombres suelen jurar inconsideradamente, y no se da cuenta, tan pronto como llegue a saberlo, se hará culpable de la cosa respectiva.

5Quienquiera que fuere culpable de una de estas cosas, confesará aquello en que ha pecado; 6y para expiación del pecado cometido ofrecerá a Yahvé una hembra del ganado menor, oveja o cabra, como sacrificio por el pecado; y el sacerdote hará por él expiación de su pecado.

7Cuando sus recursos no alcancen para una oveja, presentará a Yahvé, como sacrificio por su pecado, dos tórtolas o dos palominos, uno como sacrificio por el pecado y otro en holocausto. 8[742]Los llevará al sacerdote, quien ofrecerá primero el que se ofrece por el pecado. Con las uñas le retorcerá la cabeza cerca del cuello sin arrancarla. 9Y derramará parte de la sangre del sacrificio expiatorio contra la pared del altar; y lo restante de la sangre la hará gotear al pie del altar, pues es sacrificio por el pecado. 10Luego ofrecerá el segundo en holocausto, conforme al rito. Así el sacerdote le expiará por el pecado cometido y este le será perdonado.

11Si no tuviere lo suficiente para dos tórtolas o dos palominos, presentará, como ofrenda suya por el pecado, la décima parte de una efa de flor de harina en sacrificio expiatorio. No añadirá aceite, ni echará sobre ella incienso, porque es sacrificio por el pecado. 12La llevará al sacerdote; y el sacerdote tomando de ella un puñado, para recuerdo, la quemará en el altar, encima de los sacrificios consumidos por el fuego en honor de Yahvé. Es sacrificio por el pecado. 13Y el sacerdote hará expiación por él, por el pecado que cometió en alguna de aquellas cosas, y se le perdonará. Y (el resto) pertenecerá al sacerdote, como en oblación.”

El sacrificio por el delito

14Y habló Yahvé a Moisés, diciendo: 15[743]“Si uno comete infidelidad y peca por inadvertencia contra las cosas santas que pertenecen a Yahvé, ofrecerá a Yahvé, como sacrificio por su delito, un carnero del rebaño, sin tacha, estimado según tu valuación en dos siclos, conforme al peso del Santuario. 16Y restituirá lo que defraudó de la cosa santa, añadiéndole una quinta parte, y lo dará al sacerdote, el cual hará por él la expiación con el carnero del sacrificio por el delito y se le perdonará.

17Quien pecare sin darse cuenta, haciendo algo prohibido por los mandamientos de Yahvé; será culpable y llevará su iniquidad. 18Llevará al sacerdote, como sacrificio por el delito, un carnero del rebaño, sin tacha, según tu valuación; y el sacerdote hará expiación por el error que cometió sin saberlo, y se le perdonará. 19[744]Es sacrificio expiatorio, pues pecó indudablemente contra Yahvé.”

LEVÍTICO 6
Otros delitos

1Y habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2“Quien pecare y cometiere infidelidad contra Yahvé, negando a su compañero (la devolución de) un depósito, o de una prenda puesta en sus manos, o de una cosa robada, o haciendo violencia a uno de su pueblo, 3o hallare una cosa perdida y mintiere respecto de ella, jurando en falso, en una de las cosas en que los hombres suelen pecar; 4cuando así pecare, haciéndose culpable, devolverá lo robado, o lo apropiado con violencia, o el depósito que se le confió, o la cosa perdida que halló, 5o todo aquello sobre lo cual juró en falso. Lo restituirá íntegramente, con el recargo de una quinta parte, y lo devolverá a su dueño en el día de su sacrificio expiatorio. 6[745]Y entregará al sacerdote para Yahvé, como sacrificio por su culpa, un carnero del rebaño, sin tacha, según tu valuación. 7El sacerdote hará por él la expiación delante de Yahvé; y le será perdonada cualquier culpa en que haya incurrido.”

El sacrificio perpetuo

8Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 9[746]“Manda a Aarón y a sus hijos y diles: Esta es la ley del holocausto: El holocausto estará en el altar sobre el fuego encendido toda la noche hasta la mañana, sin que el fuego del altar se apague. 10El sacerdote se vestirá su túnica de lino y puestos sobre su carne los calzoncillos de lino, sacará las cenizas a que el fuego habrá reducido el holocausto sobre el altar, y las depositará al lado del altar. 11Después se quitará los vestidos y se pondrá otros para llevar las cenizas fuera del campamento a un lugar puro. 12El fuego arderá siempre en el altar sin apagarse; el sacerdote lo cebará con leña todas las mañanas, dispondrá encima el holocausto y quemará sobre él el sebo de los sacrificios pacíficos. 13[747]Es un fuego que ha de arder perpetuamente sobre el altar, sin apagarse jamás.”

El rito de la oblación

14“Esta es la ley de la oblación. Los hijos de Aarón la presentarán delante de Yahvé, frente al altar. 15El (sacerdote) tomará de la oblación un puñado de flor de harina con su aceite, y todo el incienso puesto sobre la oblación, y lo quemará en el altar, para recuerdo, como olor grato a Yahvé. 16El resto de ella lo comerán Aarón y sus hijos; debe comerse sin levadura en lugar santo. En el atrio del Tabernáculo de la Reunión han de comerlo. 17[748]No se la cocerá con levadura. Es la porción que Yo les doy de lo que se me ofrece para ser consumido por el fuego. Es cosa sacratísima, como el sacrificio por el pecado y como el sacrificio por el delito. 18[749]Todos los varones de los hijos de Aarón comerán de ello. Es ley perpetua de generación en generación con respecto a las ofrendas hechas a Yahvé por el fuego. Todo el que las tocare quedará santificado.”

La oblación del Sumo Sacerdote

19Y habló Yahvé a Moisés, diciendo: 20“Esta es la oblación que Aarón y sus hijos presentarán a Yahvé el día de su unción: la décima parte de un efa de flor de harina. Es oblación perpetua, la mitad por la mañana, y la mitad por la tarde. 21Será preparada con aceite en la sartén; bien frita la ofrecerás; como oblación partida en trozos la presentarás como olor grato a Yahvé. 22También el Sumo Sacerdote que le suceda de entre sus hijos, la ofrecerá. Y es precepto perpetuo de Yahvé que sea totalmente quemada. 23Toda oblación de sacerdote será totalmente quemada; no se comerá.”

Rito del sacrificio por el pecado

24Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 25“Habla a Aarón y a sus hijos y diles: Esta es la ley del sacrificio por el pecado: En el lugar donde se degüella el holocausto, delante de Yahvé, será degollada también la víctima por el pecado. Es cosa santísima. 26El sacerdote que ofrece la víctima por el pecado la comerá. La comerá en lugar santo, en el atrio del Tabernáculo de la Reunión. 27Todo el que tocare esta carne será santificado, y si una gota de su sangre cayere sobre un vestido, lavarás en lugar santo la parte manchada por la sangre. 28La vasija de barro en que haya sido cocida será quebrada; y si fuere cocida en vasija de cobre, se la fregará y lavará con agua. 29Todos los varones de entre los sacerdotes podrán comer de ella. Es cosa santísima. 30Mas no se comerá ninguna víctima ofrecida por el pecado, cuando parte de su sangre haya de llevarse al Tabernáculo de la Reunión para hacer la expiación en el Santuario. Será quemada en el fuego.”

LEVÍTICO 7
Rito del sacrificio por el delito

1[750]Esta es la ley del sacrificio por el delito. Es cosa santísima. 2En el lugar donde se inmola el holocausto, será inmolada la víctima por el delito, y su sangre será derramada sobre el altar todo en derredor. 3Se ofrecerá de ella todo el sebo, la cola, el sebo que cubre las entrañas, 4los dos riñones, el sebo que los cubre, el que está sobre los ijares, y la telilla del hígado, que se cortará de junto a los riñones. 5El sacerdote lo quemará sobre el altar, como sacrificio que se ofrece a Yahvé por el fuego. Este es el sacrificio por el delito. 6Todos los varones de entre los sacerdotes podrán comerlo; en lugar sagrado se lo comerá. Es cosa santísima.

7El sacrificio por el pecado y el sacrificio por el delito se rigen por la misma ley. La víctima pertenece al sacerdote que hace la expiación con ella. 8El sacerdote que ofrece el holocausto de una persona, se quedará con la piel de la víctima que haya ofrecido. 9También toda oblación cocida al horno, y toda preparada en cazuela o en sartén, es del sacerdote que la ofrece. 10Mas toda oblación amasada con aceite, o seca, será de todos los hijos de Aarón, en porciones iguales.”

Rito de los sacrificios pacíficos

11[751] “Esta es la ley del sacrificio pacífico que se ofrece a Yahvé. 12Si se ofrece en acción de gracias, se ofrecerán, juntamente con el sacrificio de acción de gracias, tortas sin levadura amasadas con aceite, galletas ácimas untadas de aceite y tortas de flor de harina amasadas con aceite. 13[752]Además de las tortas podrán ofrecerse como oblación, pan fermentado, juntamente con su sacrificio pacífico de acción de gracias. 14Se presentará a Yahvé una porción de cada una de estas oblaciones, como ofrenda alzada, que corresponderá al sacerdote que derramare la sangre del sacrificio pacífico. 15[753]La carne del sacrificio pacífico en acción de gracias será comida en el día de su oblación, sin dejar nada de ella para el día siguiente.

16Si el sacrificio se ofrece en cumplimiento de un voto, o como oblación voluntaria, se comerá el día mismo en que fuere ofrecido, y lo que de él sobrare podrá comerse al día siguiente. 17Mas lo que de la carne del sacrificio quedare hasta el tercer día, será quemada. 18Si alguno comiere de la carne de su sacrificio pacífico el día tercero; su sacrificio no será acepto; no se le computará al oferente del mismo; antes será abominación; y el que comiere de ella llevará su iniquidad. 19La carne que tocare cualquier cosa inmunda no podrá comerse; será entregada al fuego. Mas la carne (incontaminada) cualquier persona pura podrá comerla. 20[754]Quien, siendo impuro, coma carne del sacrificio pacífico presentado a Yahvé, será exterminado de entre su pueblo. 21Y el que tocare cualquier cosa inmunda, por ejemplo, inmundicia de hombre, o bestia inmunda, o inmundicia de cualquier otra abominación impura, y luego comiere de la carne del sacrificio pacífico ofrecido a Yahvé, será extirpado de entre su pueblo.”

Prohibición de comer sebo y sangre

22Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 23“Habla a los hijos de Israel y diles: No comeréis sebo de buey, ni de oveja, ni de cabra. 24El sebo de animal muerto o destrozado (por fieras) podrá servir para cualquier uso, pero en modo alguno lo comeréis. 25Porque todo aquel que coma sebo de animal que suele quemarse en honor de Yahvé, será extirpado de entre su pueblo. 26Tampoco comeréis sangre, ni de ave, ni de cuadrúpedo, en ninguno de los lugares en que habitareis. 27[755]Todo el que comiere cualquier clase de sangre, será extirpado de entre su pueblo.”

La porción de los sacerdotes

28Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 29“Habla a los hijos de Israel y diles: Quien ofreciere a Yahvé su sacrificio pacífico, entregue a Yahvé una porción de su sacrificio pacífico. 30[756]Con sus mismas manos ofrecerá lo que se ha de quemar en honor de Yahvé: presentará él mismo el sebo y el pecho; el pecho para mecerlo como ofrenda mecida ante Yahvé. 31El sacerdote quemará el sebo del sacrificio en el altar, el pecho, empero, será para Aarón y sus hijos. 32También daréis al sacerdote, como ofrenda alzada, la pierna derecha de vuestros sacrificios pacíficos. 33Aquel de los hijos de Aarón que ofrezca la sangre de los sacrificios pacíficos y el sebo, tendrá la pierna derecha como porción. 34[757]Pues Yo tomo de los sacrificios pacíficos de los hijos de Israel el pecho mecido y la espaldilla alzada, y se los doy al sacerdote Aarón y a sus hijos como derecho perpetuo de parte de los hijos de Israel. 35Esta es la porción de Aarón y la de sus hijos, que les corresponde de los sacrificios que se queman en honor de Yahvé, desde el día en que los constituyó sacerdotes de Yahvé.” 36Por lo cual mandó Yahvé que los hijos de Israel les dieran esto desde el día en que los ungió, como derecho perpetuo de generación en generación.

Conclusión

37[758]Tal es la ley del holocausto, de la oblación, del sacrificio por el pecado, del sacrificio por el delito, de la consagración y del sacrificio pacífico, 38que Yahvé prescribió a Moisés en el monte Sinaí, el día en que mandó a los hijos de Israel que ofrecieran sus oblaciones a Yahvé en el desierto de Sinaí.

LEVÍTICO 8
Consagración de Aarón y sus hijos

1[759]Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2“Toma a Aarón, y con él a sus hijos, y también las vestiduras, el óleo de la unción, el becerro para el sacrificio por el pecado, los dos carneros, y el canasto de los ácimos; 3[760]y reúne a toda la comunidad a la entrada del Tabernáculo de la Reunión.” 4Moisés hizo como Yahvé le había mandado, y se reunió la comunidad a la entrada del Tabernáculo de la Reunión. 5Y dijo Moisés a la asamblea: “Esto es lo que Yahvé ha ordenado que se haga.”

6Entonces mandó Moisés que se acercaran Aarón y sus hijos y los lavó con agua. 7Puso (sobre Aarón) la túnica, le ciñó con el cinturón y le vistió con el manto, poniéndole encima el efod, que le ciñó con el cinturón del efod para atárselo. 8[761]Luego le puso el pectoral, en el cual depositó los Urim y Tummim. 9[762]Colocó también la mitra sobre su cabeza y puso al frente de ella la lámina de oro, la diadema santa, como Yahvé había mandado a Moisés.

10Después tomó Moisés el óleo de la unción y ungió la Morada, con todas las cosas que había en ella, para consagrarlas. 11Con parte de él roció siete veces el altar y lo ungió con todos sus utensilios, como también la pila con su base, para consagrarlos. 12Y derramando parte del óleo de la unción sobre la cabeza de Aarón, lo ungió para consagrarlo. 13[763]Luego mandó Moisés que se acercaran los hijos de Aarón, a los cuales vistió con las túnicas, les ciñó el cinturón y les ató los turbantes, como Yahvé había mandado a Moisés.

14Después hizo traer el becerro para el sacrificio por el pecado, y Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del becerro del sacrificio por el pecado. 15Moisés lo degolló; y tomando de la sangre la puso con su dedo sobre los cuernos del altar, todo en torno, para purificarlo del pecado. Después derramó la sangre al pie del altar; de esta manera lo consagró haciendo sobre él la expiación. 16Tomó luego todo el sebo que cubre las entrañas, la telilla del hígado y los dos riñones con su sebo; y lo quemó Moisés sobre el altar. 17Mas el becerro con su piel, su carne y sus excrementos, lo quemó fuera del campamento, como Yahvé había ordenado a Moisés.

18Después hizo traer el carnero del holocausto, sobre cuya cabeza Aarón y sus hijos pusieron las manos. 19Moisés lo degolló y roció con la sangre el altar por todos lados. 20El carnero fue descuartizado, y Moisés quemó la cabeza, los trozos y el sebo; 21y después de lavarlas en agua también las entrañas y las patas, de manera que Moisés quemó todo el carnero sobre el altar, como holocausto de olor grato, un sacrificio de combustión en honor de Yahvé, como Yahvé había mandado a Moisés.

22Hizo luego traer el segundo carnero, el carnero de la consagración, y Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del carnero. 23[764]Moisés lo degolló, y tomando de su sangre la puso sobre el lóbulo de la oreja derecha de Aarón, sobre el pulgar de su mano derecha y sobre el dedo gordo de su pie derecho. 24Después hizo Moisés acercar a los hijos de Aarón, les untó con la sangre el lóbulo de la oreja derecha, el pulgar de la mano derecha y el dedo gordo del pie derecho y derramó la sangre sobre el altar todo en derredor. 25Tomó luego el sebo, la cola, todo el sebo que cubre las entrañas, la telilla del hígado, los dos riñones con su sebo y la espaldilla derecha, 26sacó del canasto de los ácimos que estaba ante Yahvé, una torta de pan ácimo, una torta de pan de aceite y una galleta y las puso sobre el sebo y sobre la espaldilla derecha. 27[765]Entregó todo esto en las manos de Aarón y en las manos de sus hijos, haciéndolo mecer como ofrenda ante Yahvé. 28Recibiéndolo otra vez de manos de ellos Moisés lo quemó en el altar, encima del holocausto, como sacrificio de consagración, de olor grato, como sacrificio de combustión en honor de Yahvé.

29Moisés tomó entonces el pecho y lo meció como ofrenda ante Yahvé; era esta la porción del carnero de la consagración que tocaba a Moisés, como Yahvé había mandado a Moisés. 30[766]Después tomó Moisés del óleo de la unción y de la sangre que había encima del altar y roció a Aarón y sus vestiduras, y a la vez a sus hijos y las vestiduras de sus hijos. Así consagró a Aarón y sus vestiduras, y con él a sus hijos y las vestiduras de sus hijos.

31Y dijo Moisés a Aarón y a sus hijos: “Coced la carne a la entrada del Tabernáculo de la Reunión. Comedla allí mismo como también el pan que está en el canasto de la consagración, respecto del cual yo he mandado diciendo: Aarón y sus hijos la comerán. 32Lo restante de la carne y del pan lo quemaréis en el fuego. 33Y no saldréis de la entrada del Tabernáculo de la Reunión por siete días, hasta el día en que se cumplan los días de vuestra consagración; porque siete días durará vuestra consagración. 34Como se ha hecho hoy, así ha mandado Yahvé que se haga (los siete días) a fin de expiaros. 35[767]Durante siete días os quedaréis día y noche a la entrada del Tabernáculo de la Reunión, guardando el mandato de Yahvé para que no muráis, porque así me fue ordenado.”

36Hicieron Aarón y sus hijos todo cuanto Yahvé había mandado a Moisés.

LEVÍTICO 9
Aarón ofrece los primeros sacrificios

1El día octavo llamó Moisés a Aarón y sus hijos, y a los ancianos de Israel, 2y dijo a Aarón: “Tómate un becerro de la vacada para el sacrificio por el pecado y un carnero para holocausto, ambos sin tacha, para ofrecerlos ante Yahvé. 3Y hablarás a los hijos de Israel, diciendo: ‘Tomad un macho cabrío para el sacrificio por el pecado, y un becerro y un cordero, ambos primales y sin tacha, para el holocausto, 4y un toro y un carnero para el sacrificio pacífico, que se inmolen ante Yahvé, y una oblación amasada con aceite; porque hoy se os mostrará Yahvé’.”

5Trajeron, pues, ante el Tabernáculo de la Reunión lo que Moisés había mandado, y se acercó todo el pueblo y se mantuvo en pie delante de Yahvé. 6Dijo entonces Moisés: “He aquí lo que ha mandado Yahvé; hacedlo y se os aparecerá la gloria de Yahvé.” 7[768]Después dijo Moisés a Aarón: “Acércate al altar y ofrece tu sacrificio por el pecado y tu holocausto, y haz la expiación por ti mismo y por el pueblo; ofrece también la oblación del pueblo y haz la expiación por ellos; como Yahvé lo ha prescrito.

8Se acercó, pues, Aarón al altar y degolló el becerro del sacrificio por su propio pecado. 9Los hijos de Aarón le presentaron la sangre; y él, mojando su dedo en la sangre roció con ella los cuernos del altar y derramó la sangre al pie del altar. 10Luego quemó sobre el altar el sebo, los riñones y la telilla del hígado, del sacrificio por el pecado, como Yahvé había mandado a Moisés; 11pero la carne y la piel las quemó fuera del campamento. 12Después degolló el holocausto, y los hijos de Aarón le presentaron la sangre, la cual derramó todo en torno sobre el altar. 13Le presentaron igualmente el holocausto, trozo por trozo, juntamente con la cabeza, y lo quemó sobre el altar. 14Y habiendo lavado las entrañas y las patas las quemó encima del holocausto sobre el altar.

15Después ofreció la oblación del pueblo. Tomó el macho cabrío correspondiente al pueblo para el sacrificio por el pecado, lo inmoló y lo presentó por el pecado del mismo modo que el primero. 16Ofreció así el holocausto, haciéndolo según, el rito. 17Además presentó la oblación. Tomando un puñado de ella lo quemó en el altar, juntamente con el holocausto de la mañana. 18Degolló asimismo el toro y el carnero como sacrificio pacífico por el pueblo. Los hijos de Aarón le entregaron la sangre, la cual él derramó sobre el altar, todo alrededor, 19y las partes grasas del toro y del carnero con la cola, el sebo que cubre las entrañas, los riñones y la telilla del hígado. 20Las partes grasas las pusieron sobre los pechos (de las víctimas) y él las quemó sobre el altar. 21[769]Mas los pechos y la pierna derecha los meció Aarón como ofrenda ante Yahvé, conforme Moisés había mandado.

Aparición de la gloria del Señor

22[770]Entonces Aarón alzando las manos hacia el pueblo lo bendijo, y se retiró después de haber ofrecido el sacrificio por el pecado, el holocausto y la hostia pacífica. 23[771]Luego Moisés y Aarón entraron en el Tabernáculo de la Reunión y cuando salieron bendijeron al pueblo. Entonces la gloria de Yahvé se apareció a todo el pueblo. 24[772]Salió fuego de la presencia de Yahvé que consumió el holocausto puesto en el altar y las partes grasas. Todo el pueblo lo vio, y prorrumpiendo en gritos de júbilo cayeron sobre sus rostros.

LEVÍTICO 10
Castigo de Nadab y Abiú

1[773]Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, pusieron fuego en ellos, y después de echar incienso encima, ofrecieron ante Yahvé un fuego extraño que Él no les había mandado. 2Entonces salió fuego de la presencia de Yahvé que los devoró; y murieron delante de Yahvé. 3[774]Por lo cual dijo Moisés a Aarón: “Esto es lo que Yahvé ha declarado diciendo: He de ser santificado por los que se me acercan, y glorificado delante de todo el pueblo.” Aarón enmudeció.

4Entonces llamó Moisés a Misael y a Elsafán, hijos de Usiel, tío de Aarón, y les dijo: “Aproximaos y sacad a vuestros hermanos de delante del Santuario, llevándolos fuera del campamento.” 5Se aproximaron, pues, y los llevaron con sus túnicas fuera del campamento, como Moisés había mandado. 6Y dijo Moisés a Aarón y a sus hijos Eleazar e Itamar: “No descubráis vuestras cabezas ni rasguéis vuestras vestiduras, no sea que muráis y se irrite Yahvé contra todo el pueblo; mas vuestros hermanos y toda la casa de Israel lloren el incendio que Yahvé ha encendido. 7Tampoco salgáis de la entrada del Tabernáculo de la Reunión, no sea que muráis, pues el óleo de la unción de Yahvé está sobre vosotros.” Ellos hicieron conforme a la palabra de Moisés.

Prohibición de bebidas alcohólicas

8Habló Yahvé a Aarón, diciendo: 9[775]“Cuando entréis en el Tabernáculo de la Reunión, no beberéis vino ni bebida que pueda embriagar, ni tú, ni tus hijos contigo, no sea que muráis. Ley perpetua es esta para vuestros descendientes; 10a fin de que podáis distinguir entre lo sagrado y lo profano, y entre lo impuro y lo puro, 11[776]y enseñar a los hijos de Israel todos los preceptos que Yahvé les ha dado por medio de Moisés.”

Derechos de los sacerdotes

12[777]Moisés dijo a Aarón y a Eleazar e Itamar, los hijos que le quedaban (a Aarón): “Tomad la ofrenda que sobra de los sacrificios quemados en honor de Yahvé y comedla sin levadura junto al altar, pues es cosa santísima. 13La comeréis en lugar sagrado, por ser porción tuya, y porción de tus hijos, de los sacrificios quemados en honor de Yahvé, pues así se me ha ordenado. 14[778]Comeréis también en lugar puro, tú y tus hijos y tus hijas contigo, el pecho mecido y la pierna alzada, porque de los sacrificios pacíficos de los hijos de Israel os han sido dados como porción tuya y porción de tus hijos. 15[779]Ellos presentarán la pierna alzada y el pecho mecido, además del sebo destinados para el fuego, a fin de mecerlos como ofrenda delante de Yahvé; y serán porción perpetua para ti y para tus hijos contigo, según ha mandado Yahvé.”

16[780]También acerca del macho cabrío del sacrificio por el pecado hizo Moisés diligente investigación y he aquí que había sido quemado. Entonces irritado contra Eleazar e Itamar, los hijos de Aarón que a este le habían quedado, dijo: 17“¿Por qué no comisteis en lugar sagrado la víctima del sacrificio por el pecado? Pues es cosa santísima, y (Dios) os la ha dado para llevar la iniquidad del pueblo, para hacer expiación por ellos ante Yahvé. 18No habiendo sido llevada su sangre al interior del Santuario, debíais comerla sin falta en lugar sagrado, según os he ordenado.” 19[781]Respondió Aarón a Moisés: “Mira que ellos han presentado hoy su sacrificio por el pecado y su holocausto delante de Yahvé; mas si yo hoy, después de lo que me ha sucedido, hubiera comido la víctima expiatoria, ¿habría esto acaso sido grato a Yahvé?” 20Cuando Moisés oyó esto, se dio por satisfecho.

II. LEYES DE PURIFICACIÓN
LEVÍTICO 11
Animales puros e impuros

1[782]Habló Yahvé a Moisés y a Aarón y les dijo: 2[783]“Hablad a los hijos de Israel y decidles: Estos son los animales que podréis comer, de entre todos los animales que hay sobre la tierra, 3Todo animal biungulado de pezuña hendida que rumia, ese podréis comer. 4Pero no comeréis, a pesar de que rumian y tienen pezuña hendida: el camello, pues aunque rumia, no tiene partida la pezuña; será impuro para vosotros; 5ni el conejo, porque rumia, pero no tiene la pezuña partida; será impuro para vosotros; 6[784]ni liebre, porque rumia, pero no tiene la pezuña partida; será impura para vosotros; 7ni cerdo, pues aunque tiene la pezuña hendida y biungulada, no rumia; será inmundo para vosotros. 8De la carne de estos no comeréis ni tocaréis sus cadáveres; serán impuros para vosotros.

9De entre todos los animales que viven en las aguas, podréis comer a cuantos teniendo aletas y escamas se encuentran en los mares y en los ríos; a estos podréis comer. 10Pero serán cosa abominable para vosotros todos los que carecen de aletas y escamas, de entre todos los que pululan en las aguas, sea en los mares o en los ríos, y de entre todos los demás animales que viven en el agua. 11Serán detestables para vosotros: no comeréis de su carne y tened sus cadáveres por abominación. 12Todo cuanto en las aguas no tiene aletas y escamas os sea abominable.

13De entre las aves os sean abominables las siguientes, que no se comerán y os serán detestables: el águila, el quebrantahuesos, el águila marina, 14el buitre, el halcón en todas sus especies, 15toda clase de cuervos, 16el avestruz, la lechuza, la gaviota, el gavilán en todas sus especies, 17el búho, el somormujo, el ibis, 18el cisne, el pelícano, el calamón, 19la cigüeña, la garza en sus especies todas, la abubilla y el murciélago.

20Todo insecto alado que anda sobre cuatro patas os será abominable. 21Pero de todos los insectos alados que andan sobre cuatro pies, podréis comer aquellos que por encima de sus pies tienen dos patas para brincar con ellas sobre la tierra. 22[785]De ellos podréis comer estos: la langosta en sus diversas especies y toda clase de solam, de hargol y de hagab. 23Todo otro insecto alado de cuatro patas os será abominable.

El contacto con cadáveres

24Estos animales os hacen inmundos. Quien tocare su cadáver quedará impuro hasta la tarde. 25Quien alzare alguno de sus cadáveres, lavará sus vestidos y quedará impuro hasta la tarde. 26Asimismo todos los animales que tienen pezuña pero no partida en dos uñas y que no rumian, serán inmundos para vosotros. Todo aquel que los tocare quedará impuro. 27De entre los cuadrúpedos os serán abominables todos los que andan sobre sus plantas. Quien tocare sus cadáveres quedará impuro hasta la tarde. 28El que sacare el cadáver de uno de ellos lavará sus vestidos, y quedará impuro hasta la tarde; son inmundos para vosotros.

29De entre los animales pequeños que andan arrastrándose sobre la tierra, os serán inmundos: la comadreja, el ratón, el lagarto en sus diversas especies, 30el erizo, el cocodrilo, el camaleón, la salamandra y el topo. 31De entre todos los reptiles estos serán inmundos para vosotros. Cualquiera que tocare su cadáver quedará impuro hasta la tarde. 32Y todo objeto sobre el cual cayere uno de estos cadáveres, quedará inmundo, ya sea un instrumento de madera, o un vestido, una piel, un saco, en fin, cualquier objeto que se usa para algo. Será metido en agua y quedará inmundo hasta la tarde; después será puro. 33Si cayera algo de esto en una vasija de barro, todo lo que hubiere dentro de ella quedará inmundo y tendréis que romperla. 34Toda cosa comestible, si fuere preparada con tal agua, quedará inmunda, y toda bebida que se beba en una de esas vasijas quedará inmunda. 35Y todo objeto sobre el cual caiga algo de esos cuerpos muertos, quedará inmundo; el horno y el fogón serán derribados; son impuros para vosotros y los tendréis por inmundos. 36Solamente las fuentes y cisternas, donde se recogen las aguas, permanecerán limpias, mas el que tocare sus cadáveres quedará inmundo. 37De igual manera cuando cayere algo de esos cadáveres sobre una semilla que ha de sembrarse, quedará pura. 38Mas si cayere algo de esos cuerpos muertos sobre semilla mojada, la tendréis por inmunda. 39Si muere uno de aquellos animales que os es lícito comer, quien tocare su cadáver quedará inmundo hasta la tarde. 40Y quien transportare ese cuerpo muerto lavará sus vestidos y quedará inmundo hasta la tarde.

Sobre los reptiles

41Todo reptil que anda arrastrándose sobre la tierra, es cosa abominable; no servirá de comida. 42De entre todos los reptiles que se arrastran sobre la tierra, no comeréis ninguno de los que andan sobre su vientre o sobre cuatro patas o sobre muchos pies, porque son detestables. 43No os hagáis abominables con ninguna clase de reptil que anda arrastrándose, ni os hagáis inmundos con ellos, para que no os contaminéis por medio de ellos. 44[786]Porque Yo soy Yahvé, vuestro Dios; por eso habéis de santificaros y ser santos, porque Yo soy santo; y no os contaminaréis con ninguno de esos reptiles que se arrastran sobre la tierra. 45Pues Yo soy Yahvé que os ha sacado de la tierra de Egipto, a fin de ser vuestro Dios. Sed, pues, santos, porque Yo soy santo.”

46Esta es la ley acerca de las bestias, y de las aves, y de todos los seres vivientes que se mueven en el agua, y de todos los que andan arrastrándose sobre la tierra; 47para que hagáis distinción entre lo impuro y lo puro, entre el animal que puede comerse y el que no puede ser comido.

LEVÍTICO 12
Purificación de la parturienta

1Habló Yahvé a Moisés y dijo: 2[787]“Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando una mujer dé a luz y tenga un hijo varón, quedará impura siete días; quedará impura conforme a los días de la impureza de su menstruación. 3[788]Al octavo día será circuncidado el niño en la carne de su prepucio; 4ella, empero, permanecerá todavía treinta y tres días en la sangre de su purificación. No tocará ninguna cosa santa ni irá al Santuario hasta cumplirse los días de su purificación. 5Mas si da a luz una hija, quedará inmunda dos semanas, como en su menstruación, y permanecerá sesenta y seis días más en la sangre de su purificación.

6[789]Al cumplirse los días de su purificación, por hijo o por hija, presentará al sacerdote, a la entrada del Tabernáculo de la Reunión, un cordero primal para holocausto, y un palomino o una tórtola para sacrificio por el pecado. 7El (sacerdote) los ofrecerá ante Yahvé, haciendo expiación por ella, y quedará purificada del flujo de su sangre. Esta es la ley referente a la mujer que da a luz hijo o hija. 8[790]Mas si ella no tiene lo suficiente como para presentar un cordero, tome dos tórtolas o dos palominos, uno para holocausto y otro para sacrificio por el pecado; y el sacerdote hará expiación por ella, y quedará pura.”

LEVÍTICO 13
Ley acerca de la lepra

1[791]Yahvé habló a Moisés y a Aarón, diciendo: 2“Cuando uno tuviere en la piel de su carne tumor, pústula o mancha reluciente que podría resultar ser llaga de lepra en la piel de su carne, será llevado al sacerdote Aarón o a uno de sus hijos, los sacerdotes. 3El sacerdote examinará la llaga en la piel de la carne; y si el pelo de la llaga se ha vuelto blanco, y la llaga parece más hundida que la piel de su carne, es llaga de lepra, y el sacerdote que le haya examinado le declarará impuro. 4Mas si hay en la piel de su carne una mancha blanca sin que parezca más hundida que la piel, y sin que el pelo se haya vuelto blanco, el sacerdote recluirá al hombre afectado durante siete días. 5Al día séptimo lo revisará el sacerdote, y si a su parecer la llaga no ha cundido y no ha hecho progreso en la piel, lo recluirá otros siete días. 6Pasados estos siete días el sacerdote lo revisará nuevamente, y si la llaga ha palidecido y no se ha extendido en la piel, lo declarará puro; es una erupción. Lavará sus vestidos y quedará puro. 7Mas si la mancha en la piel siguiere cundiendo después de mostrarse el hombre al sacerdote para ser declarado limpio, será revisado otra vez por el sacerdote. 8El sacerdote le revisará y si la mancha se ha extendido por la piel, el sacerdote lo declarará inmundo: es lepra.

9[792]Cuando se mostrare en un hombre la plaga de la lepra, será llevado al sacerdote. 10El sacerdote lo revisará y si observa un tumor blanco en la piel, y mudado en blanco el color del pelo, y carne viva en la hinchazón, 11[793]es lepra inveterada en la piel de su carne; el sacerdote lo declarará impuro y no lo recluirá, pues es impuro. 12Pero si la lepra ha cundido mucho en la piel, hasta cubrir toda la piel del enfermo desde la cabeza a los pies, en cuanto alcanza a verlo el sacerdote, 13este lo examinará, y si la lepra ha cubierto toda su carne, declarará puro al afectado por la plaga: se ha vuelto todo blanco; es puro. 14Mas cuando se ve en él carne viva quedará impuro; 15y cuando el sacerdote observe la carne viva, lo declarará impuro; la carne viva es impura; es lepra; 16Pero si la carne viva cambia volviéndose blanca, ha de presentarse al sacerdote. 17El sacerdote lo examinará, y al ver que la plaga se ha vuelto blanca, declarará puro al afectado por la enfermedad, y este quedará puro.

18Cuando en la piel de la carne de alguno hubiere una úlcera que se ha curado, 19y apareciere en el lugar de la úlcera un tumor blanco, o una mancha de color blanco rojizo, este tal ha de presentarse al sacerdote. 20El sacerdote lo examinará, y si la mancha parece más hundida que la piel, y su pelo se ha vuelto blanco, lo declarará impuro. Es llaga de lepra que se ha producido en la úlcera. 21Mas si el sacerdote ve que no hay en ella pelo blanco, ni está más hundida que la piel, y que ha tomado color pálido, lo recluirá por siete días. 22Si entonces se extendiere por la piel, el sacerdote lo declarará impuro; es lepra. 23Pero si la mancha sigue estacionaria en su lugar, sin extenderse, es cicatriz de la úlcera; y el sacerdote lo declarará puro.

24Cuando uno tiene en la piel de su carne quemadura de fuego, y aparece sobre la quemadura una mancha, de color blanco rojizo o solo blanco, 25la examinará el sacerdote; y si el pelo se ha vuelto blanco en la mancha blanca y ella aparece más hundida que la piel, es lepra que se ha producido en la quemadura. El sacerdote lo declarará impuro. Es llaga de lepra. 26Si, en cambio, el sacerdote observa que en la mancha no aparece pelo blanco y que no está más hundida que la piel y que ha palidecido, lo recluirá siete días. 27Al séptimo día lo examinará, y si (la mancha) se ha extendido por la piel, el sacerdote le declarará impuro; es llaga de lepra. 28Pero si la mancha sigue estacionaria en su lugar, sin cundir en la piel, y ha cobrado color pálido, es hinchazón de quemadura, y el sacerdote lo declarará puro; pues es cicatriz de la quemadura.

29[794]Cuando un hombre o una mujer tuvieren una llaga en la cabeza o en la barba, 30el sacerdote examinará la llaga, y si esta aparece más hundida que la piel, y si hay en ella pelo amarillento y más delgado, el sacerdote lo declarará impuro, es tina, o sea lepra de la cabeza o de la barba. 31[795]Mas si el sacerdote ve que la llaga de la tina no aparece más hundida que la piel, aunque no hay en ella pelo negro, recluirá al enfermo de la tina por siete días. 32Al séptimo lo examinará el sacerdote, y si no ha cundido la tiña, ni hay en ella pelo amarillento, ni aparece la tina más hundida que la piel, 33se afeitará aquella persona, excepto el lugar de la tiña; y el sacerdote recluirá al tiñoso durante otros siete días. 34Al séptimo día lo examinará el sacerdote, y si no ha cundido la tiña por la piel, ni aparece más hundida que la piel, lo declarará puro. Lavará sus vestidos y quedará puro. 35Pero si la tiña, después de la purificación, se extendiere mucho por la piel, 36lo examinará el sacerdote, y si la tiña se ha extendido por la piel, el sacerdote ya no tendrá que buscar el pelo amarillento; aquella persona es impura. 37Mas si según su opinión la tiña no se ha extendido, y ha brotado en ella pelo negro, se ha curado la tifia. Esa persona es pura, y el sacerdote la declarará pura.

38Cuando un hombre o una mujer tuviere en la piel de su carne manchas blancas, 39el sacerdote los examinará y si las manchas lustrosas en la piel de su carne son de color pálido blanco, es una eczema que ha brotado en la piel; esa persona es pura.

40Si a alguno se le caen los pelos, es un calvo, pero queda puro. 41Y si los pelos se le caen de la parte delantera de la cabeza, es calvo de frente, pero queda puro. 42Mas si en la calva, por detrás o por delante, aparece una llaga de color blanco rojizo, es lepra que ha nacido en la calva, sea por detrás o por delante. 43El sacerdote lo examinará, y si la hinchazón de la llaga en la parte calva, sea por detrás o por delante, es de color blanco rojizo teniendo el aspecto de la lepra en la piel de la carne, 44es leproso; es impuro; el sacerdote lo declarará impuro; su lepra está en la cabeza.

45[796]El afectado por la lepra, llevará sus vestidos rasgados, dejará descubierta su cabeza, se tapará la boca y caminará gritando: ¡Impuro, impuro! 46[797]Todo el tiempo que durare la plaga, quedará impuro; impuro es; habitará solo; fuera del campamento será su morada.

La lepra de los vestidos

47[798]Cuando aparezca plaga de lepra en un vestido de lana o en un vestido de lino, 48sea en la urdimbre del lino o de la lana, o sea en la trama, o en una piel, o en cualquier objeto hecho de cuero, 49si la mancha en el vestido o en la piel, o en la urdimbre, o en la trama, o en cualquier objeto hecho de cuero, tiene color verdoso o rojizo, es plaga de lepra y debe ser mostrada al sacerdote. 50El sacerdote examinará la mancha y encerrará el objeto manchado durante siete días. 51Al séptimo el sacerdote examinará la plaga, y si la plaga se ha extendido en el vestido, sea en la urdimbre o en la trama, o en la piel, o en cualquier objeto hecho de cuero, lepra maligna es la tal plaga, y (el objeto) queda impuro. 52Por lo cual se quemará el vestido, esté (la mancha) en la urdimbre o en la trama de lana o de lino, y asimismo cualquier objeto de piel en que se encuentre la mancha; pues es lepra maligna; será entregado al fuego. 53Pero si el sacerdote ve que no ha cundido la mancha por el vestido, ni en la urdimbre, ni en la trama, ni en cualquier objeto de piel, 54el sacerdote hará lavar el objeto manchado y lo encerrará otros siete días. 55Si el sacerdote ve que la mancha después de haber sido lavada no ha mudado de aspecto, aunque la mancha no se haya extendido, (el objeto) es impuro; lo entregará al fuego; es una corrosión en su reverso o en su anverso. 56Mas si el sacerdote ve que la parte manchada, después de lavada, ha tomado color, la rasgará del vestido, de la piel, de la urdimbre o de la trama respectiva. 57Pero si volviere a aparecer en el vestido, sea en la urdimbre o en la trama o en cualquier objeto de cuero, es una erupción (de lepra); entregarás al fuego aquello en que estuviese la lepra. 58Mas si el vestido, la urdimbre o la trama, o cualquier objeto de cuero que después de ser lavados pierden la mancha, serán lavados por segunda vez y quedarán limpios.

59Esta es la ley de la plaga de la lepra que se halla en los vestidos de lana o de lino, sea en la urdimbre o en la trama, o en cualquier objeto hecho de cuero, para declararlos puros o impuros.”

LEVÍTICO 14
La purificación del leproso

1Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2[799] “Esta es la ley del leproso en el día de su purificación: Se lo conducirá al sacerdote, 3y el sacerdote saldrá fuera del campamento; y si ve que el leproso ya está curado de la llaga de la lepra, 4mandará tomar para aquel que ha de ser purificado dos pájaros vivos y puros, madera de cedro, púrpura escarlata e hisopo. 5Después el sacerdote mandará degollar uno de los pájaros sobre una vasija de barro con agua viva. 6Luego tomará el pájaro vivo, la madera de cedro, la púrpura escarlata y el hisopo, los mojará, juntamente con el pájaro vivo, en la sangre del pájaro degollado sobre el agua viva, 7[800]y rociará siete veces al que ha de ser purificado de la lepra. Así lo purificará; luego soltará en el campo al pájaro vivo. 8Aquel que ha de purificarse lavará sus vestidos, se raerá todo su pelo, y se bañará en agua, y quedará limpio. Después podrá entrar en el campamento; pero durante siete días ha de habitar fuera de su tienda. 9El día séptimo se raerá todo su pelo, sus cabellos, su barba, sus cejas; en fin, raerá todo su pelo; lavara también sus vestidos, bañará su cuerpo en agua, y quedará limpio.

10[801]El día octavo tomará dos corderos sin tacha y una oveja primal sin tacha, y como oblación tres décimas de flor de harina amasada con aceite, y un log de aceite. 11El sacerdote que hace la purificación, presentará al hombre que ha de purificarse, juntamente con aquellas cosas, ante Yahvé, a la entrada del Tabernáculo de la Reunión; 12y tomará el sacerdote uno de los corderos para ofrecerlo como sacrificio por la culpa, además del log de aceite, y lo mecerá por ofrenda ante Yahvé. 13Luego inmolará el cordero en el lugar donde se inmola el sacrificio por el pecado y el holocausto, en lugar sagrado; porque así como en el sacrificio por el pecado, así también en el sacrificio por la culpa la víctima es para el sacerdote; es cosa santísima. 14Después tomará el sacerdote de la sangre de la víctima por el delito, y la pondrá sobre el lóbulo de la oreja derecha del que se está purificando, sobre el pulgar de su mano derecha y sobre el dedo gordo de su pie derecho. 15Y tomando el log de aceite echará el sacerdote parte de él sobre la palma de su mano izquierda. 16Después mojará el sacerdote el dedo de su mano derecha en el aceite que tiene en la palma de su mano izquierda, y con su dedo hará siete aspersiones de aceite delante de Yahvé. 17Con el resto del aceite que tiene en la palma de su mano untará el sacerdote el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, el pulgar de su mano derecha y el dedo gordo de su pie derecho, por encima de la sangre de la victima expiatoria. 18El resto del aceite que queda en la mano del sacerdote, se echara sobre la cabeza del que se purifica, y el sacerdote hará expiación por él ante Yahvé. 19Entonces el sacerdote ofrecerá el sacrificio por el pecado, y hará expiación por quien se purifica de su inmundicia, finalmente degollará el holocausto. 20Ese holocausto y la oblación los ofrecerá el sacerdote sobre el altar. De esta manera el sacerdote hará expiación por él; y quedará limpio.

21Si es pobre y no tiene suficientes recursos, tomará un cordero que será ofrecido en sacrificio por la culpa, como ofrenda mecida, para hacer expiación por él, y además, como oblación una décima de flor de harina amasada con aceite, y un log de aceite, 22y dos tórtolas o dos palominos, según sus recursos, el uno como sacrificio por el pecado y el otro para holocausto: 23Al octavo día, los llevará al sacerdote, a la entrada del Tabernáculo de la Reunión, para su purificación delante de Yahvé. 24[802]El sacerdote tomará el cordero del sacrificio por la culpa y el log de aceite, y los mecerá por ofrenda ante Yahvé. 25Y después de haber inmolado el cordero del sacrificio por la culpa, tomará el sacerdote de la sangre de la victima expiatoria y la pondrá sobre el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, sobre el pulgar de su mano derecha, y sobre el dedo gordo de su pie derecho. 26Luego derramará el sacerdote parte del aceite sobre la palma de su mano izquierda; 27y con el dedo de su mano derecha hará ante Yahvé siete aspersiones, con el aceite que tiene en la palma de su mano izquierda, 28y pondrá parte del aceite que tiene en su mano, sobre el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, sobre el pulgar de su mano derecha, y sobre el dedo gordo de su pie derecho, en el lugar donde puso la sangre de la víctima por la culpa. 29El resto del aceite que le queda en la mano lo pondrá el sacerdote sobre la cabeza del que se purifica, haciendo expiación por él ante Yahvé. 30Luego ofrecerá según sus posibilidades una de las tórtolas o de los palominos, 31es decir, en la medida de sus recursos, el uno como sacrificio por el pecado, y el otro para holocausto, además de la oblación. De este modo el sacerdote hará expiación ante Yahvé por aquel que se purifica. 32Esta es la ley de purificación para aquel que tiene plaga de lepra y cuyos recursos son limitados.”

La lepra de las casas

33Yahvé habló a Moisés y Aarón y dijo: 34[803]“Cuando hayáis entrado en la tierra de Canaán que Yo os daré en posesión, y ponga la plaga de la lepra en alguna casa de la tierra de vuestra posesión, 35el propietario de la casa irá a avisar al sacerdote, diciendo: Me parece que hay algo como lepra en mi casa. 36El sacerdote antes de entrar en la casa para examinar la lepra, dispondrá su evacuación, para que no quede contaminado todo lo que hay en ella. Después entrará a registrar la casa. 37Si al examinar la plaga observa que las manchas en las paredes de la casa forman cavidades verdosas y rojizas, que parecen hundidas en la pared, 38el sacerdote se retirará del interior hasta la puerta de la casa y cerrará la casa por siete días. 39Volverá el sacerdote al día séptimo y si viere que la lepra se ha extendido en las paredes de la casa, 40mandará arrancar las piedras manchadas y arrojarlas fuera de la ciudad en un lugar inmundo. 41Hará raspar todo el interior de la casa; y el polvo que quiten raspando, lo echarán fuera de la ciudad en un lugar inmundo. 42Luego tomarán otras piedras y las volverán a poner en lugar de aquellas y también otra argamasa para revocar la casa. 43Si con todo, la plaga volviere a difundirse en la casa después de arrancar las piedras, y después de raspar y revocar la casa, 44entrará de nuevo el sacerdote, y si viere que la plaga se ha extendido en la casa, es lepra maligna de la casa y esta es inmunda. 45Se derribará aquella casa; y sus piedras y su maderamen y todo el material de la casa, todo será sacado fuera de la ciudad, a un lugar inmundo. 46Quien entrare en esa casa durante todo el tiempo que estuviere cerrada, quedará inmundo hasta la tarde. 47El que durmiere en aquella casa lavará sus vestidos; y también el que comiere en esa casa lavara sus vestidos.

48Mas si el sacerdote al entrar nota que la plaga, después de revocada la casa, no ha cundido en ella, la declarará limpia, pues se ha curado de la plaga. 49Entonces para purificar la casa, tomará dos pájaros, madera de cedro, lana escarlata e hisopo; 50degollará uno de los pájaros sobre una vasija de barro con agua viva: 51y tomando la madera de cedro, el hisopo y la lana escarlata, con el pájaro vivo, los mojará en la sangre del pájaro degollado y en el agua viva y rociará la casa siete veces. 52Así purificará la casa con la sangre del pájaro, con el agua viva, el pájaro vivo, la madera de cedro, el hisopo y la lana escarlata. 53Luego soltará el pájaro vivo fuera de la ciudad, en el campo. De este modo hará expiación por la casa, la cual quedará limpia.

54Esta es la ley para toda clase de lepra y de tina, 55para la lepra del vestido y de la casa, 56y para los tumores y erupciones y manchas blancas, 57para discernir cuándo una cosa es impura y cuándo es pura. Tal es la ley de la lepra.”

LEVÍTICO 15
Pureza sexual

1[804]Habló Yahvé a Moisés y a Aarón, diciendo: 2“Hablad a los hijos de Israel y decidles: Cualquier hombre que tuviere flujo proveniente de su carne es inmundo por su flujo. 3Y esta impureza causada por su flujo, que él se contrae, tanto al destilar su carne el flujo, cuanto al retenerlo, es impureza para él. 4Toda cama en que durmiere el que padece flujo, quedará inmunda; y todo mueble encima del cual se sentare, será impuro. 5Quien tocare su cama lavará sus vestidos, se bañará en agua y quedará impuro hasta la tarde. 6Quien se sentare sobre un mueble donde se haya sentado el que padece flujo, lavará sus vestidos, se bañará en agua y será impuro hasta la tarde. 7Quien tocare la carne del que padece flujo, lavará sus vestidos, se bañará en agua y será impuro hasta la tarde. 8Si el que tiene el flujo escupiere sobre un hombre puro, este lavará sus vestidos, se bañará en agua y quedará impuro hasta la tarde. 9Toda silla de montar sobre la cual haya cabalgado el que padece flujo, será inmunda. 10Quien tocare un objeto que haya estado debajo del (que padece flujo), quedará impuro hasta la tarde. Y el que lo transportare, lavará sus vestidos, se bañará en agua y será impuro hasta la tarde. 11Todo aquel a quien el que padece flujo tocare sin haberse lavado las manos con agua, lavará sus vestidos, se bañará en agua y quedará impuro hasta la tarde. 12Toda vasija de barro tocada por el que padece flujo, será quebrada, y todo utensilio de madera será lavado con agua. 13Si el que padece flujo sanare de su flujo, contará siete días para su purificación; después lavará sus vestidos, se bañará en agua viva y quedará puro. 14Al día octavo tomará dos tórtolas o dos palominos y se presentará ante Yahvé a la entrada del Tabernáculo de la Reunión, para entregarlos al sacerdote. 15El sacerdote los ofrecerá uno como sacrificio por el pecado, el otro en holocausto, y de esta manera el sacerdote hará expiación por él ante Yahvé, por su flujo.

16El hombre que tuviere derrame de semen, lavará con agua todo su cuerpo y quedará impuro hasta la tarde. 17Toda ropa y toda piel sobre la cual se hubiere derramado el semen, será lavada con agua y quedará impura hasta la tarde. 18[805]Cuando el hombre se acostare con la mujer, produciéndose efusión de semen, se lavarán ambos con agua y quedarán impuros hasta la tarde.

19La mujer que tiene flujo, su flujo de sangre en su cuerpo, permanecerá en su impureza por espacio de siete días y quien la tocare será impuro hasta la tarde. 20Aquello sobre que durmiere durante su impureza, quedará impuro, lo mismo que todo aquello en que se sentare. 21Quien tocare el lecho de ella, lavará sus vestidos, se bañará en agua y permanecerá impuro hasta la tarde. 22Quien tocare un objeto cualquiera sobre el cual ella se haya sentado, lavará sus vestidos, se bañará en agua y será impuro hasta la tarde. 23Quien tocare una cosa puesta sobre el lecho o sobre el mueble donde ella se sienta, quedará impuro hasta la tarde. 24[806]Si uno se acuesta con ella, se acarrea la impureza de ella y queda impuro siete días, y toda cama en que él se acueste será inmunda.

25Cuando una mujer tuviere flujo de su sangre durante algunos días, fuera del tiempo de su impureza o cuando el flujo se prolongare más allá del tiempo de su impureza, quedará impura todo el tiempo del flujo de su inmundicia como en los días de su impureza. 26Toda cama en que se acostare durante todo el tiempo de su flujo, le será como la cama de su impureza, y cualquier objeto sobre el que se sentare quedará inmundo, le será como la inmundicia de su impureza. 27Quien los tocare, quedará impuro y lavará sus vestidos, se bañará en agua y quedará impuro hasta la tarde. 28Cuando ella sanare de su flujo, contará siete días, después quedará pura. 29Al octavo día tomará dos tórtolas o dos palominos y los entregará al sacerdote a la entrada del Tabernáculo de la Reunión. 30El sacerdote los ofrecerá, uno como sacrificio por el pecado, el otro en holocausto; y el sacerdote hará expiación por ella ante Yahvé por el flujo de su impureza.

31Así enseñaréis a los hijos de Israel a purificarse de sus impurezas para que no mueran a causa de su impureza por haber contaminado mi Morada, que está en medio de ellos.”

32Esta es la ley respecto del hombre que padece flujo o se mancha con efusión de semen, 33[807]y respecto de la mujer que se mancha con la impureza mensual, y de aquel que padece flujo, ya varón ya mujer, y de aquel que se acuesta con una mujer impura.

LEVÍTICO 16
El gran día de la expiación

1[808]Habló Yahvé a Moisés después de la muerte de los dos hijos de Aarón, los cuales murieron al acercarse a Yahvé; 2[809]y dijo Yahvé a Moisés: “Di a tu hermano Aarón, que no en todo tiempo entre en el Santuario que está tras el velo, delante del propiciatorio que cubre el Arca, no sea que muera: pues Yo me hago ver en la nube encima del propiciatorio.

3He aquí cómo Aarón ha de entrar en el Santuario: tomará un becerro para sacrificio por el pecado y un carnero para holocausto. 4Se vestirá de la túnica santa de lino, se pondrá sobre su carne los calzoncillos de lino, se ceñirá el cinturón de lino y se cubrirá con la mitra de lino. Estas son las vestiduras sagradas que vestirá después de haberse lavado con agua. 5Luego tomará de la Congregación de los hijos de Israel dos machos cabríos para sacrificio por el pecado y un carnero para holocausto. 6Y después de ofrecer su becerro por el pecado para expiación de sí mismo y de su casa, 7tomará Aarón los dos machos cabríos y los presentará ante Yahvé, a la entrada del Tabernáculo de la Reunión. 8[810]Luego Aarón echará suertes sobre los dos machos cabríos, una suerte para Yahvé, y la otra para Asasel. 9Y presentará Aarón el macho cabrío que haya tocado en suerte a Yahvé, ofreciéndolo como sacrificio por el pecado. 10[811]El macho cabrío que por suerte tocare a Asasel, lo colocará vivo delante de Yahvé, para hacer sobre él la expiación y echarlo al desierto, para Asasel.

11Entonces ofrecerá Aarón su becerro por el pecado, para hacer expiación por sí mismo y por su casa, e inmolará su becerro por el pecado. 12Tomará después un incensario lleno de brasas sacadas de sobre el altar que está ante Yahvé, y dos puñados de incienso aromático pulverizado, y llevándolo detrás del velo, 13pondrá el incienso sobre el fuego, delante de Yahvé, para que la nube del incienso envuelva el propiciatorio que está encima del Testimonio y él no muera. 14Tomando luego de la sangre del becerro la derramará con su dedo sobre el frente oriental del propiciatorio, y con su dedo hará siete aspersiones de sangre delante del propiciatorio. 15Después degollará el macho cabrío por el pecado del pueblo, y llevará su sangre detrás del velo, haciendo con su sangre lo que hizo con la sangre del becerro: la derramará sobre el propiciatorio y delante del mismo.

16[812]Así purificará el Santuario de las impurezas de los hijos de Israel y de sus transgresiones y de todos sus pecados. Lo mismo hará con el Tabernáculo de la Reunión, que está entre ellos en medio de sus impurezas. 17Nadie debe estar en el Tabernáculo de la Reunión cuando él entre para hacer la expiación dentro del Santuario, hasta que salga después de haber hecho la expiación por sí mismo, por su casa y por toda la asamblea de Israel. 18Luego saldrá hacia el altar que está ante Yahvé, y lo expiará, tomando de la sangre del becerro y de la sangre del macho cabrío y poniéndola sobre los cuernos del altar todo en torno. 19Hará sobre él con su dedo siete aspersiones de la sangre, y así lo purificará y lo santificará de las impurezas de los hijos de Israel.

20Acabada la expiación del Santuario, del Tabernáculo de la Reunión y del altar, presentará Aarón el macho cabrío vivo; 21[813]y poniendo ambas manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, y todas las transgresiones y todos los pecados de ellos, y depositándolos sobre la cabeza del macho cabrío, lo enviará al desierto por mano de un hombre designado para ello. 22Así el macho cabrío llevará sobre sí todas las iniquidades de ellos hacia tierra inhabitada, y el hombre soltará al macho cabrío en el desierto.

23Luego entrará Aarón en el Tabernáculo de la Reunión, y quitándose las vestiduras de lino que se había vestido al entrar en el Santuario, las dejará allí, 24lavará su cuerpo con agua en lugar sagrado y se pondrá sus vestiduras. Después saldrá y ofrecerá su holocausto y el holocausto del pueblo, haciendo la expiación por sí mismo y por el pueblo, 25y quemando sobre el altar el sebo de la víctima por el pecado. 26El hombre encargado de soltar al macho cabrío para Asasel, lavará sus vestidos y bañará su cuerpo en agua; después de esto podrá entrar en el campamento. 27El becerro del sacrificio por el pecado y el macho cabrío inmolado por el pecado, cuya sangre fue introducida en el Santuario para hacer expiación, serán sacados fuera del campamento y quemados sus pieles, su carne y sus excrementos. 28El que los queme lavará sus vestidos y se bañará en agua; después de esto podrá entrar en el campamento.

29[814]Será esta para vosotros una ley perpetua: En el mes séptimo, el día décimo del mes, os mortificaréis y no haréis trabajo alguno, ni el indígena, ni el extranjero que mora en medio de vosotros. 30Porque en ese día se hará expiación por vosotros para purificaros y de todos vuestros pecados quedaréis limpios delante de Yahvé. 31Será para vosotros un sábado solemne, en el cual os habéis de mortificar. Ley perpetua será esta. 32La expiación será hecha por el sacerdote ungido y consagrado como sacerdote en lugar de su padre: se vestirá las vestiduras de lino, las vestiduras sagradas, 33y hará la expiación del Santuario de la santidad; expiará el Tabernáculo de la Reunión y el altar, como asimismo hará la expiación por los sacerdotes y por todo el pueblo de la Congregación.

34[815]Esto lo tendréis por precepto perpetuo, para hacer la expiación por los hijos de Israel, por todos sus pecados, una vez al año.” Y se hizo como Yahvé mandara a Moisés.

III. LEYES DE SANTIDAD
LEVÍTICO 17
Acerca del lugar del sacrificio

1[816]Yahvé habló a Moisés, diciendo: 2“Habla a Aarón y a sus hijos y a todos los hijos de Israel, y diles: Esta es la orden que ha dado Yahvé: 3[817]Cualquier hombre de la casa de Israel que degüelle res vacuna u oveja o cabra dentro del campamento, o fuera del mismo, 4sin llevarlos a la entrada del Tabernáculo de la Reunión, para presentarlo como sacrificio a Yahvé ante la Morada de Yahvé, será considerado reo de sangre. Tal hombre ha derramado sangre y será extirpado de en medio de su pueblo. 5Por lo cual presentarán los hijos de Israel sus víctimas que (hasta ahora) sacrificaban en el campo; los presentarán al sacerdote, para Yahvé, a la entrada del Tabernáculo de la Reunión, y los ofrecerán como sacrificios pacíficos a Yahvé. 6El sacerdote derramará la sangre sobre el altar de Yahvé, a la entrada del Tabernáculo de la Reunión, y quemará el sebo en olor agradable a Yahvé. 7[818]De este modo ellos no ofrecerán más sus sacrificios a los demonios, con los cuales están fornicando. Ley perpetua será esta para ellos, de generación en generación.

8Diles, pues: Cualquier hombre de la casa de Israel, o de los extranjeros que moran en medio de vosotros, que ofrezca holocausto o sacrificio, 9y no lo traiga a la entrada del Tabernáculo de la Reunión para sacrificarlo en honor de Yahvé, será extirpado de entre su pueblo.

Prohibición de comer sangre

10Si algún hombre de la casa de Israel, o de los extranjeros que moran en medio de vosotros, comiere cualquier clase de sangre, Yo volveré mi rostro contra el que comiere sangre y lo extirparé de en medio de su pueblo; 11[819]porque la vida de la carne está en la sangre, y Yo os la doy para hacer expiación en el altar por vuestras almas; pues mediante la sangre se hace la expiación de las almas. 12Por eso mando a los hijos de Israel: Ninguno de vosotros comerá sangre; tampoco coma sangre el extranjero que mora en medio de vosotros.

13Todo hombre de la casa de Israel, o de los extranjeros que habitan en medio de ellos, que cazare un animal o un ave que es lícito comer, derramará su sangre y la cubrirá con tierra. 14Porque la vida de toda carne es su sangre, en esta consiste su vida. Por eso mando a los hijos de Israel: No comeréis la sangre de carne alguna, pues la vida de toda carne es su sangre. Quienquiera la comiere, será exterminado.

15Quien de vuestra gente o de los extranjeros comiere carne mortecina, o presa (de fieras), lavará sus vestidos, se bañará en agua, y quedará impuro hasta la tarde; después será puro. 16Si no los lava ni baña su cuerpo, pagará su iniquidad.”

LEVÍTICO 18
Uniones ilícitas e incestuosas

1[820]Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2“Habla a los hijos de Israel y diles: Yo soy Yahvé vuestro Dios. 3No hagáis lo que se hace en la tierra de Egipto, donde habéis morado; ni hagáis lo que se hace en el país de Canaán adonde Yo os llevo; no sigáis sus costumbres. 4Cumplid mis mandamientos y guardad mis preceptos, caminando por ellos. Yo soy Yahvé, vuestro Dios. 5[821]Guardad mis mandamientos y mis preceptos. El hombre que los cumpliere vivirá por ellos. Yo soy Yahvé.

6Ninguno de vosotros se acerque a una consanguínea suya para descubrir su desnudez. Yo soy Yahvé. 7No descubrirás la desnudez de tu padre, ni la desnudez de tu madre. Es tu madre; no descubrirás la desnudez de ella. 8No descubrirás la desnudez de la mujer de tu padre; es la desnudez de tu padre. 9No descubrirás la desnudez de tu hermana, hija de tu padre o hija de tu madre, nacida en casa o fuera de ella. 10No descubrirás la desnudez de la hija de tu hijo o de la hija de tu hija, pues es tu propia desnudez. 11No descubrirás la desnudez de la hija de la mujer de tu padre, engendrada de tu padre, que es tu hermana. 12No descubrirás la desnudez de la hermana de tu padre; es carne de tu padre. 13No descubrirás la desnudez de la hermana de tu madre, es carne de tu madre. 14No descubrirás la desnudez del hermano de tu padre; no te acercarás a su mujer; es tu tía. 15No descubrirás la desnudez de tu nuera; es la mujer de tu hijo; no descubrirás su desnudez. 16No descubrirás la desnudez de la mujer de tu hermano; es la desnudez de tu hermano. 17No descubrirás la desnudez de una mujer y la de su hija, ni tomarás la hija de su hijo ni la hija de su hija para descubrir su desnudez; son parientas cercanas, sería un crimen. 18No tomarás a una mujer juntamente con su hermana, haciéndola rival de ella y descubriendo su desnudez mientras viva la primera. 19Tampoco te acercarás a una mujer en la impureza de su inmundicia para descubrir su desnudez. 20No te juntes carnalmente con la mujer de tu prójimo, contaminándote con ella.

21[822]No darás ningún hijo tuyo para consagrarlo a Moloc; no profanarás así el nombre de tu Dios. Yo soy Yahvé.

22[823]No te acostarás con varón como con mujer; es abominación. 23No te copularás con bestia, contaminándote con ella. La mujer no se pondrá delante de una bestia para unirse con ella; es cosa perversa. 24[824]No os manchéis con ninguna de estas (abominaciones), pues con ellas se han contaminado las naciones que Yo voy a arrojar de vuestra vista. 25Se ha manchado el país, por lo cual castigaré su maldad, y el país vomitará a sus habitantes. 26Vosotros, pues, guardad mis preceptos y mis leyes, y no cometáis ninguna de estas abominaciones, tanto los de vuestro pueblo, como los extranjeros que moran entre vosotros. 27Porque todas estas abominaciones han cometido los hombres de aquella tierra, anteriores a vosotros, y por eso se ha contaminado el país. 28Mirad, no sea que os vomite la tierra, cuando la contaminéis, como vomitó a las naciones anteriores a vosotros; 29porque todos los que cometan una de estas abominaciones, todos ellos serán exterminados de en medio de su pueblo. 30Guardad, pues, mis preceptos; no practiquéis ninguna de estas costumbres abominables que se practicaban antes de vosotros, ni os contaminéis con ellas. Yo soy Yahvé, vuestro Dios.”

LEVÍTICO 19
Diversas leyes morales

1Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2[825]“Habla a toda la Congregación de los hijos de Israel y diles: Sed santos; porque Yo, Yahvé vuestro Dios, soy santo. 3[826]Respete cada cual a su madre y a su padre, y guardad mis sábados. Yo soy Yahvé, vuestro Dios. 4No os volváis hacia los ídolos, ni os hagáis dioses fundidos. Yo soy Yahvé, vuestro Dios.

5Cuando presentéis un sacrificio pacífico a Yahvé, ofrecedlo voluntariamente. 6La víctima se ha de comer el mismo día en que la inmolareis, y al día siguiente; y lo que sobrare hasta el día tercero, será entregado al fuego. 7Si se comiere algo al tercer día, estando ya en putrefacción, no será acepto. 8El que lo coma pagará su iniquidad; porque está profanando lo consagrado a Yahvé. Tal persona será extirpada de entre su pueblo.

9[827]En la recolección de la mies de vuestra tierra no segarás hasta el límite de tu campo, ni respigaras los restos de tu mies. 10Tampoco harás rebusca en tu viña, ni recogerás en tu viña las uvas caídas; las dejarás para el pobre y para el extranjero. Yo soy Yahvé, vuestro Dios.

11No hurtaréis; no usaréis de engaño o mentira entre vosotros.

12[828]No juraréis en falso por mi nombre, ni profanarás el nombre de Dios. Yo soy Yahvé.

13[829]No oprimirás a tu prójimo, ni le despojarás. No quede el salario del jornalero en tu mano hasta el día siguiente.

14No maldecirás al sordo, ni pondrás tropiezo ante el ciego, sino que temerás a tu Dios. Yo soy Yahvé.

15Siendo juez no hagas injusticia, ni en favor del pobre, ni por respeto al grande. Juzgarás a tu prójimo según justicia.

16[830]No andes sembrando calumnias por entre tu pueblo; no te cruces de brazos cuando esté en peligro la vida de tu prójimo. Yo soy Yahvé.

17[831]No odies en tu corazón a tu hermano, pero reprende a tu prójimo, para que no lleves pecado por él. 18[832]No tomarás venganza, ni guardarás rencor contra los hijos de tu pueblo. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy Yahvé.

19[833]Guardad mis mandamientos. No hagas que tus bestias se mezclen con las de otra especie. No siembres tu campo con dos clases distintas de semillas. No lleves vestido tejido de dos clases de hilo.

20Si un hombre duerme con una mujer, teniendo con ella comercio carnal, y ella es sierva y desposada a otro, sin que haya sido rescatada, ni puesta en libertad, serán castigados (ambos), mas no con la muerte, porque ella no era libre. 21El hombre ofrecerá por su culpa a Yahvé un carnero, como sacrificio por el delito, a la entrada del Tabernáculo de la Reunión. 22Con el carnero ofrecido por el delito el sacerdote hará expiación por él ante Yahvé por el pecado cometido, y se le perdonará este pecado.

23Cuando después de entrar en la tierra plantéis todo género de árboles frutales, consideraréis su fruto como incircunciso; por tres años lo consideraréis como incircunciso; no se comerá. 24[834]Al cuarto año todos sus frutos serán consagrados en loor de Yahvé. 25Y desde el quinto año comeréis de su fruto; rendirán entonces mayor fruto. Yo soy Yahvé, vuestro Dios.

26No comáis nada con sangre. No practiquéis adivinación, ni magia.

27[835]No raeréis en forma redonda las extremidades de vuestra cabellera, ni cortarás los bordes de tu barba. 28No haréis sajaduras en vuestra carne, a causa de un muerto; ni os imprimiréis tatuaje. Yo soy Yahvé.

29No profanarás a tu hija, prostituyéndola; no sea que la tierra se entregue a la fornicación y se llene de maldad.

30Guardad mis sábados y respetad mi Santuario. Yo soy Yahvé,

31[836]No consultéis a los que evocan a los muertos, ni a los adivinos. No andéis en busca de ellos para no contaminaros con ellos. Yo soy Yahvé, vuestro Dios.

32Levántate ante las canas y honra el rostro del anciano. Teme a tu Dios. Yo soy Yahvé.

33Cuando un extranjero morare entre vosotros, en vuestra tierra, no le oprimáis. 34El extranjero que morare entre vosotros, os sea como uno de vuestro pueblo. Le amarás como a ti mismo; pues extranjeros habéis sido vosotros en la tierra de Egipto. Yo soy Yahvé, vuestro Dios.

35No hagáis injusticia en los juicios, ni en las medidas de longitud, ni en el peso, ni en las medidas de capacidad. 36[837]Tened balanza justa, peso justo, efa justo e hin justo. Yo soy Yahvé, vuestro Dios, que os saqué del país de Egipto.

37Guardad todos mis preceptos y todos mis mandamientos, y ponedlos en práctica. Yo soy Yahvé.”

LEVÍTICO 20
Sanciones

1Yahvé habló a Moisés y dijo: 2[838]“Di a los hijos de Israel: Cualquier hombre de entre los hijos de Israel o de los extranjeros que habitan en Israel, si entregare uno de sus hijos a Moloc, será muerto irremisiblemente; el pueblo del país lo apedreará. 3Yo mismo volveré mi rostro contra el tal hombre y lo extirparé de en medio de su pueblo, por haber dado un hijo suyo a Moloc, contaminando mi Santuario y profanando mi santo nombre. 4Si el pueblo del país apartare sus ojos de ese hombre que dio uno de sus hijos a Moloc, y no le diere muerte, 5[839]yo mismo volveré mi rostro contra aquel hombre y contra su familia, y le extirparé de entre su pueblo, a él y a todos los que como él se prostituyan a Moloc.

6Si una persona consultare a los que evocan a los muertos, y a los que adivinan, fornicando en pos de ellos, Yo volveré mi rostro contra ella y la extirparé de en medio de su pueblo. 7[840]Santificaos y sed santos; porque Yo soy Yahvé, vuestro Dios. 8Guardad mis leyes y cumplidlas. Yo soy Yahvé quien os santifico. 9Quien maldiga a su padre o a su madre será muerto sin remedio; ha maldecido a su padre o a su madre; recaiga sobre él su sangre.

10[841]El hombre que cometa adulterio con la mujer de otro, con la mujer de su prójimo, ambos serán muertos irremisiblemente, tanto el adúltero como la adúltera.

11El que se acueste con la mujer de su padre, descubre la desnudez de su padre; ambos serán muertos irremisiblemente; recaiga sobre ellos su sangre. 12El hombre que se acueste con su nuera, mueran ambos; han hecho cosa abominable; su sangre recaiga sobre ellos.

13El que se acueste con varón, como se hace con mujer; ambos han cometido abominación: mueran irremisiblemente; su sangre recaiga sobre ellos.

14Si uno toma por mujeres a la hija y a la madre, es un crimen. Serán entregados a las llamas tanto él como ellas, para que no haya tal crimen en medio de vosotros.

15El que se ayuntare con bestia, muera irremisiblemente. Mataréis también la bestia. 16Si una mujer se acerca a una bestia para ayuntarse con ella, matarás a la mujer y a la bestia. Morirán irremisiblemente; recaiga sobre ellos su sangre.

17El que tomare a su hermana, hija de su padre o hija de su madre, viendo así la desnudez de ella, y ella viendo la desnudez de él, es cosa vergonzosa. Se les dará muerte en presencia de los hijos de su pueblo; ha descubierto la desnudez de su hermana; llevará su iniquidad.

18El que se acostare con mujer que padece la indisposición mensual, descubriendo la desnudez de ella, ha descubierto su flujo y ella también ha descubierto el flujo de su sangre. Ambos serán extirpados de entre su pueblo. 19No descubras la desnudez de la hermana de tu madre, ni de la hermana de tu padre, porque es desnudar su propia carne; por eso llevarán su iniquidad. 20[842]El que se acostare con su tía, descubre la desnudez de su tía. Llevarán su pecado; morirán sin prole. 21Si uno se casa con la mujer de su hermano, hace cosa impura, pues descubre la desnudez de su hermano; quedarán sin hijos.

Exhortaciones

22Guardad, pues, todas mis leyes y todos mis preceptos y cumplidlos, no sea que os vomite el país adonde os llevo para habitarlo. 23No caminéis según las costumbres de los pueblos que Yo voy a expulsar de vuestra vista; pues por haber hecho ellos todas esas cosas les tengo asco. 24Mas a vosotros os he dicho: Poseeréis su tierra, la que Yo os daré en herencia, tierra que mana leche y miel. Yo soy Yahvé, vuestro Dios, que os he separado de los demás pueblos.

25Habéis de hacer distinción entre animales puros e impuros, y entre aves impuras y puras; y no os contaminéis, ni con animales, ni con aves, ni con lo que anda arrastrándose por el suelo. Todas esas cosas os he señalado como impuras. 26Sed, pues, santos para Mí, porque Yo, Yahvé, soy santo; y os he elegido de entre los pueblos, para que seáis míos.

27[843]El hombre o la mujer que evoque a los muertos o que se dedique a la adivinación muera irremisiblemente; serán apedreados; recaiga sobre ellos su sangre.”

LEVÍTICO 21
Leyes para los sacerdotes

1Dijo Yahvé a Moisés: “Habla a los sacerdotes, hijos de Aarón, y diles: Nadie se haga impuro si muere uno de su pueblo, 2a no ser un consanguíneo cercano suyo, como su madre, su padre, su hijo, su hija, su hermano, 3o una hermana suya, virgen, que viva con él y no haya sido desposada aún. Por esa puede contaminarse. 4[844]Pues siendo él un jefe en medio de su pueblo no debe contaminarse, haciéndose profano.

5[845](Los sacerdotes) no se raparán la cabeza, ni se cortarán los bordes de su barba, ni se harán sajaduras en su carne. 6Santos han de ser para su Dios y no profanarán el nombre de su Dios; pues son ellos los que presentan los sacrificios que se queman en honor de Yahvé, el pan de su Dios; han de ser santos.

7No tomarán mujer prostituta ni deshonrada, ni tampoco tomarán mujer repudiada de su marido; porque (el sacerdote) está consagrado a su Dios. 8[846]Lo tendrás por santo, porque él es quien presenta el pan de tu Dios; por tanto será santo para ti; pues santo soy Yo, Yahvé, que os santifico. 9[847]Si la hija de un sacerdote se deshonra, prostituyéndose, a su padre deshonra; será entregada al fuego.

10[848]El Sumo Sacerdote entre sus hermanos, sobre cuya cabeza fue derramado el óleo de la unción y que ha sido consagrado para vestir las vestiduras, no desgreñará sus cabellos ni rasgará sus vestidos. 11Tampoco se acercará a ningún muerto; ni siquiera por su padre o por su madre ha de contaminarse. 12No saldrá del Santuario ni profanará el Santuario de su Dios; pues la consagración del óleo de la unción de su Dios está sobre él. Yo soy Yahvé. 13Tomará por esposa una virgen. 14No se casará con viuda, ni repudiada, ni deshonrada, ni prostituida, sino que tomará por esposa una virgen de entre su pueblo. 15Así no deshonrará su descendencia en medio de su pueblo, pues soy Yo Yahvé quien le santifico.”

Irregularidades

16Y habló Yahvé a Moisés y dijo: 17[849]“Habla a Aarón y dile: Ninguno de tu descendencia, durante (todas) sus generaciones, que tenga un defecto corporal, se acercará a presentar el pan de su Dios; 18porque ningún hombre que tenga defecto corporal, ha de acercarse; ni ciego, ni cojo, ni mutilado, ni desproporcionado, 19ni hombre que tenga quebrado el pie o la mano; 20ni jorobado, ni débil, ni enfermo de los ojos, ni sarnoso, ni tiñoso, ni eunuco. 21Ninguno de la estirpe de Aarón que tenga un defecto corporal puede acercarse para ofrecer los sacrificios que se queman en honor de Yahvé. Tiene un defecto corporal, y por eso no puede acercarse para ofrecer el pan de su Dios. 22[850]Sin embargo podrá comer del pan de su Dios, de las cosas santísimas y de las santas, 23mas no penetrará hasta el velo ni se llegará al altar, porque tiene defecto, no sea que profane mis cosas santas; pues Yo soy Yahvé, que los santifico.”

24Moisés dijo esto a Aarón y a sus hijos, y a todos los hijos de Israel.

LEVÍTICO 22
Las comidas sagradas

1[851]Habló Yahvé a Moisés y dijo: 2“Di a Aarón y a sus hijos que respeten las ofrendas santas que los hijos de Israel me consagran y que no profanen mi santo nombre. Yo soy Yahvé. 3Diles: Cualquiera de todo vuestro linaje de vuestras generaciones que siendo, impuro se acercare a las cosas santas que los hijos de Israel consagran a Yahvé, será extirpado delante de Mí. Yo soy Yahvé. 4Ninguno de la estirpe de Aarón que sea leproso o tenga flujo, comerá de las cosas santas, hasta que se purifique. El que tocare a una persona contaminada por contacto con un cadáver, o el que haya tenido un derrame de semen, 5o haya tocado algún reptil que lo contaminó, o a una persona que le contaminó con cualquier clase de impureza: 6quien tocare estas cosas, quedará impuro hasta la tarde, y no comerá de las cosas santas, sino que lavará su cuerpo con agua; 7y después de la puesta del sol quedará limpio y podrá comer de las cosas santas, pues son su alimento. 8No comerá de bestia muerta o desgarrada (por fieras), para no contaminarse con ella. Yo soy Yahvé. 9[852]Que guarden mis preceptos, no sea que cargados de pecados mueran por ellos, por haber profanado (lo santo). Yo soy Yahvé, que los santifico.

10Ningún extraño comerá de las cosas santas; tampoco ningún huésped del sacerdote ni jornalero suyo coma de las cosas santas. 11Pero el esclavo comprado por el sacerdote con su dinero, este podrá comer de ellas, también los siervos nacidos en su casa podrán comer de su pan. 12La hija de un sacerdote casada con hombre extraño, no podrá comer de lo que ha sido alzado de las cosas santas. 13Mas si la hija del sacerdote quedare viuda o repudiada, sin tener hijo, y volviere a la casa de su padre, podrá comer del pan de su padre, como en su juventud; pero ningún extraño comerá de él. 14Quien por ignorancia comiere de cosa santa, la restituirá al sacerdote, añadiendo una quinta parte. 15[853]No profanen, pues, (los sacerdotes) las cosas santas ofrecidas por los hijos de Israel a Yahvé; 16pues los cargarían con la iniquidad del delito que cometen al comer de sus cosas santas. Yo soy Yahvé, que los santifico.”

Santidad de las víctimas

17Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 18“Habla a Aarón y a sus hijos y a todos los hijos de Israel y diles: Si alguno de la casa de Israel, o de los extranjeros residentes en Israel, presenta su oblación, sea en cumplimiento de su voto, o como ofrenda voluntaria suya, si la presenta a Yahvé como holocausto, 19la víctima, a fin de alcanzaros gracia, ha de ser macho sin tacha: buey, oveja o cabra. 20No ofrezcáis nada que tenga defecto, pues no será aceptado de vuestras manos. 21Si alguno ofrece a Yahvé ganado mayor o ganado menor como sacrificio pacífico, sea en cumplimiento de un voto, sea como ofrenda voluntaria, ha de ser sin defecto para que sea acepto. No debe tener defecto alguno. 22Animal ciego, o cojo, o mutilado, o ulcerado, o sarnoso, o roñoso no presentaréis ante Yahvé, ni quemaréis nada de ellos en el altar para Yahvé. 23Buey u oveja que tenga un miembro demasiado largo o demasiado corto, los podrás presentar como ofrenda voluntaria, mas para voto no serán aceptos. 24Animal que tenga los testículos aplastados, majados, arrancados o cortados, no lo habéis de ofrecer a Yahvé. No hagáis esto en vuestra tierra. 25Nada recibiréis de la mano del extranjero como pan de vuestro Dios, porque sus ofrendas son corrompidas; hay defecto en ellos; no serán aceptadas de vuestras manos.”

26Y habló Yahvé a Moisés, diciendo: 27[854]“Cuando nace un ternero, o cordero, o cabrito, quedará siete días con su madre; y desde el día octavo en adelante, será agradable para ser ofrecido a Yahvé en sacrificio por el fuego. 28No inmoléis en el mismo día, vaca u oveja juntamente con su cría. 29Al ofrecer a Yahvé un sacrificio en acción de gracias, lo habéis de ofrecer de tal modo que sea aceptado de vuestras manos. 30Será comido ese mismo día; no dejaréis nada de él hasta la mañana. Yo soy Yahvé.

31Guardad mis mandamientos y cumplidlos. Yo soy Yahvé. 32Y no profanéis mi santo nombre, pues Yo he de ser santificado en medio de los hijos de Israel. Yo soy Yahvé que os santifico, 33y que os he sacado de la tierra de Egipto, para ser vuestro Dios. Yo soy Yahvé.”

LEVÍTICO 23
La celebración del sábado

1[855]Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2“Habla a los hijos de Israel y diles: Las fiestas solemnes de Yahvé, que celebraréis como asambleas santas, son estas: 3Seis días se trabajará, mas el séptimo día será día de descanso solemne, asamblea santa, en que no haréis trabajo alguno. Será sábado consagrado a Yahvé dondequiera que habitéis. 4Estas son las fiestas solemnes de Yahvé, las asambleas santas que habréis de celebrar en las fechas señaladas.

La fiesta de Pascua y de los Ácimos

5[856]El mes primero, el día catorce del mes, entre las dos luces, será la Pascua de Yahvé. 6El quince de ese mes se celebrará la fiesta de los Ácimos en honor de Yahvé. Durante siete días comeréis panes ácimos. 7El día primero tendréis asamblea santa; ningún trabajo servil haréis (en él). 8Ofreceréis a Yahvé por siete días sacrificios de combustión. El séptimo día celebraréis asamblea santa; no haréis ningún trabajo servil.”

Las primicias

9Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 10[857] “Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando, después de entrar en el país que Yo os daré, segareis allí la mies llevareis una gavilla, como primicias de vuestra siega, al sacerdote, 11[858]el cual mecerá la gavilla; delante de Yahvé, para que os sea favorable. El día siguiente al sábado la mecerá el sacerdote. 12Ese mismo día en que meciereis la gavilla, sacrificaréis un cordero primal, sin tacha, en holocausto a Yahvé, 13juntamente con su oblación consistente en dos décimas de flor de harina amasada con aceite, como ofrenda quemada en olor grato para Yahvé. Su libación será de vino, un cuarto de hin. 14[859]No comeréis pan, ni grano tostado, ni espigas nuevas, antes de este mismo día, antes de traer la ofrenda de vuestro Dios. Ley perpetua será esta de generación en generación dondequiera que habitéis.

Pentecostés

15[860]Contaréis siete semanas enteras desde el día siguiente al sábado, (o sea) desde el día en que habréis ofrecido la gavilla de la ofrenda mecida, 16hasta el día siguiente al séptimo sábado —serán cincuenta días— y entonces ofreceréis a Yahvé una nueva oblación. 17Traeréis de vuestras casas para ofrenda mecida dos panes, hechos con dos décimas de flor de harina, y cocidos con levadura, como primicias a Yahvé. 18Juntamente con el pan ofreceréis en holocausto a Yahvé siete corderos primales sin tacha, un becerro y dos carneros, con su ofrenda y sus libaciones, en sacrificio de combustión, de olor grato a Yahvé. 19Ofreceréis también un macho cabrío como sacrificio por el pecado, y dos corderos primales como sacrificio pacífico. 20El sacerdote los mecerá, como ofrenda mecida ante Yahvé, juntamente con el pan de las primicias y con los dos corderos; serán santos a Yahvé y pertenecerán al sacerdote. 21Ese mismo día celebraréis una asamblea santa, y no haréis ningún trabajo servil. Ley perpetua será esta de generación en generación dondequiera que habitéis. 22[861]Cuando segareis la mies de vuestra tierra, no segarás los límites extremos de tu campo, ni recogerás las espigas de tu mies; las dejarás para el pobre y para el extranjero. Yo soy Yahvé, vuestro Dios.”

Año nuevo

23Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 24[862]“Habla a los hijos de Israel y diles: En el mes séptimo, el primero del mes, tendréis un descanso solemne, una fiesta memorable con toque de trompetas, una asamblea santa. 25Ningún trabajo servil haréis, y ofreceréis a Yahvé un sacrificio de combustión.”

El día de la expiación

26Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 27[863]“El día décimo de este séptimo mes será el día de la Expiación, en el cual tendréis asamblea santa; os mortificaréis y ofreceréis a Yahvé un sacrificio de combustión. 28No haréis en ese día ningún trabajo, pues es día de expiación, en el cual se ha de hacer la expiación por vosotros delante de Yahvé, vuestro Dios. 29Toda persona que en ese día no se mortifique será extirpada de entre su pueblo. 30Y toda persona que en tal día hiciere un trabajo cualquiera, Yo la extirparé de entre su pueblo. 31No haréis, pues, trabajo alguno. Es ley perpetua durante vuestras generaciones dondequiera que habitéis. 32[864]Os será sábado de descanso absoluto, en el cual mortificaréis vuestras almas. El día nueve del mes, comenzando por la tarde, de una tarde a la otra, guardaréis vuestro descanso.”

Fiesta de los Tabernáculos

33Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 34[865]“Habla a los hijos de Israel y diles: El día quince de ese séptimo mes (celebraréis) durante siete días la fiesta de los Tabernáculos en honor de Yahvé. 35El día primero habrá asamblea santa y no haréis ningún trabajo servil. 36Durante siete días ofreceréis a Yahvé sacrificios de combustión. El día octavo tendréis asamblea santa y ofreceréis a Yahvé un sacrificio de combustión. Es asamblea solemne. No haréis ningún trabajo servil. 37[866]Estas son las fiestas de Yahvé en que habéis de convocar para asamblea santa y ofrecer a Yahvé sacrificios de combustión, holocaustos, oblaciones, víctimas y libaciones; cada cosa en el día señalado, 38sin contar los sábados de Yahvé, vuestros dones, todos vuestros votos y todas vuestras oblaciones voluntarias que ofrezcáis a Yahvé.

39[867]Celebraréis, pues, el día quince de este séptimo mes, después de haber recolectado los frutos de la tierra, la fiesta en honor de Yahvé durante siete días. El primer día será sábado solemne e igualmente el octavo. 40El primer día tomaréis frutos de árboles hermosos, gajos de palmeras, ramos de árboles frondosos y sauces del arroyo; y os regocijaréis en la presencia de Yahvé, vuestro Dios, por espacio de siete días. 41Celebraréis esta fiesta en honor de Yahvé siete días cada año. Será ley perpetua de generación en generación. En el séptimo mes la celebraréis. 42Durante siete días habitaréis en tabernáculos. Todos los nativos de Israel habitarán bajo tabernáculos, 43para que sepan vuestros hijos que Yo hice habitar bajo tabernáculos a los hijos de Israel cuando los saqué de la tierra de Egipto. Yo soy Yahvé, vuestro Dios.”

44Moisés promulgó estas fiestas de Yahvé a los hijos de Israel.

LEVÍTICO 24
El aceite para las lámparas

1[868]Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2“Manda a los hijos de Israel que te traigan aceite puro de olivas majadas para el candelabro para alimentar continuamente las lámparas. 3Aarón las aderezará fuera del velo del Testimonio, en el Tabernáculo de la Reunión, (para que ardan) de continuo ante Yahvé desde la tarde hasta la mañana. Es ley perpetua para vuestras generaciones. 4El aderezará siempre las lámparas del candelabro (de oro) puro que está delante de Yahvé.

Los panes de la proposición

5[869]Tomarás flor de harina, y cocerás de ella doce tortas. Dos décimas tomarás para cada torta. 6Las colocarás en dos pilas, seis en cada pila, sobre la mesa pura delante de Yahvé. 7Pondrás sobre cada pila incienso puro, que haga del pan un memorial que se ofrece a Yahvé mediante el fuego. 8Cada sábado se aderezará delante de Yahvé continuamente el pan de parte de los hijos de Israel. Será una alianza perpetua. 9Pertenecerá a Aarón y a sus hijos, que lo comerán en lugar sagrado; porque es para él cosa santísima como las ofrendas hechas a Yahvé mediante el fuego. Es ley perpetua.”

Castigo de un blasfemo

10Se metió entre los hijos de Israel el hijo de una mujer israelita, pero de padre egipcio; y riñeron en el campamento el hijo de la israelita y un hombre de Israel. 11[870]Y blasfemó el hijo de la israelita el nombre (de Dios) y le maldijo, por lo cual le condujeron a Moisés. El nombre de su madre era Selomit, hija de Dibrí, de la tribu de Dan. 12Le guardaron en prisión esperando el juicio por boca de Yahvé. 13Y Yahvé habló a Moisés, y dijo: 14[871]“Saca al blasfemo fuera del campamento, y todos los que le oyeron pongan las manos sobre su cabeza, y apedréele todo el pueblo. 15Y dirás a los hijos de Israel estas palabras: “Cualquier hombre que maldijere a su Dios llevara sobre sí su pecado. 16Quien blasfemare el Nombre de Yahvé muera irremisiblemente; toda la Congregación le apedreará. El extranjero y el indígena cuando blasfemare el Nombre morirá.”

La ley del talión

17Quien hiriere a otro mortalmente, muera irremisiblemente. 18Quien hiriere mortalmente a una bestia restituirá otra por ella. Bestia por bestia. 19[872]Si alguno causare una herida a otro, según hizo él, así se le hará; 20fractura por fractura, ojo por ojo, diente por diente; se le hará la misma lesión que él haya causado a otro. 21Quien matare una bestia hará restitución por ella, mas quien matare a un hombre, morirá. 22Una misma ley tendréis para el extranjero y para los de vuestro pueblo; porque Yo soy Yahvé, vuestro Dios.”

23Habló entonces Moisés a los hijos de Israel, y sacaron al blasfemo fuera del campamento y le apedrearon. Así hicieron los hijos de Israel como Yahvé había mandado a Moisés.

LEVÍTICO 25
El año sabático

1Habló Yahvé a Moisés en el monte Sinaí y dijo: 2[873]“Habla a los hijos de Israel y diles: Después de vuestra entrada en el país que Yo os daré, descansará también la tierra su sábado en honor de Yahvé. 3Seis años sembrarás tu campo, y seis años podarás tu viña y recogerás sus frutos; 4pero el séptimo año será para la tierra un sábado de absoluto descanso, un sábado en honor de Yahvé: No sembrarás tu campo, ni podarás tu viña. 5No segarás lo que de suyo naciere de tu siega (anterior), ni recogerás las uvas de tu viña sin podar. Año de descanso absoluto será para la tierra. 6Lo que la tierra diere durante el descanso os servirá de alimento a ti, a tu siervo, a tu sierva, a tu jornalero y al extranjero que mora contigo. 7También a tus ganados y a los animales de tu tierra, servirán de alimento todos sus frutos.

El año jubilar

8Contarás siete semanas de años, siete veces siete años; de modo que el tiempo de las siete semanas de años vendrá a sumar cuarenta y nueve años. 9Entonces, en el mes séptimo, el diez del mes, harás resonar la trompeta sonora; en el día de la Expiación haréis resonar la trompeta por toda vuestra tierra. 10Santificaréis el año quincuagésimo, y proclamaréis en el país libertad para todos sus habitantes. Será para vosotros un jubileo; cada uno recobrará su propiedad, y cada cual regresará a su familia. 11Un jubileo os será el año quincuagésimo; no sembraréis, ni segaréis lo que de suyo naciere de ella, ni vendimiaréis la viña, que ha quedado sin podar; 12porque es el jubileo, que os será santo. Comeréis el producto espontáneo del campo.

13[874]En este año jubilar volveréis cada cual a vuestra propiedad. 14Si vendiereis algo a vuestro conciudadano o le comprareis alguna cosa, mirad que nadie perjudique a su hermano. 15Conforme al número de los años transcurridos después del jubileo lo comprarás a tu conciudadano, y conforme al número de los años de cosecha él te lo ha de vender. 16Cuanto más numerosos sean los años, tanto más cobrarás; y cuanto menos años queden, tanto más lo bajarás, porque el número de cosechas es lo que él te vende. 17Nadie oprima a su prójimo, antes bien teme a tu Dios; pues Yo soy Yahvé, vuestro Dios.

18Guardad mis mandamientos y observad mis preceptos y cumplidlos; así viviréis seguros en la tierra; 19y la tierra dará su fruto, y comeréis hasta saciaros; y habitaréis tranquilamente en ella. 20Y si preguntáis: ¿Qué comeremos el año séptimo, puesto que no sembraremos ni recogeremos nuestros productos? 21(Sabed que) Yo os mandaré mi bendición en el año sexto, de modo que (la tierra) producirá frutos para tres años; 22sembraréis el año octavo, y seguiréis comiendo de la cosecha añeja hasta el año noveno. Hasta que venga su cosecha seguiréis comiendo de lo añejo.

Restitución de las posesiones

23[875]El suelo no puede venderse a perpetuidad, pues mía es la tierra, puesto que vosotros sois para mí como extranjeros y peregrinos. 24En todo el país de vuestra posesión concederéis derecho de rescatar la tierra. 25[876]Si se empobreceré tu hermano y vendiere algo de su posesión, vendrá su rescatador, el pariente suyo más cercano, y rescatará lo vendido por su hermano. 26Si uno no teniendo rescatador adquiriere él mismo medios y hallare lo suficiente para rescatarlo, 27haga el cómputo de los años transcurridos después de la venta y pague al comprador la suma restante; así recobrará su posesión. 28Pero si no hallare lo suficiente para recobrarla, lo vendido quedará en poder del comprador hasta el año jubilar; y en el jubileo será libre, y (el vendedor) la recobrará de nuevo.

29Si uno vendiere una casa de habitación en ciudad amurallada, durará su derecho de rescatarla hasta cumplirse el año de su venta. Un año entero durará su derecho de rescate. 30En caso de no ser rescatada dentro de un año entero, la casa situada en ciudad amurallada quedará para siempre al comprador y a sus descendientes. No saldrá de su poder en el jubileo. 31Mas las casas de las aldeas no amuralladas serán tratadas como los campos del país: pueden rescatarse, y en el año jubilar quedan libres. 32[877]En cuanto a las ciudades de los levitas, podrán siempre rescatar las casas de las ciudades de su posesión. 33Si uno compra una casa de los levitas, la casa vendida, en la ciudad de su posesión, saldrá libre en el jubileo: porque las casas de las ciudades de los levitas son su posesión en medio de los hijos de Israel. 34Tampoco pueden venderse los campos en torno a las ciudades de ellos, pues son posesión de ellos a perpetuidad.

Leyes en favor de los pobres y esclavos

35[878]Si tu hermano empobreciere y se apoya sobre ti, lo sostendrás, sea extranjero o advenedizo, para que pueda vivir junto a ti. 36No tomarás de él interés ni usura, antes bien teme a tu Dios y deja vivir a tu hermano junto a ti. 37No le cobrarás interés por tu dinero ni le darás tus víveres a usura. 38Yo Soy Yahvé, vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto para daros la tierra de Canaán, a fin de ser vuestro Dios.

39Si empobreciere tu hermano a tu lado y se te vendiere, no le impondrás trabajos de esclavo; 40estará contigo como jornalero y como advenedizo, te servirá hasta el año del jubileo. 41Entonces saldrá libre de tu casa, él y sus hijos juntamente con él, y volverá a su familia y a la posesión de sus padres. 42[879]Porque son mis siervos, a quienes Yo saqué de la tierra de Egipto; no han de ser vendidos como esclavos. 43No le dominarás con dureza, sino que tendrás temor a tu Dios. 44Los siervos y las siervas que necesites serán de las naciones que os rodean; de ellos podréis adquirir siervos y siervas. 45También de los hijos de los advenedizos que moran en medio de vosotros podréis comprarlos, y de sus familias residentes entre vosotros, es decir, de los nacidos en vuestra tierra. Esos serán vuestra propiedad. 46Los dejaréis en herencia a vuestros hijos después de vosotros como posesión hereditaria. A los tales podréis tener por siervos a perpetuidad. Pero si se trata de vuestros hermanos, los hijos de Israel, ninguno de vosotros domine a su hermano con dureza.

47Si el extranjero o advenedizo que mora contigo, adquiriere riquezas, y si junto a él tu hermano empobreciere y se vendiere al extranjero que mora contigo, o a algún descendiente de la familia del extranjero; 48después de haberse vendido le quedará el derecho al rescate: uno de sus hermanos podrá rescatarlo. 49Lo rescatará su tío, o el hijo de su tío; o algún pariente cercano suyo dentro de su parentela podrá rescatarlo, o si alcanzare los medios, él mismo podrá rescatarse. 50Hará el cómputo con aquel que le compró, desde el año de su venta hasta el año del jubileo; el precio de su venta será según el número de años, los días (de su trabajo) le serán computados como los de un jornalero. 51Si faltan todavía muchos años, pagará en proporción de ellos el precio de su rescate, descontándolo del precio con que fue comprado. 52Y si faltan pocos años hasta el año del jubileo, hará el mismo cómputo; en proporción de los años pagará el precio de su rescate. 53[880]Como quien trabaja a jornal año por año, así estará con él; no permitas que le trate con dureza ante tus ojos. 54Si no fuere rescatado por otros, quedará libre el año del jubileo, él y sus hijos juntamente con él. 55Porque siervos míos son los hijos de Israel; siervos míos son, a quienes Yo he sacado del país de Egipto. Yo soy Yahvé, vuestro Dios.”

IV. CONCLUSIONES
LEVÍTICO 26
Bendiciones

1[881]“No os hagáis ídolos, ni erijáis imágenes ni estelas de culto; no coloquéis en vuestra tierra piedras esculpidas para postraros ante ellas, porque Yo soy Yahvé, vuestro Dios. 2[882]Observad mis sábados, y respetad mi Santuario. Yo soy Yahvé. 3[883]Si siguiereis mis leyes y guardareis mis mandamientos, poniéndolos en práctica, 4os enviaré las lluvias a su tiempo, para que la tierra dé sus productos y el árbol del campo su fruto. 5[884] El tiempo de trillar la mies se prolongará entre vosotros hasta la vendimia, y la vendimia se prolongará hasta la siembra, y comeréis vuestro pan en abundancia, y habitaréis en seguridad en vuestra tierra. 6Yo daré paz al país, y dormiréis sin que nadie os espante; haré desaparecer del país las bestias feroces, y la espada no pasara por vuestra tierra. 7Perseguiréis a vuestros enemigos, que caerán ante vosotros al filo de la espada. 8Cinco de vosotros perseguirán a cien, y cien de vosotros pondrán en fuga a diez mil; y vuestros enemigos caerán ante vosotros al filo de la espada. 9Yo volveré hacia vosotros mi rostro. Yo os haré fecundos y os multiplicaré y mantendré mi alianza con vosotros. 10Comeréis frutos añejos, muy añejos, hasta echar fuera los añejos para dar cabida a los nuevos. 11[885]Estableceré mi morada en medio de vosotros, y no os detestará mi alma. 12En medio de vosotros marcharé, y seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo. 13Yo soy Yahvé, vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto, para que no fueseis sus esclavos; rompí las coyundas de vuestro yugo y os hice andar erguida la cabeza.

Amenazas y maldiciones

14[886]Pero si no me escucháis ni cumplís todos estos mandamientos; 15si despreciáis mis leyes y rechazáis mis preceptos, no haciendo caso de todos mis mandamientos y rompiendo mi pacto, 16mirad lo que Yo entonces haré con vosotros: Traeré sobre vosotros el espanto, la consumación y la fiebre, que os abrasen los ojos y os consuman el alma. Sembraréis en vano vuestra semilla, pues se la comerán vuestros enemigos. 17[887]Me volveré contra vosotros, de modo que seréis derrotados ante vuestros enemigos; os tiranizarán los que os aborrecen, y huiréis sin que nadie os persiga.

18Si ni aun con esto me obedeciereis, volveré a castigaros siete veces más por vuestros pecados. 19Quebrantaré vuestra orgullosa fuerza y haré vuestro cielo como hierro y vuestra tierra como bronce. 20Os esforzaréis inútilmente, pues vuestra tierra no dará sus productos, ni el árbol del campo sus frutos. 21Y si siguiereis oponiéndoos a Mí y no quisiereis oírme, volveré a castigaros siete veces más a causa de vuestros pecados. 22Soltaré contra vosotros las fieras del campo, que os privarán de vuestros hijos, destrozarán vuestro ganado y os reducirán a pocos, de modo que vuestros caminos queden desiertos.

23Si aun con esto no os dejareis corregir por Mí sino que siguiereis en oposición conmigo, 24Yo también me opondré a vosotros, y os castigaré también por mi parte siete veces más por vuestros pecados. 25Traeré sobre vosotros la espada de la venganza que vengue mi pacto; y si os refugiareis en vuestras ciudades, enviaré la peste en medio de vosotros y seréis entregados en mano de vuestros enemigos. 26Cuando Yo os quebrantare el sostén del pan, diez mujeres cocerán (todo) vuestro pan en un solo horno, y os lo darán por peso; comeréis y no os saciaréis.

27Si después de esto todavía no obedeciereis y siguiereis oponiéndoos a Mí, 28Yo me opondré a vosotros con saña, y os castigaré Yo también siete veces más por vuestros pecados. 29[888]Comeréis la carne de vuestros hijos, y también la carne de vuestras hijas devoraréis. 30[889]Destruiré vuestros lugares altos, abatiré vuestras estatuas, echaré vuestros cadáveres sobre los cadáveres de vuestros ídolos, y mi alma os detestará. 31Convertiré vuestras ciudades en desiertos y devastaré vuestros santuarios, no aceptaré ya más el olor grato de vuestros sacrificios; 32y asolaré el país a tal extremo, que queden atónitos vuestros mismos enemigos al ocuparlo. 33[890]A vosotros, empero, os esparciré entre las naciones, y desenvainaré la espada en pos de vosotros. Vuestro país será un yermo, y vuestras ciudades un desierto.

34[891]Entonces disfrutará la tierra de sus sábados, todos los días que dure la desolación y vosotros estéis en la tierra de vuestros enemigos; entonces sí que descansará la tierra y gozará de sus sábados. 35Durante todo el tiempo de la desolación descansará, lo que no pudo hacer en vuestros sábados cuando habitabais en ella.

36[892]A los que quedaren de vosotros, les infundiré abatimiento en sus corazones en la tierra de sus enemigos; el ruido de una hoja que se vuela, los pondrá en fuga, huirán como quien huye de la espada, y caerán sin que nadie los persiga. 37Se atropellarán unos a otros, como delante de la espada, aunque nadie los persiga; y no podréis levantaros en presencia de vuestros enemigos. 38Pereceréis entre las naciones, y os devorará la tierra de vuestros enemigos. 39Y quienes de vosotros sobrevivan, serán consumidos por su propia iniquidad en los países de vuestros enemigos; y también por las iniquidades de sus padres serán consumidos como ellos.

Conversión de Israel

40Entonces cuando confesaren sus iniquidades y las iniquidades de sus padres, las que cometieron contra Mí por sus infidelidades; y cuando confesaren cómo me resistieron, 41[893]y cómo Yo por eso mismo resistí a ellos y los llevé al país de sus enemigos; cuando se doblegare su corazón incircunciso, y ellos aceptaren el castigo de su iniquidad, 42Yo entonces me acordaré de mi alianza con Jacob, y también de mi alianza con Isaac, y asimismo de mi alianza con Abrahán; y me acordaré del país. 43Pero antes la tierra será abandonada por ellos y disfrutará de sus sábados, mientras quede desolada en su ausencia. Entretanto aceptarán el castigo de su iniquidad, por cuanto desecharon mis leyes y su alma detestó mis mandamientos. 44Pero aun con todo esto, estando ellos en tierra enemiga, no los desecharé ni los detestaré hasta destruirlos, anulando mi alianza con ellos, porque Yo soy Yahvé, su Dios, 45sino que me acordaré en favor de ellos, de la alianza hecha con sus padres, a quienes saqué de la tierra de Egipto, a vista de las naciones, para ser su Dios. Yo soy Yahvé.”

46Estos son los mandamientos, estatutos y leyes que Yahvé estableció entre Él y los hijos de Israel en el monte Sinaí, por boca de Moisés.

V. APÉNDICE
LEVÍTICO 27
Los votos

1[894]Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2“Habla a los hijos de Israel y diles: Si uno hiciere un voto a Yahvé tocante a personas, estas (serán valoradas) según tu tasación. 3[895]Si el objeto de tu tasación es un varón de veinte a sesenta años, tu valuación será de cincuenta siclos de plata, según el siclo del santuario. 4Mas si se trata de una mujer, tu valuación será de treinta siclos. 5De los cinco a los veinte años, tu valuación será, para varón, veinte siclos; para mujer, diez siclos. 6De un mes hasta la edad de cinco años, será tu valuación para niño cinco siclos de plata; para niña será tu valuación tres siclos de plata. 7De sesenta años para arriba, será tu valuación, para varón, quince siclos; para mujer, diez siclos. 8Si uno es tan pobre que no puede pagar tu valuación, será presentado al sacerdote, el cual le tasará a razón de los recursos que tenga el oferente.

9Si se trata de un animal que se puede ofrecer a Yahvé en oblación, todo lo que de él se diere a Yahvé será santo. 10No se mudará ni se trocará bueno por malo, ni malo por bueno; y si de alguna manera se permutare un animal por otro, tanto el trocado como su sustituto serán cosa santa. 11Mas si es uno de los animales impuros, de los que no se puede ofrecer como oblación a Yahvé, será presentado el animal al sacerdote, 12el cual lo tasará según sea bueno a malo; y se hará conforme a la estimación del sacerdote. 13Si uno quisiere redimirlo, añada un quinto a tu valuación.

14Si alguno consagra su casa, para que sea santa a Yahvé, la tasará el sacerdote, según sea buena o mala. Conforme a la valuación del sacerdote, así será. 15Si el que consagró la casa desea rescatarla, añada la quinta parte al precio de tu valuación, y será suya.

16[896]Si uno consagra parte del campo de su posesión a Yahvé, será tu valuación según la cantidad de semilla necesaria para sembrarlo: a razón de cincuenta siclos por cada hómer de cebada. 17[897]Si él consagró su campo desde el año del jubileo, se atendrá a tu valuación. 18Mas si consagra su campo después del jubileo, el sacerdote hará la valuación del precio a razón de los años que queden hasta el año del jubileo; y según eso será el descuento de tu valuación. 19Si el que consagró el campo desea rescatarlo, añada la quinta parte al precio de tu valuación, y quedará suyo. 20Pero si no rescata el campo, y este se vendiere a otro, el campo no podrá ser rescatado en adelante. 21Ese campo, cuando salga libre en el jubileo, será consagrado a Yahvé como campo de anatema, y pertenecerá al sacerdote.

22Si alguno consagra a Yahvé un campo que compró y que no forma parte de su patrimonio, 23el sacerdote le calculará el importe de la valuación hasta el año del jubileo; y él pagará ese mismo día la suma de la valuación como cosa consagrada a Yahvé. 24El año del jubileo volverá el campo al vendedor, al que pertenece como propietario del campo. 25Todas tus valuaciones se harán según el siclo del Santuario; veinte güeras son un siclo.

26[898]Nadie, empero, podrá consagrar los primogénitos de los animales, que por ser primogénitos son de Yahvé. Sean del ganado mayor o del menor, pertenecen a Yahvé. 27Si se trata de un animal impuro, y uno desea rescatarlo según tu estimación, añada la quinta parte al precio; mas si no fuere rescatado, sea vendido conforme a tu valuación.

28[899]Nada de lo que uno de toda su propiedad dedique a Yahvé con anatema, sea hombre o bestia o campo de su posesión, podrá venderse ni rescatarse. Toda cosa dedicada con anatema es sacratísima para Yahvé. 29Ninguna persona consagrada con anatema podrá ser rescatada; muera irremisiblemente.

Los diezmos

30El diezmo entero de la tierra, tanto de las semillas de la tierra como de los frutos de los árboles, es de Yahvé; es cosa consagrada a Yahvé. 31Si alguno quiere rescatar parte de su diezmo, añada la quinta parte a su precio. 32Cada décimo animal del ganado mayor y del ganado menor, de todo lo que pasa bajo el cayado, cada décima cabeza será consagrada a Yahvé. 33No se escogerá entre animal bueno o malo, ni se ha de trocar; y si hiciere trueque, tanto el animal trocado como su sustituto serán cosas santas; no podrán ser rescatados.”

34Estos son los mandamientos que Yahvé dio a Moisés para los hijos de Israel en el monte Sinaí.

NÚMEROS

# · 1 · 2 · 3 · 4 · 5 · 6 · 7 · 8 · 9 · 10 · 11 · 12 · 13 · 14 · 15 · 16 · 17 · 18 · 19 · 20 · 21 · 22 · 23 · 24 · 25 · 26 · 27 · 28 · 29 · 30 · 31 · 32 · 33 · 34 · 35 · 36
I. PREPARATIVOS PARA SALIR DEL DESIERTO
NÚMEROS 1
El censo del pueblo

1[900]El segundo año después de la salida del país de Egipto, el primer día del mes segundo, habló Yahvé a Moisés en el desierto del Sinaí, en el Tabernáculo de la Reunión, diciendo: 2[901]“Haced el censo de toda la Congregación de los hijos de Israel, según sus familias y casas paternas, contando por cabezas los nombres de todos los varones 3de veinte años para arriba de todos los israelitas aptos para la guerra. Tú y Aarón los contaréis según sus escuadrones. 4Os acompañará un hombre de cada tribu, que sea cabeza de su casa paterna.

5Estos son los nombres de los varones que os ayudarán: De Rubén, Elisur, hijo de Sedeur, 6de Simeón, Selumiel, hijo de Surisadai; 7de Judá, Naasón, hijo de Aminadab; 8de Isacar, Natanael, hijo de Suar; 9de Zabulón, Eliab, hijo de Helón; 10de los hijos de José: de Efraím, Elisamá, hijo de Amiud; de Manasés, Gamaliel, hijo de Pedasur: 11de Benjamín, Abidán, hijo de Gedeoní; 12de Dan, Ahiéser, hijo de Amisadai; 13de Aser, Pagiel, hijo de Ocrán; 14de Gad, Eliasaf, hijo de Deuel; 15de Neftalí, Ahirá, hijo de Enan.” 16[902]Estos fueron los designados de entre la Congregación. Eran los príncipes de las tribus de sus padres y cabezas de los millares de Israel.

17Moisés y Aarón tomaron a estos hombres designados nominalmente 18y reunieron a toda la Congregación el día primero del segundo mes. Entonces fueron registrados, cabeza por cabeza, los varones de veinte años para arriba, según sus familias y casas paternas, conforme al número de los nombres. 19Como Yahvé había mandado a Moisés, así los contó este en el desierto del Sinaí.

El resultado del censo

20[903]Hijos de Rubén, primogénito de Israel. Fueron alistados sus descendientes según sus familias y casas paternas, nominalmente y cabeza por cabeza, todos los varones de veinte años para arriba, todos los aptos para la guerra, 21y fueron contados de la tribu de Rubén cuarenta y seis mil quinientos.

22Hijos de Simeón. Fueron alistados sus descendientes, según sus familias y casas paternas, nominalmente y cabeza por cabeza, todos los varones de veinte años para arriba, todos los aptos para la guerra; 23y fueron contados de la tribu de Simeón cincuenta y nueve mil trescientos.

24Hijos de Gad. Fueron alistados nominalmente sus descendientes, según sus familias y casas paternas, los de veinte años para arriba, todos los aptos para la guerra; 25y fueron contados de la tribu de Gad cuarenta y cinco mil seiscientos cincuenta.

26Hijos de Judá. Fueron alistados nominalmente sus descendientes, según sus familias y casas paternas, los de veinte años para arriba, todos los aptos para la guerra; 27y fueron contados de la tribu de Judá setenta y cuatro mil seiscientos.

28Hijos de Isacar. Fueron alistados nominalmente sus descendientes, según sus familias y casas paternas, los de veinte años para arriba, todos los aptos para la guerra; 29y fueron contados de la tribu de Isacar cincuenta y cuatro mil cuatrocientos.

30Hijos de Zabulón. Fueron alistados nominalmente sus descendientes, según sus familias y casas paternas, de veinte años para arriba, todos los aptos para la guerra; 31y fueron contados de la tribu de Zabulón cincuenta y siete mil cuatrocientos.

32Hijos de José, hijos de Efraím. Fueron alistados nominalmente sus descendientes, según sus familias y casas paternas, los de veinte años para arriba, todos los aptos para la guerra; 33y fueron contados de la tribu de Efraím cuarenta mil quinientos.

34Hijos de Manasés. Fueron alistados nominalmente sus descendientes, según sus familias y sus casas paternas, los de veinte años para arriba, todos los aptos para la guerra; 35y fueron contados de la tribu de Manasés treinta y dos mil doscientos.

36Hijos de Benjamín. Fueron alistados nominalmente sus descendientes, según sus familias y sus casas paternas, los de veinte años para arriba, todos los aptos para la guerra; 37y fueron contados de la tribu de Benjamín treinta y cinco mil cuatrocientos.

38Hijos de Dan. Fueron alistados nominalmente sus descendientes, según sus familias y casas paternas, los de veinte años para arriba, todos los aptos para la guerra; 39y fueron contados de la tribu de Dan sesenta y dos mil setecientos.

40Hijos de Aser. Fueron alistados nominalmente sus descendientes, según sus familias y casas paternas, los de veinte años para arriba, todos los aptos para la guerra; 41y fueron contados de la tribu de Aser cuarenta y un mil quinientos.

42Hijos de Neftalí. Fueron alistados nominalmente sus descendientes, según sus familias y casas paternas, los de veinte años para arriba, todos los aptos para la guerra; 43y fueron contados de la tribu de Neftalí cincuenta y tres mil cuatrocientos.

44Estos son los empadronados, a quienes contaron Moisés y Aarón, con los doce príncipes de Israel, uno por cada casa paterna, 45[904]y fue el número de todos los empadronados de los hijos de Israel, según sus casas paternas, de veinte años para arriba, todos aptos para la guerra: 46el número de todos esos empadronados fue de seiscientos tres mil quinientos cincuenta.

Exención de los levitas

47Los levitas no fueron contados como los otros, según la tribu de sus padres; 48porque Yahvé habló a Moisés, diciendo: 49[905]“No contarás la tribu de Leví, y no harás su censo entre los hijos de Israel. 50Encargarás a los levitas el cuidado del Tabernáculo del Testimonio, con todos sus utensilios, y todo cuanto le pertenece: ellos llevarán el Tabernáculo y todos sus utensilios, ejercerán allí su ministerio y acamparán alrededor del Tabernáculo. 51[906]Al ponerse en marcha el Tabernáculo, los levitas lo desarmarán; y al pararse el Tabernáculo, los levitas lo armarán; y el extraño que se acercare morirá. 52Los hijos de Israel fijarán sus tiendas, cada (tribu) en su campamento, y bajo su bandera, según sus escuadrones; 53los levitas, en cambio, acamparán alrededor del Tabernáculo del Testimonio, para que la ira (de Dios) no estalle contra la Congregación de los hijos de Israel. Los levitas estarán encargados de guardar el Tabernáculo del Testimonio.”

NÚMEROS 2
Disposiciones para el campamento y la marcha

1Habló Yahvé a Moisés y a Aarón, diciendo: 2“Los hijos de Israel acamparán cada cual junto a su bandera, bajo las enseñas de sus casas paternas; acamparán frente al Tabernáculo de la Reunión, todo en torno a él. 3[907]Delante, al oriente, se fijará la bandera del campamento de Judá, según sus escuadrones, siendo el príncipe de los hijos de Judá, Naasón, hijo de Aminadab. 4Su ejército es, según el censo, de setenta y cuatro mil seiscientos hombres. 5A su lado acampará la tribu de Isacar, siendo el príncipe de los hijos de Isacar, Natanael, hijo de Suar. 6Su ejército es, según el censo, de cincuenta y cuatro mil cuatrocientos. 7Luego la tribu de Zabulón, siendo el príncipe de los hijos de Zabulón, Eliab, hijo de Helón. 8Su ejército es, según el censo, de cincuenta y siete mil cuatrocientos. 9El total del campamento de Judá es, según el censo, de ciento ochenta y seis mil cuatrocientos, divididos en sus escuadrones. Estos son los primeros en ponerse en marcha.

10Al mediodía se ubicará la bandera del campamento de Rubén, según sus escuadrones, siendo el príncipe de los hijos de Rubén, Elisur, hijo de Sedeur. 11Su ejército es, según el censo, de cuarenta y seis mil quinientos. 12A su lado acampará la tribu de Simeón, siendo el príncipe de los hijos de Simeón, Selumiel, hijo de Surisadai. 13Su ejército es, según el censo, de cincuenta y nueve mil trescientos. 14Luego la tribu de Gad, siendo el príncipe de los hijos de Gad, Eliasaf, hijo de Deuel. 15Su ejército es, según el censo, de cuarenta y cinco mil seiscientos cincuenta. 16El total del campamento de Rubén es, según el censo, de ciento cincuenta y un mil cuatrocientos cincuenta, repartidos en sus escuadrones. Ellos se pondrán en marcha los segundos.

17[908]Después se pondrá en marcha el Tabernáculo de la Reunión, es decir, el campamento de los levitas, en medio de los campamentos. Según el orden en que acampen, así se pondrán en marcha, cada uno en su lugar y bajo su bandera.

18Al occidente estará la bandera del campamento de Efraím, con sus tropas, siendo el príncipe de los hijos de Efraím, Elisamá, hijo de Amiud. 19Su ejército es según el censo, de cuarenta mil quinientos. 20Junto a él estará la tribu de Manasés, siendo el príncipe de los hijos de Manasés, Gamaliel, hijo de Pedasur. 21Su ejército es, según el censo, de treinta y dos mil doscientos. 22Luego la tribu de Benjamín, siendo el príncipe de los hijos de Benjamín, Abidán, hijo de Gedeoní. 23Su ejército es, según el censo, de treinta y cinco mil cuatrocientos. 24El total del campamento de Efraím es, según el censo de ciento ocho mil cien, repartidos en sus escuadrones. Ellos se pondrán en marcha los terceros.

25Al norte estará la bandera del campamento de Dan, según sus ejércitos, siendo el príncipe de los hijos de Dan, Ahiéser, hijo de Amisadai. 26Su ejército es, según el censo, de sesenta y dos mil setecientos. 27Junto a él acampará la tribu de Aser, siendo el príncipe de los hijos de Aser, Pagiel, hijo de Ocrán. 28Su ejército es, según el censo, de cuarenta y un mil quinientos. 29Luego la tribu de Neftalí, siendo el príncipe de los hijos de Neftalí, Ahirá, hijo de Enán. 30Su ejército es, según el censo, de cincuenta y tres mil cuatrocientos. 31El total del campamento de Dan es, según el censo, de ciento cincuenta y siete mil seiscientos. Ellos se pondrán en marcha los postreros, según sus banderas.”

32[909]Estos son los hijos de Israel inscriptos en el censo, según sus casas paternas. El total de los campamentos, según sus ejércitos respectivos, sumaba seiscientos tres mil quinientos cincuenta. 33Los levitas no figuran en este censo de los hijos de Israel; así lo había mandado Yahvé a Moisés. 34E hicieron los hijos de Israel conforme a todo lo que Yahvé había ordenado a Moisés: acampaban bajo sus banderas, y se ponían en marcha cada cual según su familia y su casa paterna.

NÚMEROS 3
Los hijos de Aarón

1[910]He aquí los descendientes de Aarón y de Moisés, el día en que Yahvé habló con Moisés en el monte Sinaí. 2Y he aquí los nombres de los hijos de Aarón: Nadab, el primogénito; Abiú, Eleazar e Itamar. 3Estos son los nombres de los hijos de Aarón, los sacerdotes ungidos y consagrados para el sacerdocio. 4[911]Nadab y Abiú murieron delante de Yahvé cuando en el desierto del Sinaí llevaron a la presencia de Yahvé un fuego extraño, y no tuvieron hijos. Eleazar e Itamar ejercieron el oficio de sacerdotes a las órdenes de su padre Aarón.

Los levitas

5Yahvé habló a Moisés, diciendo: 6“Manda que se acerque la tribu de Leví, y preséntala delante del sacerdote Aarón para que le sirvan. 7Ellos se encargarán de las obligaciones de Aarón y de toda la Congregación respecto del Tabernáculo de la Reunión, ejerciendo el servicio de la Morada. 8Guardarán todos los utensilios del Tabernáculo de la Reunión, y se encargarán de los trabajos de los hijos de Israel en el servicio de la Morada. 9Darás, pues, los levitas a Aarón y a sus hijos; a él le serán enteramente entregados por parte de los hijos de Israel. 10Encargarás a Aarón y a sus hijos que se ocupen (exclusivamente) de su sacerdocio; el extraño que se acercare morirá.”

11Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 12[912]“He aquí que Yo he tomado a los levitas de en medio de los hijos de Israel, en lugar de todos los primogénitos que abren el seno de su madre. Los levitas son míos. 13[913]Porque todos los primogénitos son míos; el día en que Yo herí a todo primogénito en la tierra de Egipto, santifiqué para Mí todos los primogénitos de Israel, tanto de hombres como de animales, míos son. Yo, Yahvé.”

14Yahvé habló a Moisés en el desierto del Sinaí, diciendo: 15“Haz el censo de los hijos de Leví según sus casas paternas y según sus familias, contando a todos los varones de un mes para arriba.” 16Moisés los contó según la orden de Yahvé, tal como le fue mandado.

17He aquí los hijos de Leví por sus nombres: Gersón, Caat y Merarí. 18Estos son los nombres de los hijos de Gersón, según sus familias: Libní y Simeí. 19Los hijos de Caat, según sus familias: Amram, Isar, Hebrón y Usiel. 20Los hijos de Merarí, según sus familias: Mahalí y Musí. Estas son las familias de los levitas, según sus casas paternas:

21De Gersón descienden la familia de los libnitas y la de los simeítas. Estas son las familias de los gersonitas. 22Sus empadronados, contando a todos los varones, de un mes para arriba, fueron, según el censo, siete mil quinientos. 23Las familias de los gersonitas acampaban detrás de la Morada, al poniente. 24El príncipe de la casa paterna de los gersonitas era Eliasaf, hijo de Lael. 25Los hijos de Gersón tenían a su cargo en el Tabernáculo de la Reunión el cuidado de la Morada y del Tabernáculo, su cubierta, la cortina de la entrada del Tabernáculo de la Reunión, 26las cortinas del atrio, la cortina de la entrada del atrio que rodea la Morada y el altar, y las cuerdas para todo su servicio.

27De Caat descienden la familia de los amramitas, la familia de los isaritas, la familia de los hebronitas, y la familia de los usielitas. Estas son las familias de los caatitas. 28El número de todos sus varones, de un mes para arriba, fue de ocho mil seiscientos, encargados del servicio del Santuario. 29Las familias de los hijos de Caat acampaban al costado de la Morada, en el flanco meridional. 30El príncipe de la casa paterna de las familias de los caatitas era Elisafán, hijo de Usiel. 31Ellos tenían a su cargo el Arca, la mesa, el candelabro, los altares, los utensilios del Santuario que se usan en el ministerio, el velo y todo lo perteneciente a su servicio. 32El primer príncipe de los levitas era Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, que tenía la superintendencia de los encargados del cuidado del Santuario.

33De Merarí descienden la familia de los mahalitas y la de los musitas: estas son las familias de Merarí. 34Sus empadronados, contando a todos los varones, de un mes para arriba, fueron seis mil doscientos. 35El príncipe de la casa paterna de las familias de Merarí era Suriel, hijo de Abihail. Estos acampaban al lado norte de la Morada. 36Los hijos de Merarí tenían a su cargo el cuidado de los tablones de la Morada, de sus travesaños, columnas y basas, y de todos sus utensilios con todo lo perteneciente a su servicio; 37además de las columnas en torno al atrio, de sus basas, estacas y cuerdas.

38Frente a la Morada, al oriente, delante del Tabernáculo de la Reunión, por donde se levanta el sol, tenían sus tiendas Moisés y Aarón y los hijos de este, que custodiaban el Santuario en nombre de los hijos de Israel; el extraño que se acercaba era castigado con la muerte.

39[914]El total de los levitas empadronados según sus familias por Moisés y Aarón, conforme a la orden de Yahvé, todos los varones de un mes para arriba, fue de veinte y dos mil.

Censo de los primogénitos de Israel

40Yahvé dijo a Moisés: “Haz el censo de todos los varones primogénitos de los hijos de Israel, de un mes para arriba, y cuéntalos por sus nombres. 41Y tomarás para Mí a los levitas —Yo soy Yahvé— en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel, y el ganado de los levitas en lugar de todos los primogénitos del ganado de los hijos de Israel.” 42Contó, pues, Moisés a todos los primogénitos de los hijos de Israel, como Yahvé se lo había mandado. 43Y fueron, según el censo, todos los varones primogénitos de un mes para arriba, contados por nombres, veinte y dos mil doscientos setenta y tres.

44Entonces habló Yahvé a Moisés, diciendo: 45“Toma a los levitas en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel, y el ganado de los levitas en lugar del ganado de aquellos; y los levitas serán míos. Yo, Yahvé. 46Para el rescate de los doscientos setenta y tres primogénitos de los hijos de Israel que exceden del número de los levitas, 47[915]tomarás cinco siclos por cabeza; los tomaras según el siclo del Santuario, que es de veinte güeras; 48y darás el dinero a Aarón y a sus hijos como rescate de los que sobrepasan el número de los levitas.” 49Y Moisés cobró el dinero del rescate a los que sobrepasaban el número de los rescatados por los levitas. 50Tomó el dinero de parte de los primogénitos de los hijos de Israel: mil trescientos sesenta y cinco siclos, según el siclo del Santuario. 51Moisés dio el dinero del rescate a Aarón y a sus hijos, según la orden de Yahvé, como Yahvé había mandado a Moisés.

NÚMEROS 4
Distribución de los cargos entre los levitas

1[916]Habló Yahvé a Moisés y a Aarón, diciendo: 2“Haced el censo de los hijos de Caat, de entre los hijos de Leví, según sus familias y casas paternas, 3de treinta años para arriba, hasta los cincuenta, todos los que han de prestar servicio o ejercer alguna función en el Tabernáculo de la Reunión.

4He aquí el oficio de los hijos de Caat relativo al Tabernáculo de la Reunión, el Santo de los Santos: 5Siempre que haya de levantarse el campamento, entrará Aarón con sus hijos, para bajar la cortina del velo y cubrir con ella el Arca del Testimonio. 6[917]Pondrán encima una cubierta de pieles de tejón, sobre la cual extenderán un paño todo de jacinto, y colocarán las varas. 7También sobre la mesa de la proposición extenderán un paño de jacinto, sobre el cual pondrán los platos, las cucharas, las tazas y las copas para las libaciones, quedando encima el pan perpetuo. 8Sobre ellos tenderán un paño carmesí, cubriéndolo con una cubierta de pieles de tejón, y colocarán las varas. 9Luego tomarán una tela de jacinto con que cubrirán el candelabro del alumbrado, con sus lámparas, sus despabiladeras, sus platillos, y todos sus vasos para el aceite, todo lo necesario para su servicio. 10Lo envolverán, con todos sus utensilios, en una cubierta de pieles de tejón, y lo pondrán sobre las angarillas. 11[918]También sobre el altar de oro tenderán un paño de jacinto, que cubrirán con una cubierta de pieles de tejón; y colocarán las varas. 12Luego tomarán todos los utensilios que se usan para el servicio del Santuario, los envolverán en un paño de jacinto, cubriéndolos con una cubierta de pieles de tejón, y los pondrán sobre las angarillas. 13[919]Después quitarán las cenizas del altar, sobre el cual extenderán un paño de púrpura; 14pondrán encima todos los utensilios necesarios para su servicio: los braseros, los tenedores, las paletas, los tazones, todos los utensilios del altar, extenderán sobre él una cubierta de pieles de tejón y colocarán sus varas. 15[920]Cuando Aarón y sus hijos hayan acabado de cubrir el Santuario y todos los enseres del Santuario y se levante el campamento, se llegarán los hijos de Caat para alzarlos; mas no tocarán el Santuario, no sea que mueran. Esto es lo que toca a los hijos de Caat (en el transporte) del Tabernáculo de la Reunión.

16Eleazar, hijo de Aarón el sacerdote, tendrá a su cargo el aceite del alumbrado, el incienso aromático, la oblación perpetua, el óleo de la unción, el cuidado de toda la Morada y de todo lo perteneciente a ella, de (todo) el Santuario con sus utensilios.”

17Yahvé habló a Moisés y a Aarón, diciendo: 18[921]“No permitáis que el linaje de las familias de los caatitas sea extirpado de en medio de los levitas. 19Para que vivan y no mueran, cuando se lleguen a las cosas santísimas, haced con ellos de esta manera: Aarón y sus hijos vendrán y señalarán a cada uno su servicio y lo que ha de transportar. 20Pero ellos no deben entrar, ni aun por un solo instante, para ver las cosas santas, no sea que mueran.”

21Yahvé habló a Moisés, diciendo: 22“Haz también el censo de los hijos de Gersón, según sus casas paternas y sus familias. 23Desde treinta años para arriba, hasta los cincuenta los contarás a todos los que han de prestar servicio o ejercer alguna función en el Tabernáculo de la Reunión.

24He aquí el cargo de las familias de los gersonitas, tanto en el servicio como en el transporte. 25Llevarán las cortinas de la Morada y el Tabernáculo de la Reunión, su cubierta, la cubierta de pieles de tejón que está encima de aquella, el velo que se halla en la entrada del Tabernáculo de la Reunión, 26las cortinas del atrio y la cortina de la puerta de la entrada del atrio que rodea la Morada y el altar, con sus cuerdas y todos los utensilios de su servicio; harán todo lo referente a su servicio. 27Todo el servicio de los gersonitas, en todo lo que han de transportar o de ejecutar, estará a las órdenes de Aarón y de sus hijos. Vosotros les señalaréis lo que es de su obligación, todo lo que han de transportar. 28Este es el servicio de las familias de los gersonitas, relativo al Tabernáculo de la Reunión; el servicio de ellos estará bajo la dirección de Itamar, hijo del sacerdote Aarón.

29Haz también el censo de los hijos de Merarí según sus familias y sus casas paternas, 30contándolos desde los treinta años para arriba, hasta los cincuenta, a todos los que han de prestar servicio o ejercer alguna función en el Tabernáculo de la Reunión.

31He aquí los objetos del Tabernáculo de la Reunión, que tienen que llevar en todo su servicio: los tablones de la Morada, sus travesaños, sus columnas y sus basas, 32las columnas que rodean el atrio, sus basas, estacas y cuerdas, todos sus utensilios, y todo lo perteneciente a su servicio. Les señalaréis por nombre los objetos que tienen que transportar. 33Este es el oficio de las familias de los hijos de Merarí, conforme a todo su servicio en el Tabernáculo de la Reunión, bajo la dirección de Itamar, hijo de Aarón el sacerdote.”

Número de los levitas aptos para el servicio sagrado

34Moisés y Aarón y los príncipes de la Congregación contaron a los caatitas, según sus familias y sus casas paternas, 35de treinta años para arriba, hasta los cincuenta, a todos los que habían de prestar servicio o ejercer alguna función en el Tabernáculo de la Reunión. 36[922]Y fueron los empadronados, según sus familias, dos mil setecientos cincuenta. 37Estos fueron los empadronados de las familias de los caatitas, todos aquellos que servían en el Tabernáculo de la Reunión, a quienes contaron Moisés y Aarón, conforme a la orden que Yahvé había dado por boca de Moisés.

38Los empadronados de los hijos de Gersón, contados según sus familias y sus casas paternas, 39de treinta años para arriba, hasta los cincuenta, todos los que habían de prestar servicio o ejercer alguna función en el Tabernáculo de la Reunión; 40esos, empadronados según sus familias y sus casas paternas, fueron dos mil seiscientos treinta. 41Estos son los empadronados de las familias de los hijos de Gersón, todos aquellos que servían en el Tabernáculo de la Reunión, a quienes Moisés y Aarón contaron por orden de Yahvé.

42Los empadronados de las familias de los hijos de Merarí, según sus familias y sus casas paternas, 43de treinta años para arriba, hasta los cincuenta, todos los que habían de prestar algún servicio o ejercer alguna función en el Tabernáculo de la Reunión; 44esos empadronados según sus familias, fueron tres mil doscientos. 45Estos son los empadronados de las familias de los hijos de Merarí, a quienes Moisés y Aarón contaron por orden de Yahvé dada a Moisés.

46El total de los levitas contados por Moisés y Aarón y los príncipes de Israel, según sus familias y sus casas paternas, 47de treinta años para arriba, hasta los cincuenta, todos aquellos que tenían una función en el servicio y en el transporte del Tabernáculo de la Reunión, 48su número fue de ocho mil quinientos ochenta. 49Conforme a la orden de Yahvé dada a Moisés, este asignó a cada uno su ministerio y lo que había de transportar. Y los designados fueron aquellos que Yahvé había señalado a Moisés.

NÚMEROS 5
Disposiciones sobre los impuros

1Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2“Manda a los hijos de Israel que alejen del campamento a todo leproso, y a todo aquel que padece flujo, así como a todo manchado por un muerto. 3Alejad tanto a hombres como a mujeres, echadlos fuera del campamento para que no contaminen los campamentos de aquellos en medio de quienes Yo habito.” 4[923]Así lo hicieron los hijos de Israel, y los echaron fuera del campamento. Según Yahvé había mandado a Moisés, así lo hicieron los hijos de Israel.

Restitución de bienes

5Yahvé habló a Moisés, diciendo: 6[924]“Di a los hijos de Israel: Si un hombre o una mujer cometiere cualquier pecado de los que suelen cometer los hombres, ofendiendo a Yahvé, téngase por culpable, 7confiese el pecado cometido y restituya íntegramente aquello en que haya delinquido, añadiendo un quinto; lo restituirá a aquel contra quien se hizo culpable. 8Si este ya no tiene pariente a quien se podría restituir el objeto de delito, la restitución del mismo ha de hacerse a Yahvé (y será entregado) al sacerdote, además del carnero expiatorio con que se hará la expiación por el culpable.”

La porción de los sacerdotes

9[925]“Toda ofrenda alzada de todas las cosas santificadas que los hijos de Israel presentaren al sacerdote, a este pertenecerá. 10Las (demás) cosas ofrecidas por cualquier persona pertenecen a esta; mas lo que uno da al sacerdote, a este le pertenecerá.”

El sacrificio de los celos

11Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 12[926] “Habla a los hijos de Israel y diles: Si la mujer de un hombre fornicare, cometiendo contra él infidelidad, 13y otro hombre se acostare con ella en relación carnal, sin saberlo el marido y quedando el hecho oculto —porque cuando ella se mancilló no hubo testigo contra ella, ni fue sorprendida— 14si viniere sobre el (marido) espíritu de celos, de modo que tenga celos de su mujer, porque ella se ha mancillado, o si viniere espíritu de celos sobre él, de modo que tenga celos de su mujer, sin que ella se hubiese mancillado; 15[927]entonces ese hombre llevará a su mujer al sacerdote, ofreciendo por ella, en oblación, un décimo de efa de harina de cebada, sin derramar aceite encima, ni poner sobre ella incienso; porque es ofrenda de celos, ofrenda de recuerdo, que trae el pecado a la memoria.

16Luego el sacerdote hará que (la mujer) se acerque, y la colocará delante de Yahvé. 17[928]Y tomará el sacerdote agua santa en una vasija de barro, y polvo del suelo de la Morada, y lo echará en el agua. 18[929]El sacerdote, después de mandar que la mujer se ponga de pie delante de Yahvé, soltará la cabellera de la mujer, y pondrá en sus manos la ofrenda de recuerdo, que es la ofrenda de los celos, teniendo él en su mano el agua amarga que acarrea maldición. 19Y conjurará el sacerdote a la mujer diciendo: Si no se ha acostado contigo ninguno, y si no te has descarriado contaminándote con quien no es tu marido, no te hará daño esta agua amarga que acarrea maldición. 20Mas si te has descarriado con quien no es tu marido, y te has contaminado acostándose contigo algún hombre, que no sea tu marido, 21entonces el sacerdote conjurará a la mujer con juramento de maldición, y le dirá: “¡Que te ponga Yahvé por ejemplo de maldición e imprecación en medio de tu pueblo, y haga Yahvé que enflaquezcan tus caderas y se hinche tu vientre! 22[930]¡Entre en tus entrañas esta agua que acarrea maldición, para que se hinche tu vientre y enflaquezcan tus caderas!” Y dirá la mujer: “¡Amén amén!”

23[931]Luego el sacerdote escribirá estas maldiciones en un rollo y las desleirá en las aguas amargas. 24Y hará beber a la mujer el agua amarga que acarrea maldición; y penetrará en ella el agua de maldición para serle amarga. 25Después tomará el sacerdote de mano de la mujer la oblación de celos, la mecerá ante Yahvé, y la presentará delante del altar. 26Y tomando de la oblación un puñado como ofrenda de recuerdo, lo quemará en el altar; después dará de beber a la mujer el agua. 27Dándosele a ella el agua sucederá que si ella se ha deshonrado, siendo infiel a su marido, en tal caso penetrará en ella el agua de maldición para serle amarga; y se le hinchará el vientre y enflaquecerán sus caderas, de modo que aquella mujer será una execración en medio de su pueblo. 28[932]Pero si la mujer no se ha mancillado, siendo pura, quedará ilesa y tendrá hijos.”

29Esta es la ley de los celos, cuando una mujer se ha descarriado contaminándose con quien no es su marido; 30o cuando sobre un hombre viene espíritu de celos, de modo que tenga celos de su mujer: presentará a la mujer ante Yahvé, y el sacerdote hará con ella según toda esta ley. 31[933]El marido quedará así libre de culpa, pero la mujer pagará su iniquidad.”

NÚMEROS 6
El nazareato

1Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2[934]“Habla a los hijos de Israel y diles: Si un hombre o una mujer hace un voto especial, el voto de nazareo, consagrándose a Yahvé, 3se abstendrá de vino y de bebida embriagante, no beberá vinagre de vino ni de (otra) bebida embriagante; no tomará zumo de uvas, ni comerá uvas frescas ni secas. 4En todos los días de su nazareato no comerá producto alguno de la vid, desde los granos hasta el hollejo. 5Durante todo el tiempo de su voto de nazareato, no pasará navaja sobre su cabeza. Hasta cumplirse los días por los que se consagró a Yahvé, quedará santo, y dejará crecer libremente su cabellera. 6En todos los días de su consagración a Yahvé no entrará donde haya un muerto. 7No ha de contaminarse (haciendo luto) por la muerte de su padre, ni de su madre, ni de su hermano, ni de su hermana; porque la consagración de su Dios está sobre su cabeza. 8Durante todo el tiempo de su nazareato está consagrado a Yahvé. 9Si junto a él muriere uno de repente, contaminándose así la cabeza de su nazareato, raerá su cabeza el día de su purificación; el día séptimo la raerá. 10Y al día octavo presentará al sacerdote dos tórtolas o dos palominos a la entrada del Tabernáculo de la Reunión. 11El sacerdote ofrecerá el uno por el pecado, y el otro como holocausto, haciendo por él la expiación a causa del pecado en el caso del muerto; y en ese mismo día consagrará (de nuevo) su cabeza. 12Renovará ante Yahvé los días de su nazareato, y presentará un cordero primal por la culpa. Los días precedentes serán nulos, porque fue contaminado su nazareato.

13Esta es la ley del nazareo. Al cumplirse los días de su nazareato, será conducido a la entrada del Tabernáculo de la Reunión; 14y presentará como oblación suya a Yahvé un cordero primal sin tacha, en holocausto, una cordera primal sin tacha, para el sacrificio por el pecado, y un carnero sin tacha, para el sacrificio pacífico, 15[935]un canasto de panes ácimos, tortas de flor de harina amasadas con aceite, y galletas sin levadura untadas de aceite, juntamente con la oblación y las libaciones respectivas.

16El sacerdote lo presentará delante de Yahvé, y ofrecerá su sacrificio por el pecado y su holocausto. 17Ofrecerá también a Yahvé el carnero como sacrificio pacífico, junto con el canasto de los panes ácimos; después presentará el sacerdote la ofrenda y la libación. 18El nazareo raerá la cabeza de su nazareato a la entrada del Tabernáculo de la Reunión; y tomando su cabellera consagrada, la echara al fuego que arde debajo del sacrificio pacífico. 19El sacerdote tomará entonces la espaldilla, ya cocida, del carnero, una torta ácima del canasto y una galleta sin levadura, y los pondrá en las manos del nazareo, después que este se haya raído la cabeza consagrada. 20Y los mecerá el sacerdote como ofrenda mecida ante Yahvé —es cosa santa que pertenece al sacerdote, a más del pecho mecido y de la espaldilla alzada— y después podrá el nazareo beber vino.

21[936] Esta es la ley del nazareo que ha hecho voto, y de su oblación a Yahvé con motivo de su nazareato, fuera de lo que agregue según sus recursos. Conforme al voto que haya hecho, así ha de hacer, además de lo ordenado por la ley del nazareato.”

La bendición sacerdotal

22Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 23“Habla a Aarón y a sus hijos, y diles: De esta manera bendeciréis a los hijos de Israel; les diréis:

24[937]¡Yahvé te bendiga y te guarde!

25¡Haga Yahvé brillar sobre ti su Rostro

y tenga misericordia de ti!

26¡Vuelva Yahvé su Rostro hacia ti

y te conceda la paz!

27Así pondrán mi Nombre sobre los hijos de Israel, y Yo los bendeciré.”

NÚMEROS 7
Las ofrendas de los príncipes

1[938]Después de haber terminado Moisés la erección de la Morada y la unción y santificación de la misma con todos sus utensilios, y la unción y santificación del altar con todos sus utensilios, 2presentaron sus ofrendas los príncipes de Israel, las cabezas de sus casas paternas: ellos eran los príncipes de las tribus, quienes habían presidido el censo. 3Presentaron como ofrenda suya delante de Yahvé, seis carros cubiertos y doce bueyes: un carro por cada dos príncipes, y un buey por cada uno de ellos, y los llevaron ante la Morada.

4Habló entonces Yahvé a Moisés, diciendo: 5“Recibe de ellos estas cosas, para que sean destinadas al servicio del Tabernáculo de la Reunión; las darás a los levitas, a cada cual según su servicio.” 6Recibió, pues, Moisés los carros y los bueyes, y los entregó a los levitas. 7Dio dos carros con cuatro bueyes a los hijos de Gersón, según las necesidades de su servicio. 8Cuatro carros con ocho bueyes dio a los hijos de Merarí, según las necesidades de su servicio (que cumplían) bajo la dirección de Itamar, hijo del sacerdote Aarón. 9[939]Pero no dio nada a los hijos de Caat, porque a su cargo estaba el servicio de aquellos objetos sagrados cuyo transporte se hacía llevándolos a hombros.

10Los príncipes presentaron también ofrendas para la dedicación del altar; el día en que fue ungido presentaron ellos mismos sus ofrendas ante el altar. 11Y Yahvé dijo a Moisés: “Que cada día uno de los príncipes presente su ofrenda para la dedicación del altar.”

12El que presentó su oblación el día primero fue Naasón, hijo de Aminadab, de la tribu de Judá. 13Era su ofrenda una fuente de plata, que pesaba ciento treinta siclos, una taza de plata de setenta siclos, según el siclo del Santuario, ambas llenas de flor de harina amasada con aceite, para la oblación; 14una naveta de oro de diez siclos, llena de incienso; 15un novillo, un carnero y un cordero primal para el holocausto; 16un macho cabrío para el sacrificio por el pecado; 17y para el sacrificio pacífico dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos primales. Esta fue la ofrenda de Naasón, hijo de Aminadab.

18[940]El segundo día presentó su ofrenda Natanael, hijo de Suar, príncipe de Isacar. 19Trajo como ofrenda suya una fuente de plata, que pesaba ciento treinta siclos, una taza de plata de setenta siclos, según él siclo del Santuario, ambas llenas de flor de harina amasada con aceite, para la oblación; 20una naveta de oro de diez siclos, llena de incienso; 21un novillo, un carnero y un cordero primal para el holocausto; 22un macho cabrío para el sacrificio por el pecado; 23y para el sacrificio pacífico dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos primales. Esta fue la ofrenda de Natanael, hijo de Suar.

24El tercer día (llegó) el príncipe de los hijos de Zabulón, Eliab, hijo de Helón. 25Era su ofrenda una fuente de plata, que pesaba ciento treinta siclos, una taza de plata de setenta siclos, según el siclo del Santuario, ambas llenas de flor de harina amasada con aceite, para la oblación; 26una naveta de oro de diez siclos, llena de incienso; 27un novillo, un carnero y un cordero primal para el holocausto; 28un macho cabrío para el sacrificio por el pecado; 29y para el sacrificio pacífico, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos primales. Esta fue la ofrenda de Eliab, hijo de Helón.

30El cuarto día (se presentó) el príncipe de los hijos de Rubén, Elisur, hijo de Sedeur. 31Era su ofrenda una fuente de plata, que pesaba ciento treinta siclos, una taza de plata de setenta siclos, según el siclo del Santuario, ambas llenas de flor de harina amasada con aceite, para la oblación; 32una naveta de oro de diez siclos, llena de incienso; 33un novillo, un carnero y un cordero primal para el holocausto; 34un macho cabrío para el sacrificio por el pecado; 35y para el sacrificio pacífico dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos primales. Esta fue la ofrenda de Elisur, hijo de Sedeur.

36El quinto día (vino) el príncipe de los hijos de Simeón, Selumiel, hijo de Surisadai. 37Era su ofrenda una fuente de plata, que pesaba ciento treinta siclos, una taza de plata de setenta siclos, según el siclo del Santuario, ambas llenas de flor de harina amasada con aceite, para la oblación; 38una naveta de oro de diez siclos, llena de incienso; 39un novillo, un carnero y un cordero primal para el holocausto; 40un macho cabrío para el sacrificio por el pecado; 41y para el sacrificio pacífico dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos, y cinco corderos primales. Esta fue la ofrenda de Selumiel, hijo de Surisadai.

42EI sexto día (presentó su ofrenda) el príncipe de los hijos de Gad, Eliasaf, hijo de Deuel. 43Era su ofrenda una fuente de plata, que pesaba ciento treinta siclos, una taza de plata de setenta siclos, según el siclo del Santuario, ambas llenas de flor de harina, amasada con aceite, para la oblación; 44una naveta de oro de diez siclos, llena de incienso; 45un novillo, un carnero y un cordero primal, para el holocausto; 46un macho cabrío para el sacrificio por el pecado; 47y para el sacrificio pacífico, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos primales. Esta fue la ofrenda de Eliasaf, hijo de Deuel.

48El séptimo día (se presentó) el príncipe de los hijos de Efraím, Elisamá, hijo de Amiud. 49Era su ofrenda una fuente de plata, que pesaba ciento treinta siclos, una taza de plata de setenta siclos, según el siclo del Santuario, ambas llenas de flor de harina amasada con aceite, para la oblación; 50una naveta de oro de diez siclos, llena de incienso; 51un novillo, un carnero y un cordero primal para el holocausto; 52un macho cabrío para el sacrificio por el pecado; 53y para el sacrificio pacífico, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos primales. Esta fue la ofrenda de Elisamá, hijo de Amiud.

54El octavo día (llegó) el príncipe de los hijos de Manasés, Gamaliel, hijo de Pedasur. 55Era su ofrenda una fuente de plata, que pesaba ciento treinta siclos, una taza de plata de setenta siclos, según el siclo del Santuario, ambas llenas de flor de harina amasada con aceite, para la oblación; 56una naveta de oro de diez siclos, llena de incienso; 57un novillo, un carnero y un cordero primal para el holocausto; 58un macho cabrío para el sacrificio por el pecado; 59y para el sacrificio pacífico, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos primales. Esta fue la ofrenda de Gamaliel, hijo de Pedasur.

60El noveno día (se presentó) el príncipe de los hijos de Benjamín, Abidán, hijo de Gedeoní. 61Era su ofrenda una fuente de plata, que pesaba ciento treinta siclos, una taza de plata de setenta siclos, según el siclo del Santuario, ambas llenas de flor de harina amasada con aceite, para la oblación; 62una naveta de oro de diez siclos, llena de incienso; 63un novillo, un carnero y un cordero primal para el holocausto; 64un macho cabrío para el sacrificio por el pecado; 65y para sacrificio pacífico, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos primales. Esta fue la ofrenda de Abidán, hijo de Gedeoní.

66El décimo día (vino) el príncipe de los hijos de Dan, Ahiéser, hijo de Amisadai. 67Era su ofrenda una fuente de plata, que pesaba ciento treinta siclos, una taza de plata de setenta siclos, según el siclo del Santuario, ambas llenas de flor de harina amasada con aceite, para la oblación; 68una naveta de oro de diez siclos, llena de incienso; 69un novillo, un carnero y un cordero primal, para el holocausto; 70un macho cabrío para el sacrificio por el pecado; 71y para el sacrificio pacífico, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos primales. Esta fue la ofrenda de Ahiéser, hijo de Amisadai.

72El undécimo día (llegó) el príncipe de los hijos de Aser, Pagiel, hijo de Ocrán. 73Era su ofrenda una fuente de plata, que pesaba ciento treinta siclos, una taza de plata de setenta siclos, según el siclo del Santuario, ambas llenas de flor de harina amasada con aceite, para la oblación; 74una naveta de oro de diez siclos, llena de incienso; 75un novillo, un carnero y un cordero primal, para el holocausto; 76un macho cabrío para el sacrificio por el pecado; 77y para el sacrificio pacífico, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos primales. Esta fue la ofrenda de Pagiel, hijo de Ocrán.

78El duodécimo día (se presentó) el príncipe de los hijos de Neftalí, Ahirá, hijo de Enán. 79Era su ofrenda una fuente de plata, que pesaba ciento treinta siclos, una taza de plata de setenta siclos, según el siclo del Santuario, ambas llenas de flor de harina amasada con aceite, para la oblación; 80una naveta de oro de diez siclos, llena de incienso; 81un novillo, un carnero y un cordero primal, para el holocausto; 82un macho cabrío para el sacrificio por el pecado; 83y para el sacrificio pacífico, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos cinco corderos primales. Esta fue la ofrenda de Ahirá, hijo de Enán.

84Estos fueron los dones ofrecidos por los príncipes de Israel para la dedicación del altar el día en que fue ungido: doce fuentes de plata, doce tazas de plata, doce navetas de oro; 85[941] —cada fuente de plata pesaba ciento treinta siclos, y cada taza setenta, siendo el total de la plata de estos vasos dos mil cuatrocientos siclos, según el siclo del Santuario— 86doce navetas de oro llenas de incienso, cada naveta de diez siclos, según el siclo del Santuario, siendo el total del oro de las navetas ciento veinte siclos.

87El total de los animales ofrecidos en holocausto fue: doce novillos, doce carneros, doce corderos primales con sus ofrendas, y doce machos cabríos para el sacrificio por el pecado. 88El total de los animales ofrecidos como sacrificios pacíficos fue veinticuatro bueyes, sesenta carneros, sesenta machos cabríos, sesenta corderos primales. Estos fueron los dones ofrecidos para la dedicación del altar, después de su unción.

89[942]Cuando Moisés entraba en el Tabernáculo de la Reunión para hablar con el Señor, oía la voz que le hablaba de encima del propiciatorio, que estaba sobre el Arca del Testimonio, entre los dos querubines. Así hablaba con él.

NÚMEROS 8
El candelabro

1Yahvé habló con Moisés, diciendo: 2[943]“Habla a Aarón y dile: Coloca las siete lámparas de tal manera que despidan su luz hacia la parte frontal del candelabro.” 3Así lo hizo Aarón; colocó las lámparas de tal manera que miraban hacia la parte frontal del candelabro, así como Yahvé había ordenado a Moisés. 4El candelabro era hecho de oro labrado a martillo; tanto su pie como sus flores eran labrados a martillo. Moisés lo había hecho conforme al modelo que Yahvé le había mostrado.

Consagración de los levitas

5Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 6“Toma a los levitas de en medio de los hijos de Israel y purifícalos. 7Los purificarás de esta manera: Harás sobre ellos una aspersión con agua expiatoria; luego pasen ellos la navaja por todo su cuerpo, laven sus vestidos y purifíquense; 8y tomarán un novillo con su ofrenda de flor de harina amasada con aceite; tú, entretanto, tomarás otro novillo para el sacrificio por el pecado. 9Después mandarás que se presenten los levitas ante el Tabernáculo de la Reunión, donde reunirás a toda la Congregación de los hijos de Israel. 10[944]“Cuando presentes a los levitas ante Yahvé, impondrán los hijos de Israel sus manos sobre los levitas; 11[945]y Aarón ofrecerá a los levitas como ofrenda mecida ante Yahvé de parte de los hijos de Israel, y así serán iniciados en el servicio de Yahvé; 12Luego los levitas pondrán sus manos sobre la cabeza de los novillos, que tú ofrecerás, uno en sacrificio por el pecado, y el otro en holocausto a Yahvé, para hacer expiación por los levitas. 13Harás que los levitas estén en pie delante de Aarón y sus hijos, y los ofrecerás como ofrenda mecida a Yahvé. 14De esta manera separarás a los levitas de en medio de los hijos de Israel, y serán míos. 15Hecho esto, los levitas empezarán a servir en el Tabernáculo de la Reunión. Así los purificarás, y los ofrecerás como ofrenda mecida; 16porque me han sido donados y entregados por los hijos de Israel. Yo los he tomado para Mí en lugar de todos los que abren la matriz, en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel. 17Pues míos son todos los primogénitos de entre los hijos de Israel, tanto de hombres como de animales. El día en que herí a todo primogénito en la tierra de Egipto, los consagre para Mí. 18He tomado a los levitas como sustitutos de todos los primogénitos de los hijos de Israel. 19[946]Y he donado los levitas enteramente a Aarón y a sus hijos, de en medio de los hijos de Israel, para que hagan el servicio de los hijos de Israel en el Tabernáculo de la Reunión y la expiación de los hijos de Israel, a fin de que los hijos de Israel no sean castigados por acercarse al Santuario.”

20Moisés y Aarón y toda la Congregación de los hijos de Israel hicieron así con los levitas. Todo cuanto Yahvé había mandado a Moisés, respecto de los levitas, así hicieron con ellos los hijos de Israel. 21Se purificaron, pues, los levitas y lavaron sus vestidos; y Aarón los ofreció en ofrenda mecida ante Yahvé e hizo expiación por ellos para purificarlos. 22Después de esto entraron los levitas en el servicio del Tabernáculo de la Reunión, a las órdenes de Aarón y sus hijos. Como Yahvé había mandado a Moisés con respecto a los levitas, así hicieron con ellos.

23Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 24[947]“Esto es lo que ha de hacer el levita: Desde los veinte y cinco años para arriba empezará a ejercer su función en el servicio del Tabernáculo de la Reunión; 25y a los cincuenta dejará de ejercer su función, y no prestará más servicio. 26Podrá todavía ayudar a sus hermanos en el Tabernáculo de la Reunión, ejerciendo una u otra función, pero no hará más servicio. Así harás con los levitas en cuanto a sus funciones.”

NÚMEROS 9
La pascua en el Sinaí

1Habló Yahvé a Moisés en el desierto del Sinaí, el primer mes del año segundo después de la salida de la tierra de Egipto, y dijo: 2“Los hijos de Israel han de celebrar la Pascua al tiempo señalado. 3[948]El día catorce de este mes, entre las dos tardes, la celebraréis al tiempo señalado, observando todas las leyes y todos los ritos referentes a ella.” 4Y dijo Moisés a los hijos de Israel que celebrasen la Pascua. 5Celebraron, pues, la Pascua el día catorce del primer mes, entre las dos tardes, en el desierto del Sinaí. Conforme a todo lo que Yahvé había mandado a Moisés, así hicieron los hijos de Israel.

6[949]Mas hubo algunos hombres que estaban inmundos a causa de un muerto, por lo cual no pudieron celebrar la Pascua en aquel día. Por eso presentándose aquel mismo día ante Moisés y Aarón, 7les dijeron: “Nosotros estamos inmundos a causa de un muerto, ¿por qué hemos de ser privados de presentar la oblación de Yahvé al tiempo señalado, en medio de los hijos de Israel?” 8Les respondió Moisés: “Esperad para que yo sepa lo que Yahvé disponga acerca de vosotros.” 9Entonces Yahvé habló a Moisés, diciendo: 10“Habla a los hijos de Israel y diles: Si alguno de vosotros o de vuestros descendientes se hallare inmundo a causa de un muerto o ausente en algún viaje lejano, celebrará sin embargo la Pascua en honor de Yahvé. 11La celebrará en el mes segundo, el día catorce del mes, entre las dos tardes; comiéndola con panes ácimos y con yerbas amargas. 12[950]No dejará nada de ella para el día siguiente, ni le quebrará hueso. Conforme a todos los preceptos de la Pascua la celebrará. 13Si alguno hallándose limpio y no estando de viaje dejare de celebrar la Pascua, ese tal será extirpado de en medio de su pueblo, por no haber presentado la ofrenda de Yahvé al tiempo señalado; ese pagará su pecado. 14Si un extranjero que habita entre vosotros quiere celebrar la Pascua de Yahvé, la celebrará según el reglamento de la Pascua y según el rito de la misma. Un mismo reglamento regirá para vosotros, tanto para el extranjero como para los de vuestro pueblo.”

La columna de fuego

15[951]El día en que se erigió la Morada, la nube cubrió a esta, es decir, el Tabernáculo del Testimonio, apareciendo sobre la Morada como fuego, desde la tarde hasta la mañana. 16Así sucedía siempre: (de día) la cubría la nube, y de noche algo que parecía fuego. 17Y cuando la nube se alzaba de sobre el Tabernáculo, los hijos de Israel se ponían en marcha, y en el sitio donde se paraba la nube, allí acampaban los hijos de Israel. 18A la orden de Yahvé los israelitas se ponían en marcha, y a la orden de Yahvé acampaban, y quedaban acampados todo el tiempo que permanecía la nube sobre la Morada. 19Aun cuando la nube se detenía muchos días sobre la Morada, los hijos de Israel observaban lo dispuesto por Yahvé y no levantaban el campamento. 20Lo mismo hacían cuando la nube permanecía muy pocos días sobre la Morada. A la orden de Yahvé acampaban, y a la orden de Yahvé se ponían en marcha. 21Cuando la nube se paraba solo desde la tarde hasta la mañana, y se alzaba a la mañana, se ponían en marcha. O si se paraba un día y una noche y después se alzaba, también ellos emprendían a marcha. 22Si la nube permanecía dos días, o un mes o un año sobre la Morada, mientras quedaba sobre ella continuaban acampados los hijos de Israel y no se movían; mas al alzarse la nube, se ponían en marcha. 23[952]A la orden de Yahvé acampaban, y a la orden de Yahvé se ponían en marcha; guardando lo dispuesto por Yahvé, según la orden de Yahvé dada por medio de Moisés.

NÚMEROS 10
Las trompetas de plata

1Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2“Hazte dos trompetas de plata; las harás de plata labrada a martillo; te servirán para convocar la Congregación y para levantar el campamento. 3Cuando ellas suenen, se reunirá contigo toda la Congregación a la entrada del Tabernáculo de la Reunión. 4Cuando se toque una sola, se reunirán contigo los príncipes, las cabezas de los millares de Israel. 5[953]Mas cuando tocareis alarma, se pondrán en marcha los acampados al oriente. 6Y al segundo toque de alarma se pondrán en marcha los acampados al mediodía. Para cada levantamiento del campo tocaréis la trompeta de alarma. 7Para convocar la Asamblea, tocaréis (también), pero sin alarma. 8Los hijos de Aarón, los sacerdotes serán los que toquen las trompetas. Esto os será ley perpetua durante vuestras generaciones. 9Cuando en vuestra tierra salgáis a campaña contra el enemigo que os oprime, tocaréis alarma con las trompetas; y Yahvé, vuestro Dios, se acordará de vosotros, y seréis salvados de vuestros enemigos. 10También en vuestros días de alegría, en vuestras fiestas y neomenias tocaréis las trompetas sobre vuestros holocaustos y sobre vuestros sacrificios pacíficos, y ellas os servirán de recuerdo ante vuestro Dios. Yo soy Yahvé, vuestro Dios.”

II. DESDE EL SINAÍ HASTA CADES
Partida del Sinaí

11[954]El año segundo, el día veinte del segundo mes, se alzó la nube de encima del Tabernáculo del Testimonio. 12[955]Y los hijos de Israel partieron del desierto del Sinaí, marchando jornada tras jornada, hasta que la nube se paró en el desierto de Farán. 13Esta fue la primera vez que los hijos de Israel se pusieron en marcha conforme a la orden que Yahvé había dado a Moisés. 14La bandera del campamento de los hijos de Judá con sus escuadrones fue la primera en moverse; al frente de sus tropas estaba Naasón, hijo de Aminadab. 15El ejército de la tribu de los hijos de Isacar estaba al mando de Natanael, hijo de Suar; 16y el ejército de la tribu de los hijos de Zabulón al mando de Eliab, hijo de Helón. 17Después de desarmada la Morada se pusieron en marcha los hijos de Gersón y los hijos de Merarí, llevando la Morada.

18Luego se puso en marcha la bandera del campamento de Rubén, según sus escuadrones. Jefe de sus tropas era Elisur, hijo de Sedeur. 19El ejército de la tribu de los hijos de Simeón estaba al mando de Selumiel, hijo de Surisadai; 20y el ejército de la tribu de los hijos de Gad al mando de Eliasaf, hijo de Deuel.

21Después se pusieron en marcha los caatitas, llevando el Santuario, y cuando ellos llegaron, (los anteriores) habían levantado ya la Morada.

22Luego se puso en marcha la bandera del campamento de los hijos de Efraím, según sus escuadrones. Jefe de sus tropas era Elisamá, hijo de Amiud. 23El ejército de la tribu de los hijos de Manasés estaba al mando de Gamaliel, hijo de Pedasur; 24y el ejército de la tribu de los hijos de Benjamín al mando de Abidán, hijo de Gedeoní.

25Después se puso en marcha, según sus escuadrones, la bandera del campamento de los hijos de Dan, que formaba la retaguardia de todos los campamentos. Jefe de sus tropas era Ahiéser, hijo de Amisadai. 26El ejército de la tribu de los hijos de Aser estaba al mando de Pagiel, hijo de Ocrán; 27y el ejército de la tribu de los hijos de Neftalí al mando de Ahirá, hijo de Enán.

28Este era el orden de la marcha de los hijos de Israel, según sus escuadrones, cuando levantaban el campamento.

Moisés y Hobab

29[956]Dijo Moisés a Hobab, hijo de Ragüel madianita, suegro de Moisés: “Nosotros partimos para llegar al lugar del cual Yahvé ha dicho: Yo os lo daré. Ven con nosotros y te haremos bien; pues Yahvé ha prometido felicidad a Israel.” 30Él le respondió: “No iré, sino que volveré a mi tierra y al lugar donde nací.” 31[957]A lo cual contestó (Moisés): “No quieras abandonarnos, porque conociendo tú los lugares donde podemos acampar en el desierto, podrás servirnos de ojo. 32Si vienes con nosotros, te haremos el mismo bien que Yahvé nos hiciere a nosotros.

33[958]Partieron, pues, del monte de Yahvé, y caminaron tres días. Durante tres días el Arca de la Alianza de Yahvé iba delante de ellos, para buscarles un lugar de descanso. 34La nube de Yahvé estaba sobre ellos de día desde que levantaron el campamento. 35[959]Cuando el Arca se ponía en marcha, decía Moisés:

“¡Levántate, Yahvé,

y sean disipados tus enemigos!

Y huyan de tu presencia

los que te aborrecen.”

36Y cuando ella se posaba, decía:

“¡Vuélvete, Yahvé,

a las miríadas de las tribus de Israel!”

NÚMEROS 11
Murmuraciones del pueblo

1Murmuró el pueblo, quejándose de muy mala manera contra Yahvé. Lo oyó Yahvé, y se inflamó su ira, de modo que se encendió contra ellos un fuego de Yahvé y abrasó una extremidad del campamento. 2Entonces el pueblo clamó a Moisés, y Moisés oró a Yahvé, y el fuego se apagó. 3[960]Por lo cual se dio a aquel lugar el nombre de Taberá, porque el fuego de Yahvé se había encendido contra ellos.

4[961]Mas sucedió que la gente adventicia que iba en medio del pueblo tuvo un vehemente deseo; y también los hijos de Israel volvieron a llorar, diciendo: “¡Quién nos diera carne que comer! 5Se nos vienen a la memoria el pescado que de balde comíamos en Egipto, los cohombros, los melones, los puerros, las cebollas, los ajos. 6¡Mas ahora, seca esta ya nuestra alma, y no vemos sino este maná!” 7[962]Era el maná semejante a la semilla de cilantro, y su color como el color de bedelio. 8El pueblo solía desparramarse para recogerlo; lo molían en molinos, o lo majaban en morteros y lo cocían en ollas, o hacían de él tortas; y era su sabor como el sabor de buñuelos amasados con aceite. 9Cuando de noche descendía el rocío sobre el campamento, descendía el maná juntamente con él.

Moisés implora el auxilio del Señor

10Oyó Moisés al pueblo que se lamentaba en sus familias, cada cual a la entrada de su tienda. Se encendió entonces la ira de Yahvé en gran manera; y también a Moisés le pareció muy mal. 11[963]Y dijo Moisés a Yahvé: “¿Por qué tratas tan mal a tu siervo? ¿Y por qué no he hallado gracia a tus ojos y has echado sobre mí el peso de todo este pueblo? 12¿Acaso soy yo quien he concebido todo este pueblo? ¿Soy yo quien lo ha dado a luz, para que me digas: «llévalo en tu regazo», como lleva la nodriza al niño de pecho, hasta la tierra que juraste dar a sus padres? 13¿Dónde tomo yo carne para dar a toda esta gente que llora delante de mí, diciendo: Danos carne que comer? 14Yo no soy capaz de soportar solo a toda esta gente, pues es demasiado pesado para mí. 15Si me tratas así, quítame más bien la vida, si es que he hallado gracia a tus ojos, para que no vea yo esta mi desdicha.”

Los setenta ancianos

16Entonces dijo Yahvé a Moisés: “Reúneme setenta hombres de los ancianos de Israel, de los que tú sabes que son ancianos del pueblo y jefes del mismo; los conducirás al Tabernáculo de la Reunión, donde se queden contigo. 17[964]Yo descenderé y hablaré allí contigo; y tomaré del Espíritu que está sobre ti, y lo pondré sobre ellos, para que lleven juntamente contigo la carga del pueblo y no la lleves tú solo. 18[965]Y dirás al pueblo: Santificaos para mañana, pues comeréis carne, ya que habéis llorado a oídos de Yahvé, diciendo: ¡Quién nos diera carne que comer! Mejor nos iba en Egipto. Ahora Yahvé os dará carne que comer. 19La comeréis no solo un día, ni dos días, ni cinco, ni diez, ni veinte, 20sino durante todo un mes, hasta que os salga por las narices y os cause repugnancia; por cuanto habéis desechado a Yahvé que está en medio de vosotros, y habéis llorado ante Él, diciendo: ¿Por qué hemos salido de Egipto?” 21Respondió Moisés: “Seiscientos mil hombres de a pie cuenta el pueblo en cuyo medio estoy; y Tú dices: ¡Yo les daré carne para que coman durante todo un mes! 22¿Por ventura se puede degollar para ellos ganado menor y ganado mayor que les baste? ¿O pescar para ellos todos los peces del mar para abastecerlos?” 23Yahvé replicó a Moisés: “¿Acaso se ha acortado la mano de Yahvé? Ya verás si se te cumplirá o no mí palabra.” 24Luego Moisés salió y refirió al pueblo las palabras de Yahvé, y reunió de los ancianos del pueblo setenta hombres, a los cuales colocó en torno al Tabernáculo. 25[966]Y Yahvé bajó en la nube y habló con él; y tomó del Espíritu que estaba sobre él y lo puso sobre los setenta ancianos, los cuales cuando se posó sobre ellos el Espíritu profetizaron, pero no volvieron a hacerlo.

Eldad y Medad

26Mas dos de ellos, uno llamado Eldad, y el otro Medad, se habían quedado en el campamento, y sin embargo se posó sobre ellos el Espíritu —estaban en la lista, pero no habían ido al Tabernáculo— y profetizaron en el campamento. 27Corrió un mozo a dar aviso a Moisés, diciendo: “Eldad y Medad están profetizando en el campamento.” 28Entonces Josué, hijo de Nun, ministro de Moisés desde su juventud, tomó la palabra y dijo: “Señor mío Moisés, hazles callar”; 29[967]Moisés le respondió: “¿Estás celoso por mí? ¡Ojalá que todos del pueblo de Yahvé fuesen profetas y derramara Yahvé su Espíritu sobre ellos!” 30Después Moisés se retiró al campamento, él y los ancianos de Israel.

Dios manda codornices

31Comenzó a soplar un viento de Yahvé, que trajo codornices desde el Mar, y las hizo volar sobre el campamento, a solo dos codos de altura sobre la tierra, en la extensión de una jornada de camino por una parte, y de una jornada de camino por la otra, alrededor del campamento. 32[968]Todo aquel día, y toda aquella noche, y todo el día siguiente, estuvo levantado el pueblo, y recogieron codornices: el que menos, recogió diez gómor; y las extendieron en los alrededores del campamento.

33[969]Todavía tenían la carne entre sus dientes, y no habían aún acabado, cuando la ira de Yahvé se encendió contra el pueblo e hirió Yahvé al pueblo con una plaga muy grande. 34Y fue llamado aquel lugar Kibrot-Hataavá; porque allí enterraron a la gente codiciosa (de carne). 35De Kibrot-Hataavá partieron para Haserot; y se quedaron en Haserot.

NÚMEROS 12
Murmuraciones de María y Aarón

1[970]Hablaron María y Aarón contra Moisés, con motivo de la mujer cusita que este se había tomado; pues estaba casado con una mujer de Cus. 2Decían: “¿Acaso tan solo por boca de Moisés ha hablado Yahvé? ¿No ha hablado también por nosotros?” Y lo oyó Yahvé. 3[971]Es de saber que Moisés era hombre muy manso, más que hombre alguno sobre la tierra.

4Al instante dijo Yahvé a Moisés, a Aarón y a María: “Id los tres al Tabernáculo de la Reunión.” Y salieron los tres. 5Y descendió Yahvé en la columna de nube, y poniéndose a la entrada del Tabernáculo de la Reunión, llamó a Aarón y a María que se presentaran ambos. 6Y Él les dijo:

“Escuchad mis palabras:

Si alguno de vosotros es profeta,

Yo Yahvé me le doy a conocer en visión

o le hablo en sueños.

7[972]No lo hago así con mi siervo Moisés,

el cual es fiel en toda mi casa.

8[973]Con él hablo cara a cara

y claramente, no por medio de enigmas;

pues él ve la imagen de Yahvé.

¿Por qué, pues, os atrevisteis a hablar

contra mi siervo Moisés?”

9Y habiéndose inflamado contra ellos su ira se fue Yahvé. 10Después se retiró la nube que estaba sobre el Tabernáculo y he aquí que María apareció cubierta de lepra como de nieve.

Cuando Aarón volvió el rostro hacia María, la vio cubierta de lepra. 11Entonces Aarón dijo a Moisés: “Oh, señor mío, no nos imputes, te suplico, este pecado; pues hemos obrado neciamente, hemos pecado. 12No sea ella como un abortivo, que al salir del seno de su madre tiene ya medio consumida la carne.” 13Entonces clamó Moisés a Yahvé, diciendo: “Te ruego, oh Dios, que la sanes.” 14Y Yahvé respondió a Moisés: “Si su padre la hubiera escupido en la cara, ¿no se avergonzaría ella por siete días? Sea, por lo tanto, excluida del campamento por siete días, y después será recibida de nuevo.” 15Fue María excluida del campamento por siete días; y el pueblo no se movió del lugar hasta la reincorporación de María. 16Después el pueblo partió de Haserot; y acamparon en el desierto de Farán.

III. EN EL DESIERTO DE CADES
NÚMEROS 13
Los exploradores

1[974]Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2“Envía hombres que exploren el país de Canaán que Yo daré a los hijos de Israel: enviaréis de cada una de las tribus de sus padres un hombre que tenga entre ellos autoridad de príncipe.”

3Y los envió Moisés desde el desierto de Farán, según la orden de Yahvé, todos ellos jefes de los hijos de Israel. 4He aquí sus nombres: De la tribu de Rubén, Samua, hijo de Sacur; 5de la tribu de Simeón, Safat, hijo de Horí; 6de la tribu de Judá, Caleb, hijo de Jefone; 7de la tribu de Isacar, Igal, hijo de José; 8de la tribu de Efraím, Oseas, hijo de Nun; 9de la tribu de Benjamín, Paltí, hijo de Rafú; 10de la tribu de Zabulón, Gadiel, hijo de Sodí; 11de la tribu de José, (es decir) de la tribu de Manasés, Gadí, hijo de Susí; 12de la tribu de Dan, Amiel, hijo de Gemalí; 13de la tribu de Aser, Setur, hijo de Micael; 14de la tribu de Neftalí, Nahabí, hijo de Vafsí; 15de la tribu de Gad, Geuel, hijo de Maquí. 16[975]Estos son los nombres de los varones que envió Moisés a explorar el país. A Oseas, hijo de Nun, dio Moisés el nombre de Josué.

17[976]Moisés los envió para que explorasen la tierra de Canaán, diciéndoles: “Subid por aquí al Négueb, luego subid a la serranía, 18explorad el país cómo es; y el pueblo que habita en ella, si fuerte o débil, si poco o mucho; 19y cómo es la tierra que habita, si buena o mala; y cuáles las ciudades en que moran, si abiertas o amuralladas; 20y qué tal es el suelo, si fértil o estéril; y si hay allí árboles o no. Esforzaos y traednos de los frutos de esa tierra”. Era el tiempo de las primeras uvas.

21[977]Subieron, pues, y exploraron el país desde el desierto de Sin hasta Rehob, por donde se va a Hamat. 22[978]Subiendo por el Négueb llegaron a Hebrón, donde estaban Animán, Sesai y Talmai, hijos de Enac —Hebrón fue edificada siete años antes que Tanis de Egipto— 23[979]Llegaron hasta el valle de Escol, donde cortaron un sarmiento con un racimo de uvas, que trajeron entre dos en un palo, y también granadas e higos. 24Aquel lugar fue llamado Valle de Escol, a causa del racimo que allí cortaron los hijos de Israel.

25Volvieron de la exploración de la tierra al cabo de cuarenta días; 26[980]y se presentaron inmediatamente a Moisés y Aarón y a toda la Congregación de los hijos de Israel, en el desierto de Farán, en Cades, para darles cuenta, a ellos y a toda la Congregación, mostrándoles el fruto de la tierra. 27Contaron a Moisés: “Llegamos a la tierra adonde nos enviaste, la cual en verdad mana leche y miel; y he aquí sus frutos. 28Pero el pueblo que habita en el país, es fuerte; las ciudades están fortificadas y son muy grandes; hemos visto también allí a los hijos de Enac. 29En la región del Négueb habitan los amalecitas, en las montañas el heteo, el jebuseo y el amorreo; el cananeo vive en la costa del Mar y en las riberas del Jordán.”

30Entonces Caleb tranquilizó al pueblo (que resistía) a Moisés, y dijo: “Ea, subamos y tomemos posesión del país; pues muy bien podemos conquistarlo.” 31Pero los que le habían acompañado, decían: “No podremos subir contra esta gente, porque es más fuerte que nosotros.” 32[981]Así desacreditaron entre los hijos de Israel la tierra que habían explorado, diciendo: “El país que hemos recorrido para explorarlo consume a sus moradores, y todo el pueblo que vimos allí son hombres de grande estatura. 33Vimos allí a los gigantes, hijos de Enac, de la raza de los Nefilim; y éramos a nuestros ojos y a los ojos de ellos como langostas.”

NÚMEROS 14
Sedición del pueblo

1Entonces todo el pueblo alzó la voz y dando alaridos se pasó llorando aquella noche. 2Y todos los hijos de Israel murmuraron contra Moisés y contra Aarón, diciéndoles todo el pueblo: “¡Ojalá hubiéramos muerto en la tierra de Egipto o en este desierto! ¡Ojalá hubiéramos muerto! 3¿Por qué quiere llevarnos Yahvé a esta tierra para que perezcamos a espada y nuestras mujeres y nuestros hijos vengan a caer en cautividad? ¿No nos sería mejor volver a Egipto?” 4Y se decían unos a otros: “¡Proclamemos un caudillo y volvámonos a Egipto!”

5[982]Entonces Moisés y Aarón se postraron rostro en tierra delante de toda la Asamblea del pueblo de los hijos de Israel. 6Y Josué, hijo de Nun, y Caleb, hijo de Jefone, que eran de los que habían explorado el país, rasgaron sus vestidos; 7y hablando a todo el pueblo de los hijos de Israel, dijeron: “La tierra que hemos recorrido para explorarla es una tierra muy buena. 8Si Yahvé nos es propicio, nos llevará a esa tierra y nos dará aquel país que mana leche y miel, 9con tal que no os rebeléis contra Yahvé, ni temáis al pueblo de esa tierra, pues son pasto nuestro; se hallan sin amparo. Con nosotros está Yahvé; no los temáis.”

Plegaria de Moisés

10Cuando ya todo el pueblo hablaba de lapidarlos, se mostró la gloria de Yahvé en el Tabernáculo de la Reunión, a vista de todos los hijos de Israel; 11y Yahvé dijo a Moisés: “¿Hasta cuándo me ha de despreciar este pueblo? ¿Y hasta cuándo no creerán en Mí, a pesar de todos los prodigios que he hecho entre ellos? 12Los heriré con peste y les quitaré la herencia, pero de ti haré una nación más grande y más fuerte que ellos.”

13[983]Respondió Moisés a Yahvé: “Pero oirán esto los egipcios, de cuyo poder Tú sacaste con tu potencia a este pueblo; 14y se lo dirán a los habitantes de esta tierra. Pues también estos han oído que Tú, oh Yahvé, estás en medio de este pueblo, y que Tú, oh Yahvé, te dejas ver cara a cara, y que tu nube se posa sobre ellos; y que Tú vas a su frente, de día en la columna de nube, y de noche en la columna de fuego. 15Ahora bien, si Tú destruyes a este pueblo, como si fuera un solo hombre, los pueblos que han oído tu fama hablarán, diciendo: 16Porque Yahvé no ha podido introducir a este pueblo en el país que les había prometido con juramento, por eso los ha destruido en el desierto. 17Ahora, pues, sea grande el poder de mi Señor, como Tú mismo declaraste, diciendo: 18[984]Yahvé tarda en airarse y es rico en misericordia, perdona la iniquidad y el pecado, bien que no lo deja sin castigo, pues castiga la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación. 19Perdona, te ruego, la iniquidad de este pueblo según la grandeza de tu misericordia y como lo has soportado desde Egipto hasta aquí.”

El castigo

20Respondió Yahvé: “Yo perdono conforme a tu palabra; 21pero juro por mi vida y por mi gloria que llena toda la tierra, 22[985]que todos aquellos hombres que han visto mi gloria y los prodigios hechos por Mí en Egipto y en el desierto, y que no obstante ello me han tentado ya diez veces y no han escuchado mi voz, 23no verán la tierra que prometí con juramento a sus padres. Ninguno de los que me han despreciado la verá. 24[986]Mas a mi siervo Caleb, que ha mostrado otro espíritu siguiéndome enteramente, Yo le introduciré en el país que recorrió, y su descendencia lo poseerá. 25Y por cuanto los amalecitas y los cananeos habitan en el valle, mudad de rumbo mañana, y partid hacia el desierto, camino del Mar Rojo.”

26Y habló Yahvé a Moisés y Aarón, diciendo: 27“¿Hasta cuándo ha de murmurar contra Mí este pueblo perverso? He oído las murmuraciones que los hijos de Israel profieren contra Mí. 28[987]Diles: ¡Por mi vida —palabra de Yahvé— que exactamente lo que hablasteis a mis oídos, eso haré Yo con vosotros! 29En este desierto caerán vuestros cadáveres. Cuantos fuisteis inscritos en el censo, todos los de veinte años para arriba, que habéis murmurado contra Mí, 30[988]de ninguna manera entraréis en la tierra la cual con juramento prometí daros por habitación, salvo Caleb, hijo de Jefone, y Josué, hijo de Nun. 31Pero a vuestros pequeñuelos, de los cuales dijisteis que vendrían a ser presa de otros, a esos los introduciré, y disfrutarán la tierra que vosotros habéis desdeñado. 32En cuanto a vosotros, en este desierto caerán vuestros cadáveres. 33[989]Vuestros hijos andarán errantes por el desierto cuarenta años, llevando vuestras infidelidades hasta que vuestros cadáveres sean consumidos en el desierto. 34A proporción del número de los días que explorasteis la tierra, o sea, cuarenta días, llevaréis vuestras iniquidades cuarenta años, contando año por día; así conoceréis cual es mi aversión. 35Yo, Yahvé, Yo lo digo: Así haré con este pueblo perverso, que se ha levantado contra Mí. En este desierto se consumirán, ahí morirán.”

36En efecto, los hombres que Moisés había enviado a explorar la tierra y que de vuelta hicieron murmurar contra él a todo el pueblo, desacreditando la tierra, 37[990]aquellos hombres que habían difamado el país, murieron de mala muerte en la presencia de Yahvé. 38De los hombres que habían ido a explorar la tierra quedaron con vida solamente Josué, hijo de Nun, y Caleb, hijo de Jefone.

Derrota de los israelitas

39Moisés refirió estas cosas a todos los hijos de Israel, y el pueblo quedó muy afligido. 40Se levantaron muy de mañana y subieron a la cima de la montaña, diciendo: “Henos aquí, subiremos al lugar de que habló Yahvé; porque hemos pecado.” 41Pero Moisés les dijo: “¿Por qué queréis infringir la orden de Yahvé? Esto no puede salir bien. 42No subáis, pues Yahvé no está en medio de vosotros; no os dejéis derrotar por vuestros enemigos. 43Porque los amalecitas y los cananeos están allá, frente a vosotros, y caeréis a cuchillo. Por cuanto habéis vuelto las espaldas a Yahvé, Él no estará con vosotros.” 44Ellos, empero, se obstinaron en subir a la cima de la montaña; mas ni el Arca de la Alianza de Yahvé ni Moisés salieron del campamento. 45[991]Pero bajaron los amalecitas y los cananeos que habitaban en aquella montaña y derrotándolos los acuchillaron hasta Hormá.

NÚMEROS 15
Leyes rituales

1Yahvé habló a Moisés, diciendo: 2[992]“Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando hubiereis entrado en la tierra de vuestra morada, que os voy a dar, 3y ofreciereis a Yahvé sacrificios ígneos, sea holocausto u otro sacrificio, en cumplimiento de un voto, o como ofrenda voluntaria, o en vuestras solemnidades, para presentar a Yahvé un perfume grato con el sacrificio de bueyes y ovejas; 4[993]el que presentare su ofrenda ofrecerá a Yahvé, como oblación, un décimo (de efa) de flor de harina mezclada con un cuarto de hin de aceite. 5Como libación ofrecerás para cada cordero, un cuarto de hin de vino, además del holocausto o del sacrificio. 6Para cada carnero ofrecerás como oblación dos décimas de flor de harina mezclada con un tercio de hin de aceite; 7y para la libación ofrecerás un tercio de hin de vino, en olor grato a Yahvé. 8Cuando ofrecieres a Yahvé un novillo en holocausto o sacrificio, para cumplir un voto, o como sacrificio pacífico, 9ofrecerás, además del novillo, como oblación, tres décimas de flor de harina mezclada con medio hin de aceite; 10y como libación presentarás medio hin de vino. Es esta una ofrenda ígnea de olor grato a Yahvé. 11Así se hará con cada buey, con cada carnero, con cada cordero, con cada cabrito. 12[994]Según el número (de los sacrificios) que vais a ofrecer, así haréis con cada uno. 13Toda persona de vuestro pueblo lo hará así, al ofrecer un sacrificio por el fuego en olor grato a Yahvé. 14Y cuando un extranjero residente entre vosotros o cualquier otro que esté en medio de vosotros, ofreciere en el transcurso de las generaciones un sacrificio por el fuego en olor grato a Yahvé, lo hará del mismo modo que vosotros. 15Una misma será la ley para vosotros los que sois del pueblo, y para el extranjero que morare (entre vosotros). Ley perpetua será esta para vuestros descendientes. El extranjero tendrá ante Yahvé el mismo derecho que vosotros. 16Una misma ley y un mismo estatuto regirá para vosotros y para el extranjero que habitare con vosotros.”

17Y habló Yahvé a Moisés, diciendo: 18“Habla a los hijos de Israel, y diles: Después de haber entrado en la tierra adonde os llevo, 19[995]cuando comáis del pan del país, ofreceréis una ofrenda alzada a Yahvé. 20Como primicias de vuestra harina ofreceréis una torta por ofrenda alzada. Habéis de ofrecerla del mismo modo que la ofrenda alzada de la era. 21De las primicias de vuestra harina presentaréis a Yahvé una ofrenda alzada por todas vuestras generaciones.

22[996]Cuando pecareis por ignorancia, dejando de cumplir alguno de estos preceptos que Yahvé ha dado a Moisés, 23o sea, cuanto Yahvé os ha mandado por boca de Moisés, desde el día en que empezó a daros mandamientos para todas vuestras generaciones en adelante, 24entonces todo el pueblo, por el pecado que se hizo por ignorancia e indeliberadamente, ofrecerá un novillo en holocausto de olor grato a Yahvé, con su oblación y su libación conforme al rito, y un macho cabrío para sacrificio por el pecado. 25El sacerdote hará expiación por todo el pueblo de los hijos de Israel, y les será perdonado, porque fue por ignorancia, y ellos por su error han presentado a Yahvé su ofrenda de combustión y su sacrificio expiatorio. 26Así se le perdonará a todo el pueblo de los hijos de Israel, y al extranjero residente en medio de vosotros, pues la ignorancia fue del pueblo entero.

27Si un particular pecare por ignorancia, traerá una cabra primal en sacrificio por el pecado; 28y el sacerdote hará expiación ante Yahvé por el que pecó por ignorancia, cometiendo un pecado por error. Así hará expiación por él, y le será perdonado. 29En cuanto a los pecados por ignorancia regirá una misma ley para el natural entre los hijos de Israel y para el extranjero que habita en medio de vosotros. 30[997]Pero quien pecare con mano alzada, sea de los de vuestro pueblo, o de los extranjeros, ultraja a Yahvé; ese tal será extirpado de en medio de su pueblo; 31por cuanto ha despreciado la palabra dé Yahvé y quebrantado su mandamiento. Tal hombre será exterminado; recaiga sobre él su iniquidad.”

El profanador del sábado

32Mientras los hijos de Israel estaban en el desierto, hallaron a un hombre recogiendo leña en día de sábado. 33[998]Los que le hallaron recogiendo leña le llevaron ante Moisés y Aarón y todo el pueblo; 34y lo encerraron, porque no había sido determinado aún lo que se había de hacer con él. 35Entonces dijo Yahvé a Moisés: “Ese hombre muera irremisiblemente; todo el pueblo ha de matarlo a pedradas fuera del campamento.” 36[999]Le sacaron, pues, fuera del campamento y le apedrearon; y así murió, como Yahvé había mandado a Moisés.

Distintivos en el vestido

37Yahvé habló a Moisés, diciendo: 38[1000]“Habla a los hijos de Israel y diles que en adelante se hagan flecos en los ángulos de sus vestidos, y que pongan sobre el fleco de cada ángulo un cordón de jacinto. 39El fleco os servirá para este fin: que al mirarlo os acordéis de todos los mandamientos de Yahvé, a fin de cumplirlos, y para que no vayáis tras los deseos de vuestro corazón y de vuestros ojos, por los cuales os dejáis arrastrar a la infidelidad. 40Así os acordaréis, y cumpliréis todos mis mandamientos, y seréis santos para vuestro Dios. 41Yo soy Yahvé, vuestro Dios, que os he sacado de la tierra de Egipto, para ser el Dios vuestro. Yo soy Yahvé, vuestro Dios.”

NÚMEROS 16
Sedición de Coré, Datán y Abirón

1[1001]Coré, hijo de Ishar, hijo de Caat, hijo de Leví, se confabuló con Datan y Abirón, hijos de Eliab, y On, hijo de Félet, de la tribu de Rubén, 2y se levantaron contra Moisés y Aarón, con doscientos cincuenta hombres de los hijos de Israel, príncipes de la Congregación, miembros del Consejo, varones distinguidos, 3se juntaron en torno a Moisés y Aarón, y les dijeron: “Os baste ya; pues todo el pueblo, cada uno de ellos, es santo, y Yahvé está en medio de ellos. ¿Por qué os ensalzáis sobre la Asamblea de Yahvé?”

4Al oírlo Moisés, cayó sobre su rostro; 5después habló a Coré y a todo su bando, diciendo: “Mañana Yahvé dará a conocer quién es suyo, y quién es santo, para acercarse a Él; y al que Él escogiere, a este permitirá que se le acerque. 6Haced esto: Tomad incensarios, Coré y todo su grupo; 7y mañana poned en ellos fuego, y echad encima incienso ante Yahvé; y aquel a quien Yahvé escogiere, ese será el santo. Bástenos esto, hijos de Leví.”

8Y dijo Moisés a Coré: “Oíd, os ruego, hijos de Leví: 9¿Os parece acaso poca cosa que el Dios de Israel os haya escogido de entre la Congregación de Israel, allegándoos a Sí, para hacer el servicio de la Habitación de Yahvé, y para estar delante de la Congregación como ministros suyos? 10¡Y ahora, después de haceros Él allegados suyos a ti, Coré, y a todos tus hermanos, los hijos de Leví contigo, ambicionáis también el sacerdocio! 11Por eso es que tú, y todo tu grupo os habéis juntado contra Yahvé. Pues ¿qué es Aarón, para que murmuréis contra él?”

12Envió Moisés también a llamar a Datan y a Abirón, hijos de Eliab, mas ellos respondieron: “No iremos. 13¿Es acaso poca cosa el que nos haya sacado de una tierra que mana leche y miel, para hacernos morir en el desierto? ¡Y ahora quieres también erigirte en señor nuestro! 14[1002]Tú no nos has traído a una tierra que mana leche y miel; ni nos has dado en posesión campos o viñas. ¿Quieres por ventura sacar a estos hombres los ojos? No iremos.”

15[1003]Moisés se irritó en gran manera, y dijo a Yahvé: “No atiendas a su oblación. Yo no he tomado de ellos ni siquiera un asno, y a nadie de ellos he hecho mal alguno.” 16Y dijo Moisés a Coré: “Presentaos mañana tú y todo tu grupo ante Yahvé, tú y ellos y Aarón. 17Y tomad cada uno su incensario, poned incienso en ellos, y llevad cada uno su incensario ante Yahvé: doscientos cincuenta incensarios; tú también y Aarón, cada uno con su incensario.” 18Tomaron, pues cada uno su incensario, lo llenaron con fuego y pusieron encima incienso, y se presentaron a la entrada del Tabernáculo de la Reunión, juntamente con Moisés y Aarón.

19Entre tanto Coré había congregado contra ellos todo el pueblo a la entrada del Tabernáculo de la Reunión. Entonces apareció la gloria de Yahvé a todo el pueblo; 20y Yahvé habló a Moisés y Aarón, diciendo: 21“Separaos de este pueblo, que Yo los voy a consumir en un momento.” 22[1004]Mas ellos se prosternaron sobre sus rostros, y dijeron: “¡Oh Dios, Dios de los espíritus de todos los vivientes, uno solo ha pecado, y Tú te aíras contra todo el pueblo!” 23A lo cual contestó Yahvé diciendo a Moisés: 24“Habla al pueblo y diles: Retiraos de en derredor de las tiendas de Coré, Datan y Abirón.”

25Luego se levantó Moisés y fue hacia Datan y Abirón, siguiéndole los ancianos de Israel. 26Y habló al pueblo diciendo: Apartaos de las tiendas de estos hombres impíos, y no toquéis cosa alguna de ellos, para que no seáis envueltos en todos sus pecados. 27Y ellos se retiraron de los alrededores de las moradas de Coré, Datan y Abirón, mientras Datan y Abirón salían y se ponían de pie a la entrada de sus tiendas, con sus mujeres, sus hijos y sus pequeñuelos.

28Dijo entonces Moisés: “En esto conoceréis que Yahvé me ha enviado a hacer todas estas obras, y que no las hice de propia iniciativa: 29Si estos mueren del mismo modo que mueren todos los hombres y si a estos les toca la suerte que toca a todos los mortales, no es Yahvé quien me ha enviado. 30[1005]Pero si Yahvé hace algo inaudito, de modo que la tierra abriendo su boca se los trague con todo cuanto es suyo y bajen vivos al scheol, conoceréis que estos hombres han despreciado a Yahvé.”

31Apenas acabó de decir todas estas palabras, cuando el suelo debajo de ellos se hendió, 32y la tierra abrió su boca tragándolos a ellos, sus casas y todos los partidarios de Coré, con todos sus bienes. 33Descendieron vivos al scheol con todo lo que tenían, y los cubrió la tierra. Así perecieron de en medio del pueblo. 34Y todo Israel que estaba en derredor de ellos, huyó al oír sus alaridos; porque decían: “No sea que nos trague la tierra.” 35También contra los doscientos cincuenta hombres que habían ofrecido el incienso, salió un fuego de Yahvé y los devoró.

36Después Yahvé habló a Moisés, diciendo: 37[1006]“Di a Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, que recoja los incensarios de en medio del incendio, y esparza a una y otra parte el fuego, porque son santificados. 38De los incensarios de estos que pecaron contra sus propias almas, háganse laminas delgadas, para revestir el altar, pues los han presentado ante Yahvé, por tanto son santificados y servirán de señal para los hijos de Israel.” 39Tomó, pues, el sacerdote Eleazar los incensarios de bronce que habían presentado los abrasados, y se hicieron de ellos láminas para revestir el altar, 40como advertencia para los hijos de Israel, a fin de que ningún extraño, que no sea del linaje de Aarón, se acerque para quemar incienso ante Yahvé y para que no le acontezca lo mismo que a Coré y a su bando, como se lo había anunciado Yahvé por boca de Moisés.

Nuevas murmuraciones del pueblo

41Al día siguiente murmuró todo el pueblo de los hijos de Israel contra Moisés y Aarón, diciendo: “Vosotros habéis exterminado al pueblo de Yahvé.” 42Y como el pueblo se congregase contra Moisés y Aarón, estos volvieron el rostro hacia el Tabernáculo de la Reunión; y, he aquí, que lo cubrió la nube y apareció la gloria de Yahvé. 43Fueron, pues, Moisés y Aarón al Tabernáculo de la Reunión; 44y Yahvé habló a Moisés, diciendo: 45“Retiraos de en medio de este pueblo, que Yo voy a consumirlo en un momento.” Mas ellos se postraron rostro en tierra. 46Y dijo Moisés a Aarón: “Toma el incensario, echa en él fuego de encima del altar, y pon incienso, y corre a toda prisa hacia el pueblo y haz expiación por ellos, porque el furor ha salido de la faz de Yahvé y ha comenzado ya la plaga.” 47Y tomó Aarón (el incensario), como Moisés le había ordenado, y corrió al medio del pueblo, cuando ya comenzaba la plaga en el pueblo; echó incienso e hizo expiación por el pueblo, 48[1007]colocándose entre los muertos y los vivos, y así se detuvo la plaga. 49Murieron por esta plaga catorce mil setecientos, sin contar a los que perecieron en la sedición de Coré. 50Después que cesó la plaga, volvió Aarón adonde estaba Moisés, a la entrada del Tabernáculo de la Reunión.

NÚMEROS 17
La vara de Aarón

1[1008]Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2“Habla a los hijos de Israel, y toma de cada casa paterna, de cada príncipe de su casa paterna una vara, o sea, doce varas, y escribe el nombre de cada uno en su vara. 3Sobre la vara de Leví escribe el nombre de Aarón, pues habrá una sola vara por cada cabeza de las casas paternas. 4[1009]Las depositarás en el Tabernáculo de la Reunión, ante el Testimonio, donde Yo suelo entrevistarme con vosotros. 5Y sucederá que florecerá la vara de aquel a quien Yo escogiere; así me libraré de las murmuraciones de los hijos de Israel que murmuran contra vosotros.

6Habló, pues, Moisés a los hijos de Israel y todos sus príncipes le dieron las varas, cada príncipe una vara, conforme a sus casas paternas, o sea, doce varas, y entre ellas la vara de Aarón. 7Moisés puso las varas delante de Yahvé en el Tabernáculo del Testimonio, 8y he aquí cuando al día siguiente Moisés entró en el Tabernáculo del Testimonio, florecía la vara de Aarón de la casa de Leví; había echado yemas, abierto flores y producido almendras. 9Y sacando Moisés todas las varas de la presencia de Yahvé las mostró a todos los hijos de Israel, los cuales las miraron; y tomó cada uno su vara.

10[1010]Dijo entonces Yahvé a Moisés: “Vuelve la vara de Aarón al Testimonio, para que se conserve como advertencia para los hijos rebeldes y cesen así sus murmuraciones contra Mí, y no mueran.” 11Moisés lo hizo así. Como le había mandado Yahvé, así hizo. 12Y hablaron los hijos de Israel a Moisés, diciendo: “He aquí que perecemos; estamos perdidos, todos perdidos. 13¡Cualquiera que se acerca a la Morada de Yahvé, muere! ¿Acaso hemos de ser aniquilados todos?”

NÚMEROS 18
Deberes de los sacerdotes

1[1011]Dijo Yahvé a Aarón: “Tú y tus hijos, y la casa de tu padre contigo, llevaréis la responsabilidad por las cosas santas; tú y tus hijos contigo llevaréis las culpas de vuestro sacerdocio. 2Contarás también con tus hermanos de la tribu de Leví, la tribu de tu padre; ellos estarán contigo y te servirán cuando tú, y contigo tus hijos, estéis ante el Tabernáculo del Testimonio. 3Ellos estarán a tu servicio y al servicio de todo el Tabernáculo, con tal que no se acerquen a los utensilios sagrados, ni al altar; no sea que mueran ellos y vosotros. 4Estarán, pues, contigo para cumplir el servicio del Tabernáculo de la Reunión, haciendo todos los trabajos en el Tabernáculo. Ningún extraño se acercará a vosotros. 5Vosotros tendréis a vuestro cargo el cuidado del Santuario y del altar, para que no estalle más (mi) ira contra los hijos de Israel. 6He aquí que Yo he tomado a vuestros hermanos, los levitas, de entre los hijos de Israel; donados a Yahvé han sido entregados a vosotros, para hacer el servicio del Tabernáculo de la Reunión. 7Pero tú, y contigo tus hijos, tendréis como función sacerdotal todo lo concerniente al altar y lo que está detrás del velo. Este es vuestro trabajo. Como regalo os doy vuestro sacerdocio; y el extraño que se aproxime morirá.”

Emolumentos de los sacerdotes

8Dijo Yahvé a Aarón: “Mira que te confío la guarda de mis ofrendas alzadas, de todas las cosas consagradas de los hijos de Israel; te las doy a ti por razón de la unción, y a tus hijos, por derecho perpetuo. 9[1012]De las cosas sacratísimas, de los sacrificios, fuera de lo que se entrega al fuego, te pertenecerán a ti: todas sus ofrendas en todas sus oblaciones y en todos sus sacrificios por el pecado y por el delito, que ellos me ofrezcan. Cosas sacratísimas serán estas para ti y para tus hijos. 10En lugar santísimo las comeréis; todo varón podrá comerlas; es algo santo para ti. 11[1013] Esto también será tuyo: las ofrendas alzadas que, ellos presenten en todas las ofrendas mecidas de los hijos de Israel. A ti las doy, y a tus hijos y a tus hijas contigo, por derecho perpetuo. Toda persona pura, perteneciente a tu casa, podrá comer de ellas. 12Todo lo mejor del aceite, y todo lo mejor del mosto y del trigo, las primicias que ellos presenten a Yahvé, a ti las entrego. 13Todos los primeros productos de su tierra que ellos han de ofrecer a Yahvé, tuyos serán. Toda persona pura, que sea de tu casa, podrá comer de ellos. 14[1014]Toda cosa consagrada por anatema en Israel, será tuya. 15Todos los primogénitos de toda carne, así de hombres como de bestias, ofrecidos a Yahvé, para ti serán. Solo harás pagar rescate por los primogénitos de hombres; también harás pagar rescate por los primerizos de los animales impuros. 16A los que han de ser rescatados los rescatarás cuando tengan un mes, conforme a tu estimación, por cinco siclos de plata, según el siclo del Santuario, que es de veinte güeras. 17Mas no harás rescatar los primerizos del ganado vacuno, ni de las ovejas, ni de las cabras; son cosas santas. Derramarás la sangre de ellos sobre el altar, y ofrecerás su sebo en sacrificio que se quema por el fuego como olor grato a Yahvé. 18[1015]Su carne será para ti, como también serán para ti el pecho de la ofrenda mecida y la pierna derecha. 19[1016]Toda ofrenda alzada de las cosas santas que los Hijos de Israel han de ofrecer a Yahvé, te las doy a ti y a tus hijos y a tus hijas contigo, por derecho perpetuo. Pacto de sal es este para siempre delante de Yahvé, para ti y para tus descendientes.”

20[1017]Dijo también Yahvé a Aarón: “Tú no tendrás herencia en la tierra de ellos, ni porción para ti en medio de ellos; Yo soy tu porción y tu herencia en medio de los hijos de Israel.”

El diezmo para los levitas

21[1018]“He aquí que Yo doy por herencia a los hijos de Leví todo el diezmo de Israel, en recompensa de los trabajos que hacen en el servicio del Tabernáculo de la Reunión. 22Los hijos de Israel no deben acercarse al Tabernáculo de la Reunión para que no mueran por su pecado, 23Solo los levitas, harán el servicio del Tabernáculo de la Reunión y ellos llevarán su iniquidad. Estatuto perpetuo es este para todas las generaciones. Y no tendrán ellos herencia en medio de los hijos de Israel. 24Porque Yo doy por herencia a los levitas los diezmos que los hijos de Israel han de ofrecer como ofrenda a Yahvé. Por eso les he dicho: ‘No tendrán herencia en medio de los hijos de Israel’.”

El diezmo del diezmo

25Yahvé habló a Moisés, diciendo: 26“Habla a los levitas, y diles: Cuando recibiereis los diezmos que os he dado por herencia vuestra de parte de los hijos de Israel, ofreceréis de ellos, como ofrenda alzada a Yahvé, el diezmo del diezmo, 27que os será reputado como ofrenda alzada vuestra, como si fuese grano de la era y (vino) de la abundancia del lagar. 28[1019]Así ofreceréis también vosotros a Yahvé una ofrenda alzada de todos vuestros diezmos que recibiereis de los hijos de Israel; y daréis de ellos al sacerdote Aarón la ofrenda alzada que corresponde a Yahvé. 29De todos los dones que recibáis, ofreceréis la ofrenda alzada que corresponde a Yahvé. Siempre lo mejor de ellos será porción consagrada. 30Y les dirás: Cuando ofreciereis lo mejor de ellos, entonces (el diezmo) será reputado a los levitas como el producto de la era y como el producto del lagar. 31Comeréis de ello en cualquier lugar, tanto vosotros como vuestras familias; porque es vuestro sueldo, en recompensa de vuestro servicio en el Tabernáculo de la Reunión. 32Con tal que ofrezcáis lo mejor de estos productos no pecaréis ni profanaréis las cosas santificadas de los hijos de Israel, y no moriréis.”

NÚMEROS 19
El agua expiatoria

1Yahvé habló a Moisés y a Aarón, diciendo: 2[1020]“He aquí una disposición preceptiva que Yahvé ha dado, diciendo: Di a los hijos de Israel que te traigan una vaca roja que no tenga defecto ni tacha, y que todavía no haya llevado el yugo, 3Se la daréis al sacerdote Eleazar, el cual la sacará fuera del campamento y será degollada ante sus ojos. 4[1021]El sacerdote Eleazar tomará de la sangre de ella con el dedo, y hará con la sangre siete aspersiones hacia el frente del Tabernáculo de la Reunión. 5Luego será quemada la vaca ante sus ojos; se quemarán también su piel, su carne y su sangre juntamente con sus excrementos. 6Y el sacerdote tomará madera de cedro e hisopo y grana, y los echará en medio de las llamas que consumen la vaca. 7Después el sacerdote lavará sus vestidos, bañará su cuerpo en el agua, y volverá al campamento, pero quedará impuro hasta la tarde. 8También el que la quemó, lavará sus vestidos en agua, bañará su cuerpo en agua y quedará impuro hasta la tarde. 9[1022]Un hombre limpio recogerá las cenizas de la vaca y las depositará fuera del campamento en un lugar limpio, donde serán guardadas para el pueblo de los hijos de Israel a fin de (preparar) el agua expiatoria. Es un sacrificio por el pecado. 10El que recoge las cenizas de la vaca lavará sus vestidos, y quedará impuro hasta la tarde. Será esta una ley perpetua para los hijos de Israel y para el extranjero que habita en medio de ellos.”

El uso del agua expiatoria

11[1023]“El que tocare un muerto, cualquier cadáver humano, quedará impuro siete días. 12Se purificará con él (agua de estas cenizas) el día tercero y el día séptimo y quedará limpio. Mas si no se purificare el día tercero, no estará limpio el día séptimo. 13Todo aquel que tocare un muerto, un cadáver humano, y no se purificare, profanará la Morada de Yahvé. Ese tal será exterminado de en medio de Israel. Es impuro porque las aguas expiatorias no han sido derramadas sobre él. Queda sobre él su inmundicia.

14Esta es la ley: Cuando alguno muriere en una tienda, todos los que entren en la tienda, y todos los que se hallen en la tienda, serán impuros por siete días. 15Y toda vasija abierta, que no tenga tapa atada, quedará inmunda. 16Quien tocare en el campo algún cuerpo que murió a espada, o un muerto cualquiera, o un hueso humano, o un sepulcro, quedará impuro siete días. 17Para tal persona impura se tomará de la ceniza de aquella (vaca) quemada en sacrificio por el pecado, y se echará sobre ella un vaso de agua viva. 18Un hombre limpio tomará un hisopo, lo mojará en el agua y rociará la tienda, todos sus muebles y todas las personas que allí se hallaren, y al que haya tocado el hueso, o al hombre matado, o al muerto, o a la sepultura. 19Rociará el limpio al inmundo al día tercero, y al día séptimo; y cuando le haya purificado al día séptimo, lavará sus vestidos, y a sí mismo se lavará con agua, y a la tarde quedará puro. 20Quien, estando impuro, no se purificare, será exterminado de en medio del pueblo, por haber contaminado el Santuario de Yahvé. Por no haber sido rociado con el agua lustral, queda inmundo. 21Esto será para ellos ley perpetua. También aquel que haga la aspersión con el agua lustral, lavará sus vestidos; y el que tocare el agua lustral, quedará inmundo hasta la tarde. 22Todo lo que tocare el impuro quedará inmundo; y la persona que lo tocare, quedará inmunda hasta la tarde.”

NÚMEROS 20
Muerte de María

1[1024]El primer mes llegó toda la Congregación de los hijos de Israel al desierto de Sin, y él pueblo estableció su morada en Cades. Allí murió María y allí fue sepultada.

Las aguas de Meribá

2Como no hubiese agua para el pueblo, se amotinaron contra Moisés y Aarón. 3Litigiaba el pueblo con Moisés y decía: “¡Ojalá hubiéramos perecido cuando perecieron nuestros hermanos delante de Yahvé! 4¿Por qué habéis conducido al pueblo de Yahvé a este desierto para que muramos aquí nosotros y nuestros ganados? 5¿Y por qué nos sacasteis de Egipto para traernos a este lugar tan malo, que no es tierra para sembrar y no produce higueras, ni viñas, ni granados y ni siquiera tiene agua para beber?”

6Entonces Moisés y Aarón retirándose del pueblo fueron a la entrada del Tabernáculo de la Reunión, donde se postraron sobre sus rostros; y se les apareció la gloria de Yahvé. 7Y Yahvé habló a Moisés, diciendo: 8“Toma la vara, y reúne al pueblo, tú y Aarón tu hermano; y en presencia de ellos hablad a la peña, y ella dará sus aguas. Así les sacarás agua de la peña, y darás de beber al pueblo y a sus ganados.” 9Tomó Moisés la vara de delante de Yahvé, como Él se lo había mandado. 10Y congregando Moisés y Aarón al pueblo frente a la peña, les dijo (Moisés): “Escuchad, rebeldes. ¿Por ventura podremos sacaros agua de esta peña?” 11[1025]Y alzó Moisés la mano, y después de herir la peña dos veces con su vara salieron aguas abundantes; y bebió el pueblo y su ganado. 12Mas Yahvé dijo a Moisés y a Aarón: “Por cuanto no habéis tenido fe en Mí y no me habéis santificado ante los hijos de Israel, no introduciréis este pueblo en la tierra que Yo les he dado.” 13[1026]Estas son las aguas de Meribá, donde se querellaron los hijos de Israel contra Yahvé; y El les dio una prueba de su santidad.

IV. DESDE CADES HASTA LAS CAMPIÑAS DE MOAB
Edom se opone a los israelitas

14Moisés envió desde Cades mensajeros al rey de Edom, que le dijesen: “Así dice tu hermano Israel: Tú sabes todos los trabajos que nos han sobrevenido; 15cómo nuestros padres bajaron a Egipto y hemos habitado mucho tiempo en Egipto, y los egipcios nos maltrataron, a nosotros como a nuestros padres; 16y clamamos a Yahvé el cual oyó nuestra voz y envió un ángel que nos sacó de Egipto; y henos aquí en Cades, ciudad situada al extremo de tu territorio. 17[1027]Déjanos, por favor, pasar por tu tierra; no pasaremos por los campos ni por las viñas, y no beberemos del agua de los pozos. Marcharemos por el camino real, sin declinar ni a la derecha ni a la izquierda, hasta que hayamos atravesado tu territorio.” 18Pero Edom le contestó: “No pasarás por mi (país), no sea que yo salga armado a tu encuentro.” 19Los hijos de Israel le respondieron: “Subiremos por el camino trillado, y si bebemos de tus aguas, yo y mi ganado, pagaré lo que cueste. No habrá ninguna dificultad; pasare solamente a pie.” 20Pero él dijo: “No pasarás.” Y salió Edom a su encuentro con mucha gente y con mano fuerte. 21Así negó Edom a Israel el paso por su territorio, por lo cual Israel se apartó de él.

Muerte de Aarón

22[1028]Partiendo de Cades vino todo el pueblo de los hijos de Israel al monte Hor. 23Y Yahvé hablo a Moisés y a Aarón en el monte Hor, en la frontera del país de Edom, diciendo: 24[1029]“Aarón va a reunirse con su pueblo, porque no podrá entrar en la tierra que he dado a los hijos de Israel; pues fuisteis rebeldes a mis órdenes en las aguas de Meribá. 25Toma a Aarón y a Eleazar su hijo, y condúcelos al monte Hor; 26[1030]y después de despojar a Aarón de sus vestiduras se las vestirás a Eleazar su hijo; y Aarón será recogido y morirá allí.” 27Moisés hizo como Yahvé había mandado, y a vista de todo el pueblo subieron al monte Hor. 28Y despojó Moisés a Aarón de sus vestiduras y se las vistió a Eleazar su hijo. Murió Aarón allí en la cumbre del monte; luego Moisés y Eleazar descendieron del monte. 29Llegó la noticia de la muerte de Aarón a todo el pueblo, y lo lloró toda la casa de Israel durante treinta días.

NÚMEROS 21
Derrota del rey de Arad

1[1031]Cuando el cananeo, el rey de Arad, que habitaba el Négueb, oyó decir que Israel venía por el camino de Atarim, atacó a Israel y le tomó prisioneros. 2[1032]Entonces Israel hizo voto a Yahvé, diciendo: “Si entregares a este pueblo en mi mano, destruiré completamente sus ciudades.” 3[1033]Oyó Yahvé la voz de Israel y le entregó el cananeo, y destruyeron completamente a ellos y a sus ciudades, por lo cual fue llamado aquel lugar Hormá.

La serpiente de bronce

4Partieron del monte Hor, camino del Mar Rojo para rodear la tierra de Edom. Mas en el camino se impacientó el pueblo, 5[1034]y murmuró contra Dios y contra Moisés: “¿Por qué nos habéis sacado de Egipto para morir en el desierto? Pues no hay pan, y no hay agua; nos provoca ya náusea este pan miserable.” 6Entonces Yahvé envió contra el pueblo serpientes abrasadoras, las cuales mordían al pueblo; y murió mucha gente de Israel. 7Y acudió el pueblo a Moisés, diciendo: “Hemos pecado, porque hemos murmurado contra Yahvé y contra ti. Ruega a Yahvé que quite de nosotros las serpientes.” Y Moisés rogó por el pueblo. 8[1035]Dijo entonces Yahvé a Moisés: “Hazte una serpiente, y ponla en un asta; quienquiera que haya sido mordido y la mirare, vivirá.” 9Hizo, pues, Moisés una serpiente de bronce, y la puso sobre un asta, y quienquiera que mordido por una serpiente dirigía su mirada a la serpiente de bronce se curaba.

Viaje al monte Fasga

10[1036]Levantaron los hijos de Israel el campamento y acamparon en Obot. 11Partidos de Obot, acamparon en Iyé-Abarim, en el desierto frente a Moab, al oriente. 12Marcharon de allí y acamparon en el valle de Sared. 13[1037]De allí partieron para acampar a la otra orilla del Arnón, en el desierto. El Arnón sale del territorio de los amorreos, pues el Arnón es la frontera de Moab, y divide a los moabitas de los amorreos. 14[1038]Por eso se dice en el Libro de las Guerras de Yahvé:

“Vaheb en Sufá,

y los valles del Arnón

15y el declive de los valles

que desciende en la región de Ar,

y se apoya sobre la frontera de Moab.”

16De allí marcharon a Beer. Este es aquel pozo del cual Yahvé dijo a Moisés: “Junta al pueblo y Yo le daré agua.” 17Entonces Israel cantó este cántico:

“¡Brota, pozo, celebradle con canción!

18pozo que cavaron los príncipes;

lo abrieron los nobles del pueblo

con el cetro, con sus cayados.”

Del desierto se dirigieron a Mataná; 19de Mataná, a Nahaliel; de Nahaliel a Bamot; 20[1039]y de Bamot al valle que está en las campiñas de Moab, (al pie de) la cumbre del Fasga que mira hacia el desierto.

Victoria sobre los amorreos

21Israel envió mensajeros a Sehón, rey de los amorreos, diciendo: 22“Quiero pasar por tu tierra. No torceremos hacia los campos y viñas, ni beberemos agua de los pozos; por el camino real iremos hasta pasar tus fronteras.” 23Mas Sehón no permitió que Israel pasase por su territorio; antes bien, reuniendo Sehón a toda su gente, salió al encuentro de Israel en el desierto, y vino hasta Jahas donde atacó a Israel. 24[1040]Pero Israel lo hirió a filo de espada y se apoderó de su tierra desde el Arnón hasta el Yaboc, hasta los hijos de Ammón, cuya frontera era fortificada. 25Tomó Israel todas estas ciudades y habitó en todas las ciudades de los amorreos, en Hesbón y todos sus dominios. 26Porque Hesbón era la ciudad de Sehón, rey de los amorreos, el cual había hecho la guerra contra el anterior rey de Moab, y le había arrancado toda su tierra hasta el Arnón. 27Por eso dicen los poetas:

“Id a Hesbón;

y sea reedificada y fortificada la ciudad de Sehón.

28Porque salió fuego de Hesbón,

llama de la plaza fuerte de Sehón,

que devoró a Ar de Moab,

a los señores de las alturas del Arnón.

29[1041]¡Ay de ti, Moab!

perdido estás, pueblo de Camos.

Entregó él sus hijos a la fuga,

y sus hijas al cautiverio,

en mano de Sehón, rey de los amorreos.

30Los hemos asaeteado:

Hesbón está destruida hasta Dibón;

hemos hecho devastación hasta Nofah,

que está cerca de Medaba.”

31Así vino a habitar Israel en la tierra de los amorreos. 32Entonces Moisés envió exploradores a Jaser; y tomaron sus aldeas, expulsando a los amorreos que allí habitaban.

Derrota del rey Og

33[1042]Dando vuelta subieron por el camino de Basán. Mas Og, rey de Basán, salió a su encuentro con todo su pueblo para darles batalla en Edreí. 34[1043]Yahvé dijo entonces a Moisés: “No le temas, porque le he entregado en tus manos, a él y a todo su pueblo y su tierra. Harás con él como hiciste con Sehón, rey de los amorreos, que habitaba en Hesbón.” 35Y le derrotaron, a él y a sus hijos y a todo su pueblo, sin dejarle un hombre con vida; y tomaron posesión de su tierra.

V. EN LAS CAMPIÑAS DE MOAB
NÚMEROS 22
Balac y Balaam

1Partieron los hijos de Israel y acamparon en las llanuras de Moab, al otro lado del Jordán, frente a Jericó. 2[1044]Balac, hijo de Sefor, supo todo lo que Israel había hecho a los amorreos, 3y se atemorizó Moab grandemente frente al pueblo tan numeroso y perdió el ánimo ante los hijos de Israel. 4Por lo cual dijo Moab a los ancianos de Madián: “Ahora esta multitud devorará todos nuestros contornos a la manera del buey que devora la hierba del campo.” Balac, hijo de Sefor, era a la sazón rey de Moab. 5Envió, pues, mensajeros a Balaam, hijo de Beor, a Petor, que está junto al Río en la tierra de los hijos de su pueblo, para llamarle, diciendo: “He aquí un pueblo que ha salido de Egipto y que cubre la faz de la tierra; está acampado frente a mí. 6Ven, te ruego, y maldíceme a este pueblo, porque es demasiado fuerte para mí; quizás así logre yo derrotarlo y arrojarlo del país: porque sé que es bendito aquel a quien tú bendijeres, y maldito aquel a quien tú maldijeres.”

7[1045]Fueron los ancianos de Moab y los ancianos de Madián, llevando en sus manos el estipendio de mago, y llegados a Balaam, le refirieron las palabras de Balac. 8Él les contestó: “Pasad la noche aquí, y os responderé según me diga Yahvé.” Se quedaron, pues, los príncipes de Moab con Balaam. 9Y vino Dios a Balaam y le dijo: “¿Quiénes son estos hombres que están contigo?” 10Balaam respondió a Dios: “Balac, hijo de Sefor, rey de Moab, ha enviado a decirme: 11He aquí un pueblo que ha salido de Egipto y que cubre la faz de la tierra. Ven, por lo tanto, y maldícemelo; quizás así podré combatirlo y rechazarlo.” 12Y dijo Dios a Balaam: “No vayas con ellos, ni maldigas a ese pueblo, porque es bendito.” 13Se levantó, pues, Balaam por la mañana, y dijo a los príncipes de Balac: “Volveos a vuestra tierra, porque Yahvé no quiere dejarme ir con vosotros”. 14Y se levantaron los príncipes de Moab, y regresados a Balac le dijeron: “Balaam no quiere venir con nosotros.”

15Entonces Balac envió de nuevo otros príncipes a Balaam, en mayor número y más distinguidos que los anteriores; 16los cuales llegados a Balaam le dijeron: “Así dice Balac, hijo de Sefor: Te ruego no dejes apartarte de venir a mí; 17que yo te colmaré de honores, y haré todo lo que me digas, con tal que vengas y me maldigas a esta gente.” 18Mas Balaam respondió y dijo a los siervos de Balac: “Aunque Balac me diese tanta plata y oro como cabe en su casa no puedo desoír la palabra de Yahvé, mi Dios, haciendo (algo contrario), sea cosa chica, sea grande. 19Quedaos pues aquí esta noche, vosotros también, para que yo sepa qué más me diga Yahvé.” 20Y vino Dios de noche a Balaam y le dijo: “Si estos hombres han venido a llamarte, levántate y vete con ellos, pero harás solamente lo que Yo te dijere.” 21Y se levantó Balaam a la mañana, aparejó su asna, y marchó con los príncipes de Moab.

22[1046]Sin embargo se encendió la ira de Dios al emprender Balaam viaje, y el Ángel de Yahvé se puso en el camino para cerrarle el paso. Iba Balaam montado sobre su asna, y le acompañaban dos de sus siervos. 23Cuando la burra vio al Ángel de Yahvé parado en el camino, con su espada desenvainada en la mano, se desvió del camino, andando por el campo; y Balaam le dio golpes para volverla al camino. 24Entonces el Ángel de Yahvé se apostó en una hondonada entre las viñas, con un muro de un lado y un muro del otro. 25Al ver la burra al Ángel de Yahvé se arrimó al muro y apretó el pie de Balaam contra la pared, el cual volvió a pegarla. 26Una vez más se adelantó el Ángel de Yahvé y se puso en un sitio estrecho donde no había espacio para desviarse ni a la derecha ni a la izquierda. 27Entonces al ver la burra al Ángel de Yahvé, se echó en tierra debajo de Balaam, el cual enfurecido la pegó con el bastón. 28[1047]Mas Dios abrió la boca de la burra, la cual dijo a Balaam: “¿Qué te he hecho para que me pegues ya por tercera vez?” 29Balaam respondió a la burra: “Porque haces burla de mí. ¡Ojalá tuviera yo una espada, que ahora mismo te mataría!” 30Replicó la burra a Balaam: “¿No soy yo tu asna, en que has cabalgado siempre desde que yo soy tuya hasta hoy? ¿Por ventura he hecho yo contigo jamás cosa semejante?” Y él respondió: “No”.

31Entonces Yahvé abrió los ojos de Balaam, de modo que vio al Ángel de Yahvé parado en el camino con la espada desenvainada en la mano; e inclinándose se prosternó sobre su rostro. 32Y le dijo el Ángel de Yahvé: “¿Por qué has pegado a tu asna estas tres veces? He aquí que yo he salido para cerrarte el camino, pues tu viaje es perverso delante de mí. 33Me vio la burra y se desvió delante de mí estas tres veces. Si no se hubiera desviado de mi presencia, te habría matado a ti, y a ella la abría dejado con vida.” 34Dijo entonces Balaam al Ángel de Yahvé: “He pecado; porque no sabía que tú te habías apostado contra mí en el camino. Si la cosa te parece mal, ahora mismo me volveré.” 35El Ángel de Yahvé respondió a Balaam: “Ve con estos hombres; pero habla solamente lo que yo te dijere.” Se fue, pues, Balaam con los príncipes de Balac.

36[1048]Cuando Balac supo que venía Balaam, le salió al encuentro hasta Ir-Moab, situada en el límite del Arnón, en el extremo de la frontera. 37Y dijo Balac a Balaam: “¿Acaso no he enviado a llamarte? ¿Por qué no viniste a mí? ¿Crees tal vez que yo no soy capaz de recompensarte?” 38Respondió Balaam a Balac: “Heme aquí, he venido a ti; pero ¿podré yo acaso decir algo? No te diré otra palabra sino la que Dios pusiere en mi boca.” 39[1049]Y se marchó Balaam con Balac, y llegaron a Kiryat-Husot. 40Y sacrificó Balac bueyes y ovejas para hacer presentes a Balaam y a los príncipes que le acompañaban. 41[1050]Al día siguiente tomó Balac a Balaam y le hizo subir a Bamot-Baal, desde donde podía divisar la parte extrema del pueblo.

NÚMEROS 23
Primer oráculo de Balaam

1[1051]Dijo Balaam a Balac: “Edifícame aquí siete altares, y prepárame aquí mismo siete becerros y siete carneros.” 2Hizo Balac según ordenara Balaam, y ofrecieron Balac y Balaam sobre cada altar un becerro y un carnero. 3Después dijo Balaam a Balac: “Ponte junto a tu holocausto, en tanto que yo me voy a ver si Yahvé viene a mi encuentro; y lo que Él me diga, eso te manifestaré.” Y se retiró a una altura desnuda.

4Efectivamente salió Dios al encuentro de Balaam, y este le dijo: “He preparado siete altares y he ofrecido un becerro y un carnero en cada altar.” 5Y Yahvé puso en boca de Balaam una palabra y dijo: “Vuélvete a Balac, y hablarás así.” 6Vuelto a él, lo vio todavía parado junto a su holocausto, con todos los príncipes de Moab. 7[1052]Entonces pronunció su oráculo, y dijo:

“De Aram me hizo venir Balac,

el rey de Moab (me hizo venir)

de los montes de oriente:

¡Ven, maldíceme a Jacob!

¡Ven y execra a Israel!

8[1053]¿Cómo maldeciré yo

a quien no ha maldecido Dios?

¿Cómo voy a execrar

a quien no ha execrado Yahvé?

9Desde la cima de las peñas le veo,

desde lo alto le estoy contemplando:

es un pueblo que habita aparte,

y no se cuenta entre las naciones.

10¿Quién podrá contar a Jacob

numeroso como el polvo,

enumerar siquiera la cuarta parte de Israel?

¡Pueda yo morir la muerte de los justos,

y sea mi fin semejante al suyo!”

Segundo oráculo de Balaam

11Dijo entonces Balac a Balaam: “¿Qué es lo que me has hecho? Te he llamado para maldecir a mis enemigos, y tú los has colmado de bendiciones.” 12Respondió él y dijo: “¿No tengo yo que observar las palabras que Yahvé pone en mi boca?” 13Díjole Balac: “Ven, te ruego, conmigo, a otro lugar, desde donde puedas verle; no verás sino su parte extrema, no le verás todo; y me lo maldices desde allí.” 14[1054]Y le llevó al Campo de los Atalayas, situado en las alturas del Fasga, donde edificó siete altares y ofreció en cada altar un becerro y un carnero. 15Y dijo a Balac: “Ponte aquí junto a tu holocausto, mientras yo voy al encuentro (de Dios).”

16Y salió Dios al encuentro de Balaam, y poniéndole una palabra en la boca, dijo: “Vuelve a donde está Balac, y le dirás así.” 17Se volvió a él, y he aquí que estaba todavía parado junto a su holocausto, y con él los príncipes de Moab. Le preguntó Balac: “¿Qué te ha dicho Yahvé?” 18[1055]Entonces pronunció su oráculo, y dijo:

“Levántate, Balac, y escucha;

préstame atención, hijo de Sefor.

19No es Dios un hombre, para que mienta,

ni hijo de hombre para arrepentirse.

Si Él dice una cosa, ¿no la hará?

Si Él habla, ¿acaso dejará de cumplirlo?

20He aquí, la bendición está dada;

Él ha bendecido, yo no puedo revocarlo.

21Él no ve iniquidad en Jacob,

ni encuentra perversidad en Israel.

Yahvé, su Dios, está entre ellos,

y a Él le aclaman por rey.

22[1056]Es Dios quien le ha sacado de Egipto;

su fuerza es como la del búfalo.

23Pues no hay magia en Jacob,

ni adivinos en Israel.

A su tiempo se le dirá a Jacob y a Israel

lo que Dios va a cumplir.

24He aquí un pueblo que se yergue como leona,

y se alza cual león,

no se acuesta sin que devore la presa,

y beba la sangre de los traspasados.”

25Entonces dijo Balac a Balaam: “Ya que no puedes maldecirle, tampoco le bendigas.” 26Pero Balaam respondió y dijo a Balac: “¿No te he dicho: Todo cuanto hablare Yahvé, eso debo hacer?”

Tercer oráculo de Balaam

27Y dijo Balac a Balaam: “Ven, pues, y te llevaré a otro sitio, por si acaso quiere Dios que desde allí los maldigas.” 28[1057]Y condujo Balac a Balaam a la cumbre del Fegor que domina el desierto. 29Y dijo Balaam a Balac: “Erígeme aquí siete altares y prepárame aquí mismo siete becerros y siete carneros.” 30Hizo Balac como le ordenara Balaam y ofreció un becerro y un carnero sobre cada altar.

NÚMEROS 24

1Viendo Balaam que era del agrado de Yahvé bendecir a Israel, no fue, como las otras veces, en busca de augurio, sino que volvió su rostro hacia el desierto. 2Y cuando alzando los ojos vio a Israel acampado según sus tribus, vino sobre él el Espíritu de Dios, 3y formulando su oráculo dijo:

“Palabra de Balaam, hijo de Beor;

palabra del hombre de ojos cerrados,

4[1058]palabra del que oye los dichos de Dios,

y ve las visiones del Todopoderoso;

recibe visión y se les abren los ojos:

5[1059]¡Cuan hermosas tus tiendas, oh Jacob,

tus moradas, oh Israel!

6Son como valles extendidos,

como jardines a lo largo del río;

como áloes plantados por Yahvé,

como cedros junto a las aguas.

7[1060]Se desbordan de sus cubos las aguas,

abundan las aguas en sus sembrados.

Más poderoso que Agag será su rey,

y se ensalzará su reino.

8El Dios que le sacó de Egipto,

le ha dado fuerzas como de búfalo;

devorará pueblos, sus enemigos,

les desmenuzará los huesos,

y con sus saetas los traspasará.

9Se agazapa, se posa como león,

y cual leona; ¿quién osará despertarle?

¡Bendito el que te bendiga,

y maldito el que te maldiga!”

10Se airó entonces Balac contra Balaam, y dando palmadas dijo a Balaam: “Para maldecir a mis enemigos te he llamado, y he aquí que tú les has echado bendiciones ya tres veces. 11Retírate ahora a tu lugar. Yo pensaba colmarte de honores, mas he aquí que Yahvé te ha negado el honor.” 12Respondió Balaam a Balac: “¿No dije ya a tus mensajeros que tú me enviaste: 13Aun cuando Balac me diera tanta plata y oro como cabe en su casa, no podré transgredir la orden de Yahvé, haciendo por mi cuenta cosa buena o mala, pues repetiré solamente lo que dijere Yahvé? 14[1061]Ahora, pues, al volverme a mi pueblo, ven, que te anunciaré lo que este pueblo hará a tu pueblo en los días postreros.” 15[1062]Y pronunció su oráculo diciendo:

“Palabra de Balaam, hijo de Beor;

palabra del hombre de ojos cerrados,

16palabra del que oye los dichos de Dios,

conoce los pensamientos del Altísimo,

y ve las visiones del Todopoderoso;

recibe visión y se le abren los ojos.

17[1063]Le veo, pero no como presente,

le contemplo, mas no de cerca:

una estrella sale de Jacob,

y de Israel surge un cetro,

que destrozará las sienes de Moab,

y destruirá a todos los hijos de Set.

18Edom será propiedad suya,

Seír será presa de sus enemigos,

e Israel hará proezas.

19[1064]De Jacob saldrá un dominador,

el cual destruirá los restos de la ciudad.”

20[1065]Y mirando a Amalec, dijo este oráculo:

“Amalec es el primero de los pueblos,

mas su fin será eterno exterminio.”

21[1066]Echando su mirada hacia el Cineo, pronunció este oráculo:

“Fuerte es tu morada,

tu nido está colocado en la peña;

con todo será devastado el Cineo.

22Tiempo vendrá, y Asur te llevará cautivo.”

23Prosiguió su oráculo, y dijo:

“¡Ay! ¿quién subsistirá

cuando Dios lo ponga por obra?

24[1067]Vendrán naves de Kitim

que humillarán a Asur,

y oprimirán a Eber,

y él mismo al fin perecerá.”

25Con esto se levantó Balaam y se fue, y volvió a su lugar. También Balac se fue por su camino.

NÚMEROS 25
Idolatría y fornicación de los israelitas

1[1068]Mientras Israel acampaba en Sitim, comenzó el pueblo a fornicar con las hijas de Moab. 2Estas invitaron al pueblo, a los sacrificios de sus dioses; y comió el pueblo y se postró ante los dioses de ellas. 3[1069]Y se allegó Israel a Baalfegor, por lo cual la ira de Yahvé se encendió contra Israel. 4Y dijo Yahvé a Moisés: “Toma a todos los jefes del pueblo, y cuélgalos ante Yahvé cara al sol, para que la ardiente ira de Yahvé se aparte de Israel.” 5Dijo, pues, Moisés a los jueces de Israel: “Mate cada uno de vosotros a los suyos que se han entregado a Baalfegor.”

6En esto he aquí que uno de los hijos de Israel venia trayendo a casa de sus hermanos una mujer madianita, a vista de Moisés y a vista de toda la Congregación de los hijos de Israel, que lloraban a la entrada del Tabernáculo de la Reunión. 7Viéndolo Finés, hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, se levantó de en medio de la Congregación, tomó una lanza en la mano, 8y entró tras el israelita en el interior de la tienda, y atravesó a entrambos, al israelita y a la mujer, por el vientre, con lo cual cesó la plaga de los hijos de Israel. 9[1070]En aquella plaga fueron muertas veinte y cuatro mil personas. 10Entonces habló Yahvé a Moisés, diciendo: 11“Finés, hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, ha apartado mi furor de los hijos de Israel, por cuanto se dejó arrebatar del celo mío en medio de ellos. Por eso Yo en mi celo no acabé con los hijos de Israel. 12[1071]Dile, pues: He aquí que Yo establezco con él mi pacto de paz; 13el cual será para él, y para sus descendientes después de él, pacto de un sacerdocio eterno, porque ha sido celoso de su Dios y ha hecho expiación por los hijos de Israel.”

14El israelita que fue muerto juntamente con la madianita, se llamaba Zamrí, hijo de Salú, príncipe de una familia de los Simeonitas. 15Y el nombre de la mujer madianita que fue muerta, era Cozbí, hija de Sur, jefe de una de las estirpes de Madián. 16Habló después Yahvé a Moisés, y dijo: 17“Tratad a los madianitas como enemigos y matadlos, 18porque como enemigos se han portado contra vosotros, aplicando sus ardides, con los cuales os sedujeron por medio de Fegor y por medio de Cozbí, hija de un príncipe de Madián, su hermana, la cual fue muerta en el día de la plaga a causa de Fegor.”

NÚMEROS 26
Nuevo censo del pueblo

1Pasada esta plaga habló Yahvé a Moisés y a Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, y dijo: 2[1072]“Haced el censo de todo el pueblo de los hijos de Israel, según sus casas paternas, de veinte años arriba, contando a todos los que pueden salir a la guerra en Israel.” 3Entonces Moisés y Eleazar, el sacerdote, hablaron con ellos en las campiñas de Moab, cerca del Jordán, frente a Jericó, diciendo: 4(Contad) a los de veinte años arriba, como ha mandado Yahvé a Moisés y a los hijos de Israel cuando salieron del país de Egipto.”

5Rubén, primogénito de Israel: los hijos de Rubén: de Enoc, la familia de los Enoquitas; de Falú, la familia de los Faluítas; 6de Hesrón, la familia de los Hesronitas; de Carmí, la familia de los Carmitas. 7Estas son las familias de los Rubenitas; y el resultado de su censo fue: cuarenta y tres mil setecientos treinta hombres. 8Hijos de Falú: Eliab. 9Hijos de Eliab: Nemuel, Datan y Abirón. Estos fueron aquel Datan y aquel Abirón, delegados del pueblo, que se sublevaron contra Moisés y Aarón, con la facción de Coré que se rebeló contra Yahvé. 10[1073]La tierra abrió su boca, y los tragó a ellos y a Coré, cuando murieron los de aquella facción, y el fuego devoró a doscientos cincuenta hombres, para que sirvieran de escarmiento. 11Mas los hijos de Coré no perecieron.

12Hijos de Simeón, según sus familias: de Nemuel, la familia de los Nemuelitas; de Jamín, la familia de los Jaminitas; de Jaquín, la familia de los Jaquinitas; 13de Zare, la familia de los Zareítas; de Saúl, la familia de los Saulitas. 14[1074]Estas son las familias de los Simeonitas: veinte y dos mil doscientos hombres.

15Hijos de Gad, según sus familias: de Sefón, la familia de los Sefonitas; de Hagí, la familia de los Hagitas; de Suní, la familia de los Sunitas; 16de Osní, la familia de los Osnitas; de Erí, la familia de los Eritas; 17de Arod, la familia de los Aroditas; de Arelí, la familia de los Arelitas. 18Estas son las familias de los hijos de Gad, conforme al resultado de su censo: cuarenta mil quinientos hombres.

19[1075]Hijos de Judá: Er y Onán. Murieron Er y Onán en el país de Canaán. 20Fueron los hijos de Judá, según sus familias: de Selá, la familia de los Selaítas; de Fares, la familia de los Faresitas; de Zara, la familia de los Zaraítas. 21Hijos de Fares fueron: de Hesrón, la familia de los Hesronitas; de Hamul, la familia de los Hamulitas. 22Estas son las familias de Judá, según el resultado de su censo: setenta y seis mil quinientos hombres.

23Hijos de Isacar, según sus familias: de Tolá, la familia de los Tolaítas; de Fuá, la familia de los Fuaítas; 24de Jasub, la familia de los Jasubitas; de Simrón, la familia de los Simronitas. 25Estas son las familias de Isacar, conforme al resultado de su censo: sesenta y cuatro mil trescientos hombres.

26Hijos de Zabulón, según sus familias: de Sared, la familia de los Sareditas; de Elón, la familia de los Elonitas; de Jahleel, la familia de los Jahleelitas. 27Estas son las familias de los Zabulonitas, según el resultado de su censo: sesenta mil quinientos hombres.

28Hijos de José, según sus familias: Manasés y Efraím. 29Hijos de Manasés: de Maquir, la familia de los Maquiritas. Maquir engendró a Galaad. De Galaad, la familia de los Galaaditas. 30Estos son los hijos de Galaad: de Jéser, la familia de los Jeseritas; de Hélec, la familia de los Helecitas; 31de Asriel, la familia de los Asrielitas; de Siquem, la familia de los Siquemitas; 32de Semidá, la familia de los Semidaítas; de Héfer, la familia de los Heferitas. 33[1076]Salfaad, hijo de Héfer, no tuvo hijos, sino solamente hijas. Los nombres de las hijas de Salfaad fueron Maalá, Noá, Hoglá, Milcá y Tirsá. 34Estas son las familias de Manasés; y fue el resultado de su censo: cincuenta y dos mil setecientos hombres.

35Estos son los hijos de Efraím, según sus familias: de Sutela, la familia de los Sutelaítas; de Béquer, la familia de los Bequeritas; de Tahan, la familia de los Tahanitas. 36Hijos de Sutela: de Eran, la familia de los Eranitas. 37Estas son las familias de los hijos de Efraím, conforme al resultado de su censo: treinta y dos mil quinientos hombres. Estos son los hijos de José, según sus familias.

38Hijos de Benjamín, según sus familias: de Bela, la familia de los Belaítas; de Asbel, la familia de los Asbelitas, de Ahiram, la familia de los Ahiramitas; 39de Sufam, la familia de los Sufamitas; de Hufam, la familia de los Hufamitas. 40Hijos de Bela fueron Ard y Naamán. (De Ard) la familia de los Arditas; de Naamán, la familia de los Naamitas. 41Estos son los hijos de Benjamín, según sus familias, y el resultado de su censo fue: cuarenta y cinco mil seiscientos hombres.

42Estos son los hijos de Dan, según sus familias: de Suham, la familia de los Suhamitas. Esta es la descendencia de Dan según sus familias. 43Todas las familias de los Suhamitas fueron, conforme al resultado de su censo: sesenta y cuatro mil cuatrocientos hombres.

44Hijos de Aser, según sus familias: de Jemná, la familia de los Jemnaítas; de Isví, la familia de los Isvitas; de Beriá, la familia de los Beriaítas. 45Hijos de Beriá: de Héber, la familia de los Heberitas; de Malquiel, la familia de los Malquielitas. 46El nombre de la hija de Aser fue Sara. 47Estas son las familias de los hijos de Aser, conforme al resultado de su censo: cincuenta y tres mil cuatrocientos hombres.

48Hijos de Neftalí, según sus familias: de Jahsiel, la familia de los Jahsielitas; de Guní, la familia de los Gunitas; 49de Jéser, la familia de los Jeseritas; de Silem, la familia de los Silemitas. 50Esta es la descendencia de Neftalí, según sus familias. El resultado de su censo fue: cuarenta y cinco mil cuatrocientos hombres.

51[1077]Fue, pues, el resultado del censo de los hijos de Israel: seiscientos un mil setecientos treinta.

Disposiciones para la distribución del país

52Yahvé habló a Moisés, diciendo: 53“Entre estos será repartido el país, para que lo posean, según el número de los individuos. 54[1078]A la (tribu) numerosa darás mayor porción, y a la pequeña darás menos. Se le dará su herencia a proporción de su número; 55pero de manera que el país sea repartido por suertes. Lo han de heredar según los nombres de sus tribus paternas. 56Por la decisión de la suerte será repartido a cada una su porción según sea grande o pequeña.”

Censo de los levitas

57Este es el censo de los levitas según sus familias: de Gersón, la familia de los Gersonitas; de Caat, la familia de los Caatitas; de Merarí, la familia de los Meraritas. 58Estas son las familias de los levitas: La familia de los Libnitas, la familia de los Hebronitas, la familia de los Mahlitas, la familia de los Musitas, la familia de los Coreítas. Caat engendró a Amram. 59La mujer de Amram se llamaba Jocabed, hija de Leví, que le nació a Leví en Egipto. Ella tuvo de Amram los hijos Aarón, Moisés y María, hermana de estos. 60A Aarón le nacieron Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar. 61[1079]Murieron Nadab y Abiú al ofrecer ante Yahvé un fuego extraño. 62Y fue el número de los (levitas), de todos los varones de un mes arriba, veinte y tres mil. No fueron contados entre los hijos de Israel, pues no se les había de dar posesión alguna en medio de los hijos de Israel.

63Este es el censo de los hijos de Israel, hecho por Moisés y el sacerdote Eleazar en las campiñas de Moab, cerca del Jordán, frente a Jericó. 64Entre estos no se halló ninguno de los contados por Moisés y el sacerdote Aarón, quienes habían hecho el censo de los hijos de Israel en el desierto del Sinaí; 65[1080]pues de ellos había dicho Yahvé; “Morirán irremisiblemente en el desierto.” Y así no quedó ninguno de ellos, salvo Caleb, hijo de Jefone, y Josué, hijo de Nun.

NÚMEROS 27
Las hijas herederas

1Se acercaron de las familias de Manasés, hijo de José, las hijas de Salfaad, hijo de Héfer, hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés. Los nombres de sus hijas eran: Maalá, Noá, Hoglá, Milcá y Tirsá. 2Presentándose a la entrada del Tabernáculo de la Reunión ante Moisés y ante el sacerdote Eleazar, y ante todos los príncipes de todo el pueblo, dijeron: 3[1081]“Nuestro padre murió en el desierto; él no pertenecía al grupo de los que se confabularon contra Yahvé, en la facción de Coré; sino que murió por su propio pecado, sin tener hijos varones. 4¿Y por eso ha de borrarse el nombre de nuestro padre de en medio de su familia, por no haber tenido hijo varón? Danos a nosotras posesión entre los hermanos de nuestro padre.”

5Moisés presentó el caso de ellas ante Yahvé. 6Y Yahvé respondió a Moisés, diciendo: 7“La causa de las hijas de Salfaad es justa. Les darás, pues, posesión hereditaria entre los hermanos de su padre, y les transmitirás la herencia de su padre. 8Y a los hijos de Israel dirás: ‘Cuando un hombre muere sin hijos, pasaréis su herencia a su hija. 9Y si no tiene hija, la daréis a sus hermanos. 10Y si no tiene hermanos, daréis la herencia a los hermanos de su padre. 11Y si su padre no tiene hermanos, pasaréis su herencia al más próximo de la familia, el cual la poseerá. Esto será para los hijos de Israel regla de derecho, como Yahvé lo tiene mandado a Moisés’.”

Josué sucesor de Moisés

12[1082]Dijo Yahvé a Moisés: “Sube a este monte Abarim y mira la tierra que he dado a los hijos de Israel. 13[1083]Después de haberla visto, tú también te reunirás con tu pueblo, como tu hermano Aarón, 14[1084]por cuanto en el desierto de Sin, en aquella rebelión del pueblo, fuisteis rebeldes a mi orden y no quisisteis glorificarme a sus ojos con ocasión de las aguas. Estas son las aguas de Meribá en Cades, en el desierto de Sin.” 15[1085]Entonces Moisés habló a Yahvé, diciendo: 16“Destine Yahvé, el Dios de los espíritus de todos los vivientes, un varón que gobierne este pueblo, 17que salga delante de ellos y entre delante de ellos y que los saque y los introduzca, para que el pueblo de Yahvé no sea como un rebaño sin pastor.” 18[1086]Y dijo Yahvé a Moisés: “Toma a Josué, hijo de Nun, varón de espíritu, y pon tu mano sobre él. 19Le presentarás ante el sacerdote Eleazar y ante todo el pueblo, y le darás tus órdenes delante de ellos. 20Le comunicarás parte de tu autoridad, a fin de que le obedezca todo el pueblo de los hijos de Israel. 21[1087]Se presentará al sacerdote Eleazar, que consulte por él el juicio de los Urim, delante de Yahvé. Según su respuesta saldrá y según su respuesta entrará, él y con él todos los hijos de Israel, y todo el pueblo.”

22Hizo Moisés como Yahvé se lo había mandado. Tomó a Josué y le presentó ante el sacerdote Eleazar y ante todo el pueblo; 23y poniendo sobre él sus manos, le dio sus órdenes, como Yahvé había dispuesto por boca de Moisés.

NÚMEROS 28
Fiestas y sacrificios

1[1088]Yahvé habló a Moisés, diciendo: 2[1089]“Manda a los hijos de Israel, y diles: Cuidad de presentar en el tiempo señalado mi ofrenda, mi manjar, los sacrificios de combustión que se me ofrecen como suave olor. 3Les dirás: Estos son los sacrificios de combustión que presentaréis a Yahvé: dos corderos primales, sin tacha, día por día, como holocausto perpetuo. 4[1090]Un cordero ofrecerás por la mañana, y el otro cordero ofrecerás entre las dos tardes. 5[1091]Y como oblación, un décimo de efa de flor de harina, amasada con un cuarto de hin de aceite de olivas machacadas. 6Este es el holocausto perpetuo que se ofrecía ya en olor grato en el monte Sinaí, sacrificio de combustión en honor de Yahvé. 7Su libación será de un cuarto de hin por cada cordero. En el Santuario derramarás esta libación de vino para Yahvé. 8El otro cordero lo ofrecerás entre las dos tardes, y harás la oblación como a la mañana, y así también la oblación; es sacrificio de combustión de olor grato a Yahvé.

9El día de sábado (ofreceréis) dos corderos primales, sin tacha, dos décimos de flor de harina amasada con aceite, juntamente con su libación. 10Este será el holocausto de cada sábado, además del holocausto perpetuo y su libación.

11[1092]Al principio de vuestros meses ofreceréis como holocausto a Yahvé dos novillos, un carnero y siete corderos primales, sin tacha; 12y como oblación, por cada novillo, tres décimos de harina amasada con aceite; como oblación por el carnero, dos décimos de flor de harina amasada con aceite; 13y como oblación por cada cordero un décimo de flor de harina amasada con aceite. Es holocausto de olor grato, sacrificio de combustión para Yahvé. 14Las libaciones correspondientes serán: medio hin de vino por cada novillo, un tercio de hin por el carnero, y un cuarto de hin por cada cordero. Este será el holocausto de cada novilunio, todos los meses del año. 15Asimismo se ofrecerá a Yahvé un macho cabrío como sacrificio por el pecado, además del holocausto perpetuo y su libación.

16[1093]El día catorce del primer mes será la Pascua de Yahvé. 17El día quince de este mes será día de fiesta. Durante siete días han de comerse panes ácimos. 18El día primero habrá asamblea santa, y no haréis ningún trabajo servil. 19Ofreceréis en sacrificio de combustión un holocausto a Yahvé: dos novillos, un carnero y siete corderos primales, sin tacha; 20y como oblación correspondiente, flor de harina amasada con aceite. Ofreceréis tres décimos por cada novillo, dos décimos por el carnero, 21y un décimo por cada uno de los siete corderos; 22también un macho cabrío en sacrificio por el pecado, para hacer expiación por vosotros. 23Ofreceréis esto, además del holocausto de la mañana, que es el holocausto perpetuo. 24Esto haréis diariamente durante siete días. Es alimento para el sacrificio que se consume por el fuego en olor grato a Yahvé y que ha de ofrecerse además del holocausto perpetuo y su libación. 25El séptimo día celebraréis asamblea santa, y no haréis ningún trabajo servil.

26[1094]El día de las primicias, cuando en vuestra fiesta de las Semanas presentareis a Yahvé una oblación de los nuevos frutos, tendréis asamblea santa; no haréis ningún trabajo servil. 27Ofreceréis en olor grato a Yahvé dos novillos, un carnero y siete corderos primales, 28y como oblación correspondiente: flor de harina amasada con aceite, tres décimos por cada novillo, dos décimos por el carnero, 29y un décimo por cada uno de los siete corderos; 30y también un macho cabrío para hacer expiación por vosotros. 31Ofreceréis esto, además del holocausto perpetuo y su oblación, (con víctimas) sin tacha y acompañadas de las libaciones respectivas.

NÚMEROS 29
Fiestas otoñales

1[1095]El día primero del séptimo mes tendréis asamblea santa; y no haréis ningún trabajo servil. Será para vosotros el día de las trompetas. 2Ofreceréis en holocausto de olor grato a Yahvé: un novillo, un carnero y siete corderos primales, sin tacha, 3y como oblación correspondiente, flor de harina amasada con aceite: tres décimos por el novillo, dos décimos por el carnero, 4y un décimo por cada uno de los siete corderos; 5y también un macho cabrío como sacrificio por el pecado, para hacer expiación por vosotros, 6además del holocausto del novilunio con su oblación, y del holocausto perpetuo con su oblación y sus libaciones, según lo prescrito. Son sacrificios de combustión de olor grato a Yahvé.

7[1096]El día décimo de ese mismo séptimo mes tendréis asamblea santa, y afligiréis vuestras almas, y, no haréis ninguna clase de trabajo. 8Ofreceréis como holocausto, en olor grato a Yahvé, un novillo, un carnero, y siete corderos primales, sin tacha; 9y como oblación correspondiente, flor de harina amasada con aceite: tres décimos por el novillo, dos décimos por el carnero, 10y un décimo por cada uno de los siete corderos; 11y también un macho cabrío en sacrificio por el pecado; además del sacrificio expiatorio, y del holocausto perpetuo con su oblación y sus libaciones.

12[1097]El día quince del séptimo mes tendréis asamblea santa; no haréis trabajo servil alguno, y celebraréis una fiesta a Yahvé durante siete días. 13Ofreceréis en holocausto, como sacrificio de combustión, de olor grato a Yahvé, trece novillos, dos carneros y catorce corderos primales, sin tacha; 14y como oblación correspondiente, flor de harina amasada con aceite: tres décimos por cada uno de los trece novillos, dos décimos por cada uno de los dos carneros, 15y un décimo por cada uno de los catorce corderos; 16y también un macho cabrío en sacrificio por el pecado, además del holocausto perpetuo con su oblación y su libación.

17El segundo día (ofreceréis) doce novillos, dos carneros y catorce corderos primales, sin tacha, 18[1098]con su oblación y sus libaciones, correspondientes a los novillos, a los carneros y a los corderos, según el número de ellos, conforme al rito, 19y un macho cabrío en sacrificio por el pecado además del holocausto perpetuo con su oblación y sus libaciones.

20El día tercero: once novillos, dos carneros y catorce corderos primales, sin tacha, 21con su oblación y sus libaciones, correspondientes a los novillos, a los carneros y a los corderos, según el número de ellos, conforme a lo prescrito, 22y un macho cabrío en sacrificio por el pecado, además del holocausto perpetuo con su oblación y su libación.

23El día cuarto: diez novillos, dos carneros y catorce corderos primales, sin tacha, 24con su oblación y sus libaciones, correspondientes a los novillos, a los carneros y a los corderos, según el número de ellos, conforme a lo prescrito, 25y un macho cabrío en sacrificio por el pecado, además del holocausto perpetuo con su oblación y su libación.

26El día quinto: nueve novillos, dos carneros y catorce corderos primales, sin tacha, 27con su oblación y sus libaciones, correspondientes a los novillos, a los carneros y a los corderos, según el número de ellos, conforme a lo prescrito, 28y un macho cabrío en sacrificio por el pecado, además del holocausto perpetuo con su oblación y su libación.

29El día sexto: ocho novillos, dos carneros y catorce corderos primales, sin tacha, 30con su oblación y sus libaciones, correspondientes a los novillos, a los carneros y a los corderos, según el número de ellos, conforme a lo prescrito, 31y un macho cabrío en sacrificio por el pecado, además del holocausto perpetuo con su oblación y sus libaciones.

32El día séptimo: siete novillos, dos carneros y catorce corderos primales, sin tacha, 33con su oblación y sus libaciones, correspondientes a los novillos, a los carneros y a los corderos, según el número de ellos, conforme a lo prescrito, 34y un macho cabrío en sacrificio por el pecado, además del holocausto perpetuo con su oblación y su libación.

35[1099]El día octavo tendréis asamblea solemne; no haréis trabajo servil alguno. 36Presentaréis como holocausto y sacrificio de combustión, de olor grato a Yahvé, un novillo, un carnero y siete corderos primales, sin tacha, 37con su oblación y sus libaciones, correspondientes al novillo, al carnero y a los corderos, según el número de ellos, conforme a lo prescrito, 38y un macho cabrío en sacrificio por el pecado, además del holocausto perpetuo con su oblación y su libación.

39Estos son los sacrificios que ofreceréis a Yahvé en vuestras fiestas, además de vuestros votos y vuestras ofrendas voluntarias agregadas a vuestros holocaustos, oblaciones, libaciones y sacrificios pacíficos.”

NÚMEROS 30
De los votos

1Moisés refirió a los hijos de Israel todo lo que Yahvé le había mandado. 2Moisés habló también a los jefes de las tribus de los hijos de Israel, diciendo: “He aquí lo que Yahvé ha mandado:

3[1100]Si un hombre hace voto a Yahvé, o bajo juramento se obliga a un compromiso, no quebrantará su palabra, sino que cumplirá todo lo prometido. 4Si una mujer no casada hace un voto a Yahvé, o se obliga a un compromiso, estando todavía en casa de su padre, 5y su padre, al saber el voto de ella y el compromiso contraído no le dice nada, serán válidos todos sus votos y todos los compromisos que ella haya contraído para su alma. 6Mas si su padre al saberlo protesta, serán inválidos todos sus votos y los compromisos con que se haya obligado, y Yahvé se lo perdonará, por cuanto su padre ha protestado. 7Si ella se casa teniendo sobre sí sus votos, o alguna palabra inconsiderada salida de sus labios con que se haya obligado, 8y su marido lo oye y no dice nada el día de oírlo, entonces son válidos sus votos y los compromisos con que se haya obligado. 9Pero si su marido al oírlo protesta, anula él así el voto que ella tiene sobre sí, y la inconsiderada palabra salida de sus labios con que se ha obligado, y Yahvé la perdonará. 10[1101]Mas el voto de una viuda, o de una repudiada, cualquier compromiso con que se hayan obligado, tiene validez. 11Si una mujer, estando ya en casa de su marido, hace un voto o se obliga con juramento a un compromiso, 12y su marido al saberlo guarda silencio, y no protesta, serán válidos todos sus votos, y todos los compromisos con que se haya obligado. 13Pero si su marido al saberlo lo anula terminantemente, será inválido todo cuanto salió de los labios de ella, tanto votos, como obligaciones contraídas para su alma. Su marido los ha anulado y Yahvé la perdonará. 14[1102]Todo voto y todo juramento, por el cual ella se obliga a mortificarse, su marido puede confirmarlos o anularlos. 15[1103]Si su marido durante algunos días guarda silencio, entonces él mismo confirma todos los votos de ella, y todas las obligaciones que pesan sobre ella: los confirma por no haberle dicho nada cuando lo supo. 16Si él, después de enterado los anula más tarde, llevara sobre sí la iniquidad de ella.”

17Estas son las leyes que Yahvé por medio de Moisés ha establecido para las relaciones entre el marido y su mujer, y entre el padre y su hija, siendo esta todavía joven y estando en casa de su padre.

NÚMEROS 31
Guerra contra los madianitas

1Yahvé habló a Moisés, diciendo: 2[1104]“Venga a los hijos de Israel por lo que les han hecho los madianitas; después serás reunido con tu pueblo.” 3Y habló Moisés al pueblo, diciendo: “Armad de entre vosotros gente para la guerra, y salgan contra Madián, para ejecutar la venganza de Yahvé contra Madián. 4Enviaréis a la guerra mil hombres de cada tribu de entre todas las tribus de Israel.”

5Fueron entonces elegidos para la guerra doce mil armados de entre los millares de Israel, mil por cada tribu, 6[1105]los que Moisés envió a la guerra, mil de cada tribu, y con ellos a Finés, hijo del sacerdote Eleazar, que llevaba consigo los objetos sagrados y las trompetas de alarma. 7Marcharon, pues, contra Madián, como Yahvé había mandado a Moisés; y mataron a todos los varones. 8[1106]Además de los hombres matados, dieron muerte a Eví, Requem, Sur, Hur y Reba, cinco reyes de Madián. Pasaron también a cuchillo a Balaam, hijo de Beor. 9Los hijos de Israel tomaron cautivas a las mujeres de Madián con sus niños, y se apoderaron de todo su ganado, de todos sus rebaños y de todos sus bienes; 10y quemaron todas las ciudades que habitaban, y todos sus campamentos. 11Y tomando todo el botín y toda la presa, tanto de personas como de bestias, 12llevaron a los prisioneros, la presa y el botín a donde estaban Moisés, el sacerdote Eleazar y el pueblo de los hijos de Israel, al campamento en los llanos de Moab, cerca del Jordán, frente a Jericó.

13Moisés, el sacerdote Eleazar y todos los príncipes del pueblo salieron a recibirlos fuera del campamento. 14Pero Moisés se airó contra los jefes del ejército, los jefes de los millares y los jefes de los cientos que volvían de la guerra, 15y les dijo: “¿Cómo es que habéis dejado con vida a todas las mujeres, 16[1107]no obstante ser ellas las que, por consejo de Balaam, arrastraron a los hijos de Israel a renegar de Yahvé en el caso de Fegor, y hubo plaga en el pueblo de Yahvé? 17Matad ahora a todo varón entre los niños, matad también a toda mujer que haya conocido varón, 18[1108]pero todas las niñas que no han conocido varón reservadlas para vosotros. 19Y acampad fuera del campamento siete días; todos los que hubiereis matado a un hombre o tocado a un muerto, os purificaréis el día tercero y el día séptimo, así vosotros como vuestros prisioneros. 20Purificaréis también todo vestido, todo objeto de cuero, toda obra hecha de pelo de cabra y todo utensilio de madera.”

21Dijo entonces el sacerdote Eleazar a los hombres del ejército que habían ido a la guerra: “He aquí lo que dispone la Ley que Yahvé ha mandado a Moisés: 22El oro, la plata, el bronce, el hierro, el estaño y el plomo, 23en fin, todo objeto que resiste al fuego, lo pasaréis por el fuego, y así quedará puro, con tal que sea purificado con el agua lustral. Mas todo lo que no resiste al fuego, lo pasaréis por el agua. 24[1109]Y después de haber lavado vuestros vestidos el día séptimo, quedaréis limpios; y luego podréis volver al campamento.”

Reparto del botín

25Yahvé habló a Moisés diciendo: 26“Haz el cómputo de todo el botín que se ha tomado, tanto en hombres como en animales; (hazlo) con el sacerdote Eleazar y las cabezas de las casas paternas del pueblo. 27Y distribuirás el botín por mitad entre los que como soldados salieron a la guerra y el resto del pueblo. 28[1110]Y de parte de los que como soldados salieron a la guerra, tomarás como tributo para Yahvé de cada quinientas cabezas una, tanto de las personas como del ganado mayor, de los asnos y de las ovejas. 29Lo tomarás de la mitad que les toca, y lo darás a Eleazar el sacerdote, como tributo para Yahvé. 30De la otra mitad perteneciente a los hijos de Israel, tomarás, al azar, uno de cada cincuenta, tanto de las personas como del ganado mayor, de los asnos y de las ovejas, en fin, de todos los animales; y lo darás a los levitas, encargados de cuidar la Morada de Yahvé.”

31Moisés y el sacerdote Eleazar hicieron como Yahvé había mandado a Moisés. 32Y era la presa, el resto del botín tomado por la gente del ejército: seiscientas setenta y cinco mil ovejas, 33setenta y dos mil cabezas de ganado bovino, 34sesenta y un mil asnos, 35y personas, es decir, las mujeres que no habían conocido varón, todas ellas fueron treinta y dos mil. 36La mitad que tocaba a los que habían salido a la guerra fue: trescientas treinta y siete mil quinientas ovejas 37y el tributo para Yahvé: seiscientas setenta y cinco ovejas—38treinta y seis mil cabezas de ganado bovino —y el tributo para Yahvé: setenta y dos—; 39treinta mil quinientos asnos —y el tributo para Yahvé: setenta y uno—; 40y diez y seis mil personas —y el tributo para Yahvé: treinta y dos personas—. 41Entregó Moisés el tributo que correspondía como ofrenda a Yahvé, al sacerdote Eleazar, como Yahvé había ordenado a Moisés. 42Y de la mitad perteneciente a los hijos de Israel, la cual Moisés había separado de la de los combatientes, 43esta mitad que correspondía al pueblo fue: trescientas treinta y siete mil quinientas ovejas, 44treinta y seis mil cabezas de ganado bovino, 45treinta mil quinientos asnos, 46y diez y seis mil personas. 47De esta mitad correspondiente a los hijos de Israel tomó Moisés, al azar, uno de cada cincuenta, tanto de las personas como de los animales y los dio a los levitas, encargados de la guardia de la Morada de Yahvé, conforme Yahvé había mandado a Moisés.

Ofrenda de los jefes

48[1111]Llegaron entonces a Moisés los jefes de las unidades del ejército, los jefes de los millares y los jefes de las centenas, 49y dijeron a Moisés: “Tus siervos han hecho el cómputo de los combatientes que han estado a nuestras órdenes, y no falta ni uno de nosotros. 50Por lo cual presentamos como obligación a Yahvé, los objetos de oro que cada uno de nosotros ha encontrado: brazaletes, cadenillas, anillos, pendientes y collares, en expiación por nosotros ante Yahvé. 51Recibieron, pues, Moisés y el sacerdote Eleazar de parte de ellos el oro y todos los objetos de arte. 52[1112]Y todo el oro que presentaron a Yahvé como ofrenda de los jefes de los millares y de los jefes de las centenas pesó diez y seis mil setecientos cincuenta siclos. 53Los combatientes se habían tomado cada cual su botín. 54Tomaron Moisés y el sacerdote Eleazar el oro de los jefes de los millares y de los jefes de las centenas, y lo metieron dentro del Tabernáculo de la Reunión, para recuerdo de los hijos de Israel ante Yahvé.

NÚMEROS 32
Distribución de la tierra transjordánica

1Los hijos de Rubén y los hijos de Gad, que tenían inmensa cantidad de ganado, vieron que la tierra de Jaser y la tierra de Galaad era un lugar muy a propósito para ganado, 2por lo cual vinieron y hablaron con Moisés, con el sacerdote Eleazar y con los príncipes del pueblo, diciendo: 3[1113]“Atarot, Dibón, Jaser, Nimrá, Hesbón, Elealé, Sebam, Nebó y Beón, 4la tierra que Yahvé ha derrotado delante del pueblo de Israel, es tierra propia para ganado, y tus siervos tienen ganado.” 5Y agregaron: “Si hemos hallado gracia a tus ojos, sea asignada esta tierra a tus siervos como propiedad y no nos hagas pasar el Jordán.”

6Respondió Moisés a los hijos de Gad y a los hijos de Rubén: “Pues que, ¿vuestros hermanos han de ir a la guerra y vosotros os quedaréis aquí? 7¿Por qué desalentáis el corazón de los hijos de Israel para que no pasen a la tierra que Yahvé les ha dado? 8[1114]Es lo mismo que hicieron vuestros padres cuando les envié desde Cadesbarnea para explorar el país. 9Subieron hasta el Valle de Escol explorando el país; y luego desalentaron el corazón de los hijos de Israel para que no entrasen en la tierra que Yahvé les había asignado. 10Aquel día se encendió la ira de Yahvé y juró diciendo: 11Estos hombres que han subido de Egipto, de edad de veinte años arriba, no verán la tierra que con juramento prometí a Abrahán, a Isaac y a Jacob, porque no han querido seguirme fielmente, 12salvo Caleb, hijo de Jefone el ceniceo, y Josué, hijo de Nun, que han seguido a Yahvé con fidelidad. 13Por lo cual se irritó Yahvé contra Israel y los hizo andar errantes por el desierto durante cuarenta años, hasta acabarse aquella generación que había obrado mal a los ojos de Yahvé. 14Y he aquí que ahora os levantáis vosotros en lugar de vuestros padres, como prole de pecadores, para encender todavía más el ardor de la ira de Yahvé contra Israel. 15Pues si no queréis seguirle, Él continuará dejándolos en el desierto, y seréis la ruina de todo este pueblo”.

16Mas ellos acercándosele dijeron: “Edificaremos aquí apriscos para nuestros rebaños y ciudades para nuestros niños; 17pero marcharemos armados y sin demora al frente de los hijos de Israel hasta que los hayamos introducido en su lugar. Entretanto quedarán nuestros niños en las ciudades fortificadas, para no ser molestados por los habitantes del país. 18No nos volveremos a nuestras casas hasta que cada uno de los hijos de Israel posea su herencia. 19[1115]Porque no queremos tener herencia con ellos al otro lado del Jordán, ya que tenemos nuestra herencia en esta ribera del Jordán, al oriente”.

20Entonces les dijo Moisés: “Si hacéis esto, si os armáis para la guerra delante de Yahvé, 21y todos vuestros armados pasan el Jordán a los ojos de Yahvé hasta que Él haya echado a sus enemigos delante de su rostro, 22y no os volvéis antes que Él se haya sometido el país, entonces no tendréis culpa ante Yahvé ni ante Israel; y será esta tierra posesión vuestra delante de Yahvé. 23Pero si no hacéis así, he aquí que pecáis contra Yahvé; y sabed que vuestro pecado recaerá sobre vosotros. 24Edificaos, pues, ciudades para vuestros niños, y apriscos para vuestros rebaños, y haced lo que habéis prometido.”

25[1116]Respondieron los hijos de Gad y los hijos de Rubén a Moisés, diciendo: “Tus siervos obrarán conforme a la orden de mi señor. 26Nuestros niños, nuestras mujeres, nuestro ganado y todas nuestras bestias quedarán aquí en las ciudades de Galaad; 27mas tus siervos, todos los armados para la guerra, marcharán delante de Yahvé para combatir según la orden de mi señor.”

28Con esto Moisés dio orden respecto de ellos al sacerdote Eleazar, a Josué, hijo de Nun, y a los jefes de las casas paternas de las tribus de los hijos de Israel; 29[1117]y les dijo Moisés: “Si los hijos de Gad y los hijos de Rubén, armados todos para la guerra, pasan con vosotros el Jordán delante de Yahvé, dadles, una vez sojuzgada la tierra delante de vosotros, la tierra de Galaad en posesión. 30Pero si no pasan armados con vosotros, será su posesión en medio de vosotros en la tierra de Canaán.” 31Respondieron los hijos de Gad y los hijos de Rubén, diciendo: “Así como ha dicho Yahvé respecto de tus siervos, así haremos. 32Pasaremos armados delante de Yahvé a la tierra de Canaán, y quedará para nosotros la posesión de nuestra herencia en este lado del Jordán”.

33[1118]Moisés dio, pues, a los hijos de Gad, y a los hijos de Rubén, y a la media tribu de Manasés, hijo de José, el reino de Sehón, rey de los amorreos, y el reino de Og, rey de Basan, el país con sus ciudades y territorios, las ciudades del país a la redonda. 34Y los hijos de Gad edificaron a Dibón, Atarot, Aroer, 35Atrot-Sofán, Jaser, Jogbehá, 36Betnimrá y Betharán, ciudades fortificadas y apriscos para los rebaños. 37Los hijos de Rubén edificaron a Hesbón, Elealé, Kiryataim, 38[1119]Nebó y Baalmeón mudándoles los nombres, y Sibmá; y pusieron (nuevos) nombres a las ciudades que reedificaron. 39Los hijos de Maquir, hijo de Manasés, marcharon a la región de Galaad, la tomaron, y arrojaron a los amorreos que habitaban en ella. 40Moisés dio Galaad a Maquir, hijo de Manasés, que allí se estableció. 41[1120]Jaír, hijo de Manasés, fue y tomó sus aldeas que llamó Havot-Jaír. 42Nobá fue y ocupó a Canat con sus aldeas, y la llamó Nobá, según su mismo nombre.

NÚMEROS 33
Lista de los campamentos de los israelitas

1[1121] Estas fueron las estaciones de los hijos de Israel, cuando salieron de Egipto divididos en escuadrones bajo el mando de Moisés y Aarón. 2Moisés apuntó, por orden de Yahvé, los lugares de donde partieron, conforme a sus estaciones. He aquí sus estaciones según sus partidas.

3Partieron de Ramesés, el primer mes el día quince del mes primero. Al día siguiente a la Pascua salieron los hijos de Israel con mano alzada, a la vista de todos los egipcios, 4[1122]mientras los egipcios sepultaban a los que Yahvé había muerto de entre ellos, todos los primogénitos, y Yahvé hacía justicia también contra los dioses de ellos.

5Partieron, pues, los hijos de Israel de Ramesés, y acamparon en Sucot. 6Partieron de Sucot, y acamparon en Etam, que está en la frontera del desierto. 7Partieron de Etam, y dieron una vuelta hacia Fihahirot, que está frente a Baalsefón, y acamparon delante de Migdol. 8Partieron de Fihahirot, y pasaron por medio del mar hacia el desierto, y después de tres días de camino por el desierto de Etam, acamparon en Mará. 9Partieron de Mará, y vinieron a Elim. En Elim había doce fuentes de agua y setenta palmas; allí acamparon. 10Partieron de Elim y acamparon junto al Mar Rojo. 11Partieron del Mar Rojo y acamparon en el desierto de Sin. 12Partieron del desierto de Sin y acamparon en Dafcá. 13Partieron de Dafcá y acamparon en Alus. 14Partieron de Alus y acamparon en Rafidim, donde faltó al pueblo agua para beber. 15Partieron de Rafidim y acamparon en el desierto del Sinaí. 16Partieron del desierto del Sinaí y acamparon en Kibrot-Hataavá. 17Partieron de Kibrot-Hataavá y acamparon en Haserot. 18Partieron de Haserot y acamparon en Ritma. 19Partieron de Ritma y acamparon en Rimonfares. 20Partieron de Rimonfares y acamparon en Libná. 21Partieron de Libná y acamparon en Risa. 22Partieron de Risa y acamparon en Quehelata. 23Partieron de Quehelata y acamparon en el monte Séfer. 24Partieron del monte Séfer y acamparon en Haradá. 25Partieron de Haradá y acamparon en Maquelot. 26Partieron de Maquelot y acamparon en Táhat. 27Partieron de Táhat y acamparon en Tare. 28Partieron de Tare y acamparon en Mitcá. 29Partieron de Mitcá y acamparon en Hasmoná. 30Partieron de Hasmoná y acamparon en Moserot. 31Partieron de Moserot y acamparon en, Bené-Yaacán. 32Partieron de Bené-Yaacán y acamparon en Hor-Hagadgad. 33Partieron de Hor-Hagadgad y acamparon en Jotbata. 34Partieron de Jotbata y acamparon en Abroná. 35Partieron de Abroná y acamparon en Esionguéber. 36[1123]Partieron de Esionguéber y acamparon en el desierto de Sin, que es Cades. 37[1124]Partieron de Cades y acamparon en el monte Hor, en la frontera del país de Edom. 38Y por orden de Yahvé subió el sacerdote Aarón al monte Hor, y allí murió, a los cuarenta años de la salida de los hijos de Israel de la tierra de Egipto, el primer día del quinto mes. 39Tenía Aarón ciento veinte y tres años cuando murió en el monte Hor. 40[1125]Entonces el cananeo, el rey de Arad, que habitaba en el Négueb, en el país de Canaán, supo que venían los hijos de Israel. 41Partieron del monte Hor y acamparon en Salmoná. 42Partieron de Salmoná y acamparon en Punón. 43Partieron de Punón y acamparon en Obot. 44Partieron de Obot y acamparon en Iyé-Abarim, en los confines de Moab. 45Partieron de Iyim y acamparon en Dibón-Gad. 46Partieron de Dibón-Gad y acamparon en Almón-Diblataim. 47Partieron de Almón-Diblataim y acamparon en las montañas de Abarim, frente al Nebo. 48Partieron de las montañas de Abarim, y acamparon en las campiñas de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó. 49Acamparon a lo largo del Jordán, desde Bet-Jesimot hasta Abel-Sitim, en los llanos de Moab.

Distribución del país de Canaán

50Yahvé habló a Moisés en las campiñas de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó, diciendo: 51“Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando después de pasar el Jordán entrareis en el país de Canaán, 52[1126]arrojaréis de delante de vosotros a todos los habitantes del país, y destruiréis todos sus simulacros; destruiréis también todas sus imágenes fundidas y devastaréis todos sus lugares altos. 53Y tomaréis posesión del país, y en él habitaréis, pues a vosotros os he dado esta tierra para que la poseáis. 54Os repartiréis la tierra por suertes con arreglo a vuestras familias; a una grande daréis mayor herencia, y a una pequeña daréis una herencia más pequeña. Cada una tendrá la herencia que le tocare en suerte. Haréis la repartición con arreglo a las tribus de vuestros padres. 55[1127]Pero si no arrojareis de delante vosotros a los habitantes del país sucederá que los que de ellos dejareis os serán como espinas en vuestros ojos, y como aguijones en vuestros flancos, y os tratarán como enemigos en la tierra que vais a habitar. 56Y Yo haré con vosotros eso mismo que tenía resuelto hacer con ellos.”

NÚMEROS 34
Las fronteras del país

1[1128]Yahvé habló a Moisés diciendo: 2“Manda a los hijos de Israel y diles: Entrado que hubiereis en la tierra de Canaán, esa tierra que os tocará en herencia, serán sus fronteras las siguientes:

3[1129]Vuestro lado meridional se extenderá desde el desierto de Sin a lo largo del costado de Edom. Por oriente vuestra frontera meridional arrancará desde el extremo del Mar Salado. 4[1130]Luego vuestra frontera torcerá al sur, por la subida de Acrabim y pasará adelante hacia Sin, hasta llegar al sur de Cadesbarnea. De allí irá a Hasaradar y seguirá hacia Asmón. 5[1131]Desde Asmón la frontera se inclinará hacia el arroyo de Egipto y llegará al Mar.

6[1132]Vuestra frontera occidental será el Mar grande. Este os servirá de frontera occidental. 7[1133]Vuestra frontera septentrional será esta: Desde el Mar grande la trazaréis hasta el monte Hor. 8[1134]Desde el monte Hor la continuaréis hasta la entrada de Hamat, llegando hasta Sedad; 9seguirá hasta Sefrón, y terminará en Hasar-Enán. Esta será vuestra frontera septentrional.

10La frontera oriental os la trazaréis de Hasar-Enán hacia Sefam. 11[1135]De Sefam bajará la frontera a Riblá, al oriente de Ayin, de donde descenderá y flanqueará el costado oriental del Mar de Kinéret. 12Luego la frontera descenderá hasta el Jordán, y llegará hasta el Mar Salado. Esta será vuestra tierra y sus fronteras a la redonda.”

13Moisés dio esta orden a los hijos de Israel: “Esta es la tierra que os repartiréis por suertes y que Yahvé mandó dar a las nueve tribus y a la media tribu (de Manasés); 14porque la tribu de los hijos de Rubén según sus casas paternas, y la tribu de los hijos de Gad, según sus casas paternas, y la media tribu de Manasés han recibido ya su porción. 15Estas dos tribus y la media tribu recibieron su herencia en la otra ribera del Jordán, frente a Jericó, al oriente donde se levanta el sol.”

Los encargados de repartir el país

16Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 17[1136]“Estos son los nombres de los varones que os han de repartir la tierra: el sacerdote Eleazar y Josué, hijo de Nun. 18Tomaréis también un príncipe de cada tribu para repartir la tierra. 19He aquí los nombres de los varones: De la tribu de Judá, Caleb, hijo de Jefone; 20de la tribu de los hijos de Simeón, Samuel, hijo de Amiud; 21de la tribu de Benjamín, Eliad, hijo de Caselón; 22de la tribu de los hijos de Dan, el príncipe Buquí, hijo de Joglí; 23de los hijos de José, por la tribu de los hijos de Manasés, el príncipe Haniel, hijo de Efod; 24de la tribu de los hijos de Efraím, el príncipe Camuel, hijo de Siftán; 25de la tribu de los hijos de Zabulón, el príncipe Elisafán, hijo de Farnac; 26de la tribu de los hijos de Isacar, el príncipe Faltiel, hijo de Asan; 27de la tribu de los hijos de Aser, el príncipe Ahiud, hijo de Selomí. 28De la tribu de los hijos de Neftalí, el príncipe Fadael, hijo de Amiud.” 29Estos son aquellos a quienes Yahvé mandó que repartieran la tierra de Canaán entre los hijos de Israel.

NÚMEROS 35
Las ciudades de los levitas

1Habló Yahvé a Moisés en las campiñas de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó, diciendo: 2[1137]“Manda a los hijos de Israel que de las posesiones de su propiedad cedan a los levitas ciudades para habitar; también daréis a los levitas lugares de pasto alrededor de esas ciudades. 3Las ciudades servirán para que habiten en ellas, y sus dehesas serán para sus ganados, para sus rebaños y para todos sus animales. 4Las dehesas para las ciudades que daréis a los levitas, abarcarán, a partir del muro de la ciudad, para afuera, el espacio de mil codos a la redonda. 5[1138]Mediréis, fuera de la ciudad, al oriente dos mil codos, al mediodía dos mil codos, al occidente dos mil codos, y al norte dos mil codos, de suerte que la ciudad esté en el centro. Estas serán las dehesas para las ciudades.

6De estas ciudades que daréis a los levitas seis serán las ciudades de refugio, las cuales destinaréis para que se refugie en ellas el que derramare sangre. Además de estas daréis cuarenta y dos ciudades. 7Todas las ciudades con sus dehesas que habéis de dar a los levitas serán cuarenta y ocho. 8[1139]Las ciudades que les daréis de la posesión de los hijos de Israel, las tomaréis en mayor número de los que tienen muchas, y en menor número de los que tienen pocas. Cada (tribu) dará de sus ciudades a los levitas en proporción de la herencia que haya recibido.”

Ciudades de refugio

9Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 10“Habla a los hijos de Israel y diles: Después de haber pasado el Jordán (y entrado) en la tierra de Canaán, 11[1140]elegiréis ciudades que sean para vosotros ciudades de refugio, para que pueda refugiarse allá el homicida que por error haya dado muerte a una persona.

12Estas ciudades de refugio os servirán de asilo contra el vengador de la sangre, para que no muera el homicida antes de presentarse delante de la Congregación para ser juzgado. 13De las ciudades que habéis de reservar, seis os servirán de ciudades de refugio. 14[1141]Tres ciudades señalaréis en la otra parte del Jordán, y tres en la tierra de Canaán. Estas serán ciudades de refugio. 15Tanto para los hijos de Israel como para el extranjero y el que mora en medio de ellos, estas seis ciudades servirán de asilo, para que pueda refugiarse allá quien haya matado a alguno por error.”

Homicidio y venganza de sangre

16“Si lo hiere con instrumento de hierro y muere (el herido), homicida es; el homicida será muerto irremisiblemente. 17Si lo hiere teniendo en la mano una piedra que pueda causar la muerte, y (el herido) muere, homicida es; el homicida será muerto irremisiblemente. 18O si lo hirió teniendo en la mano un instrumento de madera que pueda causar la muerte, y (el herido) muere, homicida es; el homicida será muerto irremisiblemente. 19El vengador de la sangre matará él mismo al homicida; dondequiera que le encuentre lo matará. 20Si por odio le da empellones, o arroja algo sobre él con mala intención y (el herido) muere, 21o si por enemistad lo hiere a puñadas y se sigue la muerte, será muerto irremisiblemente aquel que le dio el golpe; homicida es; el vengador de la sangre dará muerte al homicida tan pronto como lo encontrare.

22Mas si por casualidad, sin enemistad, le da un empujón o arroja sobre él cualquier cosa sin intención maligna, 23o si, sin verle, deja caer sobre él una piedra que pueda causar la muerte, y se sigue la muerte, sin que él fuese enemigo suyo y sin procurar su daño; 24entonces la Congregación juzgará entre el homicida y el vengador de la sangre, de acuerdo con estas normas. 25[1142]La Congregación librará al homicida de la mano del vengador de la sangre, y le volverá a su ciudad de asilo, donde se refugió; y habitará en ella hasta la muerte del Sumo Sacerdote ungido con el óleo santo. 26Mas si el homicida sale fuera de los límites de su ciudad de asilo, donde se refugió, 27y el vengador de la sangre le halla fuera de los límites de su ciudad de refugio, y el vengador de la sangre mata al homicida, no tendrá culpa de sangre, 28por cuanto (el homicida) debe permanecer en su ciudad de refugio hasta la muerte del Sumo Sacerdote; solo después de la muerte del Sumo Sacerdote podrá el homicida volver a la tierra de su posesión.

29Estas reglas os servirán de normas de derecho, de generación en generación, en todas vuestras moradas.”

El modo de juzgar al homicida

30“Todo homicida será muerto por el testimonio de testigos; un solo testigo no podrá deponer contra nadie para hacerle morir. 31No aceptaréis rescate por la vida del homicida que es digno de muerte; sino que morirá irremisiblemente. 32Tampoco aceptaréis rescate por aquel que se refugió en su ciudad de asilo, para que vuelva a vivir en su tierra antes de la muerte del Sumo Sacerdote. 33No profanéis el país donde moráis; porque la sangre profana la tierra; y no hay expiación por la tierra para purificarla de la sangre en ella derramada sino con la sangre de aquel que la derramó. 34Por lo cual no contaminéis el país donde moráis, y en cuyo medio habito Yo, pues Yo, Yahvé, tengo mi morada en medio de los hijos de Israel.”

NÚMEROS 36
Las hijas herederas

1[1143]Se acercaron los jefes de las casas paternas de la familia de los hijos de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés, de entre las familias de los hijos de José y dirigiéndose a Moisés y a los príncipes, jefes de las casas paternas de los hijos de Israel, 2[1144]dijeron: “Yahvé mandó a mi señor dar por suertes la tierra de herencia a los hijos de Israel; también recibió mi señor orden de Yahvé de dar la herencia de nuestro hermano Salfaad a sus hijas. 3Mas si ellas se casan con uno de los hijos de las (otras) tribus de los israelitas, la herencia de ellas será sustraída a la herencia de nuestros padres, y aumentará la herencia de la tribu de la cual ellas formen parte, disminuyéndose así la herencia que nos tocó en suerte. 4[1145]Y cuando viene el año jubilar para los hijos de Israel, la herencia de ellas será agregada a la herencia de la tribu a la cual pertenezcan, y así su herencia será cortada de la herencia de la tribu de nuestros padres.”

5Entonces Moisés, por mandato de Yahvé, dio esta orden a los hijos de Israel: “Ha dicho bien la tribu de los hijos de José. 6[1146]He aquí lo que manda Yahvé respecto de las hijas de Salfaad: Cásense como mejor les parezca, con tal que sea con una familia de la tribu de su padre, 7para que la herencia de los hijos de Israel no pase de una tribu a la otra; así que los hijos de Israel queden vinculados cada uno con la herencia de la tribu de sus padres. 8Toda hija que tenga herencia en una de las tribus de los hijos de Israel, se casará dentro de la familia de la tribu de su padre; a fin de que los hijos de Israel conserven cada uno la herencia de sus padres. 9Ninguna herencia pasará de una tribu a otra, sino que las tribus de los hijos de Israel conserven cada una su herencia.”

10Como había mandado Yahvé a Moisés, así lo hicieron las hijas de Salfaad; 11de modo que Maalá, Tirsá, Hoglá, Milcá y Noá, las hijas de Salfaad, se casaron con hijos de sus tíos. 12Se casaron en familia de los hijos de Manasés, hijo de José; y quedó su herencia en la tribu de la familia de su padre.

13Estos son los preceptos y las leyes que prescribió Yahvé, por boca de Moisés, a los hijos de Israel, en las campiñas de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó.

DEUTERONOMIO

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I. PRIMER DISCURSO DE MOISÉS
DEUTERONOMIO 1

1[1147]Estas son las palabras que dirigió Moisés a todo Israel al otro lado del Jordán, en el desierto, en el Arabá, frente a Suf, entre Farán, Tófel, Labán, Haserot y Disahab, 2[1148]a once jornadas de marcha del Horeb, por el camino de los montes de Seír hasta Cadesbarnea. 3En el año cuadragésimo, el mes undécimo, el primero del mes, habló Moisés a los hijos de Israel conforme a todo lo que Yahvé le había mandado acerca de ellos, 4después de la derrota de Sehón, rey amorreo, que habitaba en Hesbón, y de Og, rey de Basan, que habitaba en Asterot, en Edreí. 5Allende el Jordán, en la tierra de Moab, comenzó Moisés explicando esta Ley, diciendo:

Salida del Sinaí

6“Yahvé, nuestro Dios, nos habló en el Horeb, diciendo: ‘Bastante tiempo habéis ya permanecido en este monte. 7[1149]Dad, pues, vuelta, levantad el campamento, y marchad hacia la montaña de los amorreos y hacia todos sus vecinos en el Araba, en la montaña, en la Sefelá, en el Négueb y en la ribera del mar, hacia el país de los cananeos y al Líbano, hasta el gran río, el río Éufrates. 8Mirad que pongo delante de vosotros esta tierra; entrad y tomad posesión del país que Yahvé ha jurado dar a vuestros padres, a Abrahán, a Isaac y a Jacob, a ellos y a su descendencia después de ellos.’

Institución de jefes y jueces

9[1150]En aquel tiempo os hablé, diciendo: ‘No puedo yo solo sobrellevaros. 10Yahvé, vuestro Dios, os ha multiplicado, de modo que hoy sois tan numerosos como las estrellas del cielo. 11Que Yahvé, el Dios de vuestros padres, os haga mil veces más numerosos de lo que sois y os bendiga según os ha dicho. 12Pero ¿cómo podré yo solo sobrellevar vuestra carga, vuestro peso y vuestros pleitos? 13Escoged de entre vosotros hombres sabios y entendidos y bien conocidos en vuestras tribus, para que os los ponga por caudillos.’ 14Y me respondisteis: ‘Bueno es lo que propones hacer.’ 15Tomé, pues, los jefes de vuestras tribus, hombres sabios y conocidos, y los constituí caudillos vuestros, jefes de mil, jefes de cien, jefes de cincuenta y jefes de diez y magistrados en vuestras tribus. 16En aquel tiempo mandé también a vuestros jueces, diciendo: ‘Oíd las diferencias entre vuestros hermanos, y haced justicia entre uno y otro y el extranjero que vive con él. 17[1151]En el juicio no hagáis acepción de personas; oiréis al pequeño lo mismo que al grande. No temáis a nadie, porque el juicio es de Dios; mas la causa demasiado difícil para vosotros traedla a mí, y yo la oiré. 18En ese tiempo os mandé todas las cosas que habíais de hacer.

Los exploradores

19[1152]Partimos, pues, del Horeb, y pasamos por todo aquel desierto grande y terrible que visteis, en dirección a las montañas de los amorreos, como nos lo había mandado Yahvé, nuestro Dios; y así llegamos a Cadesbarnea. 20Entonces os dije: ‘Habéis llegado a los montes de los amorreos que Yahvé, nuestro Dios, nos va a dar. 21Mira, que Yahvé, tu Dios, pone este país delante de ti; sube y tómalo en posesión, como te ha dicho Yahvé, el Dios de tus padres; no temas ni te amedrentes.’ 22Y os acercasteis a mí, todos vosotros, y dijisteis: ‘Enviemos delante de nosotros hombres que nos exploren el país y nos informen sobre el camino por el cual hemos de subir, y sobre las ciudades a las cuales hemos de llegar.’ 23Me pareció bien la propuesta y por eso escogí de entre vosotros doce hombres, uno de cada tribu; 24los cuales partieron y subieron a la montaña, y explorando el país llegaron hasta el torrente de Escol. 25Y tomando en sus manos algunos de los frutos del país nos los trajeron, y nos informaron diciendo: ‘Bueno es el país que Yahvé, nuestro Dios, da en nuestro poder.’ 26Pero vosotros no quisisteis subir; antes os rebelasteis contra la orden de Yahvé, vuestro Dios. 27Murmurasteis en vuestras tiendas y dijisteis: ‘Por odiarnos Yahvé nos ha sacado de la tierra de Egipto, para entregarnos en manos de los amorreos y acabar con nosotros. 28[1153]¿A dónde iremos? Nuestros hermanos nos han aterrado al decirnos: Es un pueblo más grande y de mayor estatura que nosotros; sus ciudades son grandes y tienen murallas que llegan hasta el cielo; hasta vimos allí a hijos de Enac.’ 29Yo os dije: ‘No os amedrentéis ni tengáis miedo de ellos. 30Yahvé, vuestro Dios, marcha delante de vosotros; Él peleará por vosotros, a semejanza de cuanto hizo por vosotros ante vuestros mismos ojos en Egipto, 31[1154]y después en el desierto, donde habéis visto cómo Yahvé, vuestro Dios, os llevó, cual lleva un hombre a su propio hijo, por todo el camino que recorristeis hasta llegar a este lugar.’ 32Pero vosotros, con todo esto, no confiasteis en Yahvé, Dios vuestro, 33que iba delante de vosotros en el camino, buscándoos los sitios donde acampar, de noche en un fuego, para mostraros el camino por donde andar, y de día en una nube.

El castigo de Dios

34Oyó Yahvé la voz de vuestras palabras, e indignado juró, diciendo: 35‘Ninguno de estos hombres, de esta mala generación, verá la buena tierra que Yo juré dar a vuestros padres; 36excepto Caleb, hijo de Jefone; él la verá; a él y a sus hijos les daré la tierra que ha pisado, por cuanto ha seguido fielmente a Yahvé.’

37[1155]También contra mí se indignó Yahvé, por culpa vuestra, y dijo: ‘Tampoco tú entrarás en ella. 38Mas Josué, hijo de Nun, ministro tuyo, ese entrará allá. Fortalécele, porque él ha de poner a Israel en posesión (de la tierra). 39Vuestros pequeñuelos, empero, de quienes dijisteis que iban a ser una presa, y vuestros hijitos que hoy todavía no saben distinguir el bien del mal, ellos entrarán allá, porque a ellos se la daré, y ellos la recibirán por herencia. 40Volveos, pues, vosotros, y poneos en marcha hacia el desierto, camino del Mar Rojo.’ 41Entonces me respondisteis diciendo: ‘Hemos pecado contra Yahvé. Subiremos y pelearemos, conforme a cuanto Yahvé, nuestro Dios, nos tiene mandado.’ Y os ceñisteis cada cual su armadura, y os preparasteis inconsideradamente para subir a la montaña. 42Mas Yahvé me dijo: ‘Diles: No subáis ni peleéis, pues Yo no estoy en medio de vosotros; no sea que quedéis derrotados ante vuestros enemigos.’ 43Yo os lo dije, pero no escuchasteis, sino que os rebelasteis contra la orden de Yahvé, e hinchados de soberbia subisteis a la montaña. 44Pero los amorreos que habitan en aquellas montañas, salieron a vuestro encuentro y os persiguieron como suelen perseguir las abejas, y os derrotaron en Seír hasta Horma. 45Entonces os volvisteis y llorasteis ante Yahvé, mas Yahvé no oyó vuestra voz ni os prestó oídos. 46Así que permanecisteis muchos días en Cades, todo el tiempo que estuvisteis allí.

DEUTERONOMIO 2
Salida de Cades

1[1156]Dimos entonces vuelta y partimos hacia el desierto, camino del Mar Rojo, como Yahvé me había mandado, y anduvimos largo tiempo rodeando las montañas de Seír. 2Y Yahvé me dijo: 3‘Bastante tiempo habéis ido rodeando esta montaña; volveos hacia el norte; 4[1157]y darás al pueblo esta orden: Vosotros queréis atravesar el territorio de vuestros hermanos, los hijos de Esaú, que habitan en Seír. Ellos os temerán, pero guardaos bien 5de atacarlos; pues de su tierra no os daré ni siquiera la huella de un pie, porque es posesión de Esaú; a él le he dado las montañas de Seír. 6Les compraréis por dinero los alimentos que comáis; y aun el agua que bebáis les compraréis. 7[1158]Porque Yahvé, tu Dios, te ha bendecido en todas las obras de tus manos; Él conoce tu viaje por este gran desierto. Durante cuarenta años Yahvé, tu Dios, ha estado contigo y no te ha faltado nada.’ 8[1159]Pasamos, pues, de largo a nuestros hermanos, los hijos de Esaú, que habitan en Seír (alejándonos) del camino del Araba, de Elat y de Esionguéber.

Hacia las campiñas de Moab

Luego cambiando de rumbo, avanzamos por el camino del desierto de Moab. 9[1160]Y me dijo Yahvé: ‘No hostiguéis a los moabitas, ni os metáis con ellos en guerra; pues nada te daré de su tierra en posesión, porque he dado Ar en posesión de los hijos de Lot. 10[1161]Antes habitaron allí los emitas, pueblo grande y numeroso, y de estatura alta como los enaceos; 11[1162]por lo cual también ellos pasaban por gigantes, así como los enaceos, pero los moabitas los llamaban emitas. 12[1163]En Seír habitaron antes los horreos, mas los hijos de Esaú los desposeyeron, y después de haberlos exterminado delante de sí, habitaron en su lugar, como lo hiciera Israel con el país de su herencia recibido de Yahvé. 13Ahora pues, levantaos y pasad el torrente Sared.’ Y cruzamos el torrente Sared. 14El tiempo que duraron nuestras marchas desde Cadesbarnea hasta el paso del torrente Sared, fue de treinta y ocho años, hasta desaparecer toda aquella generación de hombres de guerra de en medio del campamento, como Yahvé se lo había jurado. 15En efecto, la mano de Yahvé descargó sobre ellos, para exterminarlos de en medio del campamento, hasta acabar con ellos.

Dios prohíbe atacar a los amonitas

16Cuando la muerte hubo acabado con todos aquellos hombres de guerra de entre el pueblo, 17me llamó Yahvé, y dijo: 18‘Hoy vas a atravesar la frontera de Moab, junto a Ar, 19[1164]y te encontrarás frente a los hijos de Ammón. No los hostigues, ni trabes guerra con ellos; pues nada de la tierra de los hijos de Ammón te daré en posesión, ya que la he dado en posesión a los hijos de Lot. 20Tierra de gigantes fue considerada también esta; pues antes habitaron allí gigantes, que los amonitas llamaban zamzumitas, 21pueblo grande y numeroso, y de alta estatura como los enaceos; pero Yahvé los destruyó delante de ellos, de manera que los desposeyeron y se establecieron en su lugar; 22Lo mismo hizo (Dios) a favor de los hijos de Esaú que habitan en Seír, pues destruyó delante de ellos a los horreos de manera que los desposeyeron y se establecieron en su lugar hasta el día de hoy. 23[1165]Del mismo modo fueron destruidos los heveos que habitaban en aldeas hasta Gaza. Los destruyeron los caftoreos, procedentes de Caftor, que se establecieron en su lugar. 24[1166]Levantaos, pues, partid, y pasad el torrente Arnón. Mira, que he puesto en tu mano a Sehón amorreo, rey de Hesbón, a él y su tierra: comienza a desposeerle y traba con él batalla. 25Hoy comenzaré a infundir el terror y el espanto delante de ti en los pueblos que están debajo de todo el cielo, los cuales al oír hablar de ti temblarán, y se angustiarán a causa de tu presencia.’

Derrota del rey Sehón

26Envié entonces desde el desierto de Quedemot mensajeros a Sehón, rey de Hesbón, con proposiciones de paz, diciendo: 27‘Quiero pasar por tu tierra, yendo tan solo por el camino, sin apartarme ni a la diestra ni a la izquierda. 28Tu me venderás por dinero los alimentos que coma, y me darás por dinero también el agua que beba; quiero pasar solamente a pie, 29— hicieron esto conmigo los hijos de Esaú, que habitan en Seír, y los moabitas que habitan en Ar— hasta que llegue, a través del Jordán, a la tierra que Yahvé, nuestro Dios, nos va a dar.’ 30Mas Sehón, rey de Hesbón, no quiso dejarnos pasar por su territorio, porque Yahvé, tu Dios, endureció su espíritu e hizo obstinado su corazón, para entregarle en tu mano, como hoy se ve. 31Y me dijo Yahvé: ‘Mira que he empezado a entregarte a Sehón y su tierra; comienza pues a ocuparla para ponerte en posesión de su país.’ 32Y efectivamente cuando Sehón salió contra nosotros, él y todo su pueblo, a darnos batalla en Jahas, 33Yahvé, nuestro Dios, lo dio en nuestro poder y le derrotamos a él y a sus hijos y a todo su pueblo, 34[1167]Tomamos entonces todas sus ciudades y consagramos al exterminio toda la ciudad, hombres, mujeres y niños, sin dejar uno solo que escapase. 35Tomamos por botín solamente el ganado juntamente con los despojos de las ciudades que habíamos ocupado. 36[1168]Desde Aroer, situada en la ribera del torrente Arnón, y desde la ciudad que está en medio del valle, hasta Galaad, no hubo ciudad inexpugnable para nosotros; todas nos las entregó Yahvé, Dios nuestro. 37Pero no invadiste la tierra de los hijos de Ammón, ni todo el país de las orillas del torrente Yaboc, ni las ciudades de la montaña, ni lugar alguno que Yahvé, nuestro Dios nos había prohibido.

DEUTERONOMIO 3
Derrota del rey Og

1[1169]Tomando otro rumbo subimos camino de Basan. Mas salió contra nosotros Og, rey de Basan, él y todo su pueblo, a dar batalla en Edreí. 2[1170]Entonces me dijo Yahvé: ‘No le temas, pues le he entregado en tus manos, tanto a él como a su pueblo y su tierra. Harás con él como hiciste con Sehón, rey de los amorreos, que habitaba en Hesbón.’ 3Y Yahvé nuestro Dios entregó en vuestra mano también a Og, rey de Basan, y a todo su pueblo; y lo derrotamos sin que nadie le quedase con vida. 4Conquistarnos entonces todas sus ciudades; no hubo ciudad que no les quitásemos: sesenta ciudades, toda la región de Argob, el reino de Og en Basan. 5Todas estas eran ciudades fortificadas, con muy altas murallas, con puertas y cerrojos; sin contar las ciudades sin muros, que eran muy numerosas. 6Las consagramos al exterminio, como habíamos hecho con Sehón, rey de Hesbón, acabando completamente con cada ciudad, hombres, mujeres y niños. 7Para nosotros tomamos por botín todo el ganado y los despojos de las ciudades. 8[1171]Con lo que tomamos en aquel tiempo a los dos reyes amorreos, el país de la otra parte del Jordán, desde el torrente Arnón hasta el monte Hermón: 9—los sidonios llaman al Hermón Sirión, y los amorreos lo llaman Sanir— 10todas las ciudades de la llanura, todo Galaad y todo Basan hasta Salea y Edreí, ciudades de Og en Basan. 11[1172]Pues solo Og, rey de Basan, había quedado del resto de los gigantes. He aquí su cama, cama de hierro, ¿no está todavía en Rabbat de los amonitas? Su longitud es de nueve codos y su ancho de cuatro codos, según el codo ordinario.

Distribución de la tierra transjordánica

12En aquel tiempo tomamos posesión de este país. A los rubenitas y a los gaditas les di la región desde Aroer, situada sobre el torrente Arnón, y la mitad de la montaña de Galaad y sus ciudades. 13El resto de Galaad, y todo Basan, reino de Og, lo di a la media tribu de Manasés, toda la región de Argob. Todo el Basan se llama país de gigantes. 14Jaír, hijo de Manasés, ocupó toda la región de Argob, hasta la frontera de los gesureos y los maacateos, dando a (esta parte de) Basan su nombre: Havot Jaír, hasta el día de hoy. 15A Maquir le di Galaad. 16A los rubenitas y a los gaditas, ya les había dado el país desde Galaad hasta el torrente Arnón, con la mitad del valle como límite y hasta el torrente Yaboc, frontera de los amonitas; 17[1173]también el Arabá con el Jordán como límite, desde Kinéret hasta el Mar del Arabá, el Mar Salado, al pie de las vertientes del Fasga, al oriente.

18En aquel tiempo os di esta orden: ‘Yahvé, vuestro Dios, os ha dado este país para que sea heredad vuestra. Marchad, pues, armados, todos los hombres de guerra, delante de vuestros hermanos, los hijos de Israel. 19Mas vuestras mujeres y vuestros niños y vuestro ganado —yo sé que tenéis mucho ganado— quedarán en vuestras ciudades que os he dado, 20hasta que Yahvé haya dado descanso a vuestros hermanos, así como a vosotros, y posean también ellos la tierra que Yahvé, vuestro Dios, les va a dar al otro lado del Jordán; entonces volveréis cada uno a la herencia que os he dado.’

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